Bible in 90 Days
Organización del servicio sacerdotal
24 Los sacerdotes (descendientes de Aarón) fueron divididos en dos grupos. Los hijos de Aarón fueron: Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. 2 Nadab y Abiú murieron antes que su padre, sin tener hijos; por esa razón Eleazar e Itamar quedaron a cargo de la función sacerdotal.
3 David consultó con Sadoc, representante del clan de Eleazar, y con Ajimélec, representante del clan de Itamar, para organizar a los descendientes de Aarón en diversos grupos para servir por turnos. 4 Los descendientes de Eleazar fueron divididos en dieciséis grupos y los descendientes de Itamar en ocho grupos, ya que los descendientes de Eleazar eran más numerosos.
5 Todas las tareas fueron asignadas a los diferentes grupos por sorteo, para que no hubiera preferencia, por cuanto había muchos hombres importantes y altos oficiales del templo de Dios en cada división. 6 Semaías, levita, e hijo de Natanael, fue el encargado de anotar los nombres y cargos, en presencia del rey, de los jefes, del sacerdote Sadoc, de Ajimélec hijo de Abiatar, de los jefes de las familias sacerdotales y de los levitas. Para cada tarea se asignaron dos grupos de la división de Eleazar y uno de la división de Itamar.
7-18 El trabajo se asignó por sorteo, y la suerte recayó como sigue:
Primero, el grupo a cargo de Joyarib;
segundo, el grupo a cargo de Jedaías;
tercero, el grupo a cargo de Jarín;
cuarto, el grupo a cargo de Seorín;
quinto, el grupo a cargo de Malquías;
sexto, el grupo a cargo de Mijamín;
séptimo, el grupo a cargo de Cos;
octavo, el grupo a cargo de Abías;
noveno, el grupo a cargo de Jesúa;
décimo, el grupo a cargo de Secanías;
undécimo, el grupo a cargo de Eliasib;
duodécimo, el grupo a cargo de Yaquín;
decimotercero, el grupo a cargo de Hupá;
decimocuarto, el grupo a cargo de Jesebab;
decimoquinto, el grupo a cargo de Bilgá;
decimosexto, el grupo a cargo de Imer;
decimoséptimo, el grupo a cargo de Hezir;
decimoctavo, el grupo a cargo de Afsés;
decimonoveno, el grupo a cargo de Petaías;
vigésimo, el grupo a cargo de Ezequiel;
vigesimoprimero, el grupo a cargo de Jaquín;
vigesimosegundo, el grupo a cargo de Gamul;
vigesimotercero, el grupo a cargo de Delaías;
y el vigesimocuarto, el grupo a cargo de Maazías.
19 Cada grupo efectuaba sus deberes del templo del Señor en la forma que originalmente Dios había mandado por medio de su antepasado Aarón.
El resto de los levitas
20 Esta es la lista del resto de los descendientes de Leví:
Amirán; su descendiente Subael; y Jehedías descendiente de Subael; 21 el grupo de Rejabías, dirigido por su hijo mayor Isías; 22 el grupo de Izar, que se componía de Selomot y su hijo Yajat.
23 El grupo de Hebrón, que consistía de: Jerías, hijo mayor de Hebrón; Amarías, su segundo hijo; Jahaziel, su tercer hijo; y Jecamán, su cuarto hijo.
24-25 El grupo de Uziel estaba dirigido por su hijo Micaías y sus nietos Samir e Isías, y por Zacarías hijo de Isías.
26-27 El grupo de Merari estaba dirigido por sus hijos Majlí y Musí. (El grupo de Jazías, guiado por su hijo Benó, comprende también a sus hermanos Soján, Zacur e Ibrí). 28 Los descendientes de Mají fueron: Eleazar, que no tuvo hijos, 29 y Quis, entre cuyos hijos se contaba Jeramel. 30 Los hijos de Musí fueron Majlí, Edar y Jeremot.
