Chronological
Cántico de los peregrinos. De David.
131 Señor, mi corazón no es orgulloso, ni mis ojos altivos; no busco grandezas, ni cosas que sean mayores a mis fuerzas. 2 Pero estoy callado y tranquilo, como un niño pequeño está quieto al lado de su madre. Sí, como un niño pequeño es mi alma.
3 Israel, pon tu esperanza en el Señor desde ahora y para siempre.
Salmo de David.
138 Señor, te doy gracias de todo corazón. Cantaré tus alabanzas delante de los dioses. 2 Al adorarte me inclino ante tu santo templo. Agradeceré a tu nombre por tu gran amor y fidelidad. Porque has exaltado tu nombre y tu palabra por sobre todas las cosas. 3 Cuando oro me respondes y me animas dándome la fuerza que necesito. 4 Todos los reyes de la tierra te darán gracias, Señor, porque todos ellos oirán tus palabras. 5 Sí, cantarán de los caminos del Señor, porque la gloria del Señor es muy grande. 6 Aunque el Señor es grande, toma en cuenta a los humildes, y está lejos de los orgullosos. 7 Aunque me rodeen tribulaciones, tú me librarás de la ira de mis enemigos. Contra el enojo de mis enemigos extenderás tu mano. Tu poder me salvará. 8 El Señor cumplirá sus planes para mi vida. Porque tu gran amor, Señor; es para siempre. No me abandones, pues tú me hiciste.
Al director musical. Salmo de David.
139 Señor, tú me has examinado el corazón y me conoces muy bien. 2 Sabes si me siento o me levantó. Cuando estoy lejos, conoces cada uno de mis pensamientos. 3 Trazas la senda delante de mí, y me dices dónde debo descansar. Cada momento sabes dónde estoy. 4 Sabes lo que voy a decir antes que lo diga, Señor. 5 Por delante y por detrás me rodeas, y colocas tu mano sobre mi cabeza.
6 Conocimiento tan maravilloso está más allá de mi comprensión; tan grande es que no puedo entenderlo. 7 ¡Jamás podré alejarme de tu Espíritu! ¡Jamás podré huir de su presencia! 8 Si me voy al cielo, allí estás tú. Si desciendo al lugar de los muertos, allí estás. 9 Si cabalgo en los vientos matutinos y habito en los lejanos océanos, 10 aun allí me guiará tu mano, tu fuerza me sostendrá. 11 Puedo pedirle a las tinieblas que me oculten; y a la luz que me rodea que se haga noche. 12 Pero aun en las tinieblas no puedo ocultarme de ti; para ti la noche es tan brillante como el día. Para ti son lo mismo las tinieblas que la luz.
13 Tú hiciste todas las delicadas partes internas de mi cuerpo y las uniste en el vientre de mi madre. 14 ¡Gracias por haberme hecho tan admirable! Es admirable pensar en ello. Maravillosa es la obra de tus manos, y eso lo sé muy bien. 15 Tú me observaste cuando en lo más recóndito era yo formado. 16 Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos.
17 ¡Cuán preciosos son los pensamientos que tienes de mí, oh Dios! ¡Son innumerables! 18 No puedo contarlos, superan en número a los granos de arena. Y cuando despierto en la mañana, tú todavía estás conmigo.
19 Dios, si solamente destruyeras a los malvados. ¡Apártense de mi vida, ustedes, asesinos! 20 Ellos blasfeman contra ti; tus enemigos toman tu nombre en vano. 21 Señor, ¿no debo odiar a quienes te odian? ¿No detesto a los que te rechazan? 22 Sí, los odio, con un odio implacable, pues tus enemigos son mis enemigos.
23 Examíname, Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos. 24 Señálame lo que en mí te ofende, y guíame por la senda de la vida eterna.
Salmo de David.
143 Escucha mi plegaria, Señor; responde a mi súplica, pues tú eres fiel y justo. 2 ¡No me sometas a juicio! Porque, comparado contigo, nadie es perfecto.
3 Mi enemigo me persigue. Me ha derribado a tierra. Me obliga a vivir en tinieblas como los que están en el sepulcro. 4 Estoy perdiendo toda esperanza; el temor me paraliza.
