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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
1 Samuel 1

Nacimiento de Samuel

Elcaná era un hombre de la tribu de Efraín que vivía en Ramatayin de Zofim, en la región montañosa de Efraín.

Su padre se llamó Jeroán; su abuelo, Eliú; su bisabuelo, Tohu, y su tatarabuelo, Zuf.

Tenía dos esposas, Ana y Penina. Penina tenía hijos, pero Ana no.

Cada año Elcaná y su familia viajaban al santuario en Siló para adorar al Señor Todopoderoso y ofrecerle sacrificios. En aquel tiempo oficiaban como sacerdotes los dos hijos de Elí, Ofni y Finés. El día que ofrecía sacrificio, Elcaná celebraba la ocasión dando porciones de la carne a Penina y a sus hijos e hijas. A Ana le daba una porción especial, pues la amaba mucho, a pesar de que el Señor no le había concedido tener hijos. Penina empeoraba la situación burlándose de Ana a causa de su esterilidad. Todos los años era igual: Penina se burlaba y se reía de ella cuando iban a Siló, y la hacía llorar tanto que Ana no podía comer.

«¿Qué pasa, Ana? —le preguntaba Elcaná—, ¿por qué no comes? ¿Por qué te afliges tanto por no tener hijos? ¿No es mejor tenerme a mí que tener diez hijos?».

Una tarde en Siló, después de la cena, Ana fue al santuario. Elí el sacerdote estaba sentado en el lugar acostumbrado junto a la entrada. 10 Ella estaba profundamente angustiada y clamaba con amargura mientras oraba al Señor. 11 E hizo este voto: «Oh Señor, Dios Todopoderoso, si miras mi dolor y respondes a mi oración dándome un hijo, yo te lo devolveré y será tuyo por toda su vida, y jamás será cortado su cabello».[a]

12-13 Como Elí vio que Ana prolongaba mucho su oración y que movía los labios sin emitir sonido, pensó que estaba ebria.

14 ―¿Cómo te atreves a venir aquí borracha? —le dijo—. ¡Deja ya tu borrachera!

15-16 ―No, señor —contestó ella—, no estoy ebria; es que estoy muy triste y estaba derramando las penas de mi corazón delante del Señor. No pienses que soy una borracha.

17 ―En ese caso —dijo Elí—, alégrate, y que el Dios de Israel conceda tu petición, cualquiera que sea.

18 ―¡Oh, gracias, señor! —exclamó ella, y regresó muy alegre y comenzó a comer nuevamente.

19 El día siguiente toda la familia se levantó temprano y fueron al santuario a adorar al Señor una vez más. Entonces regresaron a su hogar en Ramá, y cuando Elcaná durmió con Ana, el Señor se acordó de su petición.

20 Pasado el tiempo, ella tuvo un hijo. Y le puso Samuel (Pedido a Dios) porque, como ella dijo: «Se lo pedí al Señor».

Ana dedica a Samuel

21 Al año siguiente, Elcaná y Penina y sus hijos fueron a ofrecer el sacrificio anual al santuario, 22 pero Ana no fue esa vez porque le dijo a su marido:

―Espera hasta que el niño haya sido destetado. Entonces yo lo llevaré y lo dejaré allí para siempre.

23 ―Bien, haz lo que te parezca mejor —contestó Elcaná—. Quédate hasta que destetes al niño, y que el Señor vea el cumplimiento de tu voto.

Así que se quedó en casa hasta que destetó al niño. 24 Entonces, aunque era muy pequeño, lo llevaron al santuario en Siló, juntamente con un becerro de tres años para el sacrificio y veinticuatro kilos de harina y un odre de vino.

25 Después del sacrificio llevaron al niño ante la presencia de Elí. 26 «Señor, ¿te acuerdas de mí? —le preguntó Ana—. Yo soy la mujer que estuvo aquí hace algún tiempo orando al Señor. 27 Le pedí a él que me diera un hijo, y él ha respondido a mi petición. 28 Ahora lo traigo para entregarlo al Señor para toda la vida». Y adoraron allí al Señor.

Romanos 1

Les escribe Pablo, sirviente de Jesucristo, llamado y enviado para predicar las buenas noticias de Dios.

Dios había prometido estas buenas noticias a través de los profetas del Antiguo Testamento. Son buenas noticias acerca de su Hijo, Jesucristo nuestro Señor. En su calidad de hombre era descendiente de la familia de David, pero al resucitar de entre los muertos por el poder del Espíritu Santo, probó ser el Hijo de Dios.

Por medio de Cristo, Dios derramó su gracia sobre nosotros y luego nos envió a todas las naciones, para que estas sean obedientes a la fe por amor a Cristo.

