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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
Génesis 45

José se da a conocer

45 José no pudo aguantar más.

―¡Salgan todos de mi presencia! —exclamó—, dirigiéndose a sus siervos.

Quedó solo con sus hermanos y, no pudiendo contenerse más, lloró en alta voz. Su llanto se oyó en todo el palacio, y la noticia llegó pronto al palacio del faraón.

―Yo soy José —les dijo a sus hermanos—. ¿Mi padre vive aún?

Pero los hermanos, debido a la gran sorpresa, se quedaron mudos.

―¡Acérquense! —les dijo José.

Ellos se acercaron, y José añadió:

―Yo soy su hermano José, el que ustedes vendieron como esclavo para Egipto. Pero no se aflijan ni se condenen por ello, porque era plan de Dios. Dios me envió aquí antes que a ustedes para preservarnos la vida y la de nuestras familias. Estos años de escasez son los primeros dos de siete años de hambre. En ese tiempo no habrá siembra ni cosecha. Dios me envió aquí para mantenerlos con vida a ustedes y a sus familias, para que puedan ser una nación grande. Sí, Dios, y no ustedes, fue el que me envió a Egipto. Dios me puso por consejero del faraón y por administrador de toda la nación, gobernador de toda la tierra de Egipto. Dense prisa en volver a mi padre y díganle: “Tu hijo José dice: ‘Dios me ha puesto por jefe de toda la tierra de Egipto. Ven hasta donde yo estoy inmediatamente. 10 Vivirás en la tierra de Gosén y estarás cerca de mí con todos tus hijos y nietos, con tus ovejas y vacas, y todo lo que tengas. 11-13 Yo te cuidaré’ ”. Ustedes son testigos de mi promesa, y mi hermano Benjamín me ha oído decirlo. Díganle a mi padre que todavía quedan cinco años de escasez. Si no hacen lo que les digo, quedarán en la completa pobreza ustedes y sus familias. Cuéntenle a mi padre todo el poder que tengo en Egipto y cómo todos me obedecen. Hagan que él venga pronto a verme.

14 Entonces, llorando de gozo, abrazó a Benjamín, y este comenzó a llorar también. 15 Hizo lo mismo con cada uno de sus hermanos. Después de esto, sus hermanos hablaron con él.

16 Y la noticia de que los hermanos de José estaban en Egipto llegó a oídos del faraón. Al saberlo, el faraón y sus funcionarios se alegraron mucho. 17 Entonces el faraón le dijo a José:

―Diles a tus hermanos que carguen sus bestias y vuelvan cuanto antes a sus hogares, en Canaán. 18 Además, diles que traigan a tu padre y a todas sus familias, para que se queden a vivir aquí en Egipto. Yo les daré la mejor tierra, de modo que podrán disfrutar de lo mejor de Egipto. 19 Diles también que lleven consigo carros de Egipto, para que traigan a sus esposas, a sus hijos pequeños y a su padre. 20 Y que no se preocupen por lo que tengan que dejar en su tierra, porque lo mejor de Egipto será de ellos.

21 Entonces José les dio carros, conforme a la orden del faraón. Además les dio provisiones para el viaje y mudas de ropa. 22 Pero a Benjamín le dio cinco mudas de ropa y trescientas monedas de plata. 23 A su padre le envió diez burros cargados con las mejores cosas de Egipto, diez burras cargadas de trigo, y toda clase de alimentos para que comieran durante el viaje. 24 Entonces despidió a sus hermanos.

―No peleen en el camino —les aconsejó al despedirlos.

25 Ellos emprendieron el viaje y regresaron a la tierra de Canaán, donde estaba su padre Jacob.

26 ¡José está vivo! —exclamaron al contárselo—. Es el gobernador de toda la tierra de Egipto.

Jacob se quedó pasmado, y no les creía. 27 Pero cuando le dieron los mensajes de José, y cuando vio los carros cargados de alimentos que José le había enviado, se llenó de alegría.

28 ―¡Les creo! —dijo—. ¡José mi hijo está vivo! ¡Iré y lo veré antes de morir!

