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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
Salmos 54-56

Al director musical. Acompáñese con instrumentos de cuerda. Masquil de David, cuando gente de Zif fue a decirle a Saúl: «¿No estará David escondido con nosotros?».

54 ¡Ven con gran poder, Dios; y sálvame! ¡Defiéndeme con tu potencia! ¡Escucha mi oración! Presta atención a mi súplica. Porque gente desconocida me está atacando; hombres violentos tratan de matarme; hombres a quienes Dios no les importa.

Pero Dios es mi auxilio. El Señor es quien me sostiene vivo. Él hará que las maldades de mis enemigos se vuelvan contra ellos mismos.

Haz como lo prometiste y acaba con estos malvados. Te presentaré una ofrenda voluntaria y alabaré, Señor, tu buen nombre.

Dios me ha rescatado de toda mi tribulación, y me ha ayudado a triunfar sobre mis enemigos.

Al director musical. Acompáñese con instrumentos de cuerda. Masquil de David.

55 Escucha mi plegaria, oh Dios; no te ocultes cuando clamo a ti. Por favor, óyeme y respóndeme, porque mis cargas me agobian.

Mis enemigos gritan contra mí y me amenazan. Me traen problemas derribándome en su enojo. Mi corazón se angustia dentro de mí. El terror a la muerte me domina. Temblando estoy de miedo, sobrecogido estoy de terror. ¡Quién tuviera alas como paloma para escapar y reposar! Yo volaría a los lejanos desiertos y allá me quedaría. De toda esta tormenta escaparía a algún refugio.

Oh Señor, destrúyelos y confunde su lenguaje; porque veo violencia y luchas en la ciudad. 10 Aunque día y noche patrullen las murallas en contra de invasores, su verdadero problema es la maldad interna. 11 Hay homicidio y robo por todas partes; amenazas y engaños se desbordan por sus calles.

12 No fue un enemigo quien se mofó de mí; eso lo habría soportado yo; no fueron los que están en mi contra los que me humillaron, de ellos podría haberme ocultado y huido. 13 Pero fuiste tú, un hombre como yo, mi compañero y amigo. 14 Como disfrutábamos nuestra amistad mientras juntos caminábamos a la casa de Dios.

15 Que a mis enemigos la muerte los tome por sorpresa. Que el sepulcro se los trague vivos, pues en ellos habita la maldad. 16 Pero yo clamaré al Señor, él me salvará. 17 Oraré de mañana, al medio día y de noche, suplicándole a Dios; él escuchará. 18 Aunque son muchos los que están en contra mía, él me rescata y me salva de la batalla que se libra contra mí. 19 Dios, que reina para siempre, me escuchará y los humillará. Porque mis enemigos se negaron a cambiar de conducta, no tienen temor de Dios.

20 Levantan la mano contra sus amigos y no cumplen sus compromisos. 21 Sus palabras eran suaves como aceite, pero en su corazón había guerra. Sus palabras eran blandas como crema, pero ocultaban puñales.

22 Lleva tus cargas al Señor, él te sostendrá. No permitirá que el santo resbale o caiga. 23 Enviará a los malos al abismo de destrucción. Los homicidas y los mentirosos no vivirán la mitad de sus días. Pero yo confío en que tú me salvarás.

Al director musical. Sígase la tonada de «La tórtola en los robles lejanos». Mictam de David, cuando los filisteos lo apresaron en Gat.

56 Señor, ten misericordia de mí; todo el día las tropas enemigas me presionan. Mis enemigos me persiguen constantemente; y muchos orgullosos me atacan.

Pero cuando tenga miedo, pondré mi confianza en ti. Oh Dios, alabo tu palabra. Confío en Dios ¿por qué temeré? ¿Qué podrá hacerme un simple mortal? Continuamente tuercen mis palabras. En lo único que piensan es en cómo perjudicarme. Se reúnen y me espían; observan cada uno de mis pasos para matarme. No permitas que en su maldad, se salgan con la suya. En tu enojo, Dios mío, derríbalos hasta el suelo.