Estos eran los descendientes de Leví, según sus casas paternas. 31 Tal como en el caso de los descendientes de Aarón, los nombramientos para ocupar sus cargos se hacían por sorteo, sin distinción de edad o rango, y todo esto se hizo en presencia del rey David, de Sadoc, de Ajimélec, y de los jefes de las familias sacerdotales, y de los levitas.
Organización de los músicos
25 David y los oficiales del santuario apartaron a Asaf, Hemán y Jedutún para que se encargaran de la música. Estos profetizaban acompañándose de arpas, liras y címbalos. La siguiente es la lista de todos los que fueron apartados para este servicio:
2 Bajo la dirección de Asaf, profeta privado del rey, estaban sus hijos Zacur, José, Netanías y Asarela.
3 Bajo Jedutún, que guiaba en la acción de gracias y alabanza al Señor (mientras eran acompañados por el arpa), estaban sus seis hijos: Guedalías, Zeri, Isaías, Jasabías, Matatías y Simí.
4-5 Bajo la dirección de Hemán, profeta al servicio del rey, estaban sus hijos: Buquías, Matanías, Uziel, Sebuel, Jeremot, Jananías, Jananí, Eliatá, Guidalti, Romanti Ezer, Josbecasa, Malotí, Hotir y Mahaziot (Porque Dios lo había bendecido con catorce hijos y tres hijas, cumpliendo así su promesa de que haría de él un hombre muy poderoso). 6-7 El ministerio de la música a cargo de ellos incluía el tocar los címbalos, arpas y liras, todo bajo la dirección de su padre, mientras desempeñaban su ministerio en el santuario.
Asaf, Jedutún y Hemán rendían informe directamente al rey. Ellos y sus familiares estaban adiestrados para cantar alabanzas al Señor. Eran doscientos ochenta y ocho en total, siendo cada uno de ellos maestro de música.
8 Los cantores eran nombrados para su turno particular de servicios mediante sorteo, sin considerar la edad o reputación.
9-31 El primer sorteo indicó a José, del clan de Asaf;
el segundo, a Guedalías junto con doce de sus hijos y hermanos;
el tercero, a Zacur, y doce de sus hijos y hermanos;
el cuarto, a Izri, y doce de sus hijos y hermanos;
el quinto, a Netanías, y doce de sus hijos y hermanos;
el sexto, a Buquías, y doce de sus hijos y hermanos;
el séptimo, a Jesarela, y doce de sus hijos y hermanos;
el octavo, a Isaías, y doce de sus hijos y hermanos;
el noveno, a Matanías, y doce de sus hijos y hermanos;
el décimo, a Simí, y doce de sus hijos y hermanos;
el undécimo, a Azarel, y doce de sus hijos y hermanos;
el duodécimo, a Jasabías, y doce de sus hijos y hermanos;
el decimotercero, a Subael, y doce de sus hijos y hermanos;
el decimocuarto, a Matatías, y doce de sus hijos y hermanos;
el decimoquinto, a Jeremot, y doce de sus hijos y hermanos;
el decimosexto, a Jananías, y doce de sus hijos y hermanos;
el decimoseptimo, a Josbecasa, y doce de sus hijos y hermanos;
el decimoctavo, a Jananí, y doce de sus hijos y hermanos;
el decimonoveno, a Malotí, y doce de sus hijos y hermanos:
el vigésimo, a Eliatá, y doce de sus hijos y hermanos;
el vigesimoprimero, a Hotir, y doce de sus hijos y hermanos;
el vigesimosegundo, a Guidalti, y doce de sus hijos y hermanos;
el vigesimotercero, a Mahaziot, y doce de sus hijos y hermanos;
el vigesimocuarto, a Romanti Ezer, y doce de sus hijos y hermanos.
Organización de los porteros
26 Los porteros del templo del Señor también fueron organizados por turnos, quedando de la siguiente manera:
De los coreítas:
Meselemías hijo de Coré, de la familia de Asaf.
2-3 Los hijos de Meselemías eran: Zacarías, el primogénito; Jediael, el segundo; Zebadías, el tercero; Jatniel, el cuarto; Elam, el quinto; Johanán, el sexto y Elihoenay, el séptimo.