5 Recuerdo los días de antaño; medito en tus gloriosos milagros. Pienso en lo que tú has hecho. 6 Extiendo las manos hacia ti; me haces falta como la lluvia a la tierra seca. 7 Ven pronto, Señor, y respóndeme, porque cada vez me deprimo más; ¡no te apartes de mí, o me muero! 8 En la mañana, muéstrame tu bondad para conmigo, pues en ti confío. Muéstrame a dónde ir, porque a ti elevo mi oración. 9 Sálvame de mis enemigos, Señor, a ti acudo para que me escondas. 10 Ayúdame a hacer tu voluntad, pues tú eres mi Dios. Que tu buen Espíritu me guíe por un terreno firme. 11 Por la gloria de tu nombre, Señor, sálvame; por tu justicia sácame de esta angustia. 12 Por tu gran amor, destroza a todos mis enemigos y destruye a quienes procuran dañarme; porque soy siervo tuyo.
Salmo de David.
144 Bendito sea el Señor, que es mi roca. Él me da fortaleza y destreza en la batalla. 2 Él es mi amoroso aliado y mi fortaleza, mi torre de seguridad y mi libertador, mi escudo y mi refugio. Él es quien pone los pueblos a mis pies.
3 Señor, ¿qué es el mortal para que lo tomes en cuenta? ¿Qué es el ser humano para que lo cuides? 4 Porque el ser humano no es más que un soplo; sus días son sombras pasajeras.
5 Abre los cielos y desciende. Toca los montes para que echen humo. 6 Libera tus relámpagos y dispersa a tus enemigos; libera tus flechas y dispérsalos. 7 Extiende tu brazo desde el cielo, y rescátame; líbrame de las aguas profundas, del poder de mis enemigos. 8 La boca de ellos está llena de mentiras; juran decir la verdad, pero mienten.
9 Te cantaré un canto nuevo, Dios; te cantaré alabanzas con el arpa de diez cuerdas. 10 Porque tú das la victoria a los reyes. Tú eres el que rescatará a tu siervo David. 11 Sálvame de la espada fatal. Rescátame del poder de mis enemigos. Sus bocas están llenas de mentiras; juran decir la verdad, pero mienten.
12 Que nuestros hijos crezcan en su juventud, como plantas frondosas;
que sean nuestras hijas como columnas labradas para adornar un palacio.
13 Que nuestros graneros se llenen con toda clase de cosechas.
Que en nuestros campos los rebaños aumenten por millares, por decenas de millares.
14 Que nuestros bueyes lleven cargas pesadas;
Que no haya grietas en los muros, ni tengamos que huir,
Que no haya gritos de angustia en nuestras calles.
15 ¡Dichosos aquellos que tienen todo esto!
¡Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor!
Salmo de alabanza. De David.
145 Te alabaré, Dios y rey mío, 2 y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.
3 ¡Grande es el Señor, y digno de toda alabanza; su grandeza no se puede comprender! 4 Que cada generación diga a sus hijos las grandes cosas que él hace. 5 En tu gloria, esplendor, majestad y milagros meditaré. 6 En toda lengua estarán tus imponentes hechos; proclamaré tu grandeza. 7 Todo el mundo dirá cuán bueno eres y cantará con alegría por tu justicia.
8 El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y lleno de amor. 9 Él es bueno con todos; y derrama compasión sobre su creación. 10 Todas tus obras, Señor, te alabarán, y tus fieles te bendecirán. 11 Conversarán entre ellos de la gloria de tu reino y celebrarán tu poder. 12 Contarán de tus milagros y de la majestad y gloria de tu reino. 13 Porque tu reino no termina jamás. Tú gobiernas generación tras generación. El Señor es fiel en todo lo que dice, él es bueno en todo lo que hace.
14 El Señor levanta a los caídos y sostiene a los agobiados. 15 Los ojos de toda la humanidad te buscan esperando auxilio; tú les das el alimento que necesitan. 16 Abres la mano y satisfaces el hambre y la sed de toda criatura viviente.
17 El Señor es justo en todo lo que hace, y lleno de bondad. 18 El Señor está cerca de cuantos lo llaman, sí, de todos los que llaman sinceramente. 19 Él cumple los deseos de quienes le temen; escucha su clamor de auxilio y los rescata. 20 El Señor protege a todos los que lo aman, pero destruye a los malvados.
21 Alabaré al Señor, todo el mundo bendiga su santo nombre por siempre y para siempre.
Nueva Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.