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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
2 Crónicas 10

División del reino

10 Todo el pueblo de Israel se reunió en Siquén, para proclamar como nuevo rey a Roboán. 2-3 Mientras tanto, los amigos de Jeroboán hijo de Nabat, le habían enviado noticias de la muerte de Salomón. Jeroboán se encontraba en Egipto, a donde había huido para escapar del rey Salomón. Regresó, pues, rápidamente y se hizo presente en los actos de la coronación, y, junto con los jefes de las tribus del norte, dio a conocer a Roboán las demandas del pueblo:

―Su padre fue un amo severo —le expresaron—. ¡Por favor, trátenos mejor, y seremos sus súbditos!

Roboán les dijo:

―Regresen a sus casas, y vuelvan dentro de tres días, y les daré la respuesta.

Cuando la gente se fue, Roboán consultó con los ancianos que antes habían sido consejeros de su padre Salomón.

―¿Qué respuesta les daré? —les preguntó.

―Si usted quiere ser el rey —le contestaron—, tendrá que darles una respuesta favorable y tratarlos bondadosamente. Si hace esto, tenga la seguridad de que ese pueblo estará siempre bajo su dirección.

8-9 Pero él rechazó el consejo de los ancianos, y pidió la opinión de los jóvenes que se habían criado junto a él.

―Amigos míos —les dijo—, ¿qué piensan que debo hacer? ¿Debo ser más complaciente con ellos de lo que fue mi padre?

10 ―¡No! —le contestaron—. Diles: “Si creen que mi padre era severo, ¡ya verán cómo soy yo! ¡Mi dedo meñique es más grueso que la cintura de mi padre! 11 ¡No seré nada complaciente, sino al contrario, seré mucho más duro con ustedes! ¡Si mi padre los castigaba con azotes, yo los castigaré con alacranes!”.

12 Cuando Jeroboán y toda la gente regresaron al tercer día para oír la decisión de Roboán, 13 este les habló duramente, pues había rechazado el consejo de los ancianos, 14 y había preferido el de los jóvenes. Les habló en los siguientes términos:

―¡Si mi padre estableció pesados impuestos, yo les pondré otros aún más pesados! ¡Si mi padre los azotó con látigos, yo los azotaré con alacranes!

15 Así el rey rechazó las demandas del pueblo. (Dios lo hizo reaccionar de esa manera a fin de que se cumpliera lo que le había dicho a Jeroboán por intermedio de Ahías el silonita). 16 Cuando el pueblo oyó aquello, exclamó airado:

―¡Olvidémonos de David y de su dinastía! ¡Nos buscaremos otro rey! ¡Que Roboán gobierne a su propia tribu de Judá! ¡Regresemos a nuestras casas!— Y así lo hicieron.

17 Sin embargo, los israelitas que vivían en las ciudades de Judá permanecieron fieles a Roboán.

18 Cuando el rey Roboán envió a Adonirán a reclutar gente para el trabajo forzado de las otras tribus de Israel, la gente lo apedreó hasta matarlo. Cuando estas noticias llegaron al rey Roboán, saltó a su carro y huyó a Jerusalén. 19 Desde entonces el pueblo de Israel ha rehusado ser gobernado por un descendiente de David.

Apocalipsis 1

Prólogo

Esta es la revelación que Dios le dio a Jesucristo para que él le muestre a sus servidores los acontecimientos que ocurrirán pronto. Jesucristo se los reveló por medio de un ángel a su siervo Juan. Juan puso por escrito la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo, y narró con veracidad todo lo que vio y oyó.

Bendito el que lee esta profecía y benditos los que la oyen y le hacen caso, porque la hora de su cumplimiento se aproxima.

Saludos y doxología

Yo Juan, les escribo a las siete iglesias que están en la provincia de Asia:[a]

Gracia y paz a ustedes de Aquel que es, que era y que ha de venir, y de los siete espíritus[b] que están delante de su trono, y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, que fue el primero en levantarse de entre los muertos y que tiene autoridad sobre todos los reyes de la tierra.

Al que nos ama y derramó su sangre para libertarnos de nuestros pecados,

y ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes al servicio de Dios su Padre, ¡sean eternamente la gloria y el poder! ¡Amén!

¡Miren! ¡Viene en las nubes, ante los ojos de la humanidad entera, y hasta los que lo traspasaron lo verán! Y las naciones de la tierra llorarán de pesar por él.

¡Amén! ¡Que así sea!

«Yo soy la A y la Z, —dice el Señor Dios—, el que es, que era y que ha de venir, el Todopoderoso».

Alguien semejante al Hijo del hombre

9-10 Yo, Juan, hermano de ustedes y compañero en el sufrimiento, en el reino y en la fortaleza que nos da Jesucristo, un día del Señor estaba en la isla de Patmos, a donde me habían desterrado por predicar la palabra de Dios y contar lo que sé de Jesucristo. Entonces quedé bajo el poder del Espíritu y escuché detrás de mí una voz que, estridente como toque de trompeta, 11 me dijo:

«Escribe en un libro todo lo que veas, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia:[c] Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea».

