M’Cheyne Bible Reading Plan
13 Cuando se levante en medio de ti algún profeta, o vidente en sueños, y te anuncie una señal o prodigio,
2 y si se cumple la señal o prodigio que él te anunció, y entonces te dice: Vamos en pos de otros dioses que tú no conoces, y sirvámosles;
3 no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal vidente en sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma.
4 En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis.
5 Tal profeta o adivino de sueños ha de ser muerto, por cuanto aconsejó rebelión contra Jehová vuestro Dios que te sacó de tierra de Egipto y te rescató de casa de servidumbre, y trató de apartarte del camino por el cual Jehová tu Dios te mandó que anduvieses; y así quitarás el mal de en medio de ti.
6 Si te incita tu hermano, hijo de tu madre, o tu hijo, tu hija, tu mujer o tu amigo íntimo, diciendo en secreto: Vamos y sirvamos a dioses ajenos, que ni tú ni tus padres conocisteis,
7 de los dioses de los pueblos que están en vuestros alrededores, cerca de ti o lejos de ti, desde un extremo a otro de la tierra;
8 no consentirás con él, ni le prestarás oído; ni tu ojo le compadecerá, ni le tendrás misericordia, ni lo encubrirás,
9 sino que lo matarás; tu mano se alzará primero sobre él para matarle, y después la mano de todo el pueblo.
10 Le apedrearás hasta que muera, por cuanto procuró apartarte de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre;
11 para que todo Israel oiga, y tema, y no vuelva a hacer en medio de ti cosa semejante a ésta.
12 Si oyes que se dice de alguna de tus ciudades que Jehová tu Dios te da para vivir en ellas,
13 que han salido de en medio de ti hombres impíos que han instigado a los moradores de su ciudad, diciendo: Vamos y sirvamos a dioses ajenos, que vosotros no conocisteis;
14 tú inquirirás, y buscarás y preguntarás con diligencia; y si pareciere verdad, si se comprueba que tal abominación se hizo en medio de ti,
15 irremisiblemente herirás a filo de espada a los moradores de aquella ciudad, destruyéndola con todo lo que en ella haya, y también matarás sus ganados a filo de espada.
16 Y juntarás todo su botín en medio de la plaza, y consumirás con fuego la ciudad y todo su botín, todo ello, como holocausto a Jehová tu Dios, y llegará a ser un montón de ruinas para siempre; nunca más será edificada.
17 Y no se pegará a tu mano nada del anatema, para que Jehová se aparte del ardor de su ira, y tenga de ti misericordia, y tenga compasión de ti, y te multiplique, como lo juró a tus padres,
18 cuando obedezcas a la voz de Jehová tu Dios, guardando todos sus mandamientos que yo te mando hoy, para hacer lo recto ante los ojos de Jehová tu Dios.
14 Hijos sois de Jehová vuestro Dios; no os sajaréis, ni os raparéis a causa de muerto.
2 Porque eres pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre todos los pueblos que están sobre la tierra.
Animales limpios e inmundos
3 Nada abominable comerás.
4 Estos son los animales que podréis comer: el buey, la oveja, la cabra,
5 el ciervo, la gacela, el corzo, la cabra montés, el íbex, el antílope y el carnero montés.
6 Y todo animal de pezuñas, que tiene hendidura de dos uñas, y que rumia entre los animales, lo podréis comer.
7 Pero no comeréis, entre los que rumian o entre los que tienen pezuña hendida: camello, liebre y conejo; porque rumian, mas no tienen pezuña hendida, serán inmundos;
8 ni cerdo, porque tiene pezuña hendida, mas no rumia; os será inmundo. De la carne de éstos no comeréis, ni tocaréis sus cuerpos muertos.
9 De todo lo que vive en el agua, podréis comer: todo lo que tiene aleta y escama.
10 Mas todo lo que no tiene aleta y escama, no comeréis; inmundo será.
11 Toda ave limpia podréis comer.
12 Y éstas son de las que no podréis comer: el águila, el quebrantahuesos, el azor,
13 el gallinazo, el milano según su especie,
14 todo cuervo según su especie,
15 el avestruz, la lechuza, la gaviota y el gavilán según sus especies,
16 el búho, el ibis, el calamón,
17 el pelícano, el buitre, el somormujo,
18 la cigüeña, la garza según su especie, la abubilla y el murciélago.
