Old/New Testament
Visión de las langostas
7 El Señor DIOS me mostró esto: Vi que él creaba una plaga de langostas. Era la época del brote de la siembra tardía, la que se hace después de la cosecha del rey. 2 Cuando las langostas estaban terminando de comerse las plantas del país, yo dije:
—¡Señor DIOS, te ruego que nos perdones! ¿Cómo podrá sobrevivir Jacob si es un país tan pequeño?
3 Entonces el SEÑOR cambió de opinión y dijo:
—Esto no va a suceder.
Visión del fuego
4 El Señor DIOS me mostró esto: El Señor DIOS estaba creando una gran llamarada que consumía el gran abismo y quemaba también la tierra. 5 En ese momento dije:
—¡Señor DIOS, te suplico que te detengas! ¿Cómo podría sobrevivir Jacob si es tan pequeño?
6 Entonces el SEÑOR cambió de opinión y dijo el Señor DIOS:
—Esto no va a suceder.
Visión de la hojalata
7 Esto fue lo que me mostró: Dios estaba de pie junto a una pared de hojalata y sostenía en la mano un pedazo de la hojalata. 8 Entonces el SEÑOR me dijo:
—Amós, ¿qué ves aquí?
Yo respondí:
—Veo hojalata.
Y él me dijo:
—Mira, he puesto sufrimiento[a] en medio de mi pueblo Israel porque no les pasaré ni una más. 9 Los santuarios de Isaac serán destruidos, los santuarios de Israel quedarán en ruinas, y yo mismo atacaré con espada a la dinastía de Jeroboán[b].
Amasías trata de detener a Amós
10 Amasías, el sacerdote de Betel[c], envió este mensaje a Jeroboán, rey de Israel: «Amós planea algo en tu contra en Israel; la gente no aguanta más su mensaje, 11 porque esto es lo que dice:
“Jeroboán morirá a espada,
y ciertamente la gente de Israel será desterrada”».
12 Amasías también habló con Amós y le dijo:
—Fuera de aquí, vidente, vete a Judá, y que allá te mantengan,[d] profetiza allá. 13 Nunca vuelvas a profetizar aquí en Betel, porque este es el lugar sagrado de Jeroboán. Este es santuario del rey y templo nacional.
14 Amós le respondió a Amasías:
—Yo no soy profeta profesional ni hago parte del grupo de profetas. Yo me ocupaba de animales e higueras, 15 pero el SEÑOR me quitó del rebaño y me dijo el SEÑOR: “Ve y profetiza a mi pueblo Israel”. 16 Así que escucha el mensaje del SEÑOR:
»“Tú me dices que no profetice contra Israel
y que no diga nada contra la familia de Isaac”.
17 »Pues esto es lo que dice el SEÑOR:
“Tu esposa será una prostituta de la ciudad,
tus hijos e hijas morirán a espada.
Tus tierras las tomarán extraños
y se las repartirán entre ellos.
Tú mismo terminarás muerto en tierra extranjera,
y ciertamente la gente de Israel será desterrada”.
Visión de la fruta madura
8 El Señor DIOS me mostró un canasto lleno de fruta madura 2 y me preguntó:
—Amós, ¿qué ves aquí?
Yo respondí:
—Un canasto de fruta madura.
Entonces el SEÑOR me dijo:
—Llegó el fin[e] de mi pueblo de Israel, no les pasaré ni una más. 3 El Señor DIOS dice: “En ese momento los cantos del templo se convertirán en tristes lamentos de funeral, habrá muchos cadáveres y los arrojarán por todas partes. ¡Así que hagan silencio!”
La avaricia de los comerciantes
4 ¡Escúchenme bien!,
ustedes que se aprovechan de los necesitados
y arruinan a los pobres del país.
5 Ustedes dicen:
«Ojalá pase rápido la fiesta de Luna Nueva
para poder vender el grano.
Ojalá pase rápido el día de descanso
para poder vender el trigo.
Vamos a alterar las medidas,
aumentar los precios, falsear las pesas
y así estafar a los compradores.
6 Compraremos a los pobres por un poco de dinero,
y a los necesitados a cambio de un par de sandalias.
También vamos a vender
hasta los desechos del trigo».
7 El SEÑOR ha jurado por el orgullo de Jacob:
«Nunca olvidaré toda la maldad de esta gente.
8 La tierra entera temblará por eso.
Todos sus habitantes llorarán por los muertos.
La tierra subirá y bajará,
como las aguas del río Nilo en Egipto».
9 El Señor DIOS dice también:
«Ese día, haré que el sol se oculte a mediodía
y que la tierra se oscurezca en pleno día.
10 Haré que sus festivales se conviertan en días de llanto y tristeza.
Sus canciones se convertirán en lamentos.
Todos se vestirán de luto
y se raparán la cabeza.
Haré que sufran y se lamenten como quien ha perdido a su único hijo.
Todo será un trágico y amargo final».
11 El Señor DIOS afirma:
«Vendrán tiempos cuando haré que haya hambre en este país,
pero no por falta de alimento.
Tendrán una sed terrible,
pero no por falta de agua.
Será hambre y sed
de oír la palabra del SEÑOR.
12 La gente andará sin rumbo, de mar a mar,
y desde el norte hasta el oriente.
Andarán todos de un lado a otro buscando el mensaje del SEÑOR,
pero no lo encontrarán.
13 En esos días, la sed debilitará
a las jóvenes hermosas y a los muchachos fuertes.