Lleva la cuenta de mis lamentos. Has recogido todas mis lágrimas y las has guardado en un frasco. Has anotado cada una de ellas en tu libro. El mismo día que yo te pido ayuda, huirán mis enemigos. Una cosa sé: ¡Dios está de mi parte! 10 Estoy confiado en Dios. ¡Alabadas sean sus promesas! No temo nada de lo que un simple hombre pueda hacerme. Sí; alabadas sean sus promesas. 11 Confío en Dios ¿por qué temeré? ¿Qué podría hacerme un simple mortal? 12 Ciertamente cumpliré los votos que he hecho ante ti, Señor, y te presentaré mis ofrendas de gratitud por tu ayuda. 13 Porque tú me salvaste de la muerte, y mis pies de resbalar, de modo que puedo marchar ante el Señor en la luz de la vida.

Romanos 3

Fidelidad de Dios

Entonces, ¿de qué vale ser judío? ¿De qué sirve la circuncisión?

Hay muchas ventajas. En primer lugar, Dios les encomendó a los judíos su palabra. Es cierto que muchos de ellos han sido incrédulos, pero, ¿acaso puede Dios faltar a sus promesas por esa razón? ¡Por supuesto que no! Aunque el mundo entero sea mentiroso, Dios no lo es. ¿Recuerdan lo que está escrito?: «Serás considerado justo por lo que dices y saldrás victorioso cuando te sometan a juicio».

Pero si nuestra injusticia hace que se vea con más claridad la justicia de Dios, ¿qué podemos responder a quien dice esto? ¿Diremos que Dios es injusto cuando nos castiga? ¡Dios nos libre! Si así fuera, ¿cómo podría Dios juzgar al mundo? Pero ¿cómo podría juzgarme Dios por ser pecador, si con mi mentira resalta su verdad, para su gloria?

Si así fuera, podríamos llegar a esta conclusión: «Hagamos el mal para que nos vaya bien». Los que dicen tales cosas tienen bien merecida la condenación. ¡Y hay quién se atreve a decir que esto es lo que yo enseño!

No hay un solo justo

Bueno, ¿somos los judíos mejores que los demás? En ninguna manera. Ya hemos demostrado que todos los hombres son pecadores, ya sean judíos o gentiles.

10 Como dicen las Escrituras:

«Nadie es bueno, nadie en absoluto. 11 Nadie entiende, ninguno busca a Dios. 12 Todos han perdido el camino, nadie vive como Dios manda».

13 «Sus conversaciones están llenas de suciedad, como el hedor de una tumba abierta; sus lenguas están cargadas de engaños».

14 «Cuanto dicen está impregnado de veneno de serpientes; sus bocas están llenas de maldición y amargura».

15 «Matan con rapidez y ligereza; 16 dondequiera que van, dejan tras sí destrucción y miseria».

17 «Nunca han sabido lo que es la paz. 18 No les importa Dios ni lo temen».

19 Sabemos que esto que dice la ley, lo dice a quienes están sujetos a ella. Por eso, el mundo entero tiene que callar y todos tendrán que reconocer que el juicio de Dios es justo.

20 Y esto es así porque nadie puede alcanzar el favor de Dios por obedecer la ley, pues mientras mejor conocemos la ley de Dios más nos damos cuenta de que somos pecadores.

La justicia mediante la fe

21 Sin embargo, Dios nos ha mostrado ahora la forma para que él nos acepte. De ella ya había enseñado el Antiguo Testamento. No se trata de guardar la ley. 22 Dios hace justos a quienes creen en Jesucristo, sin favoritismo alguno. 23 Es así porque todos hemos pecado y no tenemos derecho a gozar de la gloria de Dios. 24 Pero Dios, por su gran amor, gratuitamente nos declara inocentes, porque Jesucristo pagó todas nuestras deudas.

25-26 Dios ofreció a Jesucristo como sacrificio por nuestros pecados. Cuando creemos esto, Dios nos perdona todos nuestros pecados pasados, pues nos tiene paciencia. De esa manera da a conocer su justicia y muestra que él es justo y que nos hace justos por tener fe en Cristo Jesús.

27 ¿De qué podemos jactarnos entonces? Absolutamente de nada.

¿Por qué? Porque nuestra salvación no depende de la obediencia a la ley, sino de la fe.

28 En conclusión, podemos decir que Dios hace a la persona justa por la fe en Cristo y no en virtud de la obediencia a la ley.

29 Ahora bien, ¿Dios es sólo Dios de los judíos? No, Dios es Dios de todas las naciones. 30 Sólo hay un Dios, y él nos hace justos a todos por igual, ya seamos judíos o gentiles, cuando tenemos fe.

31 ¿Quiere decir esto que si tenemos fe la ley no tiene valor alguno? ¡Por supuesto que no! Más bien, reafirmamos la ley.

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