19 Todo insecto alado será inmundo; no se comerá.
20 Toda ave limpia podréis comer.
21 Ninguna cosa mortecina comeréis; al extranjero que está en tus poblaciones la darás, y él podrá comerla; o véndela a un extranjero, porque tú eres pueblo santo a Jehová tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.
La ley del diezmo
22 Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rinda tu campo cada año.
23 Y comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escoja para poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días.
24 Y si el camino es tan largo para ti, de modo que no puedes llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios haya escogido para poner en él su nombre, cuando Jehová tu Dios te bendiga,
25 entonces lo venderás y guardarás el dinero en tu mano, y vendrás al lugar que Jehová tu Dios escoja;
26 y emplearás el dinero en todo lo que desees: vacas, ovejas, vino, sidra, o en cualquier cosa que tú desees; y comerás allí delante de Jehová tu Dios, y te alegrarás tú y tu familia.
27 Y no desampararás al levita que habite en tus poblaciones; porque no tiene parte ni heredad contigo.
28 Al fin de cada tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás en tus ciudades.
29 Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que estén en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra que tus manos hagan.
Fidelidad de Jehová para con Israel
99 Jehová reina; tiemblen los pueblos.
Él está sentado sobre los querubines, estremézcase la tierra.
2 Jehová es grande en Sión,
Y encumbrado sobre todos los pueblos.
3 Alaben tu nombre grande y temible;
Él es santo.
4 Es el Rey poderoso que ama la justicia.
Tú estableces la rectitud;
Tú has hecho en Jacob justicia y derecho.
5 Exaltad a Jehová nuestro Dios,
Y postraos ante el estrado de sus pies;
Él es santo.
6 Moisés y Aarón entre sus sacerdotes,
Y Samuel entre los que invocaron su nombre;
Invocaban a Jehová, y él les respondía.
7 En columna de nube hablaba con ellos;
Guardaban sus testimonios, y el estatuto que les había dado.
8 Jehová Dios nuestro, tú les respondías;
Fuiste para ellos un Dios perdonador,
Y vengador de sus maldades.
9 Exaltad a Jehová nuestro Dios,
Y postraos ante su sano monte,
Porque Jehová nuestro Dios es santo.
Exhortación a la gratitud
Salmo de alabanza.
100 Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.
2 Servid a Jehová con alegría;
Venid ante su presencia con regocijo.
3 Reconoced que Jehová es Dios;
Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;
Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
4 Entrad por sus puertas con acción de gracias,
Por sus atrios con alabanza;
Alabadle, bendecid su nombre.
5 Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia,
Y su verdad por todas las generaciones.
Promesa de vivir rectamente
Salmo de David.
101 Misericordia y justicia cantaré;
A ti cantaré yo, oh Jehová.
2 Aprenderé el camino de la perfección.
¿Cuándo vendrás a mí?
En la integridad de mi corazón andaré en el interior de mi casa.
3 No pondré delante de mis ojos ninguna cosa injusta.
Aborrezco la obra de los que se desvían;
Nada de ellos se me pegará.
4 Corazón perverso se apartará de mí;
No conoceré al malvado.
5 Al que solapadamente difama a su prójimo, lo exterminaré;
No soportaré al de ojos altaneros y de corazón vanidoso.
6 Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que moren conmigo;
El que ande en el camino de la perfección, ése será mi servidor.
7 No habitará dentro de mi casa el que comete fraude;
El que habla mentiras no permanecerá en mi presencia.
8 Cada mañana exterminaré a todos los impíos de la nación,
Para extirpar de la ciudad de Jehová a todos los autores de iniquidad.
Seguridad de Dios para Israel
41 Escuchadme, islas costeras, y esfuércense los pueblos; acérquense, y entonces hablen; reunámonos a juicio.
2 ¿Quién suscitó del oriente a uno, a cuyos pasos asiste la victoria? Entregó delante de él naciones, y le hizo enseñorearse de reyes; los entregó a su espada como polvo, como hojarasca que su arco arrebata.
