Old/New Testament
Mensaje a los reyes de Judá
22 Esto me dijo el Señor: «Ve y habla directamente al rey de Judá. Dile: 2 “Rey de Judá, tú que te sientas en el trono de David, escucha el mensaje del Señor. Deja que tus ayudantes y tu pueblo también escuchen. 3 Esto dice el Señor: ‘Sean imparciales y justos. ¡Hagan lo que es correcto! Ayuden a quienes han sufrido robos; rescátenlos de sus opresores. ¡Abandonen sus malas acciones! No maltraten a los extranjeros, ni a los huérfanos ni a las viudas. ¡Dejen de matar al inocente! 4 Si me obedecen, siempre habrá un descendiente de David sentado en el trono aquí en Jerusalén. El rey entrará por las puertas del palacio en carros y a caballo, con su corte de ayudantes y súbditos. 5 Sin embargo, si rehúsan prestar atención a esta advertencia, les juro por mi propio nombre, dice el Señor, que este palacio se convertirá en un montón de escombros’”».
Mensaje referente al palacio
6 Ahora bien, esto dice el Señor con respecto al palacio real de Judá:
«Te amo tanto como a la fructífera Galaad
y como a los verdes bosques del Líbano.
Pero te convertiré en un desierto
y nadie vivirá dentro de tus muros.
7 Citaré a obreros de demolición,
los cuales sacarán sus herramientas para desmantelarte.
Arrancarán todas tus selectas vigas de cedro
y las echarán al fuego.
8 »Gente de muchas naciones pasará por las ruinas de la ciudad y se dirán el uno al otro: “¿Por qué habrá destruido el Señor esta gran ciudad?”. 9 Y la contestación será: “Porque violaron su pacto con el Señor su Dios al rendir culto a otros dioses”».
Mensaje acerca de Joacaz
10 No lloren por el rey muerto ni lamenten su pérdida.
¡En cambio, lloren por el rey cautivo que se llevan al exilio,
porque nunca más volverá para ver su tierra natal!
11 Pues esto dice el Señor acerca de Joacaz,[a] quien sucedió en el trono a su padre, el rey Josías, y fue llevado cautivo: «Él nunca regresará. 12 Morirá en una tierra lejana y nunca más verá su propio país».
Mensaje acerca de Joacim
13 Y el Señor dice: «¡Qué aflicción le espera a Joacim,[b]
que edifica su palacio con trabajo forzado[c]!
Construye las paredes a base de injusticia,
porque obliga a sus vecinos a trabajar,
y no les paga por su trabajo.
14 Dice: “Construiré un palacio magnífico
con habitaciones enormes y muchas ventanas.
Lo revestiré con cedro fragante
y lo pintaré de un rojo agradable”.
15 ¡Pero un hermoso palacio de cedro no hace a un gran rey!
Josías, tu padre, también tenía mucha comida y bebida;
pero él era justo y recto en todo lo que hacía.
Por esa razón Dios lo bendijo.
16 Hizo justicia al pobre y al necesitado y los ayudó,
y le fue bien en todo.
¿No es eso lo que significa conocerme?
—dice el Señor—.
17 ¡Pero tú, solo tienes ojos para la avaricia y la deshonestidad!
Asesinas al inocente,
oprimes al pobre y reinas sin piedad».
18 Por lo tanto, esto dice el Señor acerca de Joacim, hijo del rey Josías:
«El pueblo no llorará por él, lamentándose entre sí:
“¡Ay, mi hermano! ¡Ay, mi hermana!”.
Sus súbditos no llorarán por él, lamentando:
“¡Ay, nuestro amo ha muerto! ¡Ay, su esplendor se ha ido!”.
19 Será enterrado como un burro muerto:
¡arrastrado fuera de Jerusalén y arrojado fuera de las puertas!
20 Llora por tus aliados en el Líbano;
grita por ellos en Basán.
Búscalos en las regiones al oriente del río.[d]
Mira, todos han sido destruidos.
No quedó nadie para ayudarte.
