Old/New Testament
3 Se dice: “Si alguno despide a su mujera, y ella se va de él y se casa con otro hombre, ¿podrá él después volver a ella? ¿No habrá sido esa tierra del todo profanada?
“Tú te has prostituido con muchos amantes; pero, ¡vuelve a mí!, dice el SEÑOR. 2 Alza tus ojos a los cerros y mira: ¿En qué lugar no se han acostado contigo? En los caminos te sentabas para ellos, como un árabe en el desierto. Con tus prostituciones y con tu maldad has profanado la tierra. 3 Por esta causa han sido detenidos los aguaceros, y ha faltado la lluvia tardía. Sin embargo, tuviste el descaro de una prostituta y no quisiste tener vergüenza. 4 ¿Acaso no me llamas ahora: ‘Padre mío’, o ‘Tú eres el amigo de mi juventud’? 5 ‘¿Guardará enojo para siempre? ¿Eternamente lo guardará?’. He aquí que has hablado así, pero has hecho cuantas maldades podías”.
Alegoría de las dos hermanas
6 El SEÑOR me dijo en los días del rey Josías: “¿Has visto lo que ha hecho la apóstata Israel? Ella ha ido a todo monte alto; y bajo todo árbol frondoso, allí se ha prostituido. 7 Y dije: ‘Después que ella hizo todo esto, volverá a mí’. Pero no volvió; y lo vio su hermana, la desleal Judá. 8 Ella vio[a] que precisamente porque la apóstata Israel había cometido adulterio, yo la había despedido y le había dado carta de divorcio. Pero su hermana, la desleal Judá, no tuvo temor; más bien, fue y se prostituyó ella también. 9 Y sucedió que a causa de que su prostitución le era liviana, se prostituyó con la piedra y con el árbol, y profanó la tierra. 10 Con todo esto, su hermana, la desleal Judá, no volvió a mí con todo su corazón, sino con falsedad”, dice el SEÑOR.
11 El SEÑOR me dijo además: “Más justa es el alma de la apóstata Israel que la de la desleal Judá. 12 Ve y proclama estas palabras hacia el norte. Dirás: ‘Vuelve, oh apóstata Israel, dice el SEÑOR. No haré caer mi ira sobre ustedes, porque soy misericordioso, dice el SEÑOR. No guardaré enojo para siempre. 13 Solo reconoce tu maldad, porque contra el SEÑOR tu Dios te has rebelado, has repartido tus favores a los extraños bajo todo árbol frondoso y no has escuchado mi voz’, dice el SEÑOR.
Futuro glorioso para el pueblo fiel
14 “¡Vuélvanse, oh hijos rebeldes, porque yo soy su señor!, dice el SEÑOR. Los tomaré, uno por ciudad y dos por familia, y los traeré a Sion. 15 Les daré pastores según mi corazón, y ellos los pastorearán con conocimiento y discernimiento. 16 Y acontecerá, dice el SEÑOR, que cuando se multipliquen y sean fecundos en la tierra, en aquellos días, no dirán más: ‘¡El arca del pacto del SEÑOR!’. No vendrá a la mente ni se acordarán de ella ni la echarán de menos ni la volverán a hacer. 17 En aquel tiempo a Jerusalén la llamarán Trono del SEÑOR. Todas las naciones se congregarán en Jerusalén por causa del nombre del SEÑOR, y no andarán más según la dureza de su malvado corazón. 18 En aquellos tiempos la casa de Judá caminará con la casa de Israel, y vendrán juntas de la tierra del norte a la tierra que hice heredar a sus padres.
19 “Yo decía: ‘¿Cómo te he de poner entre los hijos y te he de dar la tierra deseable, la heredad más bella de las huestes de las naciones?’. Y yo mismo decía: ‘Me llamarás Padre Mío y no te apartarás de en pos de mí’. 20 Pero como la mujer que traiciona a su compañero, así me han traicionado, oh casa de Israel”, dice el SEÑOR.
El Señor anhela el retorno de Israel
21 Una voz fue oída en los cerros: Es el llanto de los ruegos de los hijos de Israel, porque han pervertido su camino y se han olvidado del SEÑOR su Dios.
