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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
Proverbios 20:22 - Eclesiastés 2:26

22 No digas: «¡Me vengaré por el mal que me has hecho!». Confía en el Señor y él actuará por ti.

23 El Señor aborrece las pesas falsas y el uso de medidas engañosas.

24 El Señor dirige los pasos del hombre, ¿cómo puede entonces comprender su propio destino?

25 Es peligroso prometerle algo al Señor antes de considerar el costo.

26 El rey sabio encuentra a los malvados, los avienta y desmenuza bajo la rueda como trigo.

27 El espíritu del hombre es la lámpara del Señor, que examina hasta lo más profundo del ser.

28 El rey se mantiene seguro en su trono mientras la misericordia y la verdad lo protejan.

29 La gloria de los jóvenes está en su fuerza, la honra de los ancianos está en sus canas.

30 Los golpes y las heridas curan la maldad; los azotes purifican lo más íntimo del ser.

21 El corazón del rey es como un río en las manos del Señor, él lo dirige adonde él quiere.

Al hombre le parece bien todo lo que hace, pero el Señor juzga sus intenciones.

El Señor prefiere que practiquemos la justicia y la honradez en lugar de los sacrificios.

Los ojos altivos, el corazón orgulloso y las malas acciones son pecado.

Los planes hechos con cuidado traen prosperidad; los planes hechos de prisa traen ruina.

La riqueza que se obtiene por la lengua mentirosa se esfuma como la niebla y es como una trampa mortal.

La violencia de los malvados se volverá contra ellos, por no haber querido practicar la justicia.

El camino del culpable es torcido, pero recta la conducta del hombre honrado.

Es mejor vivir en el rincón de la azotea, que en una casa hermosa con una mujer pendenciera.

10 El malvado sólo piensa en hacer mal; no tiene misericordia de su vecino.

11 Cuando se castiga al insolente, aprende el inexperto; cuando se corrige al sabio, el inexperto adquiere conocimiento.

12 El justo observa la casa del malvado, y ve cuando este acaba en la ruina.

13 El que cierra sus oídos a los clamores del pobre no será escuchado cuando él tenga necesidad.

14 El regalo dado en secreto, calma el enojo y apacigua la ira.

15 Cuando se hace justicia, el justo se alegra y el malhechor tiembla.

16 El hombre que se aparta del sentido común va a parar entre los muertos.

17 El que ama los placeres se empobrece; el vino y el lujo no son el camino a la riqueza.

18 El malvado pagará por el justo, y el traidor por el hombre intachable.

19 Es mejor vivir en el desierto que con una mujer pendenciera y de mal carácter.

20 En la casa del sabio hay riquezas y perfumes en abundancia, pero el necio derrocha todo lo que tiene.

21 El que procura la justicia y el amor halla vida y honra.

22 El sabio conquista la ciudad de los más fuertes y derriba el poder en el que ellos confiaban.

23 El que mantiene la boca cerrada se libra de problemas.

24 Orgulloso, arrogante y altivo, es el que actúa con demasiada soberbia.

25 La codicia del perezoso lo lleva a la muerte, porque sus manos se niegan a trabajar; 26 todo el día se lo pasa codiciando, pero el justo da con generosidad.

27 El Señor detesta los sacrificios de los malvados, especialmente cuando los hacen con mala intención.

28 El testigo falso será destruido, y el que le haga caso perecerá.

29 El malvado es duro en sus decisiones, pero el justo examina su conducta.

30 Nadie, por inteligente o sabio que sea, puede enfrentarse al Señor.

31 Los caballos ya están listos para el día de la batalla, pero la victoria depende del Señor.

22 Es mejor la buena reputación que las muchas riquezas, y mejor ser tenido en buena estima que tener oro y plata.

El rico y el pobre tienen esto en común: que el Señor los creó a los dos.

El hombre prudente ve el peligro y se protege; el imprudente ciegamente avanza y sufre las consecuencias.

La humildad y el respeto hacia el Señor llevan al hombre a la riqueza, a la honra y a una larga vida.

El camino del perverso está lleno de espinas y trampas, pero el que estima su vida se mantendrá alejado de ellas.

Enséñale al niño a elegir el camino correcto, y cuando sea viejo no lo abandonará.

Así como el rico es amo del pobre, el que pide prestado es siervo del que le presta.

El que siembra injusticia cosechará desastre, el Señor lo destruirá con el cetro de su ira.

El que es generoso será bendecido, porque comparte su comida con los pobres.