21 Te lo advertí cuando eras próspero,
pero respondiste: “¡No me fastidies!”.
Has sido así desde tu niñez;
¡nunca me obedeces!
22 Y ahora a tus aliados se los llevará el viento.
Todos tus amigos serán llevados cautivos.
Seguramente para entonces verás tu maldad y te avergonzarás.
23 Puede que sea lindo vivir en un palacio magnífico,
recubierto con madera de cedros del Líbano,
pero pronto gemirás con punzadas de angustia,
angustia como la de una mujer con dolores de parto.
Mensaje a Joaquín
24 »Tan cierto como que yo vivo—dice el Señor—, te abandonaré, Joaquín,[e] hijo de Joacim, rey de Judá. Aunque fueras el anillo con mi sello oficial en mi mano derecha, te arrancaría. 25 Te entregaré a los que buscan matarte—a los que tanto temes—al rey Nabucodonosor[f] de Babilonia y al poderoso ejército babilónico.[g] 26 Te expulsaré de esta tierra, a ti y a tu madre, y morirás en un país extranjero, no en tu tierra natal. 27 Nunca regresarás a la tierra que añoras.
28 »¿Por qué es este hombre, Joaquín, como una vasija desechada y rota?
¿Por qué serán él y sus hijos exiliados al extranjero?
29 ¡Oh tierra, tierra, tierra!
¡Escucha este mensaje del Señor!
30 Esto dice el Señor:
“Que conste en acta que este hombre, Joaquín, no tuvo hijos.
Él es un fracasado,
porque no tendrá hijos que le sucedan en el trono de David
para gobernar a Judá”.
El descendiente justo
23 »¡Qué aflicción les espera a los líderes de mi pueblo—los pastores de mis ovejas—porque han destruido y esparcido precisamente a las ovejas que debían cuidar!», dice el Señor.
2 Por lo tanto, esto dice el Señor, Dios de Israel, a los pastores: «En vez de cuidar de mis ovejas y ponerlas a salvo, las han abandonado y las han llevado a la destrucción. Ahora, yo derramaré juicio sobre ustedes por la maldad que han hecho a mi rebaño; 3 pero reuniré al remanente de mi rebaño de todos los países donde lo he expulsado. Volveré a traer a mis ovejas a su redil y serán fructíferas y crecerán en número. 4 Entonces nombraré pastores responsables que cuidarán de ellas, y nunca más tendrán temor. Ni una sola se perderá ni se extraviará. ¡Yo, el Señor, he hablado!
5 »Pues se acerca la hora
—dice el Señor—,
cuando levantaré a un descendiente justo[h]
del linaje del rey David.
Él será un rey que gobernará con sabiduría;
hará lo justo y lo correcto por toda la tierra.
6 Y su nombre será:
“El Señor es nuestra justicia”[i].
En ese día Judá estará a salvo,
e Israel vivirá seguro.
7 »En ese día—dice el Señor—, cuando la gente jure ya no dirá: “Tan cierto como que el Señor vive, quien rescató al pueblo de Israel de la tierra de Egipto”. 8 En cambio, dirán: “Tan cierto como que el Señor vive, quien trajo a Israel de regreso a su propia tierra desde la tierra del norte y de todos los países a donde él los envió al destierro”. Entonces vivirán en su propia tierra».
Juicio a los falsos profetas
9 Mi corazón está destrozado debido a los falsos profetas,
y me tiemblan los huesos.
Me tambaleo como un borracho,
como alguien dominado por el vino,
debido a las santas palabras
que el Señor ha pronunciado contra ellos.
10 Pues la tierra está llena de adulterio,
y está bajo una maldición.
La tierra está de luto;
los pastos del desierto están resecos.
Todos hacen lo malo
y abusan del poder que tienen.
11 «Aun los sacerdotes y los profetas
son hombres malvados que no tienen a Dios.
He visto sus hechos despreciables
aquí mismo en mi propio templo
—dice el Señor—.
12 Por lo tanto, los caminos que toman
llegarán a ser resbaladizos.
Serán perseguidos en la oscuridad
y allí caerán.