6-7 Ustedes, romanos, están incluidos entre esas naciones, y Dios los ha llamado a pertenecer a Jesucristo. ¡Que la gracia y la paz de Dios nuestro Padre y de nuestro Señor Jesucristo se derramen sobre ustedes!

Pablo anhela visitar Roma

Antes que nada les diré que casi todo el mundo sabe de su fe. Y ustedes no saben cuántas gracias le doy a Dios a través de Jesucristo por ello. Dios sí sabe cuántas veces, de día y de noche, los llevo en oración ante aquel a quien sirvo con todas mis fuerzas dando a conocer a otros las buenas noticias del Hijo de Dios.

10 Una de mis repetidas oraciones es que Dios me permita ir a visitarlos a ustedes, si esa es su voluntad. 11 Tengo muchos deseos de verlos para compartir con ustedes algún don espiritual que los ayude a crecer fuertes en el Señor. 12 Con esto quiero decirles que no sólo deseo comunicarles mi fe, sino también alentarme yo mismo con la de ustedes. Así nos seremos de mutua bendición.

13 Quiero que sepan, hermanos, que muchas veces he tratado de ir a visitarlos para trabajar entre ustedes y ver buenos resultados, como en las otras iglesias gentiles en que he estado; pero he encontrado obstáculos. 14 Me siento en deuda con todos, con los griegos y con lo que no lo son, con el hombre culto y también con el inculto. 15 Así que, en lo que a mí respecta, estoy listo a ir a Roma para predicar también allí las buenas noticias de Dios.

16 Porque nunca me avergüenzo de las buenas noticias; ellas constituyen el poder de Dios para la salvación de todos los que creen. A los judíos se les dio el privilegio de ser los primeros en escuchar la predicación de este mensaje, pero ya el mundo entero está escuchándolo.

17 Las buenas noticias nos muestran la manera en que Dios nos acepta: por la fe, de principio a fin. Como está escrito en el Antiguo Testamento: «El que es justo, lo es por creer en Dios».

La ira de Dios contra la humanidad

18 Pero Dios muestra desde el cielo su ira contra la injusticia y la maldad de la gente que, por su injusticia, impide que la verdad se manifieste. 19 Lo que se puede conocer de Dios, ellos lo conocen, pues Dios mismo se los ha revelado. 20 Desde que el mundo fue creado, la humanidad ha contemplado toda la creación que le muestra el eterno poder de Dios y el hecho de que él es verdaderamente Dios. Así, lo invisible de Dios se deja ver por medio de la creación visible, por lo que nadie podrá excusarse diciendo que no sabía si Dios existía o no.

21 Sin embargo, aunque lo sabían muy bien, no quisieron ni adorar a Dios ni darle gracias. Al contrario, se pusieron a concebir ideas estúpidas y, en consecuencia, sus necios entendimientos se oscurecieron. 22 Al creerse sabios, se volvieron aún más necios.

23 Luego, representaron la gloria del Dios inmortal con imágenes de pájaros, de animales que andan en cuatro patas, de reptiles y de simples humanos mortales.

24 Por eso Dios los dejó caer en toda clase de suciedades y los dejó hacer lo que les viniera en gana. Así, deshonraron sus propios cuerpos unos con otros.

25 Esto fue por cambiar la verdad de Dios y deliberadamente creer en la mentira; por adorar a las criaturas y no a Dios que las creó, el cual es bendito por todos los siglos.

26 Por eso Dios dejó que se desbordaran en sus pasiones vergonzosas. Llegaron hasta el punto de que sus mujeres actuaban en contra de la naturaleza y se entregaron al sexo unas con otras. 27 También los hombres, en vez de tener relaciones sexuales con mujeres, se encendieron en sus deseos entre ellos mismos y cometieron actos vergonzosos hombres con hombres. Y como consecuencia, recibieron en sus propios cuerpos el pago que bien se merecían.

28 A tal grado llegaron que, al no querer ni siquiera tener en cuenta a Dios, él los abandonó para que hicieran lo que sus mentes corruptas pudieran concebir.

29 Se entregaron a toda clase de injusticias e inmoralidades sexuales, de perversidad, avaricia y maldad. Están llenos de envidias, homicidios, contiendas, engaños y perversidades. 30 Hablan mal de los demás con mentiras; son enemigos de Dios, insolentes, engreídos, vanidosos; inventan nuevas formas de pecar y continuamente desobedecen a sus padres. 31 Fingen que no entienden y quebrantan sus promesas. No tienen afecto por nadie ni sienten compasión por los demás.

