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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
Éxodo 11:1-12:21

La plaga contra los primogénitos

11 El Señor le dijo a Moisés: «Enviaré una plaga más sobre el faraón y su tierra, y después de ella los dejará ir. Es más, él estará ansioso de deshacerse de ustedes y, prácticamente, los arrojará del país. Diles a todos los hombres y mujeres de Israel que pidan a sus vecinos egipcios joyas de oro y plata».

Dios hizo que los egipcios se mostraran favorables hacia el pueblo de Israel. Además, Moisés era un hombre muy importante en Egipto, y era temido por los funcionarios del faraón y por el pueblo de Egipto.

Moisés, pues, le dijo al faraón: «El Señor dice: “A medianoche pasaré por Egipto, y morirán todos los hijos mayores de todas las familias de Egipto, desde el primogénito del faraón hasta el primogénito de la esclava que trabaja en el molino; y también morirá toda primera cría de animal. El llanto por la muerte de los primogénitos resonará por todo Egipto. Jamás antes ha habido una angustia similar, y jamás se volverá a ver nada semejante. Pero ni siquiera un perro gemirá por la muerte de uno de los nuestros, pues ni personas ni animales morirán entre el pueblo de Israel. Así sabrán ustedes que el Señor hace distinción entre egipcios e israelitas. Todos tus funcionarios vendrán corriendo a mí, e inclinándose me suplicarán que me vaya con todo el pueblo. Entonces saldré y me llevaré a todo el pueblo de Israel”».

Luego, Moisés salió muy enojado de la presencia del faraón. El Señor le había dicho a Moisés: «El faraón no oirá, y esto me dará la oportunidad de hacer portentosos milagros para demostrar mi poder».

10 Por eso, aunque Moisés y Aarón hicieron estos milagros delante del faraón, el Señor le endureció el corazón para que no dejara salir al pueblo.

La Pascua

12 El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: «De ahora en adelante, este mes será el primero y el más importante del año judío. 3-4 Díganles a los israelitas que cada año, en el décimo día de este mes, cada familia tomará un cordero. Si la familia es pequeña, compartirá el cordero con otra familia pequeña del vecindario; el hacer o no esto dependerá del tamaño de la familia. Este animal, ya sea cordero o cabrito, será un macho de un año y sin ningún defecto.

»El animal deberá ser cuidado hasta el día catorce del mes. Ese día, al atardecer, cada familia de Israel sacrificará su cordero o cabrito. Luego tomarán un poco de sangre del animal y la colocarán en los dos postes y en el travesaño de la puerta de la casa en que se han de comer al animal. Asarán la carne al fuego y la comerán esa noche con panes sin levadura y hierbas amargas. Nada crudo ni cocido comerán del animal, sino asado, incluso la cabeza, las piernas, el corazón y el hígado. 10 No comerán nada de esa carne el día siguiente, y si algo sobra esa noche, deberá ser quemado.

11 »Comerán con la ropa y el calzado puestos, como si estuvieran listos para emprender un largo viaje, y con el bordón en la mano. Comerán apresuradamente. Esta fiesta es la Pascua en honor al Señor.

12 »Esa noche yo pasaré por la tierra de Egipto, y daré muerte a todos los primogénitos de los hombres y de los animales de Egipto, y así ejecutaré mi juicio sobre todos los dioses de Egipto; porque yo soy el Señor. 13 La sangre que ustedes colocarán en los postes y en las puertas será prueba de que me han obedecido; y cuando vea la sangre, pasaré de largo y no destruiré a los primogénitos de ustedes, cuando castigue a Egipto.

14 »Este día lo celebrarán cada año (como una ley permanente), para recordar esta noche. 15 La celebración durará siete días. En todo ese tiempo sólo podrán comer pan sin levadura. Cualquiera que desobedezca esta norma durante los siete días que dura la celebración, será expulsado de la comunidad de Israel. 16 El primer día de la celebración, y el séptimo día, habrá reunión sagrada para toda la congregación, y no harán trabajos de ningún tipo en esos días, salvo la preparación de alimentos.

17 »Esta celebración anual de panes sin levadura hará que siempre recuerden este día como el día en que yo los saqué de la tierra de Egipto. Será obligatorio observar esta festividad anualmente de ahora en adelante, de generación en generación. 18 Desde la tarde del día catorce del mes hasta la tarde del día veintiuno sólo podrán comer panes sin levadura. 19 En esos siete días no debe haber rastro de levadura en sus hogares. Durante ese tiempo, cualquiera que coma algo con levadura será expulsado de la comunidad de Israel. Esta misma regla se aplica a los extranjeros que vivan entre ustedes y a todos los que hayan nacido en el país. 20 Repito, durante esos días no deben comer ninguna cosa que contenga levadura; sólo comerán panes sin levadura».