Pues traeré desastre sobre ellos
en el tiempo señalado para su castigo.
¡Yo, el Señor, he hablado!
13 »Vi que los profetas de Samaria eran tremendamente malvados,
porque profetizaron en nombre de Baal
y llevaron a mi pueblo Israel al pecado.
14 ¡Pero ahora veo que los profetas de Jerusalén son aún peores!
Cometen adulterio y les encanta la deshonestidad.
Alientan a los que hacen lo malo
para que ninguno se arrepienta de sus pecados.
Estos profetas son tan perversos
como lo fue la gente de Sodoma y Gomorra».
15 Por lo tanto, esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales acerca de los profetas:
«Los alimentaré con amargura
y les daré veneno para beber.
Pues es debido a los profetas de Jerusalén
que se ha llenado esta tierra de maldad».
16 Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales a su pueblo:
«No escuchen a estos profetas cuando ellos les profeticen,
llenándolos de esperanzas vanas.
Todo lo que dicen son puros inventos.
¡No hablan de parte del Señor!
17 Siguen diciendo a los que desprecian mi palabra:
“¡No se preocupen! ¡El Señor dice que ustedes tendrán paz!”.
Y a los que obstinadamente siguen sus propios deseos,
los profetas les dicen: “¡No les sucederá nada malo!”.
18 »¿Ha estado alguno de estos profetas en la presencia del Señor
para escuchar lo que en realidad dice?
¿Acaso alguno de ellos se ha interesado lo suficiente como para escuchar?
19 ¡Miren! El enojo del Señor estalla como una tormenta,
como un torbellino que se arremolina sobre la cabeza de los perversos.
20 El enojo del Señor no disminuirá
hasta que termine con todo lo que él tenía pensado.
En los días futuros,
ustedes entenderán todo esto con claridad.
21 »Yo no envié a estos profetas,
sin embargo, van de un lado a otro afirmando hablar en mi nombre.
No les he dado ningún mensaje,
pero aun así siguen profetizando.
22 Si hubieran estado en mi presencia y me hubieran escuchado,
habrían hablado mis palabras
y habrían hecho que mi pueblo se apartara
de sus malos caminos y sus malas acciones.
23 ¿Soy acaso Dios solo de cerca?—dice el Señor—.
No, al mismo tiempo estoy lejos.
24 ¿Puede alguien esconderse de mí en algún lugar secreto?
¿Acaso no estoy en todas partes en los cielos y en la tierra?»,
dice el Señor.
25 «He oído a estos profetas decir: “Escuchen el sueño que Dios me dio anoche”. Y después pasan a decir mentiras en mi nombre. 26 ¿Hasta cuándo seguirá esto? Si son profetas, son profetas del engaño, pues inventan todo lo que dicen. 27 Con decir estos sueños falsos, pretenden hacer que mi pueblo me olvide, tal como lo hicieron sus antepasados, al rendir culto a los ídolos de Baal.
28 »Que estos falsos profetas cuenten sus sueños,
pero que mis verdaderos mensajeros proclamen todas mis palabras con fidelidad.
¡Hay diferencia entre la paja y el grano!
29 ¿No quema mi palabra como el fuego?
—dice el Señor—.
¿No es como un martillo poderoso
que hace pedazos una roca?
30 »Por lo tanto—dice el Señor—, estoy en contra de estos profetas que se roban mensajes el uno al otro y alegan que provienen de mí. 31 Estoy en contra de estos profetas que con mucha labia dicen: “¡Esta profecía es del Señor!”. 32 Yo estoy contra estos falsos profetas. Sus sueños imaginarios son mentiras descaradas que llevan a mi pueblo a pecar. Yo no los envié ni los nombré, y no tienen ningún mensaje para mi pueblo. ¡Yo, el Señor, he hablado!
Falsas profecías y falsos profetas
33 »Supongamos que alguien del pueblo o uno de los profetas o sacerdotes te pregunta: “Y ahora, ¿qué profecía te ha encargado el Señor?”. Debes responder: “¡Ustedes son la carga![j] ¡El Señor dice que los abandonará!”.
