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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
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Marcos 11

La entrada triunfal en Jerusalén

11 Cuando llegaron cerca de Jerusalén, junto a Betfagé y Betania, frente al monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos y les dijo:

—Vayan a la aldea que está frente a ustedes y, cuando hayan entrado allí, en seguida hallarán atado un borriquillo sobre el cual ningún hombre ha montado. Desátenlo y tráiganlo. Y si alguien les dice: “¿Por qué hacen eso?”, díganle: “El Señor lo necesita, y luego lo enviará aquí otra vez”.

Ellos fueron y hallaron el borriquillo atado a la puerta, afuera, en la esquina de dos calles, y lo desataron. Algunos de los que estaban allí les dijeron:

—¿Qué hacen desatando al borriquillo?

Ellos les dijeron tal como Jesús les había dicho, y los dejaron ir.

Trajeron el borriquillo a Jesús y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él. Muchos tendieron sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles[a]. Los que iban delante y los que lo seguían aclamaban:

—¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor![b]. 10 ¡Bendito el reino venidero de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!

11 Entró Jesús en Jerusalén, en el templo, y habiendo mirado todo en derredor, como la hora ya era tarde, salió para Betania con los doce.

Jesús y la higuera sin fruto

12 Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. 13 Y viendo desde lejos una higuera que tenía hojas, se acercó para ver si hallaba en ella algo. Cuando fue a ella, no encontró nada más que hojas porque no era tiempo de higos. 14 Entonces Jesús dijo a la higuera: “¡Nunca jamás coma nadie de tu fruto!”. Y lo oyeron sus discípulos.

Jesús purifica el templo

15 Llegaron a Jerusalén y Jesús entró en el templo. Y comenzó a echar fuera a los que vendían y a los que compraban en el templo. Volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas, 16 y no consentía que nadie cruzara por el templo llevando utensilio alguno. 17 Y enseñaba diciendo: “¿No está escrito que mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones?[c] Pero ustedes la han hecho cueva de ladrones”[d].

18 Lo oyeron los principales sacerdotes y los escribas, y buscaban cómo matarle; porque le tenían miedo pues todo el pueblo estaba maravillado de su doctrina. 19 Y al llegar la noche Jesús y los suyos salieron de la ciudad.

Lección de la higuera seca

20 Por la mañana, pasando por allí vieron que la higuera se había secado desde las raíces. 21 Entonces Pedro, acordándose, le dijo:

—Rabí, he aquí la higuera que maldijiste se ha secado.

22 Respondiendo Jesús les dijo:

—Tengan[e] fe en Dios. 23 De cierto les digo que cualquiera que diga a este monte: “Quítate y arrójate al mar”, y que no dude en su corazón sino que crea que será hecho lo que dice, le será hecho. 24 Por esta razón les digo que todo por lo cual oran y piden, crean que lo han recibido y les será hecho. 25 Y cuando se pongan de pie para orar, si tienen algo contra alguien, perdónenlo para que su Padre que está en los cielos también les perdone a ustedes sus ofensas. 26 [f].

La autoridad de Jesús

27 Volvieron a Jerusalén. Luego, mientras él andaba por el templo, vinieron a él los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos, 28 y le decían:

—¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio la autoridad para hacer estas cosas?

29 Entonces Jesús les dijo:

—Yo les haré una pregunta. Respóndanme, y yo les diré con qué autoridad hago estas cosas: 30 El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respóndanme.

31 Entonces ellos razonaban entre sí diciendo:

—Si decimos “del cielo”, dirá: “¿Por qué, pues, no le creyeron?”. 32 Pero si decimos “de los hombres…”.

Temían al pueblo, porque todos consideraban que verdaderamente Juan era profeta. 33 Entonces, respondiendo a Jesús, dijeron:

—No sabemos.

Y Jesús les dijo:

—Tampoco yo les digo con qué autoridad hago estas cosas.

Juan 12

Jesús es ungido en Betania

12 Seis días antes de la Pascua llegó Jesús a Betania donde estaba Lázaro, a quien Jesús resucitó de entre los muertos. Le hicieron allí una cena. Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él.

Entonces María, habiendo traído como medio litro de perfume de nardo puro de mucho valor, ungió los pies de Jesús y los limpió con sus cabellos. Y la casa se llenó con el olor del perfume. Pero uno de sus discípulos, Judas Iscariote[a], el que estaba por entregarle, dijo:

—¿Por qué no fue vendido este perfume por casi un año de salario y dado a los pobres?

Pero dijo esto, no porque le importaban los pobres sino porque era ladrón y, teniendo la bolsa a su cargo, sustraía de lo que se echaba en ella. Entonces Jesús dijo:

—Déjala. Para el día de mi sepultura ha guardado esto. Porque a los pobres siempre los tienen con ustedes, pero a mí no siempre me tienen.