21 Moisés convocó a todos los ancianos de Israel y les dijo: «Vayan y tomen corderos del rebaño, uno por cada familia, según el número de personas que la componen; y maten el cordero, para que celebren la Pascua.

Lucas 14

Jesús en casa de un fariseo

14 Un sábado, Jesús fue a comer a casa de un jefe fariseo. Los fariseos lo vigilaban. Allí, frente a él, también estaba un hombre enfermo de hidropesía.

Jesús les preguntó a los maestros de la ley y a los fariseos:

―¿Está permitido sanar a un enfermo en sábado?

Pero ellos se quedaron callados. Entonces tomó al enfermo, lo sanó y lo despidió.

Luego les preguntó a ellos:

―¿Si a uno de ustedes se le cae en un pozo su hijo o su buey, no lo saca en seguida, aunque sea sábado?

Y no pudieron contestarle nada.

Al ver que los invitados escogían los lugares de honor en la mesa, les contó esta parábola:

―Cuando alguien te invite a una fiesta de bodas, no te sientes en el lugar de honor, porque si llega algún invitado más importante que tú, el que invitó a los dos te dirá: “Dale tu asiento a este otro invitado”. Entonces, avergonzado, tendrás que sentarte en el último lugar. 10 Lo mejor será que, cuando te inviten, te sientes en el último lugar. Así, cuando venga el que te invitó, te dirá: “Amigo, ven acá, aquí hay un lugar mejor”. Así, recibirás honor delante de todos los demás invitados. 11 Todo el que se engrandece a sí mismo será humillado; y al que se humilla Dios lo ensalzará.

12 Luego, Jesús le dijo al que lo había invitado:

―Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus familiares ni a tus vecinos ricos, porque cuando ellos te devuelvan la invitación, habrás recibido tu recompensa. 13 Lo mejor es que cuando des un banquete, invites a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos. 14 Así serás dichoso, pues ellos no tienen con qué recompensarte, pero tú serás recompensado cuando resuciten los justos.

Parábola del gran banquete

15 Cuando uno de los que estaba sentado a la mesa con Jesús oyó esto, le dijo:

―¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!

16 Jesús le respondió:

―Un hombre preparó una gran cena e invitó a muchas personas. 17 A la hora de la cena mandó a su sirviente a decirles a los invitados: “Vengan, porque ya todo está listo”. 18 Pero todos los invitados comenzaron a dar excusas. El primero dijo: “Te ruego que me disculpes, pues acabo de comprar un terreno y tengo que ir a verlo”. 19 Otro dijo: “Te ruego que me disculpes, pues acabo de comprar cinco yuntas de bueyes y tengo que probarlas”. 20 Y otro dijo: “Acabo de casarme y no puedo ir”.

21 »El sirviente regresó y le contó todo esto a su señor. Entonces el dueño de la casa se enojó y le dijo al sirviente: “Ve pronto por las calles y los callejones del pueblo, y trae acá a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos”. 22 Poco después, el siervo volvió a decirle: “Señor, ya hice lo que usted me mandó, pero todavía hay lugar”. 23 El señor le dijo: “Ve por los caminos y las veredas y obliga a la gente a entrar, para que se llene mi casa. 24 Les aseguro que ninguno de los primeros invitados disfrutará de mi cena”».

El precio del discipulado

25 Mucha gente seguía a Jesús, entonces él se volvió y les dijo:

26 «El que quiera seguirme tiene que amarme más que a su padre, a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso más que a su propia vida. De lo contrario, no podrá ser mi discípulo. 27 El que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.

28 »Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Qué tendría que hacer primero? Tendría que sentarse a calcular el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla, 29 porque si echa los cimientos y después no puede terminarla, todos los que la vean se burlarán de él. 30 Entonces dirán: “Este hombre comenzó a construir y no pudo terminar su torre”. 31 Supongamos también que un rey está a punto de ir a la guerra contra otro rey. ¿Qué tendría que hacer primero? Tendría que sentarse a calcular si con diez mil hombres puede enfrentarse al que lo va a atacar con veinte mil. 32 Si ve que no puede, enviará una delegación para pedir condiciones de paz mientras el enemigo está todavía lejos. 33 De igual manera, cualquiera de ustedes que quiera ser mi discípulo tendrá que dejar todo lo que tiene. 34 La sal es buena, pero si ya no tiene sabor, ¿cómo volverá a recuperarlo? 35 No sirve ni para la tierra ni para el abono; lo mejor es tirarla. El que tenga oídos para oír, que oiga».

Job 29

Soliloquio de Job

29 Job prosiguió:

«¡Cómo extraño aquellos tiempos en que Dios cuidaba de mí, cuando iluminaba el camino ante mis pasos y yo marchaba seguro entre las tinieblas!

