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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
Nueva Biblia de las Américas (NBLA)
Version
Mateo 8:14-34

Jesús sana a la suegra de Pedro y a muchos otros

14 (A)Cuando Jesús llegó a casa de Pedro, vio a la suegra de este[a] que estaba en cama[b] con fiebre. 15 Le tocó la mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó y le servía.

16 Y al atardecer, le trajeron muchos endemoniados(B); y expulsó a los espíritus con Su palabra, y sanó a todos los que estaban enfermos(C), 17 para que se cumpliera lo que fue dicho por medio del profeta Isaías cuando dijo: «Él tomó nuestras flaquezas y llevó[c] nuestras enfermedades(D)».

Lo que demanda el discipulado

18 Viendo Jesús una multitud a Su alrededor, dio orden(E) de pasar al otro lado del mar. 19 (F)Y un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas». 20 Jesús le respondió*: «Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre(G)no tiene dónde recostar la cabeza». 21 Otro de los discípulos le dijo: «Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre». 22 Pero Jesús le contestó*: «Ven tras Mí, y deja que los muertos entierren a sus muertos(H)».

Jesús calma la tempestad

23 (I)Cuando entró Jesús[d] en la barca, Sus discípulos lo siguieron. 24 Y de pronto se desató una gran tormenta[e] en el mar de Galilea, de modo que las olas cubrían la barca; pero Jesús estaba dormido. 25 Llegándose a Él, lo despertaron, diciendo: «¡Señor, sálvanos(J), que perecemos!».

26 Y Él les contestó*: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe(K)?». Entonces Jesús se levantó, reprendió a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. 27 Los hombres se maravillaron, y decían: «¿Quién es Este, que aun los vientos y el mar lo obedecen?».

Los endemoniados gadarenos

28 (L)Al llegar Jesús al otro lado, a la tierra de los gadarenos, fueron a Su encuentro dos endemoniados(M) que salían de los sepulcros, violentos en extremo, de manera que nadie podía pasar por aquel camino. 29 Y gritaron: «¿Qué hay entre Tú y nosotros, Hijo de Dios(N)? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes del tiempo[f]?».

30 A cierta distancia de ellos estaba paciendo una manada de muchos cerdos; 31 y los demonios le rogaban: «Si vas a echarnos fuera, mándanos a la manada de cerdos». 32 «¡Vayan!», les dijo Jesús. Y ellos salieron y entraron en los cerdos; y la manada entera se precipitó por un despeñadero al mar, y perecieron en las aguas.

33 Los que cuidaban la manada huyeron; y fueron a la ciudad y lo contaron todo, incluso[g] lo de los endemoniados(O). 34 Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando lo vieron, le rogaron que se fuera de su región(P).

Marcos 4-5

Parábola del sembrador

(A)Comenzó Jesús a enseñar de nuevo junto al mar; y se llegó[a] a Él una multitud tan grande(B) que tuvo que subirse a una barca(C) que estaba en el mar, y se sentó; y toda la multitud estaba en tierra a la orilla del mar. Les enseñaba muchas cosas en parábolas(D), y les decía en Su enseñanza:

«Escuchen: El sembrador salió a sembrar; y al sembrar, una parte de la semilla cayó junto al camino, y vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en un pedregal donde no tenía mucha tierra; y enseguida brotó por no tener profundidad de tierra. Pero cuando salió el sol, se quemó, y por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. Y otras semillas cayeron en buena tierra, y creciendo y desarrollándose, dieron fruto, y produjeron unas a treinta, otras a sesenta y otras a ciento por uno». Y añadió: «El que tiene oídos para oír, que oiga(E)».

Explicación de la parábola

10 Cuando Jesús se quedó solo, Sus seguidores[b] junto con los doce le preguntaban sobre las parábolas. 11 «A ustedes les ha sido dado el misterio del reino de Dios», les decía, «pero los que están afuera(F)reciben todo en parábolas(G); 12 para que viendo, vean pero no perciban, y oyendo, oigan pero no entiendan, no sea que se conviertan y sean perdonados(H)».

