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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Salmos 10-12

Clamor por causa de los impíos

10 [a] Oh SEÑOR, ¿por qué te mantienes lejos

y te escondes en los tiempos de angustia?
Con arrogancia el impío persigue
al pobre.
¡Sean atrapados en los artificios que han maquinado!
Porque el impío se gloría del apetito de su alma,
y el codicioso maldice y desprecia
al SEÑOR.
El impío, por la altivez de su rostro, no le busca;
no está Dios en ninguno de sus pensamientos.
En todo tiempo son torcidos sus caminos;
tus juicios están muy por encima de su vista,
y a todos sus adversarios desprecia.
Dice en su corazón: “No seré movido;
de generación en generación nunca
estaré en infortunio”.
Su boca está llena de maldición, engaño y fraude;
debajo de su lengua hay vejación
e iniquidad.
Pone emboscadas a las aldeas;
en los escondrijos mata a los inocentes; sus ojos vigilan a los desdichados.
Acecha desde un escondite,
como el león desde la espesura.
Acecha para arrebatar al pobre;
arrebata al pobre atrayéndolo a su red.
10 Se agacha, lo aplasta;
y en sus fuertes garras caen los desdichados.
11 Dice en su corazón:
“Dios se ha olvidado.
Ha ocultado su rostro; nunca lo verá”.
12 ¡Levántate, oh SEÑOR Dios;
alza tu mano!
No te olvides de los pobres.
13 ¿Por qué desprecia el impío a Dios? En su corazón piensa que tú no
lo llamarás a cuenta.
14 Ciertamente tú ves la vejación
y la provocación;
las miras para dar la recompensa.
A tus manos se acoge el desdichado;
tú eres el amparo del huérfano.
15 Quebranta el brazo del impío y del malo;
castígalos por su perversidad
hasta que desistan de ella.
16 ¡El SEÑOR es Rey para siempre!
De su tierra desaparecerán
las naciones.
17 El deseo de los humildes escuchas,
oh SEÑOR;
tú dispones su corazón
y tienes atento tu oído
18 para juzgar al huérfano y al oprimido,
a fin de que el hombre de la tierra
no vuelva más a hacer violencia.

El SEÑOR, refugio del justo

11 Al músico principal. Salmo de David.

En el SEÑOR me he refugiado. ¿Por qué, pues, dicen a mi alma:
“Escapa cual pájaro al monte[b]”?
Pues he aquí, los impíos han preparado su arco, y han colocado las flechas en la cuerda para atravesar en oculto
a los rectos de corazón.
Si son destruidos los fundamentos,
¿qué podrá hacer el justo?
El SEÑOR está en su santo templo;
el SEÑOR tiene su trono en los cielos. Sus ojos ven;
sus párpados examinan a los hijos del hombre.
El SEÑOR prueba al justo,
pero su alma aborrece al impío
y al que ama la violencia.
Sobre los impíos hará llover brasas; fuego, azufre y vientos huracanados serán la porción de la copa de ellos.
Porque el SEÑOR es justo y ama la justicia;
los rectos contemplarán su rostro.

El SEÑOR, protector de los pobres

12 Al músico principal. Sobre Seminit[c]. Salmo de David.

Salva, oh SEÑOR,
porque se han acabado los piadosos. Han desaparecido los fieles de entre los hijos del hombre.
Cada uno habla falsedad con su prójimo, con labios lisonjeros; hablan con doblez de corazón.
El SEÑOR destruirá todos los labios lisonjeros,
la lengua que habla grandezas.
Dijeron: “Por nuestra lengua prevaleceremos.
Si nuestros labios están a nuestro favor, ¿quién más se hará nuestro señor?”.
Dice el SEÑOR: “Por la opresión
de los pobres,
por el gemido de los necesitados me levantaré ahora.
Los pondré a salvo del que se ensaña contra ellos”.
Las palabras del SEÑOR son palabras puras
como plata purificada en horno
de tierra, siete veces refinada.
Tú, oh SEÑOR, los guardarás. Guárdalos para siempre de esta generación.
Los impíos andan alrededor, pero tú desprecias a los hijos del hombre.

Hechos 19:1-20

Pablo en Éfeso

19 Mientras Apolos estaba en Corinto, aconteció que Pablo, después de recorrer las regiones interiores, bajó a Éfeso y encontró a ciertos discípulos. Entonces les dijo:

—¿Recibieron el Espíritu Santo cuando creyeron?

Ellos le contestaron:

—Ni siquiera hemos oído que haya Espíritu Santo.

Entonces dijo:

—¿En qué, pues, fueron bautizados?

Ellos respondieron:

—En el bautismo de Juan.

Y dijo Pablo:

—Juan bautizó con el bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyeran en el que había de venir después de él, es decir, en Jesús.

Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y cuando Pablo les impuso las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo, y ellos hablaban en lenguas y profetizaban. Eran entre todos como doce hombres.

Durante unos tres meses, entrando en la sinagoga, Pablo predicaba con valentía discutiendo y persuadiendo acerca de las cosas del reino de Dios. Pero como algunos se endurecían y rehusaban creer, hablando mal del Camino delante de la multitud, se separó de ellos y tomó a los discípulos aparte, discutiendo cada día en la escuela de Tirano. 10 Esto continuó por dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, tanto judíos como griegos, oyeron la palabra del Señor[a].

11 Dios hacía milagros extraordinarios por medio de las manos de Pablo; 12 de tal manera que hasta llevaban pañuelos o delantales que habían tocado su cuerpo para ponerlos sobre los enfermos, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían de ellos. 13 Pero también algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, se pusieron a invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo:

—¡Les conjuro por el Jesús que Pablo predica!

14 Eran siete hijos de un tal Esceva, un judío, principal de los sacerdotes, los que hacían esto. 15 Pero el espíritu malo respondió y les dijo:

—A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero ustedes, ¿quiénes son?

16 Y el hombre en quien estaba el espíritu malo se lanzó sobre ellos, los dominó a todos y prevaleció contra ellos, de tal manera que huyeron desnudos y heridos de aquella casa. 17 Este acontecimiento fue conocido por todos los que habitaban en Éfeso, tanto judíos como griegos. Cayó temor sobre todos ellos, y el nombre del Señor Jesús era magnificado.

18 Muchos de los que habían creído venían confesando y reconociendo sus prácticas públicamente. 19 Asimismo, un buen número de los que habían practicado la magia trajeron sus libros y los quemaron delante de todos. Calcularon su valor y hallaron que era de cincuenta mil monedas de plata. 20 De esta manera crecía la palabra del Señor y prevalecía poderosamente.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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