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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Salmos 121

Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.

121 Levanto la vista hacia las montañas;
    ¿viene de allí mi ayuda?
¡Mi ayuda viene del Señor,
    quien hizo el cielo y la tierra!

Él no permitirá que tropieces;
    el que te cuida no se dormirá.
En efecto, el que cuida a Israel
    nunca duerme ni se adormece.

¡El Señor mismo te cuida!
    El Señor está a tu lado como tu sombra protectora.
El sol no te hará daño durante el día,
    ni la luna durante la noche.

El Señor te libra de todo mal
    y cuida tu vida.
El Señor te protege al entrar y al salir,
    ahora y para siempre.

Salmos 123-125

Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.

123 Levanto mis ojos a ti,
    oh Dios, entronizado en el cielo.
Seguimos buscando la misericordia del Señor nuestro Dios,
    así como los sirvientes fijan los ojos en su amo
    y la esclava observa a su ama, atenta al más mínimo gesto.
Ten misericordia de nosotros, Señor, ten misericordia,
    porque ya estamos hartos de tanto desprecio.
Ya estamos más que hartos de las burlas de los orgullosos
    y del desprecio de los arrogantes.

Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén. Salmo de David.

124 ¿Qué habría ocurrido si el Señor no hubiera estado de nuestro lado?
    Que todo Israel repita:
¿Qué habría ocurrido si el Señor no hubiera estado de nuestro lado
    cuando nos atacaron?
Nos habrían tragado vivos
    en el ardor de su enojo.
Las aguas nos habrían envuelto;
    un torrente nos habría inundado.
Así es, las impetuosas aguas de su furia
    nos habrían ahogado hasta la vida misma.

¡Alaben al Señor,
    quien no permitió que nos despedazaran con sus dientes!
Escapamos como un pájaro de la trampa del cazador;
    ¡la trampa se rompió y somos libres!
Nuestra ayuda viene del Señor,
    quien hizo el cielo y la tierra.

Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.

125 Los que confían en el Señor están seguros como el monte Sion;
    no serán vencidos, sino que permanecerán para siempre.
Así como las montañas rodean a Jerusalén,
    así rodea el Señor a su pueblo, ahora y siempre.
Los perversos no gobernarán la tierra de los justos,
    porque entonces los justos podrían ser tentados a hacer el mal.
Oh Señor, haz bien a los que son buenos,
    a los que tienen el corazón en armonía contigo.
Pero expulsa a los que recurren a caminos torcidos, oh Señor;
    llévatelos junto con aquellos que hacen el mal.

¡Que Israel tenga paz!

Salmos 128-130

Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.

128 ¡Qué feliz es el que teme al Señor,
    todo el que sigue sus caminos!
Gozarás del fruto de tu trabajo;
    ¡qué feliz y próspero serás!
Tu esposa será como una vid fructífera,
    floreciente en el hogar.
Tus hijos serán como vigorosos retoños de olivo
    alrededor de tu mesa.
Esa es la bendición del Señor
    para los que le temen.

Que el Señor te bendiga continuamente desde Sion;
    que veas prosperar a Jerusalén durante toda tu vida.
Que vivas para disfrutar de tus nietos.
    ¡Que Israel tenga paz!

Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.

129 Desde mi temprana juventud, mis enemigos me han perseguido.
    Que todo Israel repita:
Desde mi temprana juventud, mis enemigos me han perseguido,
    pero nunca me derrotaron.
Tengo la espalda cubierta de heridas,
    como si un agricultor hubiera arado largos surcos.
Pero el Señor es bueno;
    cortó las cuerdas con que me ataban los impíos.

Que todos los que odian a Jerusalén[a]
    retrocedan en vergonzosa derrota.
Que sean tan inútiles como la hierba que crece en un techo,
    que se pone amarilla a la mitad de su desarrollo,
que es ignorada por el cosechador
    y despreciada por el que hace los manojos.
Y que los que pasan por allí
    se nieguen a darles esta bendición:
«El Señor los bendiga;
    los bendecimos en el nombre del Señor».

Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.

130 Desde lo profundo de mi desesperación, oh Señor,
    clamo por tu ayuda.
Escucha mi clamor, oh Señor.
    Presta atención a mi oración.

Señor, si llevaras un registro de nuestros pecados,
    ¿quién, oh Señor, podría sobrevivir?
Pero tú ofreces perdón,
    para que aprendamos a temerte.

Yo cuento con el Señor;
    sí, cuento con él.
    En su palabra he puesto mi esperanza.
Anhelo al Señor
    más que los centinelas el amanecer,
    sí, más de lo que los centinelas anhelan el amanecer.

Oh Israel, espera en el Señor,
    porque en el Señor hay amor inagotable;
    su redención sobreabunda.
Él mismo redimirá a Israel
    de toda clase de pecado.

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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