»¡Si volvieran mis años de juventud, cuando la amistad de Dios reinaba en mi hogar; cuando el Todopoderoso aún estaba conmigo y mis hijos en torno mío; cuando mis planes prosperaban y hasta de la roca manaba aceite de olivas para mí!

»Aquellos eran los tiempos en que yo salía a la puerta de la ciudad y tomaba mi sitio entre los ancianos honorables. Los jóvenes me veían y se apartaban, y hasta los ancianos se levantaban respetuosos a mi llegada. Los príncipes se mantenían silenciosos y se tapaban la boca con la mano. 10 Los más altos dignatarios de la ciudad guardaban silencio. 11 Todos se regocijaban al oír mis palabras. Hablaban bien de mí cuantos me veían. 12 Pues yo, como juez honrado ayudaba a los pobres en sus necesidades y a los huérfanos que carecían de defensor. 13 Ayudaba a quienes estaban a punto de perecer, y ellos me bendecían. Y yo ponía en el corazón de las viudas un canto de alegría. 14 ¡Todo cuanto yo hacía era justo y honorable, porque la rectitud era mi vestidura! 15 Fui ojos para el ciego y pies para el cojo. 16 Fui padre de los pobres y me encargué de que hasta a los extranjeros se les hiciera justicia. 17 Quebranté los colmillos de los impíos opresores y los obligué a soltar a sus víctimas.

18 »Yo pensaba: “Sin duda moriré en paz en mi nido, tras larga y buena vida”. 19 Pues cuanto yo hacía prosperaba. Toda la noche había rocío en mis campos y los regaba. 20 Constantemente se me tributaban nuevos honores, y mis capacidades eran refrescadas y renovadas continuamente. 21 Todos me escuchaban y atendían mi consejo, y callaban hasta que yo hablara. 22 Y luego que yo hablaba no replicaban; porque mi consejo les satisfacía. 23 Ansiaban mis palabras como los que en la sequía ansían la lluvia. Esperaban ansiosos y con la boca abierta. 24 Cuando estaban desalentados, yo les sonreía y eso los animaba y les levantaba el espíritu. 25 Les decía lo que debían hacer, y los corregía como jefe de ellos, o como un rey instruye a su ejército, y como quien consuela a los dolientes.

1 Corintios 15

La resurrección de Cristo

15 Permítanme recordarles, hermanos, el evangelio que les prediqué antes. Ustedes lo aceptaron entonces, y perseveran en él. Es por medio de este mensaje como ustedes alcanzan la salvación; es decir, si todavía lo creen firmemente. Si no, todo fue en vano.

Lo primero que hice fue transmitirles lo que me enseñaron: que Cristo murió por nuestros pecados, de acuerdo con las Escrituras; que fue sepultado y que al tercer día se levantó de la tumba, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y, más tarde, a los doce. Después se apareció a más de quinientos cristianos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos han muerto ya. Luego se le apareció a Jacobo, y después a todos los apóstoles. Y por último, como a uno que había nacido fuera de tiempo, se me apareció a mí.

Yo soy el más insignificante de los apóstoles, título que ni siquiera debería ostentar, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10 Pero lo que soy, lo soy por la gracia de Dios. Y su gracia no ha sido en vano, porque he trabajado más que todos ellos, si bien es cierto que no he sido yo, sino la gracia de Dios que ha obrado por medio de mí.

11 Pero no importa quién trabajó más, yo o ellos; lo importante es que les predicamos el evangelio y que ustedes lo creyeron.

La resurrección de los muertos

12 Ahora bien, si se predica que Cristo resucitó, ¿por qué algunos andan diciendo que no existe la resurrección de los muertos? 13 Si no hay resurrección, Cristo no resucitó tampoco; 14 y si no resucitó, vana es nuestra predicación y vana es la fe de ustedes. 15 En ese caso, los apóstoles seríamos unos mentirosos, porque afirmamos que Dios levantó a Cristo de la tumba, y esto es imposible si los muertos no resucitan. 16 Y si no resucitan, Cristo está muerto todavía, 17 y la fe de ustedes es una ilusión, todavía están en sus pecados. 18 Además, los cristianos que ya han muerto están perdidos. 19 Si el ser cristiano nos fuera de valor sólo en esta vida, seríamos los seres más desgraciados del mundo.

20 ¡Pero Cristo sí resucitó! Y al resucitar se convirtió en el primero de los que resucitarán un día. 21 La muerte entró en este mundo por lo que un hombre hizo; pero gracias a lo que otro hombre hizo, habrá resurrección de los muertos. 22 Morimos porque tenemos parentesco con Adán, pero viviremos por estar unidos a Cristo.

