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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
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Lamentaciones 1-2

Primera lamentación[a]

א Álef

¡Cómo está sentada solitaria

la ciudad populosa!
Se ha vuelto como viuda la grande entre las naciones.
La señora de las provincias ha sido hecha tributaria.

ב Bet

Amargamente llora en la noche; sus lágrimas están en sus mejillas. No hay quien la consuele entre todos sus amantes.
Todos sus amigos la traicionaron;
se le volvieron enemigos.

ג Guímel

En cautiverio ha ido Judá, sujeta a
la aflicción y a la dura servidumbre. Ella habita entre las naciones
y no halla descanso.
Todos sus perseguidores la alcanzaron en medio de las aflicciones.

ד Dálet

Los caminos de Sion están de duelo por no haber quien vaya a
las solemnidades.
Todos sus porteros están atónitos
y gimen sus sacerdotes.
Sus vírgenes están afligidas
y ella tiene amargura.

ה Hei

Han venido a ser cabeza sus adversarios; los que la aborrecen viven tranquilos, porque el SEÑOR la afligió
por la multitud de sus rebeliones. Sus pequeños han ido en cautividad delante del adversario.

ו Vav

Ha desaparecido de la hija de Sion todo su esplendor.
Sus gobernantes han venido a ser como venados que no hallan pasto,
y anduvieron sin fuerzas
delante del perseguidor.

ז Zayin

Se acuerda Jerusalén de los días
de su aflicción y desamparo,
de todos sus preciosos tesoros que tenía desde tiempos antiguos. Cuando su pueblo cayó en manos del adversario, no hubo quien la auxiliara. La vieron sus adversarios y se rieron
de su final.

ח Jet

Gran pecado ha cometido Jerusalén, por lo cual ha llegado a ser
cosa inmunda.
Todos los que la honraban la desprecian, porque han mirado su desnudez. Ella también suspira y se vuelve atrás.

ט Tet

Su inmundicia está en sus faldas;
no tuvo en cuenta su final.
Asombrosamente fue traída abajo
y no hay quien la consuele.
“Mira, oh SEÑOR, mi aflicción, porque el enemigo se ha engrandecido”.

י Yod

10 Su mano extendió el adversario a todas sus cosas preciosas,
cuando ella vio entrar en su santuario a las gentes,
de quienes mandaste que no entraran en tu congregación.

כ Kaf

11 Todo su pueblo busca el pan suspirando. Dieron todas sus cosas preciosas por la comida para recobrar la vida. “¡Mira, oh SEÑOR, y ve que
he sido despreciada!

ל Lámed

12 “¿No les importa a ustedes, todos los que pasan por el camino? Miren y vean si hay dolor como el dolor que me ha sobrevenido
y con el cual el SEÑOR me ha angustiado en el día de su ardiente ira.

מ Mem

13 “Desde lo alto envió fuego y lo hizo penetrar[b] a mis huesos.
Ha extendido una red a mis pies
y me hizo volver atrás.
Me dejó desolada, dolorida todo el día.

נ Nun

14 “Atado está el yugo de mis rebeliones; por su mano han sido amarradas. Subieron sobre mi cuello; el Señor
ha hecho decaer mis fuerzas. Me ha entregado en manos contra
las cuales no podré prevalecer.

ס Sámej

15 “Ha rechazado el Señor a todos mis valientes en medio de mí. Contra mí convocó una asamblea para quebrantar a mis jóvenes.
El Señor ha pisado como en un lagar
a la virgen hija de Judá.

ע Ayin

16 “Por estas cosas lloro; mis ojos, mis ojos se desbordan en lágrimas; porque se ha alejado de mí el consolador que restaura mi alma.
Mis hijos están desolados porque
ha prevalecido el enemigo”.

פ Pe

17 Extiende Sion las manos y no hay quien la consuele.
El SEÑOR ha dado mandamiento contra Jacob, que sus adversarios
lo rodeen.
Entre ellos Jerusalén ha sido
hecha inmunda.

צ Tsade

18 “Justo es el SEÑOR, aunque yo me rebelé contra su palabra.
Oigan, pues, todos los pueblos
y vean mi dolor:
Mis vírgenes y mis jóvenes
han ido en cautividad.

