Old/New Testament
Liberación definitiva de Israel
32 ¡Miren! ¡Se acerca un rey justo!,
y príncipes honrados gobernarán bajo su mando.
2 Cada uno será como refugio del viento
y resguardo de la tormenta,
como corrientes de agua en el desierto
y sombra de una gran roca en tierra reseca.
3 Entonces todo el que tenga ojos podrá ver la verdad,
y todo el que tenga oídos podrá oírla.
4 Hasta los impulsivos estarán llenos de sentido común y de entendimiento,
y los que tartamudean hablarán con claridad.
5 En aquel día, los necios que viven sin Dios no serán héroes;
los canallas no serán respetados.
6 Pues los necios hablan necedades
y hacen planes malvados;
practican la impiedad
y difunden enseñanzas falsas acerca del Señor.
Privan de alimento a los hambrientos
y no dan agua a los sedientos.
7 Las sutiles artimañas de los canallas son maliciosas;
traman planes torcidos.
Mienten para condenar a los pobres,
aun cuando la causa de los pobres es justa.
8 Pero los generosos proponen hacer lo que es generoso
y se mantienen firmes en su generosidad.
9 Escuchen, mujeres, ustedes que están acostumbradas a la buena vida.
Escúchenme, ustedes que son tan engreídas.
10 Dentro de poco tiempo, algo más de un año,
ustedes que son tan despreocupadas, de repente comenzarán a preocuparse.
Pues se perderán sus cultivos de frutas,
y no habrá cosecha.
11 Tiemblen, mujeres de la buena vida;
abandonen su autosuficiencia.
Quítense sus ropas bonitas
y pónganse tela áspera en señal de su dolor.
12 Golpéense el pecho con profunda pena por sus abundantes granjas
y por sus vides llenas de fruto.
13 Pues su tierra se cubrirá de espinos y zarzas;
sus hogares alegres y ciudades felices desaparecerán.
14 El palacio y la ciudad quedarán abandonados,
y pueblos de mucha actividad estarán vacíos.
Los burros retozarán y las manadas pastarán
en los fuertes abandonados[a] y en las torres de vigilancia,
15 hasta que al fin se derrame el Espíritu
sobre nosotros desde el cielo.
Entonces el desierto se convertirá en campo fértil,
y el campo fértil dará cosechas abundantes.
16 La justicia gobernará en el desierto
y la rectitud en el campo fértil.
17 Y esta rectitud traerá la paz;
es cierto, traerá tranquilidad y confianza para siempre.
18 Mi pueblo vivirá seguro, tranquilo en su hogar,
y encontrará reposo.
19 Aunque se destruya el bosque
y se derrumbe la ciudad,
20 el Señor bendecirá grandemente a su pueblo.
Dondequiera que siembre la semilla, brotarán cosechas abundantes
y su ganado y sus burros pastarán con libertad.
Mensaje acerca de Asiria
33 ¡Qué aflicción les espera a ustedes, asirios, que han destruido a otros,[b]
pero nunca han sido destruidos!
Traicionan a los demás,
pero nunca han sido traicionados.
Cuando terminen de destruir,
serán destruidos.
Cuando terminen de traicionar,
serán traicionados.
2 Pero tú, Señor, ten misericordia de nosotros,
porque hemos esperado en ti.
Sé nuestro brazo fuerte cada día
y nuestra salvación en los tiempos difíciles.
3 El enemigo corre al sonido de tu voz;
cuando te pones en pie, ¡las naciones huyen!
4 Así como la oruga y la langosta despojan los campos y las vides,
de la misma forma será despojado el ejército caído de Asiria.
5 Aunque el Señor es muy grande y vive en el cielo,
hará de Jerusalén[c] el hogar de su justicia y rectitud.
6 En aquel día, él será tu cimiento seguro,
y te proveerá de una abundante reserva de salvación, sabiduría y conocimiento;
el temor del Señor será tu tesoro.
7 Pero ahora tus valientes guerreros lloran en público;
tus embajadores de paz lloran con amarga desilusión.