13 (I)También les dijo*: «¿No entienden esta parábola? ¿Cómo, pues, comprenderán todas las otras parábolas? 14 El sembrador siembra la palabra. 15 Estos que están junto al camino donde se siembra la palabra, son aquellos que en cuanto la oyen, al instante viene Satanás(J)y se lleva la palabra que se ha sembrado en ellos. 16 Y de igual manera, estos en que se sembró la semilla en pedregales son los que al oír la palabra enseguida la reciben con gozo; 17 pero no tienen raíz profunda en sí mismos, sino que solo son temporales. Entonces, cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, enseguida se apartan de ella[c]. 18 Otros son aquellos en los que se sembró la semilla entre los espinos; estos son los que han oído la palabra, 19 pero las preocupaciones del mundo[d], y el engaño de las riquezas, y los deseos de las demás cosas entran y ahogan la palabra, y se vuelve estéril(K). 20 Y otros son aquellos en que se sembró la semilla en tierra buena; los cuales oyen la palabra, la aceptan y dan fruto, unos a treinta, otros a sesenta y otros a ciento por uno(L)».

21 También Jesús les decía: «¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de una vasija o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero(M)? 22 Porque nada hay oculto, si no es para que sea manifestado; ni nada ha estado en secreto, sino para que salga a la luz(N). 23 Si alguno tiene oídos para oír, que oiga(O)».

24 Además les decía: «Cuídense de lo que oigan. Con la medida con que ustedes midan, se les medirá(P), y aun más se les dará. 25 Porque al que tiene, se le dará más, pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará(Q)».

Parábola del crecimiento de la semilla

26 Jesús decía también: «El reino de Dios es como un hombre que echa semilla en la tierra(R), 27 y se acuesta[e]de noche y se levanta de día, y la semilla brota y crece; cómo, él no lo sabe. 28 La tierra produce fruto por sí misma; primero la hoja, luego la espiga, y después el grano maduro[f]en la espiga. 29 Y cuando el fruto lo permite, él enseguida mete[g]la hoz(S), porque ha llegado el tiempo de la siega».

Parábola del grano de mostaza

30 (T)También Jesús decía: «¿A qué compararemos el reino de Dios(U), o con qué parábola lo describiremos? 31 Es como un grano de mostaza, el cual, cuando se siembra en la tierra, aunque es más pequeño que todas las semillas que hay en la tierra, 32 sin embargo, después de sembrado, crece y llega a ser más grande que todas las hortalizas y echa grandes ramas, tanto que las aves del cielo pueden anidar bajo su sombra(V)».

33 Con muchas parábolas como estas Jesús les hablaba la palabra, según podían oírla; 34 y sin parábolas[h](W) no les hablaba, pero lo explicaba(X) todo en privado a Sus propios discípulos.

Jesús calma la tempestad

35 (Y)Ese mismo día, caída ya la tarde, Jesús les dijo*: «Pasemos al otro lado». 36 Despidiendo[i] a la multitud, lo llevaron* con ellos en la barca(Z), como estaba; y había otras barcas con Él. 37 Pero se levantó* una violenta tempestad[j], y las olas se lanzaban sobre la barca de tal manera que ya la barca se llenaba de agua. 38 Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre una almohadilla; entonces lo despertaron* y le dijeron*: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».

39 Jesús se levantó, reprendió al viento y dijo al mar: «¡Cálmate[k], sosiégate[l]!». Y el viento cesó, y sobrevino una gran calma(AA). 40 Entonces les dijo: «¿Por qué están atemorizados? ¿Cómo no tienen fe(AB)?».

41 Y se llenaron de gran temor, y se decían unos a otros: «¿Quién, pues, es Este que aun el viento y el mar le obedecen?».

El endemoniado gadareno

(AC)Llegaron al otro lado del mar, a la tierra de los gadarenos[m]. Cuando Jesús salió de la barca(AD), enseguida se acercó a Él, de entre los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo(AE), que tenía su morada entre los sepulcros; y nadie podía ya atarlo ni aun con cadenas; porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie era tan fuerte como para dominarlo. Siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y en los montes dando gritos e hiriéndose con piedras.

Cuando vio a Jesús de lejos, corrió y se postró delante de Él; y gritando a gran voz, dijo*: «¿Qué tengo yo que ver contigo[n], Jesús, Hijo del Dios(AF) Altísimo(AG)? Te imploro por Dios que no me atormentes(AH)». Porque Jesús le decía: «Sal del hombre, espíritu inmundo». «¿Cómo te llamas?», le preguntó Jesús. «Me llamo Legión(AI)», respondió*, «porque somos muchos». 10 Le rogaba entonces con insistencia que no los enviara fuera de la tierra.