ק Qof

19 “Llamé a mis amantes, pero ellos me decepcionaron.
Mis sacerdotes y mis ancianos perecieron en la ciudad,
aunque buscaron para sí comida para recobrar la vida.

ר Resh

20 “Mira, oh SEÑOR, que estoy angustiada; mis entrañas hierven. Mi corazón está trastornado dentro de mí, porque me rebelé en gran manera. En la calle la espada priva de hijos;
en la casa es como la muerte.

ש Shin

21 “Oyen cómo gimo y no hay
quien me consuele.
Todos mis enemigos han oído de mi desgracia y se han alegrado de que tú lo hayas hecho.
¡Haz que llegue[c] el día que has proclamado, y sean ellos como yo!

ת Tav

22 “Venga ante tu presencia toda
la maldad de ellos,
y trátalos como me has tratado
a mí por todas mis rebeliones. Porque mis suspiros son muchos
y mi corazón está enfermo”.

Segunda lamentaciónb

א Álef

¡Cómo ha cubierto de nubes el Señor, en su ira, a la hija de Sion!

Derribó del cielo a la tierra el esplendor de Israel.
No se acordó del estrado de sus pies
en el día de su ira.

ב Bet

Ha destruido el Señor todas las moradas de Jacob y no ha tenido compasión. En su indignación derribó las fortalezas de la hija de Judá.
Las echó por tierra; ha profanado
al reino y a sus príncipes.

ג Guímel

Ha cortado, en el ardor de su ira, todo el poder de Israel.
Ha retirado su mano derecha ante el enemigo.
Y se ha encendido contra Jacob como llamarada de fuego que devora
en derredor.

ד Dálet

Entesó cual enemigo su arco
y afirmó su mano derecha.
Como adversario, mató cuanto era hermoso a los ojos.
En la morada de la hija de Sion derramó su enojo como fuego.

ה Hei

Se ha portado el Señor como enemigo; ha destruido a Israel.
Ha destruido todos sus palacios;
ha arruinado sus fortalezas.
Ha multiplicado en la hija de Judá
el lamento y la lamentación.

ו Vav

Como a un huerto, trató con violencia a su enramada;
destruyó su lugar de reunión.
El SEÑOR ha hecho olvidar en Sion
las solemnidades y los sábados.
Y en el furor de su ira desechó al rey
y al sacerdote.

ז Zayin

Ha abandonado el Señor su altar;
ha menospreciado su santuario. Ha entregado en mano del enemigo los muros de sus palacios.
En la casa del SEÑOR hicieron resonar su voz como en un día
de fiesta solemne.

ח Jet

Determinó el SEÑOR destruir
el muro de la hija de Sion.
Extendió el cordel; no retrajo
su mano de destruir.
Ha envuelto en luto el antemuro
y el muro; a una fueron derribados.

ט Tet

Se hundieron sus puertas en la tierra;
él destruyó y rompió sus cerrojos.
Su rey y sus príncipes están entre
las naciones. ¡Ya no hay ley!Tampoco sus profetas han encontrado visión de parte del SEÑOR.

י Yod

10 Se sentaron en tierra y quedaron en
silencio los ancianos de la hija de Sion. Echaron polvo sobre su cabeza,
y se vistieron de cilicio.
Bajaron su cabeza a tierra las vírgenes
de Jerusalén.

כ Kaf

11 Se agotan mis ojos a causa de
las lágrimas; mis entrañas hierven.Mi corazón se derrama por tierra a causa de la ruina de la hija de mi pueblo, mientras el niño pequeño y el que mama desfallecen en las calles de la ciudad.

ל Lámed

12 A sus madres dicen:
“¿Dónde están el trigo y el vino?”, mientras desfallecen como heridos
en las calles de la ciudad,
mientras derraman sus vidas en el
regazo de sus madres.

מ Mem

13 ¿A qué te compararé?[d]. ¿A qué te haré
semejante, oh hija de Jerusalén? ¿A qué te haré igual a fin de consolarte, oh virgen hija de Sion?
Porque grande como el mar
es tu quebranto.
¿Quién te podrá sanar?