32 Saben muy bien que el castigo que impone Dios por esos delitos es la muerte; y sin embargo, continúan cometiéndolos y se deleitan cuando otras personas los practican.

Jeremías 39

La caída de Jerusalén

39 Fue en enero del noveno año del reinado del rey Sedequías de Judá que el rey Nabucodonosor y su ejército volvieron a atacar a Jerusalén y la sitiaron. Dos años después, en el mes de julio, abrieron una brecha en la muralla, por la cual entraron y la ciudad cayó rendida. Todos los oficiales del ejército babilónico entraron y, triunfantes, se sentaron delante de la puerta principal de la ciudad. Nergal Sarézer estaba allí, con Samgar, Nebo Sarsequín y Nergal Sarézer, el hombre de confianza del rey, y muchos otros.

Cuando el rey Sedequías y sus soldados se dieron cuenta de que la ciudad estaba perdida, huyeron de noche por la puerta que hay entre las dos murallas detrás del jardín del palacio, atravesando los campos hacia el valle del Jordán. Pero los babilonios persiguieron al rey, lo capturaron en los llanos de Jericó y se lo llevaron a Nabucodonosor, rey de Babilonia, que estaba en Riblá, en tierra de Jamat, en donde lo sentenció. El rey de Babilonia obligó a Sedequías a presenciar cómo mataban a sus hijos y a todos los nobles de Judá. Luego le sacó los ojos a Sedequías y lo envió encadenado como esclavo a Babilonia.

Mientras tanto el ejército incendió a Jerusalén, inclusive el palacio, y derribó las murallas de la ciudad. Entonces Nabuzaradán, capitán de la guardia, y sus hombres enviaron a Babilonia al resto de la población de Jerusalén y a los que se habían pasado de su lado. 10 Pero por toda la tierra de Judá dejó unos cuantos, de entre los más pobres, y les dio tierras y viñedos.

11-12 Mientras tanto el rey Nabucodonosor le había ordenado a Nabuzaradán que buscara a Jeremías.

―Encárgate de que no sufra ningún daño, le dijo. Cuídalo bien y dale cuanto quiera.

13 Así es que Nabuzaradán, capitán de la guardia, Nabusazbán, jefe de los eunucos, Nergal Sarézer, consejero del rey, y todos los oficiales tomaron medidas para cumplir lo que el rey había ordenado. 14 Enviaron soldados a que sacaran a Jeremías de la cárcel y lo pusieron al cuidado de Guedalías, hijo de Ajicán, hijo de Safán, para que lo llevara de regreso a su casa. Y Jeremías vivió allí entre la gente de su pueblo que había quedado en el país.

15 El Señor dio el siguiente mensaje a Jeremías antes de la llegada de los babilonios, mientras aún estaba en la cárcel:

16 Mándale decir a Ebedmélec el etíope: El Señor de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: Cumpliré todas mis amenazas contra esta ciudad; la destruiré ante tus ojos, 17 pero a ti te libraré, no serás muerto por aquellos a quienes tanto temes. 18 Como recompensa por confiar en mí, yo preservaré tu vida y te guardaré a salvo.

Salmos 13-14

Al director musical. Salmo de David.

13 ¿Hasta cuándo me tendrás en el olvido, Señor? ¿Para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? ¿Hasta cuándo soportaré esta diaria angustia? ¿Hasta cuándo triunfará mi enemigo? Respóndeme, oh Señor, Dios mío. ¡Devuélveles la luz a mis ojos! No permitas que mis enemigos digan: «Lo hemos vencido». No los dejes gozarse por mi derrota.

Pero yo, desde ya, confío en tu gran amor. Me gozo porque tú me has salvado. Te canto, Señor, por el bien que me has hecho.

Al director musical. Salmo de David.

14 Las personas necias afirman que no hay Dios. Están corrompidas, sus obras son detestables; ¡no hay un solo individuo que haga lo bueno!

Desde el alto cielo mira el Señor para ver si entre toda la humanidad hay aunque sea uno que sea entendido y busque a Dios. Pero no; todos se han descarriado; todos están corrompidos por el pecado. No hay ninguno bueno, ¡ni siquiera uno! ¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo? Devoran a mi pueblo como pan; y en cuanto a orar, ¡ni pensarlo!

El terror los acosará, pues Dios está con los que lo obedecen. Los malvados frustran los planes de los oprimidos pero el Señor los protege. ¡Ojalá que desde Sion viniera Dios para salvar a su Israel! ¡Qué gozo habrá en Israel y cómo gritará de alegría Jacob, cuando el Señor haya rescatado a su pueblo!

Nueva Biblia Viva (NBV)

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