11 Había allí una gran manada de cerdos paciendo junto al monte. 12 Y los demonios le rogaron, diciendo: «Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos». 13 Jesús les dio permiso. Y saliendo los espíritus inmundos, entraron en los cerdos; y la manada, unos 2,000, se precipitó por un despeñadero al mar, y en el mar se ahogaron[o].

14 Los que cuidaban los cerdos[p] huyeron y lo contaron en la ciudad y por los campos. Y la gente vino a ver qué era lo que había sucedido. 15 Vinieron* a Jesús, y vieron* al que había estado endemoniado(AJ), sentado, vestido(AK) y en su cabal juicio, el mismo que había tenido la legión(AL); y tuvieron miedo(AM). 16 Los que lo habían visto les describieron cómo le había sucedido esto al endemoniado(AN), y lo de los cerdos. 17 Y comenzaron a rogar a Jesús que se fuera de su región(AO).

18 (AP)Al entrar Él en la barca, el que había estado endemoniado(AQ) le rogaba que lo dejara ir con Él[q]. 19 Pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo*: «Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas[r]el Señor ha hecho por ti, y cómo tuvo misericordia de ti(AR)».

20 Y él se fue, y empezó a proclamar en Decápolis(AS) cuán grandes cosas[s] Jesús había hecho por él; y todos se quedaban maravillados.

Jairo ruega por su hija

21 Cuando Jesús pasó otra vez(AT) en la barca(AU) al otro lado, se reunió una gran multitud alrededor de Él; así que Él se quedó[t] junto al mar(AV).

22 (AW)Y vino uno de los oficiales[u] de la sinagoga(AX), llamado Jairo, y al ver a Jesús, se postró* a Sus pies, 23 y le rogaba* con insistencia: «Mi hijita está al borde de la muerte; te ruego que vengas y pongas las manos sobre ella(AY) para que sane[v] y viva». 24 Jesús fue con él; y una gran multitud lo seguía y oprimía.

Jesús sana a una mujer

25 Había una mujer que padecía de flujo de sangre por doce años. 26 Había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía sin provecho alguno, sino que al contrario, había empeorado.

27 Cuando ella oyó hablar de Jesús, se llegó a Él por detrás entre la multitud y tocó Su manto. 28 Porque decía[w]: «Si tan solo toco Sus ropas, sanaré[x]». 29 Al instante la fuente de su sangre se secó, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su aflicción(AZ). 30 Enseguida Jesús, dándose cuenta de que había salido poder de Él(BA), volviéndose entre la gente, dijo: «¿Quién ha tocado Mi ropa?». 31 Y Sus discípulos le dijeron: «Ves que la multitud te oprime, y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”». 32 Pero Él miraba a su alrededor para ver a la mujer que lo había tocado[y].

33 Entonces la mujer, temerosa y temblando, dándose cuenta de lo que le había sucedido, vino y se postró delante de Él y le dijo toda la verdad. 34 «Hija, tu fe te ha sanado[z](BB)», le dijo Jesús; «vete en paz(BC)y queda sana de tu aflicción(BD)».

Jesús resucita a la hija de Jairo

35 Mientras Él estaba todavía hablando, vinieron* unos enviados de la casa del oficial de la sinagoga(BE), diciendo: «Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas aún al Maestro?». 36 Pero Jesús, oyendo lo que se hablaba, dijo* al oficial de la sinagoga(BF): «No temas, cree solamente[aa](BG)».

37 Y no permitió que nadie fuera con Él sino solo Pedro, Jacobo[ab] y Juan, hermano de Jacobo(BH). 38 Fueron* a la casa del oficial de la sinagoga(BI), y Jesús vio* el alboroto, y a los que lloraban y se lamentaban mucho. 39 Cuando entró les dijo*: «¿Por qué hacen alboroto y lloran? La niña no ha muerto, sino que está dormida».

40 Y se burlaban de Él. Pero echando fuera a todos, Jesús tomó* consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con Él, y entró* donde estaba la niña. 41 Tomando a la niña por la mano, le dijo*: «Talita cum», que traducido significa: «Niña, a ti te digo, ¡levántate(BJ)!».

42 Al instante la niña se levantó y comenzó a caminar, pues tenía doce años. Y al momento todos se quedaron completamente atónitos. 43 Entonces les dio órdenes estrictas de que nadie se enterara de esto(BK); y dijo que le dieran de comer a la niña[ac].

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