10 Echa fuera al insolente, y se acabarán los pleitos, la discordia y los insultos.

11 El que ama el corazón sincero y la gracia al hablar es amigo del rey.

12 El Señor vigila cuidadosamente al sabio, pero desbarata las palabras del mentiroso.

13 Al perezoso no le faltan excusas: «¡Hay un león allá afuera! —dice— ¡Me matarán en la calle si salgo!».

14 La boca de la mujer adúltera es como un pozo profundo; en él caerán los que han hecho enfurecer al Señor.

15 La necedad es parte del corazón juvenil, pero la vara de la disciplina la corrige.

16 El que enriquece oprimiendo al pobre y dando regalos a los ricos, terminará en la pobreza.

Los treinta dichos de los sabios

17 Escucha las palabras del sabio; aplica tu corazón a mi enseñanza.

18 Porque es grato que las guardes muy dentro de ti, y las tengas listas en tus labios para repetirlas.

19 Te estoy enseñando hoy, para que pongas tu confianza en el Señor.

20 Te he escrito treinta dichos que están llenos de consejos y sabiduría.

21 Para que conozcas la verdad y de esta manera puedas responder correctamente a quien te pregunte.

1

22 No le robes al pobre porque es pobre, ni oprimas en los tribunales a los necesitados. 23 Porque defensor suyo es el Señor, y él lastimará a quienes los lastimen.

2

24 No te hagas amigo de gente violenta, ni te juntes con los que se enojan fácilmente, 25 no sea que aprendas a ser como ellos y caigas tú mismo en la trampa.

3

26 No te hagas responsable de las deudas de otra persona, ni te comprometas por otros, 27 pues si no tienes para pagar, hasta la cama en que duermes te quitarán.

4

28 No le robes a tu vecino cambiando los linderos que establecieron tus antepasados.

5

29 ¿Conoces a algún hombre trabajador? Él será siervo de reyes y no de gente común.

6

23 Cuando comas con un gobernante, fíjate bien en lo que tienes frente a ti. Si tienes mucha hambre, controla tu apetito. No codicies sus manjares, pues esa comida es un engaño.

7

No te fatigues tratando de hacerte rico, sé inteligente y no te preocupes por eso. Porque las riquezas pueden desaparecer como si les salieran alas, se van volando como águilas.

8

No te sientes a la mesa de un tacaño, ni codicies sus manjares, porque ellos son de los que siempre están pensando lo que les cuesta. «Come y bebe», te dicen, pero no lo dicen de corazón. Vomitarás lo poco que comiste, y de nada habrán servido tus palabras de agradecimiento por su bondad.

9

No malgastes tus palabras con el necio, él despreciará el consejo más sabio.

10

10 No despojes de su tierra al huérfano indefenso cambiando de lugar los antiguos linderos, 11 porque su Defensor es muy poderoso, él mismo será tu acusador.

11

12 Dedica tu corazón y tus oídos a la disciplina y al conocimiento.

12

13 No dejes de corregir al joven; unos cuantos azotes no lo matarán. 14 La corrección física puede salvarlo de la muerte.

13

15 Hijo mío, qué gozo tendré si llegas a ser un hombre sabio; 16 hasta en lo más profundo de mi ser me alegraré cuando hables con justicia y rectitud.

14

17 No envidies a los malos; más bien, sigue siempre honrando al Señor. 18 Porque seguramente hay esperanza más adelante para ti, la cual no será destruida.

15

19 Hijo mío, escucha y sé sabio; mantén tu corazón en el camino correcto. 20 No te juntes con los borrachos ni con los que comen más de lo que deben, 21 porque los borrachos y los glotones acaban en la pobreza, y los dormilones vestidos de harapos.

16

22 Escucha a tu padre que te dio la vida, y no desprecies a tu madre cuando sea anciana. 23 Adquiere la verdad y la sabiduría, la disciplina y el entendimiento ¡y nunca los vendas! 24 El padre del justo tiene de qué alegrarse. Qué felicidad es tener un hijo sabio. 25 ¡Que tu padre y tu madre se alegren! ¡Que se alegre la que te dio la vida!

17

26 Hijo mío, dame tu corazón y que tus ojos se deleiten en mis caminos de sabiduría. 27 Porque pozo profundo es la prostituta, y fosa angosta la mujer adúltera. 28 Como un ladrón ella espera escondida a su víctima, y hace que muchos hombres sean infieles.