23 Todo, sin embargo, en su debido orden: Cristo resucitó primero; luego, cuando venga Cristo, resucitará su pueblo. 24 Después llegará el fin, cuando Cristo entregará el reino a Dios el Padre, tras haber acabado por completo con todo poder, dominio y autoridad, 25 porque Cristo tiene que reinar hasta derrotar a sus enemigos y ponerlos bajo sus pies. 26 El último de ellos es la muerte.

27 El Padre ha dado a Cristo imperio y autoridad sobre todas las cosas; por supuesto, Cristo no gobierna al Padre mismo, porque fue el Padre el que le dio autoridad para gobernar. 28 Cuando por fin Cristo haya sometido todo, el Hijo mismo se pondrá a las órdenes del Padre, para que Dios tenga la supremacía absoluta.

29 Si los muertos no fueran a resucitar, ¿para qué se bautizan algunos por los muertos? ¿Para qué lo hacen si no creen que los muertos resucitarán? 30 ¿Y para qué vamos a estar nosotros jugándonos constantemente la vida? 31 Les aseguro que a diario arriesgo la vida; tan cierto es esto como el orgullo que siento por ustedes, en Cristo Jesús, nuestro Señor. 32 ¿Qué he ganado yo enfrentándome en Éfeso a hombres que eran como fieras? Si no vamos a resucitar, «¡comamos y bebamos que mañana moriremos!».

33 No se dejen llevar por los que dicen tales cosas. «Las malas amistades, echan a perder las buenas costumbres». 34 Despierten y no pequen más, porque algunos de ustedes no conocen a Dios. Para avergonzarlos les digo eso.

El cuerpo resucitado

35 Quizás algunos se pregunten: «¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Qué clase de cuerpo tendrán?». 36 ¡Necio! Cuando uno siembra una semilla, no germina si no muere primero. 37 Y cuando el brote sale a flor de tierra es muy distinto de la semilla que se plantó. Lo que uno siembra es un simple grano de trigo o de cualquier otra planta, 38 pero Dios le da el cuerpo, del tipo que quiso que tuviera. La planta será de acuerdo con la semilla. 39 Hay diferentes tipos de cuerpos. Los hombres, las bestias, los peces y las aves son diferentes entre sí. 40 Los ángeles del cielo tienen cuerpo diferente del nuestro, y la belleza y la gloria de ellos es diferente de la belleza y la gloria de los nuestros. 41 Por ejemplo, el sol tiene un tipo de gloria, mientras que la luna y las estrellas tienen otro. Y las estrellas se diferencian entre sí por su brillantez.

42 De igual manera sucederá con la resurrección de los muertos. Lo que se entierra, se echa a perder; lo que resucita, no se corromperá jamás. 43 El cuerpo que sembremos, es despreciable; pero cuando resucite será glorioso. Ahora es débil, pero cuando resucite será fuerte. 44 Al morir sembramos un cuerpo material, pero cuando resucite será espiritual. Así como hay cuerpos físicos, hay cuerpos espirituales.

45 Dicen las Escrituras que el primer Adán se convirtió en un ser viviente; pero el postrer Adán, Cristo, es un Espíritu que da vida.

46 Entonces, primero tenemos cuerpo humano y después Dios nos da un cuerpo espiritual. 47 Adán fue hecho del polvo de la tierra, pero Cristo descendió del cielo. 48 Cada ser humano tiene un cuerpo como el de Adán; y los que viven en el cielo, tienen un cuerpo como el de Cristo. 49 Al igual que ahora hemos llevado la imagen de Adán, un día nos pareceremos a Cristo.

50 Les digo, hermanos míos, que ningún cuerpo de carne y hueso podrá entrar en el reino de Dios. Este cuerpo corruptible no puede heredar lo que es incorruptible. 51 Les voy a revelar ahora un secreto: No todos moriremos, pero todos seremos transformados. 52 Ocurrirá en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final. Cuando esa trompeta suene, los que hayan muerto resucitarán con cuerpos nuevos que jamás morirán; y los que estemos vivos seremos transformados.

53 Porque es imprescindible que este cuerpo corruptible se convierta en un cuerpo incorruptible, y que lo mortal sea inmortal. 54 Cuando así suceda, se cumplirá la siguiente profecía: «Ha sido devorada la muerte por la victoria».

55 «¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?

¿Dónde está, oh sepulcro, tu victoria?».

56 En efecto, el pecado, que es el aguijón de la muerte, ya no existirá; y la ley, que le da poder al pecado, dejará de juzgarnos. 57 ¡Gracias a Dios que nos da la victoria por medio de Jesucristo, nuestro Señor!

58 Por eso, amados hermanos míos, estén firmes y constantes; trabajen siempre para la obra del Señor, conscientes de que nada de lo que hagamos para el Señor será en vano.

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