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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
1 Samuel 18

Envidia de Saúl

18 Después que el rey Saúl terminó de conversar con David, 2-3 desde ese día ya no lo dejó volver a su casa. David conoció a Jonatán, hijo del rey, e inmediatamente se estableció entre ellos un fuerte lazo de amistad. Jonatán lo amó como a un hermano, e hizo un pacto con él, y selló el pacto dándole su túnica, su espada, su arco y su cinto.

El rey Saúl hizo que David se quedara en Jerusalén y no permitió que regresara más a su casa. David quedó como ayudante especial de Saúl, y siempre cumplía sus encargos tan satisfactoriamente que Saúl le dio autoridad sobre sus hombres de guerra, designación que fue aplaudida por el ejército y por el pueblo.

Sucedió, sin embargo, que cuando el ejército israelita volvía victorioso después de que David mató a Goliat, las mujeres de todos los pueblos y aldeas salían al camino a celebrar y a vitorear al rey Saúl, y cantaban y danzaban llenas de gozo con tamboriles y címbalos. Esta era su canción:

«Saúl mató sus miles,

y David sus diez miles».

A Saúl no le gustó lo que oyó. Pensó: «A David le asignan diez miles y a mí solamente miles. Sólo falta que lo proclamen rey».

Desde ese momento Saúl se puso celoso con David. 10 Al día siguiente Dios hizo que un espíritu malo atormentara a Saúl, y comenzó a delirar como un loco. David trató de tranquilizarlo tocando el arpa como lo hacía antes. Pero Saúl, que blandía su lanza, 11 repentinamente la arrojó contra David con la intención de clavarlo contra la pared. Pero David saltó y escapó. Dos veces ocurrió esto. 12 Saúl le tenía miedo a David porque el Señor lo había abandonado y ahora estaba con David. 13 Finalmente, Saúl lo echó de su presencia y le redujo la responsabilidad sobre el ejército. Pero la controversia hizo que David fuera aun más conocido por la gente.

14 David siguió teniendo éxito en todo lo que emprendía, porque el Señor estaba con él. 15 Cuando el rey Saúl se dio cuenta de esto, su temor creció aún más; 16 pero todo Israel y Judá amaban a David, porque era el que encabezaba las tropas cuando salían de campaña.

17 Un día Saúl le dijo a David:

―Te voy a dar a Merab, mi hija mayor, como esposa. Pero primero tendrás que probar que eres un verdadero soldado que pelea las batallas del Señor.

Porque Saúl pensó: «Lo enviaré contra los filisteos y ellos lo matarán y así no tendré que hacerlo yo».

18 ―¿Quién soy yo para ser yerno del rey? —exclamó David—. La familia de mi padre es humilde.

19 Pero cuando llegó el tiempo de la boda, Saúl la casó con Adriel, un hombre de Mejolá. 20 Mientras tanto Mical, la hija de Saúl, se había enamorado de David, y Saúl se alegró cuando lo supo.

21 «Esta es otra oportunidad para tenderle una trampa y hacer que lo maten los filisteos», se dijo Saúl. Pero a David le dijo:

―Serás mi yerno al fin, pues hoy te daré a mi hija menor.

22 Luego dio órdenes a sus hombres para que le dijeran confidencialmente a David que el rey lo estimaba mucho, y que todos lo querían y pensaban que debería de aceptar la proposición del rey de ser su yerno. 23 Pero David contestó:

―¿Cómo puede un hombre como yo, de familia humilde, obtener una dote para casarse con la hija de un rey?

24 Cuando los hombres de Saúl le informaron esto, 25 él les dijo:

―Díganle a David que la única dote que requiero son los prepucios de cien filisteos que él mismo haya matado. Lo único que deseo es vengarme de mis enemigos.

Pero lo que Saúl tenía pensado era que David muriera en la pelea.

26 David aceptó la proposición con placer. Antes de que expirara el período fijado, 27 él y sus hombres fueron y dieron muerte a doscientos filisteos y entregaron los prepucios al rey Saúl. Y el rey le dio a Mical.