18

29 ¿Quién tiene angustia? ¿Quién tiene tristeza? ¿Quién está siempre peleando? ¿Quién se está quejando siempre? ¿Quién es herido sin motivo? ¿Quién tiene los ojos enrojecidos? 30 El que se la pasa bebiendo vino y probando nuevas bebidas. 31 No dejes que las burbujas y el agradable sabor del vino te engañen. 32 Porque al final muerde como serpiente y envenena como víbora. 33 Tus ojos verán alucinaciones y tu mente te hará decir estupideces. 34 Te sentirás como si durmieras en alta mar, recostado en el mástil mayor. 35 Después dirás: «Me pegaron y ni siquiera lo sentí. No me di cuenta cuando me golpearon. ¿Cuándo despertaré para ir a buscar otro trago?».

19

24 No envidies a los malvados, no busques su compañía; pues se pasan el tiempo tramando violencia y no hablan más que de buscar problemas.

20

Con sabiduría se construye la casa y con inteligencia sus cimientos; con conocimiento se llenan sus cuartos de toda clase de riquezas y cosas valiosas.

21

El hombre sabio es más poderoso que el hombre fuerte. La guerra se hace con buena estrategia, la victoria se alcanza con muchos consejeros.

22

La sabiduría no es para el necio, que en la asamblea del pueblo nada tiene que decir.

23

Al que planea perversidades, le llaman intrigante. Los planes del necio son pecado, y todos desprecian al insolente.

24

10 Si te desanimas cuando estás en medio de muchos problemas, es que no tienes mucha fortaleza.

25

11 Rescata a los que van rumbo a la muerte, detén a los que a tumbos avanzan al sepulcro. 12 Pues aunque digas que no sabías nada, el que conoce los corazones, el que vigila tu vida, sí lo sabrá. Él paga a cada uno según sus obras.

26

13 Hijo mío, come miel, porque es buena; la miel del panal es dulce a tu paladar. 14 Así de dulce sea la sabiduría a tu alma; si das con ella, tendrás buen futuro; tendrás una esperanza que no será destruida.

27

15 No hagas planes malvados en contra de la casa del justo, ni acabes con la casa donde él vive; 16 porque puede que caigan siete veces, pero cada vez que caigan se levantarán; pero a los malvados les bastará una sola caída para hundirse en la desgracia.

28

17 No te alegres cuando tu enemigo caiga, ni dejes que tu corazón se regocije cuando tropiece, 18 porque el Señor verá lo que pasa y no le agradará, y apartará su enojo de él.

29

19 No te alteres por causa de los malvados, ni sientas envidia de los impíos, 20 porque no hay futuro para el malvado, su lámpara se apagará.

30

21 Hijo mío, teme al Señor y honra al rey, y no te juntes con los rebeldes. 22 Porque de repente les vendrá el desastre; ¡y quién sabe cuál será el castigo del Señor y del rey!

Otros dichos de los sabios

23 También estos son dichos de los sabios: Es malo mostrar favor hacia alguien en el juicio.

24 Al que dice al culpable: «Eres inocente», lo maldecirán los pueblos y las naciones. 25 Pero se derramarán bendiciones sobre el que condene al culpable.

26 La respuesta sincera es como el beso en los labios.

27 Prepara primero tus faenas de cultivo y ten listos tus campos para la siembra; después de eso, construye tu casa.

28 No testifiques sin ninguna causa contra tu prójimo ni digas mentiras. 29 No digas, «¡Ahora me desquitaré de todo el mal que me hizo!».

30 Pasé junto al campo del perezoso, junto a la viña del que no tiene sentido común. 31 Había espinas por todas partes; la hierba cubría el terreno, y su cerca de piedras estaba derrumbada. 32 Entonces, mientras miraba y pensaba en esto, aprendí esta lección: 33 Un poquito más de sueño, otra pequeña siesta, cruza los brazos para descansar… 34 ¡y te asaltará la pobreza como un ladrón, y la escasez como un bandido armado!

Más proverbios de Salomón

25 Estos proverbios también son de Salomón, fueron copiados por los ayudantes de Ezequías, rey de Judá.

Es gloria de Dios ocultar un asunto, y honra del rey investigarlo.

Nadie puede comprender la altura del cielo o la profundidad de la tierra, ni tampoco los pensamientos del rey.

Quita las impurezas de la plata y quedará lista para que el orfebre la use;

quita a los malvados del servicio al rey y su reino se afirmará en la justicia.

No te des importancia delante del rey, ni exijas un lugar entre los poderosos;

es mejor que él te invite a subir, y no que te humille públicamente.

Lo que atestigües con tus ojos, no te des prisa en llevarlo al tribunal, pues tu prójimo puede ponerte en vergüenza y al final no sabrás qué hacer.

Defiende tu causa contra tu prójimo, pero no traiciones la confianza de nadie,

10 pues otros pueden oírte y ponerte en vergüenza y nunca recobrarás tu buena fama.