4-5 Los hijos de Obed Edom: Semaías, el primogénito; Jozabad, el segundo; Joa, el tercero; Sacar, el cuarto; Natanael, el quinto; Amiel, el sexto; Isacar, el séptimo y Peultay, el octavo. ¡Cuán grande bendición le dio Dios con todos esos hijos!
6-7 Los hijos de Semaías hijo de Obed Edom eran todos varones sobresalientes y ocupaban cargos de considerable autoridad en el clan. Sus nombres eran: Otni, Rafael, Obed y Elzabad, y sus hermanos, Eliú y Samaquías, eran también hombres muy valientes.
8 Todos estos fueron los hijos y nietos de Obed Edom, en total sesenta y dos. Todos ellos eran hombres prominentes, particularmente aptos para su trabajo. 9 Los hijos y hermanos de Meselemías fueron dieciocho, también hombres muy valientes. 10 Los hijos de Josá, perteneciente al grupo de Merari, fueron: Simri, a quien su padre puso como jefe de sus hermanos, aunque no era el primogénito; 11 Jilquías, el segundo; Tebalías, el tercero; y Zacarías, el cuarto. Los hijos y hermanos de Josá fueron trece.
12 Las divisiones de los porteros quedaron a cargo de sus jefes. Tal como en el caso de los otros levitas, estos tenían la responsabilidad de servir en el templo del Señor. 13 Se les asignó los deberes de guardas en las diversas puertas, sin considerar la reputación de sus familias, ni sus edades, por cuanto el nombramiento se hacía por sorteo.
14-15 La responsabilidad de la puerta del este recayó en Selemías y su grupo; la de la puerta del norte, en su hijo Zacarías, varón de extraordinaria sabiduría; la de la puerta del sur, en Obed Edom y su grupo (sus hijos quedaron a cargo de los almacenes de mercancías); 16 y la de la puerta del oeste y de la puerta de Saléquet, en el camino de la parte alta, recayó en Supín y Josá.
17 Seis porteros se designaban diariamente a la puerta del este; cuatro a la puerta del norte; cuatro a la puerta del sur; y dos a cada uno de los almacenes de mercancías. 18 Se designaban seis guardas diariamente a la puerta del oeste, cuatro para el camino de la parte alta, y dos para el patio del oeste.
19 Los porteros del templo del Señor habían sido escogidos de los clanes de Coré y de Merari.
Los tesoreros y otros oficiales
20-22 Otros levitas, que tenían por jefe a Ahías, eran los encargados de recibir las donaciones traídas a Dios, que se guardaban en la tesorería del templo del Señor. Estos varones del subclan de Ladán, provenientes del clan de Guersón, comprendían también a Zetán y Joel, hijos de Jehiel. 23-24 Sebuel hijo de Guersón y nieto de Moisés, era jefe oficial de la tesorería. Además era supervisor de las divisiones que estaban a cargo de Amirán, Izar, Hebrón y Uziel. 25 Sus descendientes, en línea directa desde Eliezer, fueron: Rejabías, Isaías, Jorán, Zicrí y Selomit. 26 Selomit y sus hermanos quedaron a cargo de recibir las ofrendas para el Señor, tanto del rey David como de otros dignatarios de la nación, tales como los oficiales y generales del ejército, 27 los cuales dedicaban su botín de guerra para sufragar los gastos generales del templo del Señor. 28 Selomit y sus hermanos tenían también la responsabilidad de cuidar de los valores materiales dedicados al Señor por el profeta Samuel, Saúl hijo de Quis, Abner hijo de Ner, y Joab hijo de Sarvia.