8 Tus caminos están abandonados;
ya nadie viaja por ellos.
Los asirios rompieron su tratado de paz
y no les importan las promesas que hicieron delante de testigos;[d]
no le tienen respeto a nadie.
9 La tierra de Israel se marchita con el duelo;
el Líbano se seca a causa de la vergüenza.
La llanura de Sarón es ahora un desierto;
Basán y el Carmelo han sido saqueados.
10 Pero el Señor dice: «Ahora me levantaré;
ahora mostraré mi poder y mi fuerza.
11 Ustedes, los asirios, no producen más que hierba seca y rastrojos;
su propio aliento se convertirá en fuego y los consumirá.
12 Su pueblo será totalmente quemado,
como los espinos que se cortan y se echan al fuego.
13 ¡Escuchen lo que yo hice, naciones lejanas!
¡Y ustedes que están cerca, reconozcan mi poder!».
14 Los pecadores de Jerusalén tiemblan de temor;
el terror se apodera de los que no tienen a Dios.
«¿Quién puede vivir con este fuego devorador?—claman—.
¿Quién puede sobrevivir a este fuego consumidor?».
15 Los que son honestos y justos,
los que se niegan a obtener ganancias por medio de fraudes,
los que se mantienen alejados de los sobornos,
los que se niegan a escuchar a los que traman asesinatos,
los que cierran los ojos para no ceder ante la tentación de hacer el mal:
16 estos son los que habitarán en las alturas.
Las rocas de los montes serán su fortaleza;
se les proveerá alimentos,
y tendrán agua en abundancia.
17 Sus ojos verán al rey en todo su esplendor,
y verán una tierra que se pierde en la distancia.
18 Recordarán este tiempo de terror y preguntarán:
«¿Dónde están los oficiales asirios
que contaban nuestras torres?
¿Dónde están los contadores
que anotaban el botín sacado de nuestra ciudad caída?».
19 Ustedes ya no verán a esa gente feroz y violenta,
con su idioma extraño y desconocido.
20 En cambio, verán a Sion como lugar de festivales sagrados;
verán a Jerusalén, una ciudad tranquila y segura.
Será como una carpa con las sogas tensas
y con las estacas firmemente clavadas.
21 Para nosotros el Señor será el Poderoso.
Será como un ancho río de protección
que ningún enemigo puede cruzar;
por el cual no puede navegar ningún barco enemigo.
22 Pues el Señor es nuestro juez,
nuestro legislador y nuestro rey;
él cuidará de nosotros y nos salvará.
23 Las velas de los enemigos cuelgan flácidas
de los mástiles rotos, junto con aparejos inútiles.
El pueblo de Dios repartirá el tesoro;
¡hasta los cojos recibirán su porción!
24 El pueblo de Israel ya no dirá:
«Estamos enfermos e indefensos»,
porque el Señor perdonará sus pecados.
Saludos de Pablo
1 Yo, Pablo, elegido por la voluntad de Dios para ser apóstol de Cristo Jesús, y nuestro hermano Timoteo 2 les escribimos esta carta a los fieles hermanos en Cristo que conforman el pueblo santo de Dios en la ciudad de Colosas.
Que Dios nuestro Padre les dé gracia y paz.
Oración y agradecimiento de Pablo
3 Siempre oramos por ustedes y le damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 4 porque hemos oído de su fe en Cristo Jesús y del amor que tienen por todo el pueblo de Dios. 5 Ambas cosas provienen de la firme esperanza puesta en lo que Dios les ha reservado en el cielo. Ustedes han tenido esa esperanza desde la primera vez que escucharon la verdad de la Buena Noticia.
6 Esa misma Buena Noticia que llegó a ustedes ahora corre por todo el mundo. Da fruto en todas partes mediante el cambio de vida que produce, así como les cambió la vida a ustedes desde el día que oyeron y entendieron por primera vez la verdad de la maravillosa gracia de Dios.