Marcos 15

Jesús ante Pilato

15 Muy temprano en la mañana, se reunieron los jefes de los sacerdotes, los ancianos, los maestros de la ley y el pleno del Consejo Supremo y tomaron una decisión. Ataron a Jesús, se lo llevaron y lo entregaron a Pilato.

Pilato le preguntó:

―¿Eres tú el rey de los judíos?

Él respondió:

―Tú mismo lo dices.

Los jefes de los sacerdotes lo acusaban de muchas cosas.

Pilato le preguntó otra vez:

―¿No me vas a contestar? Mira todas las cosas de las que te acusan.

Pero ni aun así Jesús respondió, de modo que Pilato se quedó asombrado.

Pilato tenía la costumbre de soltar a un preso durante la fiesta, el que la gente pidiera. Un hombre llamado Barrabás estaba preso junto con otros rebeldes por haber cometido un asesinato en una revuelta. La gente llegó y le pidió a Pilato que le concediera lo que acostumbraba.

Pilato respondió:

―¿Quieren que deje libre al rey de los judíos? 10 Les hizo esa pregunta porque se daba cuenta de que los jefes de los sacerdotes habían entregado a Jesús por envidia.

11 Pero estos incitaron a la gente para que Pilato dejara libre a Barrabás.

12 Pilato volvió a preguntar:

―¿Y qué voy a hacer con el que ustedes llaman el rey de los judíos?

13 Ellos gritaron:

―¡Crucifícalo!

14 Él les decía:

―¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho?

Pero ellos gritaron todavía más fuerte:

―¡Crucifícalo!

15 Como Pilato quería tener contenta a la gente, dejó en libertad a Barrabás; después mandó que azotaran a Jesús y lo entregó para que lo crucificaran.

Los soldados se burlan de Jesús

16 Los soldados llevaron a Jesús al interior del palacio, al lugar llamado pretorio, y reunieron a toda la tropa. 17 Le pusieron un manto de color púrpura; también trenzaron una corona de espinas y se la pusieron.

18 Y le gritaban:

―¡Viva el rey de los judíos!

19 Lo golpeaban en la cabeza con una caña y lo escupían, y doblando la rodilla, le hacían reverencias. 20 Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto y le pusieron su propia ropa. Por último, lo sacaron para crucificarlo.

La crucifixión

21 A un hombre de Cirene, que pasaba por allí al regresar del campo, lo obligaron a llevar la cruz. El hombre se llamaba Simón, y era padre de Alejandro y de Rufo.

22 Llevaron, pues, a Jesús a un lugar llamado Gólgota (que significa: Lugar de la Calavera). 23 Le ofrecieron vino mezclado con mirra, pero no lo tomó. 24 Entonces lo crucificaron. Repartieron la ropa de Jesús, y lo hicieron echando suertes para ver con qué se quedaba cada uno. 25 Eran las nueve de la mañana cuando lo crucificaron.

26 Un letrero tenía escrita la causa de su condena: «el rey de los judíos».

27 Con él crucificaron a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. 28 Con esto se cumplieron las Escrituras que dicen: «Contado fue entre malvados».

29 Los que pasaban por allí meneaban la cabeza y lo insultaban diciendo:

―¡Eh! Tú, que destruyes el templo y en tres días lo reconstruyes, 30 ¡baja de la cruz y sálvate a ti mismo! 31 También los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley se burlaban de él con estas palabras:

―Salvó a otros, pero no puede salvarse a sí mismo. 32 Que baje ahora de la cruz ese Cristo, rey de Israel, para que veamos y creamos.

Los que estaban crucificados con él, también lo insultaban.

Muerte de Jesús

33 Al llegar el mediodía toda la tierra quedó en oscuridad, hasta la media tarde.

34 A esta hora Jesús gritó con fuerza:

—Eloi, Eloi, ¿lama sabactani?[a] (que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?)

35 Cuando algunos de los que estaban allí lo oyeron, dijeron:

―Escuchen, está llamando al profeta Elías.

36 Entonces un hombre corrió, empapó una esponja en vinagre, la puso en el extremo de una caña y se la ofreció a Jesús para que bebiera. Y dijo:

―Déjenlo, vamos a ver si Elías viene a bajarlo.

