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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
La Palabra (España) (BLP)
Version
1 Crónicas 17

La promesa dinástica de Natán (2 Sm 7)

17 Una vez que David se hubo instalado en su casa dijo al profeta Natán:

— Mira, yo estoy viviendo en una casa de cedro, mientras que el Arca de la alianza del Señor está bajo una lona.

Natán le respondió:

— Haz lo que estás pensando, que Dios está contigo.

Pero aquella misma noche Natán recibió este mensaje del Señor:

— Di a mi siervo David: “Esto dice el Señor: No serás tú quien me construya a mí una casa para vivir en ella. Yo nunca he vivido en una casa desde el día en que hice subir a Israel hasta hoy, sino que he estado de tienda en tienda y de santuario en santuario. Y en todo el tiempo en que estuve viajando de un sitio a otro con todo Israel, a ninguno de los jueces que elegí para pastorear a mi pueblo le hablé de construirme una casa de cedro”. Ahora, pues, dile a mi siervo David: “Esto dice el Señor del universo: Yo te saqué de los pastos y de cuidar rebaños para ser el jefe de mi pueblo, Israel; te he acompañado en todas tus andanzas, te he quitado de la vista a tus enemigos y pienso hacerte tan famoso como los más famosos de la tierra. Asignaré un lugar a mi pueblo, Israel, y lo asentaré en él para que lo habite sin sobresaltos y sin que los malvados vuelvan a humillarlo, como al principio 10 cuando nombré jueces en mi pueblo, Israel; también someteré a todos tus enemigos. Además, te anuncio que el Señor te edificará una dinastía. 11 Y cuando tu vida se acabe para irte con tus antepasados, mantendré después de ti a tu descendencia, a uno de tus hijos, y consolidaré su reino. 12 Él me construirá una casa y yo consolidaré su trono para siempre. 13 Yo seré su padre y él será mi hijo, y no le retiraré mi fidelidad, como se la retiré a tu predecesor. 14 Lo estableceré en mi casa y en mi reino eternamente y su trono quedará consolidado para siempre”.

15 Natán comunicó a David todas estas palabras y visiones.

16 Entonces el rey David entró a presentarse ante el Señor y dijo:

— ¿Quién soy yo, Dios, el Señor, y qué es mi familia para que me hayas hecho llegar hasta aquí? 17 Y por si te pareciera poco, oh Dios, te has referido a la dinastía de tu siervo para el futuro y me has tratado como a una persona importante, Dios, el Señor. 18 ¿Qué más podría yo añadirte en relación con el honor de que has revestido a tu siervo, si tú me conoces de sobra? 19 Señor, por amor a tu siervo y según tu voluntad has realizado toda esta gran obra, para dar a conocer todas tus maravillas. 20 Señor, no hay nadie como tú, ni hay Dios fuera de ti, por todo lo que ha llegado a nuestros oídos. 21 ¿Qué otra nación hay en la tierra que sea como tu pueblo, Israel, a quien Dios haya ido a rescatar para convertirlo en su pueblo y hacerte famoso con grandes hazañas y prodigios y expulsando a las naciones ante tu pueblo, al que rescataste de Egipto? 22 Has hecho a tu pueblo, Israel, pueblo tuyo para siempre y tú, Señor, te has convertido en su Dios. 23 Así, pues, Señor, que se confirme para siempre la promesa que has hecho a tu siervo y a su familia, y cumple cuanto has dicho. 24 Que se confirme, para que tu nombre sea siempre famoso y puedan decir: “El Señor del universo es el Dios de Israel”. Y que la casa de tu siervo David se mantenga en tu presencia. 25 Puesto que tú, mi Dios, has revelado a tu siervo que le edificarás una dinastía, por eso tu siervo se ha atrevido a dirigirte esta plegaria. 26 Tú, Señor, eres Dios y has prometido esta dicha a tu siervo. 27 Dígnate, pues, bendecir la dinastía de tu siervo, para que permanezca siempre en tu presencia. Ya que lo que tú bendices, Señor, bendito queda para siempre.