14 Todos los que han jurado por el pecado de Samaria[f]
y que han dicho: “Juramos por la existencia del dios de Dan[g]”,
“juramos por la existencia del dios de Berseba[h]”;
todos ellos caerán y no se levantarán jamás».
Visión del Señor junto al altar
9 Vi al Señor junto al altar diciéndome:
«Golpea encima de las columnas
para que tiemblen hasta los umbrales de las puertas.
Que caigan los pedazos sobre la cabeza de la gente.
Si alguno queda vivo, lo mataré con la espada.
Algunos tratarán de huir,
pero nadie podrá escapar.
2 Aunque traten de esconderse en lo más profundo de la tierra,[i]
de allí los sacaré.
Aunque traten de subir hasta lo más alto de los cielos,
de allí los bajaré.
3 Si suben hasta la cima del monte Carmelo,
hasta allá llegaré para traerlos.
Si se esconden de mí en el fondo del océano,
mandaré al monstruo marino para destrozarlos.
4 Si sus enemigos los hacen prisioneros,
hasta allá mandaré mi espada para matarlos.
Estaré pendiente de ellos todo el tiempo,
pero no para bien, sino para mal».
5 El Señor DIOS Todopoderoso,
derretirá la tierra entera con solo tocarla,
y todos llorarán a sus muertos.
Él hará que todo suba y baje
como las aguas del Nilo en Egipto.
6 Él es quien tiene su morada en lo más alto de los cielos
y le construyó su base en la tierra.
Él es quien ordena a las aguas del mar
que caigan sobre la tierra.
Es YAVÉ, ese es su nombre.
7 Estas son palabras del SEÑOR:
«¿Acaso, israelitas,
no son ustedes para mí iguales que los de Etiopía?
¿Acaso no los saqué a ustedes de Egipto,
a los filisteos de Caftor[j],
y a los arameos de Quir[k]?»
8 Fíjense bien,
el Señor DIOS vigila a este reino de pecadores.
El SEÑOR dice:
«Los haré desaparecer de la faz de la tierra,
pero no destruiré por completo a la familia de Jacob.
9 Daré la orden,
y el pueblo de Israel será dispersado por todo el mundo.
Será como cuando se zarandea la harina;
la buena pasa, pero la mala se queda en el colador.
10 Todos esos pecadores de mi pueblo,
que dicen que nada malo va a pasarles,
todos ellos morirán a espada.
Dios promete restaurar el reino
11 »La choza de David fue derribada,
pero llegará el día en que la levantaré de nuevo.
Arreglaré los daños en sus muros
y la rescataré de sus ruinas
para reconstruirla tal como fue hace mucho tiempo,
12 para que ellos conquisten lo que queda de Edom
y todas las naciones que una vez fueron mi posesión».
Lo dice el SEÑOR,
y él se encargará de que así suceda.
13 Estas son palabras del SEÑOR:
«Llegarán días en que no habrán terminado de cosechar,
cuando ya estarán sembrando.
No habrán terminado de pisar las uvas,
cuando ya estarán sembrando.
De los montes y colinas bajarán
manantiales de vino.
14 Yo restauraré la prosperidad de mi pueblo Israel.
Ellos volverán a construir sus ciudades y vivirán allí.
Plantarán viñedos y beberán su vino.
Sembrarán huertos y comerán sus frutos.
15 Plantaré a mi pueblo en su tierra,
y nunca más serán desterrados de la tierra que les di».
Es lo que dice el SEÑOR su Dios.
El séptimo sello
8 Cuando el Cordero rompió el séptimo sello, hubo silencio en el cielo durante casi media hora.
2 Luego vi a los siete ángeles de pie ante Dios y cada uno recibió una trompeta.
3 Llegó otro ángel y se puso de pie frente al altar. Tenía un recipiente de oro con mucho incienso para ofrecerlo junto con las oraciones de todo el pueblo de Dios[a]. Así que puso esta ofrenda sobre el altar de oro que estaba frente al trono. 4 El humo del incienso salió del recipiente que el ángel tenía en la mano y llegó ante Dios junto con las oraciones de su pueblo. 5 Luego, el ángel tomó el recipiente donde estaba el incienso, lo llenó con fuego del altar y lo arrojó sobre la tierra. Hubo truenos, ruidos, rayos y un terremoto.
Los siete ángeles tocan las trompetas
6 Luego los siete ángeles con las siete trompetas se prepararon para tocarlas.
7 El primer ángel tocó la trompeta, y cayeron sobre la tierra granizo y fuego mezclados con sangre. Se quemaron la tercera parte de la tierra, la tercera parte de los árboles y todo el pasto.
8 El segundo ángel tocó la trompeta, y cayó sobre el mar algo parecido a una gran montaña envuelta en llamas que hizo que la tercera parte del mar se convirtiera en sangre. 9 Murió la tercera parte de todos los seres del mar y fue destruida la tercera parte de todos los barcos.
10 El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella encendida como una antorcha, sobre la tercera parte de los ríos y los manantiales. 11 La estrella se llamaba Ajenjo[b] y volvió amarga la tercera parte del agua de los ríos. Mucha gente murió por haber bebido de esa agua.
12 El cuarto ángel tocó la trompeta y la tercera parte del sol, la luna y las estrellas fueron golpeadas y se oscurecieron. Así, una tercera parte del día y de la noche quedaron sin luz.
13 Entonces, vi un águila volando alto y oí que decía con voz fuerte: «Desastres, desastres, desastres para los habitantes de la tierra. Comenzarán después de que los tres últimos ángeles toquen las trompetas».
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