7 Ustedes se enteraron de la Buena Noticia por medio de Epafras, nuestro amado colaborador; él es un fiel servidor de Cristo y nos ayuda en nombre de ustedes.[a] 8 Nos contó del amor por los demás que el Espíritu Santo les ha dado.
9 Así que, desde que supimos de ustedes, no dejamos de tenerlos presentes en nuestras oraciones. Le pedimos a Dios que les dé pleno conocimiento de su voluntad y que les conceda sabiduría y comprensión espiritual. 10 Entonces la forma en que vivan siempre honrará y agradará al Señor, y sus vidas producirán toda clase de buenos frutos. Mientras tanto, irán creciendo a medida que aprendan a conocer a Dios más y más.
11 También pedimos que se fortalezcan con todo el glorioso poder de Dios para que tengan toda la constancia y la paciencia que necesitan. Mi deseo es que estén llenos de alegría[b] 12 y den siempre gracias al Padre. Él los hizo aptos para que participen de la herencia que pertenece a su pueblo, el cual vive en la luz. 13 Pues él nos rescató del reino de la oscuridad y nos trasladó al reino de su Hijo amado, 14 quien compró nuestra libertad[c] y perdonó nuestros pecados.
Cristo es supremo
15 Cristo es la imagen visible del Dios invisible.
Él ya existía antes de que las cosas fueran creadas y es supremo sobre toda la creación[d]
16 porque, por medio de él, Dios creó todo lo que existe
en los lugares celestiales y en la tierra.
Hizo las cosas que podemos ver
y las que no podemos ver,
tales como tronos, reinos, gobernantes y autoridades del mundo invisible.
Todo fue creado por medio de él y para él.
17 Él ya existía antes de todas las cosas
y mantiene unida toda la creación.
18 Cristo también es la cabeza de la iglesia,
la cual es su cuerpo.
Él es el principio,
supremo sobre todos los que se levantan de los muertos.[e]
Así que él es el primero en todo.
19 Pues a Dios, en toda su plenitud,
le agradó vivir en Cristo,
20 y por medio de él, Dios reconcilió consigo
todas las cosas.
Hizo la paz con todo lo que existe en el cielo y en la tierra,
por medio de la sangre de Cristo en la cruz.
21 Eso los incluye a ustedes, que antes estaban lejos de Dios. Eran sus enemigos, separados de él por sus malos pensamientos y acciones; 22 pero ahora él los reconcilió consigo mediante la muerte de Cristo en su cuerpo físico. Como resultado, los ha trasladado a su propia presencia, y ahora ustedes son santos, libres de culpa y pueden presentarse delante de él sin ninguna falta.
23 Pero deben seguir creyendo esa verdad y mantenerse firmes en ella. No se alejen de la seguridad que recibieron cuando oyeron la Buena Noticia. Esa Buena Noticia ha sido predicada por todo el mundo, y yo, Pablo, fui designado servidor de Dios para proclamarla.
Trabajo de Pablo por la iglesia
24 Me alegro cuando sufro en carne propia por ustedes, porque así participo de los sufrimientos de Cristo, que continúan a favor de su cuerpo, que es la iglesia. 25 Dios me ha dado la responsabilidad de servir a su iglesia mediante la proclamación de todo su mensaje a ustedes. 26 Este mensaje se mantuvo en secreto durante siglos y generaciones, pero ahora se dio a conocer al pueblo de Dios. 27 Pues él quería que su pueblo supiera que las riquezas y la gloria de Cristo también son para ustedes, los gentiles.[f] Y el secreto es: Cristo vive en ustedes. Eso les da la seguridad de que participarán de su gloria.
28 Por lo tanto, hablamos a otros de Cristo, advertimos a todos y enseñamos a todos con toda la sabiduría que Dios nos ha dado. Queremos presentarlos a Dios perfectos[g] en su relación con Cristo. 29 Es por eso que trabajo y lucho con tanto empeño, apoyado en el gran poder de Cristo que actúa dentro de mí.
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