28 Cuando el rey comprendió cuánto era lo que el Señor bendecía a David y cuanto lo amaba su hija Mical, 29 tuvo cada vez más temor de él, y su odio se acrecentó con cada día que pasaba. 30 Cada vez que el ejército filisteo atacaba, David tenía triunfos más resonantes que todo el resto de los soldados de Saúl. Por tanto, el nombre de David se hizo muy famoso.

Romanos 16

Saludos personales

16 Les recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia de Cencreas. Recíbanla muy bien en el Señor, como debemos hacerlo con los hermanos en la fe. Ayúdenla en todo lo que puedan, porque ella ha ayudado mucho a otras personas y a mí mismo.

Saluden en mi nombre a Priscila y a Aquila. Ellos han colaborado mucho conmigo en la obra de Cristo Jesús. ¡Hasta han arriesgado la vida por salvarme! Y no soy el único que les está agradecido; todas las iglesias gentiles lo están también.

Salúdenme también a las personas que se congregan a adorar al Señor en la casa de Priscila y Aquila. También a Epeneto, mi gran amigo, él fue el primero en convertirse al cristianismo en Asia.

Recuerdos a María, que se ha esforzado tanto por ayudarlos a ustedes.

Lo mismo a Andrónico y a Junías, parientes míos y compañeros de prisión, los cuales son muy apreciados entre los apóstoles; ellos se hicieron cristianos antes que yo.

Saludos a Amplias, a quien amo como hermano en el Señor.

Salúdenme a Urbano, nuestro compañero de trabajo en Cristo, y a mi amado hermano Estaquis.

10 Luego salúdenme a Apeles, que tantas veces ha demostrado su fidelidad a Cristo. Y recuerdos a los de la familia de Aristóbulo.

11 Saludos también a mi pariente Herodión, y a los de la familia de Narciso, que son fieles al Señor.

12 Saludos a Trifena y a Trifosa, obreras esforzadas del Señor. Saluden también a mi querida hermana Pérsida, que ha trabajado tanto por el Señor.

13 Saludos a Rufo, que es un distinguido creyente, así como a su querida madre, que ha sido como una madre para mí.

14 Y denles saludos a Asíncrito, a Flegonte, a Hermes, a Patrobas, a Hermas y a los hermanos que están con ellos.

15 Saludos a Filólogo, a Julia, a Nereo y a su hermana, a Olimpas y a todos los hermanos que estén con ellos.

16 Y salúdense unos a otros con un beso santo. Todas las iglesias de Cristo les envían saludos.

17 Les ruego, hermanos, que se aparten de los que causan divisiones y problemas, y que están en contra de lo que a ustedes se les ha enseñado.

18 Esos maestros no están trabajando para Cristo nuestro Señor, sino para su propio beneficio. Le hablan a la gente con palabras bonitas y engañan fácilmente a los ingenuos. 19 Todo el mundo sabe que ustedes son leales y obedientes, y eso me alegra mucho. Pero quiero que sean sabios para hacer lo correcto y que sean ingenuos para el mal.

20 Pronto el Dios de paz aplastará a Satanás bajo sus pies. Que la gracia de nuestro Señor Jesús esté con ustedes.

21 Timoteo, mi colaborador, y Lucio, Jasón y Sosípater, mis parientes, les envían saludos.

22 Yo, Tercio, a quien Pablo ha dictado esta carta, les envío saludos en Cristo.

23 Gayo me pide que los salude en su nombre. Yo estoy alojado en su casa y aquí también se reúne la iglesia.

Erasto, el tesorero de la ciudad, les envía saludos, al igual que el hermano Cuarto.

24 Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes. Amén.

25-26 El Dios eterno mantuvo en secreto su plan por muchos siglos, pero ahora lo ha dado a conocer por medio de las Escrituras proféticas. Esto, de acuerdo con su propio mandato, para que todas las naciones obedezcan a la fe.

¡Al que puede fortalecerlos a ustedes conforme a mi evangelio y a la predicación acerca de Jesucristo, 27 a Dios, el único verdaderamente sabio, sea la gloria para siempre por medio de Jesucristo! Amén.