11 El consejo oportuno es como naranjas de oro con incrustaciones de plata.

12 Como anillo o joya del más fino oro es la corrección del sabio al que la acepta.

13 El mensajero fiel es como refrescante nieve en medio del calor del verano, le da nuevos ánimos a su amo.

14 El que no da el regalo prometido, es como la nube y el viento que no traen nada de lluvia.

15 Por medio de la paciencia se puede convencer al gobernante; la lengua amable puede quebrantar hasta los huesos.

16 ¿Te gusta la miel? No comas demasiada, o te puede hacer daño.

17 No abuses de las visitas a tu amigo, pues se cansará de ti y ya no te recibirá con alegría.

18 Calumniar a alguien es tan dañino como herirlo con un hacha, atravesarlo con la espada o clavarle una flecha aguda.

19 Confiar en un hombre indigno en momentos de angustia es como masticar con una muela careada o caminar con una pierna rota.

20 Cantar canciones al que tiene afligido el corazón es como robarle el abrigo en pleno frío o echarle vinagre en una herida.

21 Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer. Si tiene sed, dale de beber.

22 Así harás que se avergüence de lo que ha hecho, y el Señor te recompensará.

23 Tan cierto como que el viento del norte trae lluvia, las malas lenguas traen miradas de enojo.

24 Es mejor vivir en un rincón de la azotea que en una hermosa casa con una mujer pendenciera.

25 Las buenas noticias de tierras lejanas son como agua fría para la garganta sedienta.

26 Como fuente turbia o manantial lodoso es el justo que tiembla ante el malvado.

27 Así como comer mucha miel es malo, también es malo que los hombres busquen su propia gloria.

28 Como ciudad con sus murallas destrozadas es el hombre que no se sabe dominar.

26 Ni la nieve es para el verano, ni la lluvia para la cosecha, ni los honores para el necio.

Como gorrión que vuela sin rumbo o la golondrina sin nido, la maldición sin motivo jamás llega a destino.

El látigo es para el caballo, el freno para el burro y la vara, para la espalda del necio.

No respondas al necio según su necedad, o tú mismo pasarás por necio.

Respóndele al necio como se merece, para que no se crea sabio.

Confiar que el necio lleve un mensaje es como cortarse los pies o sufrir violencia.

Inútil es el proverbio en la boca del necio como inútiles son las piernas de un inválido.

Honrar al necio es tan descabellado como atar una piedra a la honda.

El proverbio en la boca del necio es como la espina en la mano del borracho.

10 Como el arquero que hiere a todo el que pasa, así es el que da trabajo al necio en su casa.

11 Como el perro vuelve a su vómito, así el necio vuelve a su necedad.

12 Hay más esperanza para un necio que para el que se cree muy sabio.

13 El perezoso para no trabajar pone excusas, dice: «Hay un león allá afuera que anda suelto». 14 Sobre sus bisagras gira la puerta; sobre la cama, el perezoso.

15 El perezoso no mueve ni un dedo para llevarse la comida a la boca.

16 El perezoso se cree más listo que siete sabios que saben responder.

17 Meterse en pleitos ajenos es como agarrar a un perro por las orejas.

18 Como loco que lanza flechas encendidas, 19 es el que engaña a su prójimo y luego dice: «Sólo era una broma».

20 Sin leña se apaga el fuego, y sin chismes se acaba el pleito.

21 El carbón es para hacer brasas, la leña para hacer fuego, y el hombre pendenciero para empezar pleitos.

22 Los chismes son como bocados sabrosos; llegan hasta lo más profundo del corazón.

23 Como baño de plata sobre olla de barro así son las palabras amables que ocultan un corazón malvado.

24 El que odia lo disimula al hablar, pero en su corazón hace planes malvados.

25 No le creas, aunque te hable con dulzura, porque su corazón rebosa de abominaciones.

26 Puede engañarnos disimulando su odio pero ante todos se descubrirá su maldad.

27 El que cava una fosa, en ella caerá; el que echa a rodar una roca, contra él se volverá.

28 La lengua mentirosa odia a sus víctimas, la boca aduladora causa la ruina.

27 No presumas del día de mañana porque no sabes lo que el día traerá.

Deja que sean otros los que te alaben; no te alabes tú mismo.

La piedra es pesada y la arena es toda una carga, pero el enojo del necio pesa más que ellas.

La ira es cruel y agobiante el enojo, pero ¿quién puede enfrentarse a la envidia?

Es mejor la reprensión franca que el amor en secreto.

Son mejores las heridas del amigo que los besos del enemigo.

Hasta la miel empalaga al que está satisfecho; pero al que tiene hambre lo amargo le sabe dulce.