3 Los siguió, pasó a salvo por un camino por donde sus pies pasan como en volandas.
4 ¿Quién hizo y realizó esto? El que llama las generaciones desde el principio. Yo Jehová, el primero, y yo el mismo con los postreros.
5 Las islas vieron, y tuvieron temor; los confines de la tierra se espantaron; se congregaron, y vinieron.
6 Cada cual ayudó a su vecino, y a su hermano dijo: ¡Ten ánimo!
7 El carpintero animó al orfebre, y el que alisaba con martillo al que batía en el yunque, diciendo: Buena está la soldadura; y lo sujetó con clavos, para que no se moviese.
8 Pero tú, Israel, siervo mío; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo;
9 tú, a quien tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te he desechado;
10 no temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios; yo te doy vigor; sí, yo te ayudaré, y siempre te sostendré con la diestra de mi justicia.
11 He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo.
12 Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no existe, aquellos que te hacen la guerra.
13 Porque yo Jehová tu Dios, soy quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.
14 No temas, gusano de Jacob, oh vosotros los pocos de Israel; yo soy tu socorro, dice Jehová; el Santo de Israel es tu Redentor.
15 He aquí que yo te he puesto por trillo, trillo nuevo, de dientes afilados; trillarás los montes y los molerás, y reducirás a tamo los collados.
16 Los aventarás, y se los llevará el viento, y los esparcirá el torbellino; pero tú te regocijarás en Jehová, te gloriarás en el Santo de Israel.
17 Los pobres y menesterosos buscan las aguas, y no las hay; seca está de sed su lengua; yo Jehová los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé.
18 En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca.
19 Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos silvestres; pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente,
20 para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de Jehová ha hecho esto, y que el Santo de Israel lo creó.
Dios reta a los falsos dioses
21 Alegad por vuestra causa, dice Jehová; presentad vuestras pruebas, dice el Rey de Jacob.
22 Tráiganlas, anúnciennos lo que ha de venir; dígannos lo que ha pasado desde el principio, y lo consideraremos; sepamos también sus postrimerías, y hacednos entender lo que ha de suceder.
23 Declaradnos lo que ha de ocurrir después, para que sepamos que vosotros sois dioses; o a lo menos haced algún bien, o algún mal, para que nos miremos atónitos y lo contemplemos juntamente.
24 He aquí que vosotros sois nada, y vuestras obras sin ningún valor; abominación es el que os escogió.
25 Del norte levanté a uno, y vendrá; del nacimiento del sol invocará mi nombre; y pisoteará príncipes como lodo, y como pisa el barro el alfarero.
26 ¿Quién lo anunció desde el principio, para que lo sepamos; o de tiempo atrás, y diremos: Es justo? Cierto, no hay quien lo declare; sí, no hay quien lo anuncie; ciertamente no hay quien oiga vuestras palabras.
27 Yo enviaré al primero que diga a Sión: ¡Miradlos, miradlos! Y a Jerusalén daré un mensajero de alegres nuevas.
28 Y miré, pero no había ninguno; y, entre éstos, ningún consejero hubo a quien yo preguntara y él me respondiera.
29 ¡He aquí todos! Las obras de ellos son vaciedad y nada; viento y confusión son sus imágenes fundidas.
Los dos testigos
11 Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el santuario de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.
2 Y el patio que está fuera del santuario déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses.
3 Y concederé a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.
4 Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.
5 Y si alguno quiere hacerles daño, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera.
6 Éstos tienen la potestad de cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen potestad sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda clase de plagas, cuantas veces quieran.
7 Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará.
8 Y sus cadáveres quedarán en la plaza de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.
9 Y gente de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres durante tres días y medio, y no permitirán que sean puestos en los sepulcros.
10 Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas atormentaron a los moradores de la tierra.
11 Y después de los tres días y medio, entró en ellos un espíritu de vida enviado por Dios, y se pusieron de pie, y cayó gran temor sobre los que los veían.
12 Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron.
13 En aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y en el terremoto murieron siete mil personas; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo.
14 El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene rápido.
La séptima trompeta
15 El séptimo ángel tocó la trompeta, y sonaron grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.
16 Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios,
17 diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado.
18 Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.
19 Y el santuario de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se dejó ver en su santuario. Y se produjeron relámpagos, voces, truenos, terremotos y gran granizo.
Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.