Lamentaciones 3

Yo soy un hombre que ha visto lo que se sufre cuando el Señor castiga las maldades. Él me hizo caminar en tinieblas, sin nada de luz. Se ha vuelto contra mí, de día y de noche me castiga sin parar. Me ha hecho sufrir tanto que hasta me veo avejentado y estoy lleno de tristeza. Él ha procurado que sólo me acontezcan cosas malas; todo a mi alrededor es triste y penoso. Me ha hecho vivir en las tinieblas por largo tiempo, como si ya estuviera muerto. Me ha maltratado por todos lados, casi no tengo ni respiro; estoy tan apesadumbrado que parece que estuviera sujetado con cadenas pesadas. ¡Por más que grite y clame no me pone nada de atención! ¡Me ha cerrado el camino de modo que no veo nada claro en mi futuro! ¡Todos mis proyectos los ha estorbado y ya no sé qué hacer!

10 Me acecha como un oso, como un león, listo para atacarme. 11 Me ha arrastrado a un lado del camino, me ha despedazado con sus garras, me ha dejado indefenso y abandonado a mi suerte.

12 Como si fuera un arquero enemigo, me tomó de blanco para lanzarme sus flechas. 13 ¡Y claro que me ha clavado sus flechas en todo mi cuerpo!

14 Mi propia gente se burla de mí, no dejan de molestarme con sus burlas y rechiflas en ningún momento.

15 El Señor ha llenado mi vida de tristeza y vivo amargado y dolorido todo el tiempo.

16 Me ha hecho moler grava con mis dientes, me ha revolcado en el polvo.

17 ¡Me has quitado la paz! ¡Ya ni siquiera me preocupo por portarme bien!

18 Y dije: «Ya no tengo ganas de hacer nada y hasta estoy perdiendo la fe en el Señor».

19 ¡Oh, acuérdate de que ando sin saber adonde ir y afligido, con mucho dolor! 20 Porque nunca podré olvidar este tiempo tan terrible, y por eso estoy desanimado.

21 Pero hay algo que quiero recordar y en ello poner mi esperanza: 22 ¡en que el gran amor del Señor no tiene fin, pues sólo ha sido por su misericordia que nos ha guardado de la destrucción completa! 23 El Señor es digno de toda confianza; sus muestras de bondad las recibimos cada día.

24 El Señor es todo para mí, por lo tanto en él confiaré siempre. 25 El Señor es maravillosamente bueno con aquellos quienes en él confían, con aquellos que buscan seguir sus instrucciones. 26 Es bueno esperar en confiado silencio la salvación del Señor.

27 Es bueno ser fiel al Señor desde la juventud. 28 Déjenla estar sola y en silencio, cuando el Señor le quiere mostrar algo. 29 Que incline su rostro hasta el suelo en señal de humildad, tal vez aún haya esperanza de algún cambio. 30 Que ponga su mejilla a quienes lo hieren, y que soporte sus insultos, 31 porque el Señor no la abandonará para siempre.

32 Aunque el Señor la aflija, también le mostrará compasión, por la grandeza de su bondad. 33 ¡Nadie crea que al Señor le agrada afligir al ser humano ni causarle dolor!

34 El pisotear a los prisioneros de su pueblo, 35 el negar al ser humano sus derechos en la presencia de Dios, 36 el no hacer justicia, ¡son cosas que el Señor para nada aprueba! 37 ¿Puede acaso suceder algo sin el permiso de Dios? 38 ¿Acaso no viene de Dios tanto lo bueno como lo malo?

39 ¿Por qué, pues, nosotros, simples seres humanos, nos quejamos cuando nos castigan por nuestros pecados? 40 Examinemos nuestra conducta y volvamos a ser fieles al Señor otra vez. 41 Alcemos nuestros corazones y manos al Dios del cielo. 42 ¡Hemos actuado muy mal, hemos sido muy tercos, pero tú no has perdonado!

43 Nos has derribado, Señor, en tu gran cólera, y nos has matado, no quisiste perdonarnos. 44 Te has cubierto como con una espesa nube para que nuestras oraciones no lleguen hasta ti. 45 Nos has tratado como si fuéramos basura delante de las naciones. 46 Todos nuestros enemigos han hablado en contra nuestra. 47 Estamos llenos de temor pues estamos atrapados, desolados y destruidos.