El hombre que se aleja de su hogar es como el pájaro que se aleja de su nido.

El consejo sincero de un amigo endulza el alma, como el perfume y el incienso alegran el corazón.

10 No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre. No vayas a la casa de tu hermano cuando necesites ayuda. Más vale vecino cerca que hermano lejos.

11 Hijo mío, sé sabio y alegrarás mi corazón, así podré responder a los que me desprecian.

12 El prudente ve el peligro y se protege; el imprudente sigue adelante y sufre las consecuencias.

13 Toma en prenda la ropa del que salió de fiador de un extraño.

14 El mejor saludo se juzga una impertinencia cuando se da a gritos y de madrugada.

15 Como gotera constante en día lluvioso es la mujer que constantemente pelea. 16 Lograr que deje de pelear es como detener el viento o retener aceite en la mano.

17 El hierro se afila con el hierro y el hombre al relacionarse con el hombre.

18 El que cuida de la higuera come sus higos, el que cuida de su amo recibe honores.

19 Como el agua refleja el rostro, el corazón refleja a la persona.

20 El sepulcro, la muerte y los ojos del hombre jamás se dan por satisfechos.

21 El fuego prueba la pureza de la plata y el oro, pero al hombre lo prueban las alabanzas.

22 Aunque al necio lo muelas y lo vuelvas a moler y lo reduzcas a polvo como al grano, no le quitarás lo necio.

23 Date cuenta de la condición de tus rebaños y cuida mucho de tus ovejas; 24 porque ni las riquezas ni la corona duran por siempre.

25 Cuando salga el pasto y brote el verdor, y se recoja la hierba en los montes, 26 tus ovejas te darán lana para vestidos, y tus cabras para comprar un terreno; 27 tendrás suficiente leche de cabra para alimentarte tú, tu familia y tus siervos.

28 El malvado huye sin que nadie lo persiga; pero el justo vive confiado como león.

Cuando hay rebelión en un país se multiplican sus dirigentes; pero el gobernante con sabiduría y entendimiento mantiene el orden.

El gobernante que oprime a los pobres, es como tormenta que acaba con la cosecha.

Los que abandonan la ley alaban al malvado; los que la cumplen luchan contra él.

Los malvados no comprenden la justicia, pero los que siguen al Señor entienden todo.

Es mejor ser pobre y honrado que rico y perverso.

El que obedece la ley es un hijo inteligente, pero el que anda con libertinos es vergüenza para su padre.

El que aumenta su riqueza cobrando intereses, la aumenta para el que se compadece de los pobres.

El que no presta atención a la ley aun sus oraciones son detestables.

10 El que lleva al justo por el camino del pecado, caerá en su propia trampa; pero los intachables heredarán el bien.

11 El rico es sabio en su propia opinión, pero el pobre e inteligente lo ve como realmente es.

12 Cuando los justos prosperan, todos se alegran, cuando los malvados triunfan, todos se esconden.

13 El que disimula su pecado no prosperará; pero el que lo confiesa y lo deja, obtendrá misericordia.

14 Dichoso el hombre que honra al Señor, pero el que endurece su corazón caerá en desgracia.

15 El gobernante malvado es tan peligroso para los pobres como el león rugiente o el oso hambriento.

16 El gobernante que no tiene entendimiento oprimirá a su pueblo; pero el que no es avaro tendrá larga vida.

17 El asesino atormentado por su sentimiento de culpa, será un fugitivo hasta que muera. ¡Que nadie lo apoye!

18 El que es honesto estará a salvo, pero el perverso será destruido.

19 El que trabaja su tierra tendrá comida en abundancia; el que pierde el tiempo tendrá pobreza en abundancia.

20 El hombre fiel recibirá bendiciones; pero el que busca enriquecerse rápidamente no quedará sin castigo.

21 No está bien ser parcial con nadie; hasta por un pedazo de pan se puede pecar.

22 El ambicioso trata de enriquecerse rápidamente, pero eso lo conduce a la pobreza.

23 Finalmente la gente estima más la crítica que la alabanza.

24 El que roba a su padre o a su madre y dice: «¿Qué hay de malo en eso?», es amigo de criminales.

25 La codicia provoca peleas; la confianza en el Señor lleva a la prosperidad.

26 El que confía en sí mismo es un necio; el que actúa con sabiduría estará a salvo.

27 El que ayuda al pobre no conocerá la pobreza; el que le niega su ayuda será maldecido.

28 Cuando los malvados triunfan, la gente se esconde; cuando los malvados caen, los justos prosperan.

29 El hombre que rechaza la corrección será destruido de repente y sin remedio.

Cuando los justos tienen el poder, el pueblo se alegra; pero cuando los malvados tienen el poder, el pueblo sufre.

