Chronological
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
121 Levanto la vista hacia las montañas;
    ¿viene de allí mi ayuda?
2 ¡Mi ayuda viene del Señor,
    quien hizo el cielo y la tierra!
3 Él no permitirá que tropieces;
    el que te cuida no se dormirá.
4 En efecto, el que cuida a Israel
    nunca duerme ni se adormece.
5 ¡El Señor mismo te cuida!
    El Señor está a tu lado como tu sombra protectora.
6 El sol no te hará daño durante el día,
    ni la luna durante la noche.
7 El Señor te libra de todo mal
    y cuida tu vida.
8 El Señor te protege al entrar y al salir,
    ahora y para siempre.
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
123 Levanto mis ojos a ti,
    oh Dios, entronizado en el cielo.
2 Seguimos buscando la misericordia del Señor nuestro Dios,
    así como los sirvientes fijan los ojos en su amo
    y la esclava observa a su ama, atenta al más mínimo gesto.
3 Ten misericordia de nosotros, Señor, ten misericordia,
    porque ya estamos hartos de tanto desprecio.
4 Ya estamos más que hartos de las burlas de los orgullosos
    y del desprecio de los arrogantes.
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén. Salmo de David.
124 ¿Qué habría ocurrido si el Señor no hubiera estado de nuestro lado?
    Que todo Israel repita:
2 ¿Qué habría ocurrido si el Señor no hubiera estado de nuestro lado
    cuando nos atacaron?
3 Nos habrían tragado vivos
    en el ardor de su enojo.
4 Las aguas nos habrían envuelto;
    un torrente nos habría inundado.
5 Así es, las impetuosas aguas de su furia
    nos habrían ahogado hasta la vida misma.
6 ¡Alaben al Señor,
    quien no permitió que nos despedazaran con sus dientes!
7 Escapamos como un pájaro de la trampa del cazador;
    ¡la trampa se rompió y somos libres!
8 Nuestra ayuda viene del Señor,
    quien hizo el cielo y la tierra.
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
125 Los que confían en el Señor están seguros como el monte Sion;
    no serán vencidos, sino que permanecerán para siempre.
2 Así como las montañas rodean a Jerusalén,
    así rodea el Señor a su pueblo, ahora y siempre.
3 Los perversos no gobernarán la tierra de los justos,
    porque entonces los justos podrían ser tentados a hacer el mal.
4 Oh Señor, haz bien a los que son buenos,
    a los que tienen el corazón en armonía contigo.
5 Pero expulsa a los que recurren a caminos torcidos, oh Señor;
    llévatelos junto con aquellos que hacen el mal.
¡Que Israel tenga paz!
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
128 ¡Qué feliz es el que teme al Señor,
    todo el que sigue sus caminos!
2 Gozarás del fruto de tu trabajo;
    ¡qué feliz y próspero serás!
3 Tu esposa será como una vid fructífera,
    floreciente en el hogar.
Tus hijos serán como vigorosos retoños de olivo
    alrededor de tu mesa.
4 Esa es la bendición del Señor
    para los que le temen.
5 Que el Señor te bendiga continuamente desde Sion;
    que veas prosperar a Jerusalén durante toda tu vida.
6 Que vivas para disfrutar de tus nietos.
    ¡Que Israel tenga paz!
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
129 Desde mi temprana juventud, mis enemigos me han perseguido.
    Que todo Israel repita:
2 Desde mi temprana juventud, mis enemigos me han perseguido,
    pero nunca me derrotaron.
3 Tengo la espalda cubierta de heridas,
    como si un agricultor hubiera arado largos surcos.
4 Pero el Señor es bueno;
    cortó las cuerdas con que me ataban los impíos.
5 Que todos los que odian a Jerusalén[a]
    retrocedan en vergonzosa derrota.
6 Que sean tan inútiles como la hierba que crece en un techo,
    que se pone amarilla a la mitad de su desarrollo,
7 que es ignorada por el cosechador
    y despreciada por el que hace los manojos.
8 Y que los que pasan por allí
    se nieguen a darles esta bendición:
«El Señor los bendiga;
    los bendecimos en el nombre del Señor».
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
130 Desde lo profundo de mi desesperación, oh Señor,
    clamo por tu ayuda.
2 Escucha mi clamor, oh Señor.
    Presta atención a mi oración.
3 Señor, si llevaras un registro de nuestros pecados,
    ¿quién, oh Señor, podría sobrevivir?
4 Pero tú ofreces perdón,
    para que aprendamos a temerte.
5 Yo cuento con el Señor;
    sí, cuento con él.
    En su palabra he puesto mi esperanza.
6 Anhelo al Señor
    más que los centinelas el amanecer,
    sí, más de lo que los centinelas anhelan el amanecer.
7 Oh Israel, espera en el Señor,
    porque en el Señor hay amor inagotable;
    su redención sobreabunda.
8 Él mismo redimirá a Israel
    de toda clase de pecado.
La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.