37 Entonces Jesús, dando un fuerte grito, murió.

38 El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. 39 El centurión que estaba frente a Jesús, al oír el grito y ver que estaba muerto, dijo: —¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!

40 Había también algunas mujeres mirando desde lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé. 41 Estas mujeres habían seguido a Jesús y lo habían atendido cuando estaba en Galilea. Además, había allí muchas otras que habían subido con él a Jerusalén.

Sepultura de Jesús

42 Como era el día de preparación, es decir, la víspera del sábado, ya al atardecer, 43 José de Arimatea, miembro distinguido del Consejo Superior de los judíos, y quien también esperaba el reino de Dios, se llenó de valor y se presentó ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús.

44 Pilato se sorprendió de que Jesús ya estuviera muerto. Llamó al centurión y le preguntó si hacía mucho que había fallecido. 45 Cuando el centurión le informó, entonces Pilato entregó el cuerpo a José.

46 José compró una sábana, bajó el cuerpo y lo envolvió en ella. Después lo puso en un sepulcro cavado en la roca. Luego hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.

47 María Magdalena y María la madre de José vieron dónde pusieron el cuerpo de Jesús.

Job 11

Primer discurso de Zofar

11 Zofar de Namat responde a Job:

«¿No ha de haber quien corte este torrente de palabras? La palabrería de un hombre, ¿prueba que tiene razón? ¿He de quedarme callado ante tus alardes? ¿Te burlarás sin que nadie te responda? ¡Pretendes ser puro a los ojos de Dios! ¡Cómo me gustaría que Dios hablara y te dijera lo que piensa! ¡Que te mostrara tal cual eres; pues él conoce todo lo que has hecho! Escucha: Dios sin duda te está castigando mucho menos de lo que mereces.

»¿Conoces los pensamientos y propósitos de Dios? El mucho investigar, ¿te los revelará? ¿Estás capacitado para juzgar al Todopoderoso? Él es tan perfecto como alto es el cielo; y tú, ¿quién eres? Insondable es su pensamiento; ¿qué podrás tú saber en comparación con él? Es más amplio que la tierra y más extenso que el mar. 10 Si viene y te pone en un calabozo, y luego te llama a cuentas, ¿quién lo hará desistir? 11 Porque él conoce a fondo todas las faltas y pecados de la humanidad; sin escrutar, ve todos los pecados. 12 El simple hombre tiene tantas probabilidades de ser sabio, como un borriquillo de nacer en forma de hombre.

13-14 »Antes de enfrentarte a Dios y extender hacia él tus manos, deja tus pecados y despójate de toda iniquidad. 15 Sólo entonces, sin manchas de pecado que te ensucien, podrás marchar derecho hacia Dios sin temor. 16 Sólo entonces podrás olvidar tu desdicha. Todo eso quedará en el pasado. 17 Y no habrá nubarrones en tu vida; toda oscuridad se transformará en luminosa mañana. 18 Obtendrás valentía porque tendrás esperanza. Procederás con calma y reposarás seguro. 19 Te acostarás sin temor y muchos buscarán tu ayuda. 20 Pero los malvados no hallarán escapatoria: su única esperanza está en la muerte».

Romanos 15

15 Los que estamos plenamente convencidos de lo que hacemos, en vez de hacer sólo lo que queremos, debemos ayudar a quienes son débiles. Cada uno debe agradar a su prójimo, y hacer cuanto contribuya al bien y a la edificación de su fe.

Ni siquiera Cristo trató de complacerse. Como está escrito: «Los insultos de quienes te ofendían cayeron sobre mí».

De hecho, todo lo que fue escrito hace tiempo se escribió para enseñarnos, a fin de que, con el consuelo y la constancia que las Escrituras nos dan, mantengamos la esperanza.

¡Que Dios, que da aliento y perseverancia, les ayude a vivir juntos en armonía, tal como Cristo nos dio el ejemplo! ¡Y que podamos así, juntos y a una voz, glorificar a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo!