El hijo que ama la sabiduría hace dichoso a su padre, pero el que anda con prostitutas derrocha su riqueza.

Un rey justo da estabilidad a su nación, pero el que exige tributos, la destruye.

El que alaba a su prójimo le está poniendo una trampa. El malvado está atrapado en sus propios pecados, pero el justo está cantando de gozo.

El justo conoce los derechos del pobre; al malvado no le importa conocerlos.

Los alborotadores agitan toda la ciudad mientras que los sabios calman la ira.

Cuando el sabio entabla pleito contra un necio, aunque se enoje o se ría, nada arreglará.

10 Los asesinos detestan a los honestos, y quieren matar al justo.

11 El necio deja escapar todo su enojo, el sabio lo controla.

12 Si el gobernante presta atención a las mentiras todos sus oficiales se corrompen.

13 El opresor y el pobre tienen algo en común, que el Señor les ha dado a los dos la vista.

14 El rey que gobierna a los pobres con justicia está asegurando su trono.

15 La vara de la disciplina hace al hijo entendido, pero el hijo consentido es una vergüenza para su madre.

16 Cuando el malvado tiene el poder, el pecado aumenta, pero los justos vivirán para ver su caída.

17 Disciplina a tu hijo y te dará paz y traerá tranquilidad a tu alma.

18 Cuando no hay dirección del Señor, el pueblo se extravía; ¡dichosos los que cumplen la ley!

19 No bastan las palabras para corregir al siervo, aunque entiende no obedece.

20 Hay más esperanza para el necio que para el que habla sin pensar.

21 El siervo consentido desde su niñez, al final traerá tristeza.

22 El hombre que se violenta fácilmente provoca pleitos y comete toda clase de pecados. 23 El orgulloso será humillado, pero el humilde será honrado.

24 El cómplice del ladrón se daña a sí mismo, pues aunque está bajo juramento no confiesa.

25 El temor al hombre es una trampa peligrosa, pero la confianza en el Señor trae seguridad.

26 Muchos buscan el favor del gobernante, pero la justicia viene del Señor.

27 Los justos detestan a los malvados, y los malvados detestan a los justos.

Dichos de Agur

30 Dichos de Agur, hijo de Jaqué. Oráculos. Palabras de este varón:

Oh Dios, estoy cansado y agotado. Soy el más ignorante de los hombres; me falta discernimiento humano.

No he conocido la sabiduría, ni tampoco conozco al Dios santo. ¿Quién ha subido y bajado del cielo? ¿Quién retiene el viento en su puño o envuelve el mar en su manto? ¿Quién ha establecido los límites de la tierra? ¿Quién sabe su nombre y el de su hijo? Dímelo si lo sabes.

Toda palabra de Dios es verdadera. Él protege a los que acuden a él en busca de protección. No añadas nada a sus palabras para que no te reprenda y te haga quedar como un mentiroso.

Oh Señor, dos cosas te pido antes de morir, no me las niegues: Aparta de mí la mentira y la falsedad, no me des ni pobreza ni riquezas, dame sólo el pan de cada día. Porque si tengo mucho, quizá te desconozca y diga: ¿Quién es el Señor? Y si tengo poco, quizá robe y deshonre así tu santo nombre.

10 Jamás ofendas al esclavo delante de su amo, o él te maldecirá y sufrirás las consecuencias.

11 Hay quienes maldicen a su padre y no bendicen a su madre. 12 Hay quienes se creen puros, y no se han limpiado de su impureza. 13 Hay quienes se creen más que los demás y a todos miran con desprecio. 14 Hay quienes tienen dientes como espadas y mandíbulas como cuchillos para devorar a los pobres de la tierra, y a los necesitados de este mundo.

15 La sanguijuela tiene dos hijas que siempre están pidiendo a gritos: «Dame más, más». Hay tres cosas, y hasta cuatro, que nunca quedan satisfechas: 16 el sepulcro, el vientre estéril, el desierto árido y el fuego que todo lo consume.

17 Al que mira con desprecio a su padre y menosprecia a su madre anciana, que los cuervos le saquen los ojos y los buitres se lo devoren.

18 Hay tres cosas, y hasta cuatro, que me asombran y no entiendo: 19 el camino del águila en el cielo, el camino de la serpiente en la roca, el camino del barco en alta mar, y el camino del hombre en la mujer.

20 Así hace la mujer adúltera: Come, se limpia la boca y después dice: ¿Qué tiene de malo lo que hice?

21 Tres cosas hacen temblar la tierra, y una cuarta la hace estremecer: 22 el esclavo que llega a ser rey, el necio que le sobra la comida, 23 la mujer amargada que al fin se casa, y la criada que le quita el lugar a su señora.