48 Me la paso llorando al ver la destrucción de mi pueblo. 49 Lágrimas fluyen de mis ojos sin descanso, al darme cuenta que no hay escape para mi pueblo. 50 ¡Oh, que el Señor mire desde el cielo y responda a mi ruego! 51 Estoy lleno de dolor al ver todo lo que les está pasando a las mujeres de Jerusalén.

52 Mis enemigos, a quienes nunca hice mal, me cazaron como a un ave. 53 Me metieron en un pozo y lo cubrieron con una roca. 54 El agua me cubría por completo. Pensé: «Este es el fin». 55 ¡Entonces yo me dirigí a ti en oración, Señor, desde la profundidad del pozo, 56 y atendiste mi petición! ¡Escuchaste mis oraciones, fuiste sensible a mi llanto! 57 Sí, tú acudiste ante mi oración desesperada y me dijiste: «No tengas miedo».

58 ¡Oh Señor, tú eres mi defensor! ¡Defendiste mi causa, pues tú has librado mi vida de la muerte!

59 Tú has visto el mal que me han hecho, Señor, sé mi juez y hazme justicia. 60 Has visto con que violencia me persiguen mis enemigos. 61 Señor, tú has escuchado los insultos y burlas que dirigen contra mí todo el día, 62 y cómo me agreden de todas formas; entonan canciones burlescas en mi contra. 63 Mira cómo se ríen y cantan alegremente contra mí esos refranes malintencionados. 64 ¡Oh Señor, dales su merecido por todo el mal que me han hecho! 65 ¡Permite que caigan en sus propias maldades, Señor! 66 ¡Persíguelos, Señor, en tu enojo y haz que caigan golpeados por la mala suerte!

Salmos 34

Salmo de David, cuando fingió estar demente ante Abimélec, por lo cual este lo arrojó de su presencia.

34 Alabaré al Señor, pase lo que pase. Constantemente hablaré de sus glorias y de su gracia. Me gloriaré de todas sus bondades para conmigo. Anímense todos los desalentados. Proclamemos juntos la grandeza del Señor, y ensalcemos su nombre.

Porque clamé a él y él me respondió. Me libró de todos mis temores. Otros también estaban radiantes por lo que él había hecho por ellos. No estaban cabizbajos ni avergonzados. Este pobre clamó al Señor; el Señor lo escuchó y lo libró de todas sus tribulaciones. Porque el ángel del Señor acampa alrededor de todos los que le temen y los libra.

¡Pongan a prueba a Dios, y verán cuán bueno es! Dichosos todos los que confían en él. Si pertenecen al Señor, reveréncienlo; porque todo el que así procede tiene cuanto necesita. 10 Hasta los fuertes leoncillos a veces padecen hambre; pero los que reverenciamos al Señor jamás careceremos de bien alguno.

11 Vengan hijos míos, escúchenme y dejen que les enseñe el temor del Señor. 12 ¿Desean larga y próspera vida? 13 ¡Pues cuidado con la lengua! No mientan. 14 Apártense del mal y hagan el bien. Procuren vivir en paz con todo el mundo; esfuércense en ello.

15 Porque los ojos del Señor observan detenidamente a los que viven como se debe, y sus oídos están contra los que hacen el mal cuando claman a él. 16 Pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal, ha resuelto borrar de la tierra hasta el recuerdo de ellos. 17 Sí, el Señor escucha al bueno cuando le pide ayuda, y lo libra de todas sus tribulaciones.

18 El Señor está cerca de los que tienen el corazón quebrantado; libra a los de espíritu abatido. 19 El bueno no está libre de tribulación; también tiene sus problemas pero en todos ellos lo auxilia el Señor. 20 El Señor los protege de cualquier daño, ni uno de sus huesos les quebrarán.

21 Al malvado ciertamente le sobrevendrá calamidad; serán castigados quienes detestan a los buenos. 22 Pero el Señor redimirá a los que le sirven; no serán condenados los que confían en él.

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