34 »Si algún profeta, sacerdote o alguien más dice: “Tengo una profecía del Señor”, castigaré a tal persona junto con toda su familia. 35 Ustedes deberán preguntarse el uno al otro: “¿Cuál es la respuesta del Señor?” o “¿Qué dice el Señor?”. 36 Ya dejen de usar esta frase: “Una profecía del Señor”. La gente la usa para darle importancia a sus propias ideas, tergiversando las palabras de nuestro Dios, el Dios viviente, el Señor de los Ejércitos Celestiales.
37 »Esto deberás decir a los profetas: “¿Cuál es la respuesta del Señor?” o “¿Qué dice el Señor?”. 38 Pero supongamos que responden: “¡Esta es una profecía del Señor!”. Entonces deberás decir: “Esto dice el Señor: ‘Debido a que han usado la frase “una profecía del Señor”, aun cuando les advertí que no la usaran, 39 me olvidaré de ustedes por completo.[k] Los expulsaré de mi presencia, junto con esta ciudad que les di a ustedes y a sus antepasados. 40 Los haré objeto de burla y su nombre será infame a lo largo de los siglos’”».
Saludos de Pablo
1 Yo, Pablo, esclavo de Dios y apóstol de Jesucristo, escribo esta carta. Fui enviado para proclamar fe a[a] los que Dios ha elegido y para enseñarles a conocer la verdad que les muestra cómo vivir una vida dedicada a Dios. 2 Esta verdad les da la confianza de que tienen la vida eterna, la cual Dios—quien no miente—les prometió antes de que comenzara el mundo. 3 Y ahora, en el momento preciso, él dio a conocer este mensaje, que nosotros anunciamos a todos. Es por mandato de Dios nuestro Salvador que se me ha confiado esta tarea para él.
4 Le escribo a Tito, mi verdadero hijo en la fe que compartimos.
Que Dios Padre y Cristo Jesús nuestro Salvador te den gracia y paz.
Tarea de Tito en Creta
5 Te dejé en la isla de Creta para que pudieras terminar nuestro trabajo ahí y nombrar ancianos en cada ciudad, tal como te lo indiqué. 6 El anciano debe llevar una vida intachable. Tiene que serle fiel a su esposa,[b] y sus hijos deben ser creyentes que no tengan una reputación de ser desenfrenados ni rebeldes. 7 Pues un líder de la iglesia[c] es un administrador de la casa de Dios, y debe vivir de manera intachable. No debe ser arrogante, ni iracundo, ni emborracharse,[d] ni ser violento, ni deshonesto con el dinero.
8 Al contrario, debe recibir huéspedes en su casa con agrado y amar lo que es bueno. Debe vivir sabiamente y ser justo. Tiene que llevar una vida de devoción y disciplina. 9 Debe tener una fuerte creencia en el mensaje fiel que se le enseñó; entonces podrá animar a otros con la sana enseñanza y demostrar a los que se oponen en qué están equivocados.
10 Pues hay muchos rebeldes que participan en conversaciones inútiles y engañan a otros. Me refiero especialmente a los que insisten en que es necesario circuncidarse para ser salvo. 11 Hay que callarlos, porque, con su falsa enseñanza, alejan a familias enteras de la verdad, y solo lo hacen por dinero. 12 Incluso uno de sus propios hombres, un profeta de Creta, dijo acerca de ellos: «Todos los cretenses son mentirosos, animales crueles y glotones perezosos»[e]. 13 Es la verdad. Así que repréndelos con severidad para fortalecerlos en la fe. 14 Tienen que dejar de prestar atención a mitos judíos y a los mandatos de aquellos que se han apartado de la verdad.
15 Todo es puro para los de corazón puro. En cambio, para los corruptos e incrédulos nada es puro, porque tienen la mente y la conciencia corrompidas. 16 Tales personas afirman que conocen a Dios, pero lo niegan con su manera de vivir. Son detestables y desobedientes, no sirven para hacer nada bueno.
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