24 Hay cuatro cosas pequeñas en la tierra, pero que son más sabias que los mismos sabios: 25 las hormigas, no son fuertes pero almacenan comida para el invierno; 26 los tejones, no son poderosos pero construyen sus casas entre las rocas; 27 las langostas, que aunque no tienen rey, marchan en formación perfecta; 28 las lagartijas que se atrapan con la mano pero que se encuentran hasta en los palacios de los reyes.

29 Hay tres cosas, y hasta cuatro, que su andar es majestuoso: 30 el león, poderoso entre los animales, que no retrocede ante nada, 31 el gallo orgulloso, el macho cabrío, el rey cuando conduce a su ejército.

32 Si te has engrandecido tú mismo como un necio, o si tramas maldades, ponte a pensar 33 que al batir la leche se obtiene mantequilla, que al sonarse fuerte la nariz sangra, y que provocar la ira causa pleitos.

Dichos del rey Lemuel

31 Estos son los dichos del rey Lemuel por medio de los cuales su madre le enseñó:

Hijo mío, fruto de mi vientre, cumplimiento de mis promesas, no gastes tu vitalidad con mujeres, ni tu fuerza en las que causan la ruina de los reyes.

No está bien que los reyes, oh Lemuel, se entreguen al vino o que los gobernantes se den al licor, pues si lo hacen puede que olviden sus deberes y sean incapaces de administrar justicia a los oprimidos. El licor es para los moribundos y el vino para los deprimidos; ¡que beban para olvidar su pobreza y para que no vuelvan a recordar sus penas!

¡Alza la voz por aquellos que no pueden alzarla por sí mismos, defiende a los indefensos!

¡Alza la voz por los pobres y necesitados y procura que se les haga justicia!

Epílogo: Acróstico a la mujer ejemplar

10 Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará? ¡Vale más que las piedras preciosas! 11 Su esposo puede confiar plenamente en ella y no le faltan ganancias. 12 Ella no es un estorbo para él, sino una ayuda todos los días de su vida. 13 Sale en busca de lana y lino, y alegremente trabaja con sus manos. 14 Es como un barco mercante, que trae su alimento desde muy lejos. 15 Madruga para preparar el desayuno a su familia, y les asigna las tareas del día a sus criadas. 16 Sale a inspeccionar un terreno y lo compra, con sus ganancias planta un viñedo. 17 Está llena de vitalidad, y está lista para trabajar. 18 Se complace con la prosperidad de sus negocios, y no se apaga su lámpara en la noche.

19 Sus manos están ocupadas hilando y tejiendo. 20 Les tiende su mano en ayuda a los pobres y necesitados. 21 No le preocupa que nieve, pues todos los de su casa andan bien abrigados. 22 Ella misma hace sus colchas, y se viste de púrpura y lino fino. 23 Su esposo es bien conocido en la comunidad, pues se sienta entre las autoridades de la ciudad.

24 Ella hace ropa de lino y cinturones, y los vende a los comerciantes. 25 Está revestida de fuerza y dignidad, y no le teme al futuro. 26 Cuando habla, sus palabras son sabias, cuando enseña, lo hace siempre con amor. 27 Observa con cuidado lo que sucede en su casa, y no come el pan por el que no ha trabajado. 28 Sus hijos se levantan y la bendicen, su esposo la alaba diciendo: 29 «¡Hay muchas mujeres ejemplares, pero tú eres la mejor de todas!».

30 Los encantos pueden engañar y la belleza no dura, pero la mujer que honra al Señor es digna de alabanza.

31 ¡Alábenla por todo lo que ha hecho y públicamente reconozcan sus obras!

Discurso inicial

Estas son las palabras del Predicador, hijo de David, rey de Jerusalén.

Según mi entender, nada vale la pena; todo es vano. 3-7 Pues, ¿qué obtiene la gente de todo su trabajo?

Generaciones vienen y generaciones van y todo sigue igual. Sale el sol y se pone, y en rápido giro vuelve a surgir. Sopla el viento del sur y del norte, aquí y allá, yendo y volviendo, sin ir a ninguna parte. Los ríos desembocan en el mar y este nunca se llena, y el agua vuelve a los ríos y nuevamente fluye hacia el mar. 8-11 Todo es indecible fastidio y fatiga. Por más que vemos, jamás nos satisfacemos; por más que oímos, no estamos contentos.