Santiago 4

Amistad con el mundo, amistad con Dios

¿De dónde surgen los conflictos y las luchas que hay entre vosotros? Sin duda, de las pasiones que lleváis siempre en pie de guerra en vuestro interior. Si ambicionáis y no tenéis, asesináis; si ardéis en deseos y no podéis satisfacerlos, os enzarzáis en luchas y contiendas. No tenéis porque no pedís. Y, si pedís, no recibís nada porque pedís con la torcida intención de malgastarlo en vuestros caprichos. ¡Gente infiel! ¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Por tanto, quien pretende tener al mundo por amigo, se hace enemigo de Dios. Pues no dice en vano la Escritura: “Dios ama celosamente al espíritu que puso en nosotros”. Aunque su benevolencia es siempre mayor, y por eso dice también la Escritura: Dios hace frente a los orgullosos y concede, en cambio, su favor a los humildes. Someteos, pues, a Dios y resistid al diablo, que no tendrá más remedio que huir. Acercaos a Dios, y Dios se acercará a vosotros. ¡Limpiad vuestras manos, pecadores! ¡Purificad vuestros corazones, los que os portáis con doblez! Reconoced vuestra miseria; llorad y lamentaos: que la risa se os convierta en llanto, y en tristeza la alegría. 10 Humillaos ante el Señor y él os ensalzará.

III.— JUICIO Y SALVACIÓN (4,11—5,18)

El juicio sobre el hermano

11 Hermanos, no habléis mal unos de otros. Quien critica a su hermano o se erige en su juez, está criticando y juzgando a la ley. Y si juzgas a la ley, no eres su cumplidor, sino su juez. 12 Mas sólo hay uno que es al mismo tiempo legislador y juez; sólo uno que tiene poder para salvar y condenar. ¿Quién eres tú, entonces, para erigirte en juez del prójimo?

Advertencias a los autosuficientes

13 En cuanto a vosotros, los que decís: “Hoy o mañana iremos a tal ciudad y pasaremos allí el año negociando y enriqueciéndonos”, 14 ¿sabéis, acaso, qué os sucederá mañana? Pues vuestra vida es como una nube de vapor, que aparece un instante y al punto se disipa. 15 Haríais mejor en decir: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello”. 16 Pero no; alardeáis con fanfarronería, sin pensar que semejante actitud es siempre reprochable. 17 Porque quien sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado.

Jonás 1

Jonás rehúye al encargo de Dios

El Señor se dirigió a Jonás, hijo de Amitay, diciéndole:

— Disponte a ir a la gran ciudad de Nínive y proclama un castigo contra ella, porque la noticia de su maldad ha llegado hasta mí.

Pero Jonás, queriendo eludir el mandato del Señor, decidió huir a Tarsis. Así que bajó hasta Jope, donde encontró un barco que zarpaba para Tarsis; pagó su pasaje y se embarcó en él rumbo a Tarsis, para alejarse del Señor. Pero el Señor hizo que un fuerte viento azotase el mar hasta levantar una tempestad cuya violencia amenazaba con destrozar el barco. Los marineros, atemorizados, comenzaron a suplicar ayuda cada uno a su dios y arrojaron al mar todos los enseres que había a bordo para aligerar la carga. Entretanto, Jonás había bajado a la bodega del barco donde se acostó y quedó profundamente dormido. El capitán llegó hasta él y le dijo:

— ¿Qué haces tú dormido? ¡Levántate y suplica ayuda a tu dios! Tal vez, él se interese por nosotros y no perezcamos.

Seguidamente comenzaron a decirse unos a otros:

— Echemos suertes para saber a quién se debe nuestra desgracia.

Así pues, echaron suertes y le tocó a Jonás. Entonces le dijeron:

— Dinos por qué nos ha sobrevenido esta desgracia. ¿Cuál es tu trabajo? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿De qué pueblo eres?

Jonás les respondió así:

— Yo soy hebreo y adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra firme.

10 Al oírlo, aquellos hombres fueron presa de un gran temor y, habiendo comprendido por la confesión de Jonás que este iba huyendo del Señor, le preguntaron:

— ¿Qué es lo que has hecho?