12 Cuando me volví para mirar al que me hablaba, vi siete candeleros de oro. 13 En medio de los candeleros estaba un personaje muy parecido al Hijo del hombre, vestido de un manto que le llegaba hasta los pies, y ceñido al pecho con una banda de oro.

14 Tenía el pelo blanco como la lana o la nieve, y los ojos penetrantes como llamas de fuego. 15 Sus pies parecían como bronce al rojo vivo en un horno, y su voz retumbaba tan fuerte como una catarata. 16 En la mano derecha sostenía siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos. El rostro le brillaba con el resplandor del sol cuando brilla con toda su fuerza.

17 Al verlo, caí a sus pies como muerto; pero puso la mano derecha sobre mí y me dijo: «¡No temas! Soy el primero y el último, 18 el que vive aunque estuvo muerto; pero ahora vivo para siempre y tengo las llaves del infierno y de la muerte.

19 »Escribe lo que viste, lo que está sucediendo y lo que sucederá después. 20 El significado de las siete estrellas que tengo en la mano derecha, y de los siete candeleros de oro, es el siguiente: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros son las siete iglesias.

Sofonías 2

¡Reúnanse, estén atentos, gente desvergonzada! Háganlo cuando aún hay tiempo, antes de que comience el juicio de Dios y ustedes desaparezcan como si fueran paja llevada por el viento; antes de que caiga sobre ustedes la gran cólera del Señor y el día terrible de su castigo comience. Ustedes, los humildes del país, los que aun procuran vivir de acuerdo a las instrucciones del Señor, practiquen la justicia y vivan con humildad. Quizá así puedan ser salvados el día en que el Señor desate su castigo.

Juicio contra los filisteos

Gaza, Ascalón, Asdod y Ecrón, ciudades filisteas, también serán castigadas y dejadas en completa desolación. ¡Pobre de ti, Filistea, que vives en la costa y en la tierra de Canaán, porque el castigo del Señor también te alcanzará, de modo que serás destruida y ninguno de tus habitantes quedará con vida! Las tierras de la costa se convertirán en praderas, en campo de pastores y de rediles de ovejas. Allí será reubicado el pequeño grupo de sobrevivientes de Judá. Reposarán en las casas abandonadas de Ascalón. Y es que el Señor Dios visitará a su pueblo con su misericordia y nuevamente restaurará su prosperidad.

Juicio contra Moab y Amón

«He oído las burlas de Moab y de Amón, que insultaban a mi pueblo e invadían su territorio. Por lo tanto, el Señor Todopoderoso ha jurado que Moab y Amón serán destruidas como lo fueron Sodoma y Gomorra, y sus lugares quedarán tan devastados que parecerán campos de espinales, minas de sal donde nada crece y sólo reina eterna desolación. Los que queden de mi pueblo les quitarán sus bienes y se apoderarán de su tierra».

10 Este es su castigo por la gran soberbia que mostraron contra mi pueblo, porque se han burlado del pueblo del Señor Todopoderoso. 11 El Señor les hará cosas terribles. Destruirá todos los dioses de las potencias extranjeras, y luego todos los habitantes de la tierra, hasta los que viven muy lejos, rendirán homenaje al Señor, cada uno en su propio país.

Juicio contra Cus

12 «También ustedes, los de Etiopía, serán muertos por el ataque poderoso del Señor».

Juicio contra Asiria

13 El Señor también castigará al país del norte; sí, él destruirá a Asiria y hará que Nínive, su gran capital, quede convertida en tierra desolada como si fuera un desierto. 14 La que fuera ciudad orgullosa se convertirá en tierra de pastoreo para ovejas. Toda clase de animales salvajes pondrán ahí su guarida. El erizo tendrá allí su madriguera. Los buitres y los búhos vivirán entre las ruinas de los palacios, cantando desde las ventanas desvencijadas. Los cuervos graznarán desde sus puertas carcomidas. Todo su entablado de cedro quedará a la intemperie, a merced del viento.

15 Este será el destino de la ciudad grande y próspera que vivió tan segura y que decía de sí misma: «En todo el mundo no hay ciudad tan grande como yo». Pero ahora, vean cómo ha quedado convertida en un lugar de completa ruina, como guarida de animales. Todo el que pase por ella se burlará o meneará la cabeza sin creer lo que ve.

Lucas 24

La resurrección

24 El primer día de la semana, muy de mañana, las mujeres fueron al sepulcro llevando las especias aromáticas que habían preparado.

Encontraron que la piedra que cubría el sepulcro no estaba en su lugar, y cuando entraron no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Estaban confundidas, pues no sabían qué había pasado. Mientras tanto, vieron a dos hombres vestidos con ropas brillantes, de pie junto a ellas. Estaban tan asustadas que se inclinaron hasta tocar el suelo con su rostro. Pero ellos les dijeron:

―¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? No está aquí; ha resucitado. Recuerden lo que él les dijo cuando todavía estaba con ustedes en la región de Galilea: “El Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de hombres malvados, y lo crucificarán, pero al tercer día va a resucitar”.