נ Nun

14 Tus profetas vieron para ti
visiones vanas y sin valor.
No expusieron tu pecado para así evitar tu cautividad,
sino que vieron para ti visiones proféticas vanas y engañosas.

ס Sámej

15 Aplaudían contra ti todos
los que pasaban por el camino. Silbaban y sacudían su cabeza ante la hija de Jerusalén, diciendo: “¿Es esta la ciudad de la cual decían que era perfecta en hermosura,
el gozo de toda la tierra?”.

פ Pe

16 Abrían su boca contra ti
todos tus enemigos.
Silbaban y rechinaban los dientes
diciendo: “¡La hemos destruido! Ciertamente este es el día que
esperábamos; ¡lo hemos alcanzado,
lo hemos visto!”.

ע Ayin

17 Ha hecho el SEÑOR lo que se había propuesto; ha ejecutado su palabra. Como lo había decretado desde tiempos antiguos, destruyó
y no tuvo compasión.
Ha hecho que el enemigo se alegre
a causa de ti; ha enaltecido el poder
de tus adversarios.

צ Tsade

18 Clama al Señor el corazón de ellos. Oh muralla de la hija de Sion, derrama lágrimas como arroyo de día y de noche. No te des tregua ni descansen
las niñas de tus ojos.

ק Qof

19 Levántate y da voces en la noche,
en el comienzo de las vigilias.
Derrama como agua tu corazón ante
la presencia del Señor.
Levanta hacia él tus manos
por la vida de tus pequeñitos,
que han desfallecido por el hambre
en las entradas de todas las calles.

ר Resh

20 Mira, oh SEÑOR, y ve a quién has tratado así:
¿Acaso las mujeres habían de comer
su propio fruto, a los pequeñitos de sus tiernos desvelos?
¿Acaso el sacerdote y el profeta habían de ser muertos en el santuario del Señor?

ש Shin

21 Yacen por tierra en las calles
los muchachos y los ancianos. Mis vírgenes y mis jóvenes
han caído a espada.
Mataste en el día de tu furor; degollaste y no tuviste compasión.

ת Tav

22 Has convocado asamblea como en día de fiesta solemne; temores hay por todas partes.
Y en el día del furor del SEÑOR
no hubo quien escapara
ni quien sobreviviera.
A los que cuidé y crié, mi enemigo
ha exterminado.

Hebreos 10:1-18

10 Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros y no la forma misma de estas realidades, nunca puede, por medio de los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente de año en año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera, ¿no habrían dejado de ser ofrecidos? Porque los que ofrecen este culto, una vez purificados, ya no tendrían más conciencia de pecado. Sin embargo, cada año se hace memoria de los pecados con estos sacrificios, porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por lo tanto, entrando en el mundo, él dice:

Sacrificio y ofrenda no quisiste,

pero me preparaste un cuerpo.

Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron;

entonces dije: “¡Heme aquí

para hacer, oh Dios, tu voluntad!” como en el rollo del libro

está escrito de mí[a].

Habiendo dicho arriba: Sacrificios y ofrendas, holocaustos y sacrificios por el pecado no quisiste ni te agradaron (cosas que se ofrecen según la ley), luego dijo: ¡Heme aquí para hacer tu voluntad! Él quita lo primero para establecer lo segundo. 10 Es en esa voluntad que somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.

11 Todo sacerdote se ha presentado, día tras día, para servir en el culto y ofrecer muchas veces los mismos sacrificios que nunca pueden quitar los pecados. 12 Pero este, habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados, se sentó para siempre a la diestra de Dios, 13 esperando de allí en adelante hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. 14 Porque con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los santificados.

15 También el Espíritu Santo nos da testimonio, porque después de haber dicho:

16 “Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días”, dice el Señor; “pondré mis leyes en su corazón,

y en su mente las inscribiré”,

17 él añade:

“de los pecados e iniquidades de ellos nunca más me acordaré”[b].

18 Pues donde hay perdón de pecados no hay más ofrenda por el pecado.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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