11 Pero como el mar seguía encrespándose, volvieron a preguntarle:

— ¿Qué podríamos hacer contigo para que el mar se calme?

12 Él les contestó:

— Tiradme al mar, y el mar se calmará porque yo sé que esta violenta tempestad os ha sobrevenido por culpa mía.

13 Sin embargo, los marineros se pusieron a remar con la intención de volver a tierra firme; pero no pudieron lograrlo porque el mar se embravecía más y más alrededor de ellos. 14 Clamaron entonces al Señor diciendo:

— Te suplicamos, oh Señor, que no perezcamos nosotros por causa de este hombre, y que tampoco nos hagas responsables de la vida de un inocente, porque tú, oh Señor, has actuado según tu beneplácito.

15 Luego alzaron a Jonás, lo arrojaron al agua y el mar se calmó. 16 Al ver esto, aquellos marineros se sintieron sobrecogidos por un gran respeto hacia el Señor y le ofrecieron un sacrificio acompañado de promesas.

Lucas 6

Jesús y el sábado (Mt 12,1-8; Mc 2,23-28)

Un sábado iba Jesús paseando por entre unos sembrados. Sus discípulos se pusieron a arrancar espigas y a comérselas desgranándolas entre las manos. Algunos fariseos dijeron:

— ¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?

Jesús les contestó:

— ¿No habéis leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y tomando los panes de la ofrenda, comió de ellos, algo que no estaba permitido hacer a nadie, sino solamente a los sacerdotes. Y dio también a quienes lo acompañaban.

Y Jesús añadió:

— ¡El Hijo del hombre es Señor del sábado!

El hombre de la mano atrofiada (Mt 12,9-14; Mc 3,1-6)

Otro sábado entró Jesús en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía atrofiada la mano derecha. Los maestros de la ley y los fariseos, que estaban buscando un motivo para acusar a Jesús, se pusieron al acecho a ver si lo curaba, a pesar de ser sábado. Jesús, que sabía lo que estaban pensando, dijo al hombre de la mano atrofiada:

— Ponte de pie ahí en medio.

Él se levantó y se puso en medio. Entonces Jesús dijo a los otros:

— Voy a haceros una pregunta: ¿Está permitido en sábado hacer el bien o hacer el mal? ¿Salvar una vida o dejarla perder?

10 Y, mirándolos a todos, dijo al hombre:

— Extiende tu mano.

Él la extendió, y la mano recuperó el movimiento. 11 Ellos, sin embargo, llenos de furor, se preguntaban unos a otros qué podrían hacer contra Jesús.

Elección de los doce apóstoles (Mt 10,1-4; Mc 3,13-19)

12 Por aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó toda la noche orando a Dios. 13 Cuando se hizo de día, reunió a sus discípulos y escogió de entre ellos a doce, a quienes constituyó apóstoles. 14 Fueron estos: Simón, al que llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; 15 Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, y Simón, el llamado Zelote; 16 Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.

Jesús enseña y realiza curaciones (Mt 4,24-25; Mc 3,7-12)

17 Jesús bajó con ellos del monte hasta un lugar llano. Los acompañaba también un gran número de discípulos y mucha gente procedente de todo el territorio judío, de Jerusalén y de la costa de Tiro y Sidón. 18 Acudían a escucharlo y a que los curase de sus enfermedades. También curaba a los que estaban poseídos por espíritus impuros. 19 Todo el mundo quería tocar a Jesús, porque de él salía una fuerza que los curaba a todos.

Bendiciones y amenazas (Mt 5,1-12)

20 Entonces Jesús, mirando a sus discípulos, les dijo:

— Felices vosotros los pobres, porque el reino de Dios es vuestro.

21 Felices vosotros los que ahora tenéis hambre, porque Dios os saciará.

Felices vosotros los que ahora lloráis, porque después reiréis.

22 Felices vosotros cuando los demás os odien, os echen de su lado, os insulten y proscriban vuestro nombre como infame por causa del Hijo del hombre.