Así que, para gloria de Dios, trátense en la iglesia con el mismo afecto con que Cristo los ha recibido.

Recuerden que Jesucristo vino a demostrar que Dios es fiel a las promesas dadas a los patriarcas, y por eso les sirvió a los judíos. Recuerden que él vino también para que los gentiles glorifiquen a Dios por sus mercedes hacia ellos.

Así está escrito:

«Te alabaré entre las naciones, cantaré himnos a tu nombre».

10 Y en otro lugar exclama:

«Naciones, alégrense juntamente con el pueblo de Dios».

11 Y además:

«Alaben al Señor, todas las naciones; todos los pueblos canten alabanzas».

12 Y el profeta Isaías añade:

«Habrá un heredero en la familia de Isaí y reinará sobre las naciones; en él depositarán los pueblos su esperanza».

13 Hermanos míos, mi deseo es que el Dios que les concedió esperanza los inunde siempre de felicidad y paz al creer en él. Y le pido a Dios que los haga rebosar de esperanza por el poder del Espíritu Santo.

Pablo, ministro de los gentiles

14 Sé que ustedes son sabios y bondadosos, hermanos míos, y que están capacitados para enseñarse unos a otros. 15 Sin embargo, he sido bien franco sobre algunos asuntos, a manera de recordatorio. Me he atrevido a hacerlo, porque Dios me concedió su bondad 16 para ser servidor de Cristo para bien de los gentiles. Mi deber sacerdotal es llevarles el evangelio de Dios, a fin de presentar a los gentiles ante Dios como una ofrenda que a él le agrada, porque el Espíritu Santo la ha purificado.

17 Por eso me siento orgulloso, en Cristo Jesús, de mi servicio a Dios. 18 No me atrevería a hablar de otra cosa sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para que los gentiles obedezcan a Dios. Lo he hecho con mis palabras y con el ejemplo de mi vida. 19 También por medio de los milagros y señales poderosas que he realizado mediante el poder del Espíritu de Dios.

He estado predicando el evangelio de Cristo por todas partes, desde Jerusalén hasta Iliria. 20 Siempre ha sido mi propósito predicar, no donde ya otros lo hayan hecho, sino donde no conozcan a Cristo. No me gusta edificar sobre un fundamento que otros hayan puesto. 21 Más bien, he hecho lo que está escrito:

«Quienes nunca antes habían escuchado de él lo verán;

y entenderán los que no habían oído hablar de él».

22 En realidad, por eso me he demorado tanto en ir a visitarlos.

Pablo piensa visitar Roma

23 Pero al fin, tras años de espera, ya he terminado mi trabajo por estos lugares y puedo ir a verlos. 24 Estoy pensando ir a España; cuando lo haga, pasaré por Roma y tendré el gusto de estar con ustedes algún tiempo, tras lo cual espero que me ayuden a continuar mi viaje.

25 Pero antes tengo que ir a Jerusalén a llevar la ofrenda que se ha recogido para los hermanos. 26 Los cristianos de Macedonia y Acaya hicieron una colecta de dinero para los hermanos pobres de Jerusalén. 27 Ellos lo han hecho de buena voluntad, aunque en realidad estaban obligados a hacerlo, porque si los gentiles han disfrutado de las bendiciones espirituales que recibieron de los judíos, lo menos que pueden hacer en reciprocidad es ofrecerles ayuda material.

28 Tan pronto como les entregue el dinero, llegaré a verlos a ustedes de paso a España. 29 Estoy seguro de que cuando vaya, el Señor les enviará conmigo grandes bendiciones.

30 En nombre de nuestro Señor Jesucristo, y por el amor que el Espíritu Santo ha puesto en ustedes, les ruego que se unan a mí en esta lucha y que oren a Dios por mi trabajo. 31 Pidan que el Señor me proteja, en Jerusalén, de los que no son cristianos. Oren para que los cristianos de allí acepten el dinero que les llevo. 32 Entonces, Dios mediante, podré visitarlos a ustedes con el corazón alegre y descansar entre ustedes por un tiempo. 33 ¡Que el Dios de paz esté con todos ustedes! Así sea.

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