22 —¡ Vuélvanse, oh hijos rebeldes, y los sanaré de sus rebeliones!
—Henos aquí; nosotros venimos a ti, porque tú eres el SEÑOR nuestro Dios. 23 Ciertamente para engaño son las colinas y el bullicio en los montes. Ciertamente en el SEÑOR nuestro Dios está la salvación de Israel. 24 Lo vergonzoso ha consumido desde nuestra juventud el esfuerzo de nuestros padres: sus ovejas y sus vacas, sus hijos y sus hijas. 25 Yacemos en nuestra vergüenza, y nuestra desgracia nos cubre; porque nosotros y nuestros padres hemos pecado contra el SEÑOR nuestro Dios desde nuestra juventud hasta este día. No hemos escuchado la voz del SEÑOR nuestro Dios.
4 —Si has de volver, oh Israel, vuelve a mí, dice el SEÑOR. Si quitas tus abominaciones de mi presencia y no divagas; 2 y si juras con verdad, con derecho y con justicia, diciendo, “¡Vive el SEÑOR!”, entonces en él serán benditas las naciones y en él se gloriarán.
3 Porque así ha dicho el SEÑOR a los hombres de Judá y de Jerusalén:
—Abran surcos y no siembren entre espinos. 4 Circuncídense para el SEÑOR; quiten el prepucio de su corazón, oh hombres de Judá y habitantes de Jerusalén. No sea que por la maldad de sus obras mi ira salga como fuego y arda, y no haya quien la apague.
Alarma ante el avance del invasor
5 Declaren en Judá y hagan oír en Jerusalén, diciendo: “¡Toquen la corneta en el país! Pregonen a plena voz y digan: ‘¡Reúnanse y entremos en las ciudades fortificadas! 6 ¡Alcen bandera hacia Sion; busquen refugio y no se detengan’! Porque yo hago venir del norte calamidad y gran quebrantamiento. 7 El león sale de su espesura; se ha puesto en marcha el destructor de las naciones. Ha salido de su lugar para convertir tu tierra en desolación. Tus ciudades serán devastadas y dejadas sin habitantes. 8 Por eso, cíñanse de cilicio. Lamenten y giman, porque el ardor de la ira del SEÑOR no se ha apartado de nosotros.
9 “Y sucederá en aquel día que desfallecerá el corazón del rey y el corazón de los magistrados, dice el SEÑOR. Los sacerdotes quedarán horrorizados y los profetas quedarán atónitos”.
10 Entonces dije: “¡Oh SEÑOR Dios[b]! De veras has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo: ‘Tendrán paz’, mientras que la espada penetra hasta el alma”.
11 En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: “Un viento caliente viene desde los cerros del desierto en dirección de la hija de mi pueblo, pero no para aventar ni para limpiar. 12 Un viento más fuerte que estos viene de parte mía. Ahora también yo declararé juicios contra ellos”. 13 He aquí que subirá como las nubes y sus carros son como torbellino. Sus caballos son más veloces que las águilas. ¡Ay de nosotros, porque somos devastados! 14 Lava de maldad tu corazón, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo dejarás permanecer en medio de ti tus planes de iniquidad? 15 Porque ya se oye la voz del que trae las noticias desde Dan y del que informa de la calamidad desde la región montañosa de Efraín. 16 Anuncien a las naciones; he aquí, hagan oír en Jerusalén: “Vienen guardias de tierra lejana y alzarán su voz contra las ciudades de Judá. 17 Como guardias de campo estarán alrededor de ella, porque se rebeló contra mí”, dice el SEÑOR. 18 Tu camino y tus transgresiones te han acarreado esto. Esta es tu desgracia. ¡Cuán amargo! Porque llegó hasta tu corazón.
Destrucción que causará el invasor
19 ¡Ay, mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las paredes de mi corazón. Se conmociona mi corazón dentro de mí. No callaré, oh alma mía, porque lo que has oído es el sonido de la corneta, el pregón de guerra. 20 Quebranto sigue[c] a quebranto, porque toda la tierra es devastada. ¡De repente son devastadas mis moradas; en un momento, mis tiendas!