Entonces mucha gente de los judíos se enteró de que él estaba allí y fueron, no solo por causa de Jesús sino también para ver a Lázaro a quien él había resucitado de entre los muertos. 10 Pero los principales sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro 11 porque, por causa de él, muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús.

La entrada triunfal en Jerusalén

12 Al día siguiente, cuando oyó que Jesús venía a Jerusalén, la gran multitud que había venido a la fiesta 13 tomó ramas de palmera y salió a recibirlo, y lo aclamaba a gritos: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!”[b].

14 Habiendo encontrado Jesús un borriquillo, montó sobre él como está escrito:

15 No temas, hija de Sion. ¡He aquí tu Rey viene, sentado sobre una cría de asna![c].

16 Sus discípulos no entendieron estas cosas al principio. Pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de él, y de que estas cosas le hicieron a él.

17 La gente que estaba con él daba testimonio de cuando llamó a Lázaro del sepulcro y lo resucitó de entre los muertos. 18 Por esto también la multitud salió a recibirlo, porque oyó que él había hecho esta señal. 19 Entonces los fariseos dijeron entre sí:

—Vean que nada ganan. ¡He aquí el mundo se va tras él!

Ciertos griegos buscan a Jesús

20 Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta. 21 Ellos se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaban diciendo:

—Señor, quisiéramos ver a Jesús.

22 Felipe fue y se lo dijo a Andrés. Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús. 23 Y Jesús les respondió diciendo:

—Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. 24 De cierto, de cierto les digo que a menos que el grano de trigo caiga en la tierra y muera, queda solo, pero si muere lleva mucho fruto. 25 El que ama su vida la pierde; pero el que odia su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. 26 Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estoy allí también estará mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará.

El Hijo del Hombre será levantado

27 »Ahora está turbada mi alma. ¿Qué diré: “Padre, sálvame de esta hora”? ¡Al contrario, para esto he llegado a esta hora! 28 Padre, glorifica tu nombre.

Entonces vino una voz del cielo: “¡Ya lo he glorificado y lo glorificaré otra vez!”.

29 La multitud que estaba presente y escuchó decía que había sido un trueno. Otros decían:

—¡Un ángel le ha hablado!

30 Jesús respondió y dijo:

—No ha venido esta voz por causa mía sino por causa de ustedes. 31 Ahora es el juicio de este mundo. Ahora será echado fuera el príncipe de este mundo. 32 Y yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo.

33 Esto decía dando a entender de qué muerte había de morir. 34 Entonces la gente le respondió:

—Nosotros hemos oído que, según la ley, el Cristo permanece para siempre. ¿Y cómo es que tú dices: “Es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado”? ¿Quién es este Hijo del Hombre?

35 Entonces Jesús les dijo:

—Aún por un poco de tiempo está la luz entre ustedes. Anden mientras tienen la luz para que no los sorprendan las tinieblas. Porque el que anda en tinieblas no sabe a dónde va. 36 Mientras tienen la luz crean en la luz para que sean hijos de luz.

Estas cosas habló Jesús y, al apartarse, se escondió de ellos.

Jesús confronta la incredulidad

37 Pero, a pesar de haber hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él 38 para que se cumpliera la palabra del profeta Isaías que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje? ¿A quién se ha revelado el brazo del Señor?[d]. 39 Por eso no podían creer, porque Isaías dijo en otra ocasión:

40 Él ha cegado los ojos de ellos y endureció su corazón, para que no vean con los ojos ni entiendan con el corazón, ni se conviertan, y yo los sane[e].

41 Estas cosas dijo Isaías porque vio su gloria y habló acerca de él.

42 No obstante, aun de entre los dirigentes muchos creyeron en él, pero por causa de los fariseos no lo confesaban para no ser expulsados de la sinagoga. 43 Porque amaron la gloria de los hombres más que la gloria de Dios.

44 Pero Jesús alzó la voz y dijo: “El que cree en mí, no cree en mí sino en el que me envió; 45 y el que me ve a mí, ve al que me envió. 46 Yo he venido al mundo como luz para que todo aquel que cree en mí no permanezca en las tinieblas. 47 Si alguien oye mis palabras y no las guarda yo no lo juzgo; porque yo no vine para juzgar al mundo sino para salvar al mundo. 48 El que me desecha y no recibe mis palabras tiene quien lo juzgue: La palabra que he hablado lo juzgará en el día final. 49 Porque yo no hablé por mí mismo; sino que el Padre que me envió, él me ha dado mandamiento de qué he de decir y de qué he de hablar. 50 Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así que lo que yo hablo, lo hablo tal y como el Padre me ha hablado”.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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