La historia es simple repetición. Nada hay realmente nuevo; todo ha sido hecho o dicho antes. ¿Puedes tú indicar algo que sea nuevo? ¿Cómo sabes que no existió ya en remotas edades? No recordamos lo ocurrido en aquellos tiempos antiguos, y en las futuras generaciones nadie recordará lo que hayamos hecho ahora.

Primeras conclusiones

12-15 Yo, el Predicador, fui rey de Israel y viví en Jerusalén. Y en busca de conocimientos me dediqué a investigarlo todo en el universo. Descubrí que la suerte del ser humano, que Dios le ha señalado, no es un camino feliz. Todo es insensatez; todo es perseguir el viento. Lo torcido no puede enderezarse: es agua pasada; y de nada vale soñar con lo que pudiera haber sido.

16-18 Yo me dije: «Fíjate, soy más instruido que cualquiera de los reyes que me precedieron en Jerusalén. Tengo más sabiduría y conocimientos». Así es que me esforcé por ser sabio en vez de necio, pero hoy reconozco que aun eso fue perseguir el viento. Pues cuanto mayor era mi sabiduría, tanto más grande era mi pena; aumentar el conocimiento es sólo aumentar el dolor.

Me dije entonces: «¡Anda, alégrate; sáciate de gozo!». Pero descubrí que esto también era vano. Porque es necedad reír todo el tiempo; ¿qué beneficio produce?

Así que, después de mucho pensarlo, resolví probar los placeres de la embriaguez, procurando aún encontrar la sabiduría.

Luego volví a cambiar de rumbo y emprendí el camino de la frivolidad para experimentar la única felicidad que en toda su vida conoce la mayoría de la gente.

4-6 Después traté de hallar satisfacción inaugurando un amplio programa de obras públicas: casas, viñedos, jardines, parques y huertos para mí, y estanques para el regadío de mis plantaciones.

7-8 Luego compré esclavos y esclavas, y otros nacieron en mis propiedades. Crie grandes manadas y rebaños, más que cualquiera de los reyes que me precedieron. Recaudé plata y oro como tributo de muchos reyes y provincias.

En el aspecto cultural, organicé coros y orquestas de hombres y mujeres.

Y además tuve muchas y hermosas concubinas.

Así es que me engrandecí más que cualquiera de los reyes de Jerusalén que me antecedieron, y sin embargo mantuve mi perspicacia de modo que pude evaluar todo esto. 10 Tomaba para mí cuanto se me antojaba, y no me privaba de ningún goce. Hasta en el trabajo arduo hallé placer. Este gusto fue en verdad la única recompensa de todas mis faenas.

11 Pero mirando cuanto había emprendido, me pareció tan inútil, como perseguir el viento sin que nada valiera realmente la pena.

Todos paran en lo mismo

12 Entonces consideré la sabiduría y la insensatez, y cualquiera llegaría a la misma conclusión que yo: 13-14 Que la sabiduría es más valiosa que la insensatez, así como la luz es mejor que las tinieblas; pues mientras el sabio ve, el necio está ciego. Y sin embargo observé que al sabio y al necio les espera el mismo final. 15 Entonces, me dije: «yo también moriré igual que el necio». Entonces, ¿de qué vale toda mi sabiduría? Así reconocí que aun la sabiduría es vana. 16 Pues nadie se acuerda del sabio ni del necio, y con el paso del tiempo todo cae en el olvido y tanto el sabio como el necio mueren. 17 Así es que ahora detesto la vida, pues es tan irracional; todo es insensatez, ¡es correr tras el viento!

18 Y esto es lo repugnante: que tenga yo que dejar a otros el fruto de mi ardua labor. 19 Y ¿quién podrá decir si mi hijo va a ser sabio o necio? Pero todo lo que tengo irá a sus manos; ¡qué desalentador!

20-23 Desesperado, abandoné entonces el trabajo arduo, como respuesta a mi búsqueda de satisfacción. Pues hay quienes pasan la vida en busca de sabiduría, conocimientos y habilidad, para luego dejárselo todo a quien no se ha esforzado ni un día de su vida. Esto no sólo es necio sino injusto. Así pues, ¿qué obtiene el ser humano de toda su ardua labor? Días llenos de tristeza y dolor, y noches inquietas y amargas. Todo es absolutamente ridículo.

24-26 No hay nada mejor para el hombre y la mujer que disfrutar de su comida, su bebida y su trabajo. Entonces reconocí que aun este placer, procede de Dios. Porque, sin él, ¿quién puede comer o tener gozo? Porque Dios da sabiduría, conocimientos y gozo a quien es de su agrado; pero si un pecador se enriquece, Dios le quita la riqueza y se la entrega a quienes le agradan. Y también esto es absurdo, ¡es correr tras el viento!

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