Entonces ellas recordaron las palabras de Jesús. Cuando regresaron del sepulcro, les contaron a los once y a todos los demás lo que había pasado. 10 Las mujeres que contaron estas cosas eran María Magdalena, Juana, María la madre de Jacobo, y las demás que las acompañaban.

11 Pero los discípulos pensaron que lo que ellas decían era una locura y no les creyeron. 12 Sin embargo, Pedro salió corriendo al sepulcro. Al asomarse, sólo vio las vendas de lino. Luego regresó a su casa sorprendido de lo que había sucedido.

De camino a Emaús

13 Ese mismo día, dos de ellos se dirigían a un pueblo llamado Emaús, a unos once kilómetros de Jerusalén. 14 Iban conversando de todo lo que había pasado. 15 Mientras hablaban y discutían, Jesús mismo se acercó y empezó a caminar con ellos; 16 pero no lo reconocieron, pues sus ojos estaban velados.

17 Él les preguntó:

―¿De qué vienen hablando por el camino?

Se detuvieron; tenían los rostros embargados de tristeza. 18 Uno de ellos, llamado Cleofas, le dijo:

―¿Eres tú el único que ha estado en Jerusalén y no se ha enterado de lo que ha pasado en estos días?

19 Él les preguntó:

―¿Qué ha pasado?

Ellos le respondieron:

―Lo de Jesús de Nazaret. Era un profeta poderoso en lo que hacía y decía ante Dios y ante la gente. 20 Los jefes de los sacerdotes y nuestros gobernantes lo entregaron para que lo condenaran a muerte y lo crucificaran. 21 Sin embargo, nosotros teníamos la esperanza de que él sería el libertador de Israel. Pero ya hace tres días que sucedió todo esto. 22 Esta mañana, algunas de las mujeres de entre nosotros nos dejaron asombrados. Muy temprano, fueron al sepulcro, 23 pero no encontraron su cuerpo. Cuando volvieron, nos contaron que unos ángeles se les habían aparecido y les habían dicho que él está vivo. 24 Algunos de nuestros compañeros fueron al sepulcro y lo encontraron tal como las mujeres habían explicado. Pero a él, no lo vieron.

25 Él les dijo:

―¡Qué torpes son ustedes! ¡Qué corazón tan lento tienen para creer todo lo que los profetas dijeron! 26 ¿Acaso no saben que el Cristo tenía que sufrir estas cosas antes de entrar en su gloria?

27 Entonces les explicó todo lo que las Escrituras decían acerca de él, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas.

28 Cuando ya estaban cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo como que seguía su camino; 29 pero ellos le dijeron con insistencia:

―Quédate con nosotros. Es muy tarde, ya es casi de noche.

Así lo hizo, y entró para quedarse con ellos.

30 Mientras estaban sentados a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. 31 Entonces se les abrieron los ojos y pudieron reconocerlo; pero él desapareció.

32 Y ellos se decían uno al otro:

―¿No sentíamos como si nuestro corazón ardiera mientras él hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?

33 En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los once y a los otros que estaban con ellos. 34 Estos decían:

―¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se le apareció a Pedro!

35 Los dos también contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo reconocieron a Jesús cuando partió el pan.

Jesús se aparece a los discípulos

36 Ellos todavía estaban hablando cuando Jesús mismo se puso en medio de ellos y les dijo:

―Paz a ustedes.

37 Todos se llenaron de terror pues creyeron que lo que veían era un espíritu.

38 Él les preguntó:

―¿Por qué están tan asustados? ¿Por qué tienen tantas dudas? 39 Miren mis manos y mis pies. ¡Soy yo! Tóquenme y comprueben, pues un espíritu no tiene carne ni huesos como ven que yo los tengo.

40 Después de decir esto les mostró las manos y los pies. 41 Como ellos estaban alegres y asustados, no lo podían creer. Entonces les preguntó:

―¿Tienen algo de comer?

42 Le dieron un pedazo de pescado asado, 43 y él lo tomó y se lo comió mientras todos lo veían. Luego les dijo:

44 ―Recuerden que cuando todavía estaba yo con ustedes, les decía que tenía que cumplirse todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.

45 Entonces les abrió el entendimiento para que pudieran comprender las Escrituras. 46 Les explicó:

―Está escrito que el Cristo padecerá y resucitará al tercer día. 47 Y también que en su nombre, comenzando en Jerusalén, se predicará a todas las naciones que hay perdón de pecados para el que se arrepiente. 48 Ustedes son testigos de estas cosas. 49 Pronto enviaré lo que prometió mi Padre. Pero ustedes quédense en Jerusalén hasta que los llene con poder de lo alto.

La ascensión

50 Tras aquellas palabras, los llevó hasta Betania. Una vez allí, alzó las manos y los bendijo. 51 Y mientras los bendecía, se alejó de ellos y fue llevado al cielo.

52 Los discípulos, después de adorarlo, regresaron a Jerusalén llenos de alegría. 53 Desde ese día estaban siempre en el templo alabando a Dios.

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