23 Alegraos y saltad de gozo cuando llegue ese momento, porque en el cielo os espera una gran recompensa. Así también maltrataron los antepasados de esta gente a los profetas.

24 En cambio, ¡ay de vosotros los ricos, porque ya habéis recibido el consuelo que os correspondía!

25 ¡Ay de vosotros los que ahora estáis saciados, porque vais a pasar hambre!

¡Ay de vosotros los que ahora reís, porque vais a tener dolor y llanto!

26 ¡Ay de vosotros cuando todo el mundo os alabe, porque eso es lo que hacían los antepasados de esta gente con los falsos profetas!

Sobre el amor a los enemigos (Mt 5,38-48)

27 Pero a vosotros que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos y portaos bien con los que os odian. 28 Bendecid a los que os maldicen y orad por los que os injurian. 29 Si alguno te golpea en una mejilla, ofrécele también la otra. Si alguno quiere quitarte el manto, dale hasta la túnica. 30 A quien te pida, dale, y a quien te quite algo tuyo, no se lo reclames. 31 Portaos con los demás como queréis que los demás se porten con vosotros. 32 Porque si solamente amáis a los que os aman, ¿cuál es vuestro mérito? ¡También los malos se comportan así! 33 Y si solamente os portáis bien con quienes se portan bien con vosotros, ¿cuál es vuestro mérito? ¡Eso también lo hacen los malos! 34 Y si solamente prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir algo a cambio, ¿cuál es vuestro mérito? ¡También los malos prestan a los malos con la esperanza de recibir de ellos otro tanto! 35 Vosotros, por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada a cambio. De este modo tendréis una gran recompensa y seréis hijos del Dios Altísimo, que es bondadoso incluso con los desagradecidos y los malos. 36 Sed compasivos, como también vuestro Padre es compasivo.

No juzgar a la ligera (Mt 7,1-5)

37 No juzguéis a nadie, y tampoco Dios os juzgará. No condenéis a nadie, y tampoco Dios os condenará. Perdonad, y Dios os perdonará. 38 Dad, y Dios os dará: él llenará hasta los bordes y hará que rebose vuestra bolsa. Os medirá con la misma medida con que vosotros midáis a los demás.

39 Jesús siguió hablando por medio de ejemplos:

— ¿Cómo puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? 40 Ningún discípulo es más que su maestro, aunque un discípulo bien preparado podría igualar a su maestro. 41 ¿Por qué miras la brizna que tiene tu hermano en su ojo y no te fijas en el tronco que tú mismo tienes en el tuyo? 42 ¿Cómo podrás decirle a tu hermano: “Hermano, deja que te saque la brizna que tienes en el ojo”, cuando no ves el tronco que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita, saca primero el tronco de tu ojo, y entonces podrás ver con claridad para sacar la brizna del ojo de tu hermano!

El árbol y sus frutos (Mt 7,16-18; 12,33-35)

43 Ningún árbol sano da mal fruto, como tampoco el árbol enfermo da buen fruto. 44 Por el fruto se conoce el árbol. No pueden recogerse higos de los espinos, ni pueden vendimiarse uvas de las zarzas. 45 Del que es bueno, como su corazón es rico en bondad, brota el bien; y del que es malo, como es rico en maldad, brota el mal. Porque su boca habla de lo que rebosa el corazón.

Parábola de los dos cimientos (Mt 7,21.24-27)

46 ¿Por qué me invocáis “Señor, Señor” y no hacéis lo que os digo? 47 Todo aquel que viene a mí, que oye mis palabras y actúa en consecuencia, 48 puede compararse a un hombre que para construir una casa cavó primero profundamente y puso los cimientos sobre la roca viva. Cuando luego se desbordó el río y se produjo una inundación, aquella casa resistió el embate de las aguas, porque estaba bien construida. 49 En cambio, todo aquel que me oye, pero no actúa en consecuencia, puede compararse a un hombre que construyó una casa sin cimientos, sobre el puro suelo. Cuando el río se precipitó sobre ella, se vino abajo al instante y fue grande su ruina.

La Palabra (España) (BLP)

La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España