21 ¿Hasta cuándo habré de ver la bandera y tendré que oír el sonido de la corneta? 22 Porque mi pueblo es insensato; no me conocen. Son hijos ignorantes y carentes de entendimiento. Son expertos para hacer el mal, pero no saben hacer el bien.
23 Miré la tierra, y he aquí que estaba sin orden y vacía. Miré los cielos, y no había en ellos luz. 24 Miré las montañas, y he aquí que temblaban; todas las colinas se estremecían. 25 Miré, y he aquí que no había hombre, y todas las aves del cielo habían huido. 26 Miré, y he aquí que la tierra fértil era un desierto. Todas sus ciudades habían sido devastadas ante la presencia del SEÑOR, ante el ardor de su ira. 27 Porque así ha dicho el SEÑOR: “Todo el país será desolado, aunque no lo consumiré del todo. 28 Por esto se enluta la tierra, y se oscurecen los cielos arriba; porque he hablado, lo he planeado y no cambiaré de parecer ni desistiré de ello”.
29 Todas las ciudades huyen del estruendo de los jinetes y de los arqueros. Se meten en la espesura de los bosques y suben a los peñascos. Todas las ciudades están abandonadas; nadie habita en ellas. 30 Y tú, oh devastada, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana y te adornes con adornos de oro, aunque te agrandes los ojos con pintura, en vano te embelleces. Tus amantes te despreciarán; lo que ellos buscan es tu vida. 31 Porque oí una voz como de mujer que tiene dolores de parto, angustia como de primeriza. Es la voz de la hija de Sion que gime y extiende sus manos, diciendo: “¡Ay de mí, pues mi alma desfallece ante los asesinos!”.
El castigo de la infidelidad
5 Recorran las calles de Jerusalén; miren, pues, y sepan. Busquen en sus plazas a ver si hallan un solo hombre, a ver si hay alguno que practique el derecho y que busque la fidelidad; y yo laa perdonaré. 2 Pero aunque dicen: “¡Vive el SEÑOR!”, ciertamente juran en falso.
3 Oh SEÑOR, ¿no buscan tus ojos la fidelidad? Tú los azotaste, y no les dolió; los consumiste, pero rehusaron recibir corrección. Endurecieron sus caras más que la piedra y rehusaron volver. 4 Entonces dije: “Ciertamente ellos son unos pobres; se han entontecido, porque no han conocido el camino del SEÑOR, el mandato de su Dios. 5 Me iré, pues, a los grandes y les hablaré, porque ellos sí conocen el camino del SEÑOR, el juicio de su Dios”. Pero ellos también quebraron el yugo y rompieron las coyundas. 6 Por eso los herirá el león del bosque, los destruirá el lobo de los sequedales, y el leopardo acechará sus ciudades. Cualquiera que salga de ellas será despedazado; porque sus rebeliones se han multiplicado, y se ha aumentado su apostasía.
7 “¿Por qué te he de perdonar por esto? Tus hijos me abandonaron y juraron por lo que no es Dios. Yo los sacié[d], pero ellos cometieron adulterio y frecuentaron casas de prostitutas. 8 Como caballos de cría excitados, cada cual relinchaba por la mujer de su prójimo. 9 ¿No habré de castigar por esto?, dice el SEÑOR. ¿No tomará venganza mi alma de una nación como esta?
10 “Escalen las terrazas de sus vides y destruyan, pero no la consuman. Quiten sus ramas, porque no son para el SEÑOR. 11 Porque resueltamente me han traicionado la casa de Israel y la casa de Judá”, dice el SEÑOR.
12 Negaron al SEÑOR y dijeron: “Él no existe. No vendrá el mal sobre nosotros ni veremos espada ni hambre. 13 Los profetas serán convertidos en viento, puesto que la palabra no está en ellos. Así se ha de hacer con ellos”.
14 Por tanto, así ha dicho el SEÑOR Dios de los Ejércitos: “Porque dijiste estas palabras, he aquí que yo pongo mis palabras en tu boca como fuego. Este pueblo será la leña y el fuego los devorará. 15 He aquí, dice el SEÑOR, yo traigo sobre ustedes, oh casa de Israel, una nación distante, una nación robusta, una nación antigua, una nación cuya lengua ignoras; no entenderás lo que diga. 16 Su aljaba es como sepulcro abierto; todos ellos son valientes. 17 Comerá tu mies y tu pan; comerá a tus hijos y a tus hijas. Comerá tus ovejas y tus vacas; comerá tus viñas y tus higueras. A espada destruirá tus ciudades fortificadas en las cuales confías. 18 Sin embargo, dice el SEÑOR, no los consumiré del todo en aquellos días.
19 “Sucederá que cuando pregunten: ‘¿Por qué nos hizo el SEÑOR nuestro Dios todas estas cosas?’, entonces les responderás: ‘De la manera que me abandonaron y sirvieron a dioses extraños en su tierra, así servirán a extranjeros en tierra ajena’.
20 “Anuncien esto en la casa de Jacob y háganlo oír en Judá: 21 ‘Oigan esto, pueblo insensato y sin entendimiento. Tienen ojos y no ven; tienen oídos y no oyen. 22 ¿A mí no me temerán?, dice el SEÑOR. ¿No temblarán delante de mí, que puse la arena como límite del mar, por decreto eterno que no lo podrá traspasar? Se levantarán sus olas, pero no prevalecerán; rugirán, pero no lo pasarán’. 23 No obstante, este pueblo tiene corazón obstinado y rebelde; se han apartado y se han ido. 24 No dicen en su corazón: ‘Temamos, pues, al SEÑOR nuestro Dios, que da en su tiempo la lluvia temprana y la tardía, y nos guarda los tiempos establecidos para la siega’. 25 Sus iniquidades han desviado estas cosas, y sus pecados los han privado del bien. 26 Porque en mi pueblo se encuentran impíos que vigilan como quien ha puesto una trampa. Ponen objetos de destrucción y atrapan hombres. 27 Como jaulas llenas de pájaros, así están sus casas llenas de fraude. Así se han hecho grandes y ricos. 28 Se han puesto gordos y lustrosos. Incluso, sobrepasan las obras del malo. En el juicio no defienden la causa del huérfano de modo que se le haga prosperar, y no juzgan la causa de los necesitados.
29 “¿No habré de castigar por esto?, dice el SEÑOR. ¿No tomará venganza mi alma de una nación como esta? 30 Cosas espantosas y horribles suceden en la tierra: 31 Los profetas profetizan con mentira, y los sacerdotes dirigen por su propia cuenta. Y mi pueblo así lo quiere. ¿Qué, pues, harán cuando llegue su fin?
Contra la apostasía
4 Pero el Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe, prestando atención a espíritus engañosos y a doctrinas de demonios. 2 Con hipocresía hablarán mentira, teniendo cauterizada la conciencia. 3 Prohibirán casarse y mandarán abstenerse de los alimentos que Dios creó para que, con acción de gracias, participasen de ellos los que creen y han conocido la verdad. 4 Porque todo lo que Dios ha creado es bueno, y no hay que rechazar nada cuando es recibido con acción de gracias 5 pues es santificado por medio de la palabra de Dios y de la oración.
El buen ministro de Jesucristo
6 Si expones estas cosas a los hermanos serás buen ministro de Jesucristo, nutrido de las palabras de la fe y de la buena doctrina, la cual has seguido de cerca. 7 Desecha las fábulas profanas y de viejas, y ejercítate para la piedad. 8 Porque el ejercicio físico para poco aprovecha; pero la piedad para todo aprovecha pues tiene promesa para la vida presente y para la venidera.
9 Fiel es esta palabra y digna de toda aceptación. 10 Porque para esto mismo trabajamos arduamente y luchamos, pues esperamos en el Dios viviente, quien es el Salvador de todos los hombres, especialmente de los que creen.
11 Estas cosas manda y enseña. 12 Nadie tenga en poco tu juventud; pero sé ejemplo para los creyentes en palabra, en conducta, en amor[a], en fe y en pureza. 13 Entre tanto que voy ocúpate en la lectura, en la exhortación y en la enseñanza.
14 No descuides el don que está en ti, que te ha sido dado por medio de profecía, con la imposición de las manos del concilio de ancianos. 15 Dedícate a estas cosas; ocúpate en ellas para que tu progreso sea manifiesto a todos. 16 Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan.
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