29-30 Quenanías y sus hijos (del subclan de Izar) recibieron nombramiento de administradores públicos y jueces. Jasabías y mil setecientos hombres de su clan de Hebrón, todos varones prominentes, fueron puestos a cargo del territorio de Israel que está al oeste del río Jordán, y tenían la responsabilidad sobre los asuntos religiosos y de la administración pública de esa región. 31-32 En el año cuarenta de su reinado, David hizo que se investigaran los registros genealógicos de los descendientes de Hebrón. Al hacerlo, se descubrió que en Jazer de Galaad había hombres muy valientes. El número de ellos era de dos mil setecientos, y tenían como jefe a Jerías. Entonces el rey David les asignó la administración de los asuntos públicos y religiosos de las tribus de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés.
Divisiones del ejército
27 El ejército israelita fue dividido en doce regimientos, cada uno con veinticuatro mil soldados, incluyendo oficiales y personal administrativo. Estas unidades recibían el llamado para prestar servicio activo durante un mes al año. La que sigue es la lista de unidades y sus comandantes en jefe:
2-3 A cargo de la primera división estaba Yasobeán hijo de Zabdiel, de la familia de Fares. Tenía veinticuatro mil hombres que prestaban su servicio el primer mes de cada año.
4 El jefe de la segunda división era Doday el ajojita. Tenía a su cargo veinticuatro mil hombres que prestaban servicio el segundo mes de cada año. Miclot actuaba como ayudante.
5-6 El jefe de la tercera división era Benaías, hijo del sumo sacerdote Joyadá. Sus veinticuatro mil hombres que prestaban su servicio el tercer mes de cada año. Benaías fue uno de los treinta valientes y jefe de ellos. Su hijo Amisabad formaba parte de esta división.
7 El jefe de la cuarta división era Asael, hermano de Joab, el que posteriormente fue reemplazado por su hijo Zebadías. Tenía veinticuatro mil hombres que prestaban su servicio el cuarto mes de cada año.
8 El jefe de la quinta división fue Samut el izraíta, con veinticuatro mil hombres que prestaban su servicio el quinto mes de cada año.
9 El jefe de la sexta división fue Irá hijo de Iqués, de Tecoa. Tenía veinticuatro mil hombres que prestaban su servicio el sexto mes de cada año.
10 El jefe de la séptima división era Heles el pelonita, de la tribu de Efraín, con veinticuatro mil hombres que prestaban su servicio el séptimo mes de cada año.
11 El jefe de la octava división era Sibecay de Jusá, descendiente de los zeraítas. Tenía veinticuatro mil hombres que prestaban su servicio el octavo mes de cada año.
12 El jefe de la novena división era Abiezer, de Anatot, de la tribu de Benjamín, el cual comandaba veinticuatro mil hombres que prestaban su servicio el noveno mes de cada año.
13 El jefe de la décima división era Maray de Netofa, descendiente de los zeraítas, con veinticuatro mil hombres que prestaban su servicio el décimo mes de cada año.
14 El jefe de la undécima división era Benaías, de Piratón, descendiente de Efraín, con veinticuatro mil hombres que prestaban su servicio durante el undécimo mes de cada año.
15 El jefe de la duodécima división era Jelday de Netofa, descendiente de Otoniel. Comandaba veinticuatro mil hombres que prestaban su servicio durante el duodécimo mes de cada año.
Jefes de las tribus
16-22 A cargo de las tribus de Israel estaban los siguientes:
Jefe de la tribu de Rubén, Eliezer hijo de Zicrí;
de Simeón, Sefatías hijo de Macá;
de Leví, Jasabías hijo de Quemuel;
de los descendientes de Aarón, Sadoc;
de Judá, Eliú, hermano del rey David;
de Isacar, Omrí hijo de Micael;
de Zabulón, Ismaías hijo de Abdías;
de Neftalí, Jerimot hijo de Azriel;
de Efraín, Oseas hijo de Azazías;
de la media tribu de Manasés, Joel hijo de Pedaías;
de la otra mitad de Manasés, en Galaad, Idó hijo de Zacarías;
de Benjamín, Jasiel hijo de Abner; y de Dan, Azarel hijo de Jeroán.
23 Cuando David hizo el censo, no incluyó a los hombres de veinte años para abajo, porque el Señor le había prometido multiplicar a Israel como las estrellas del cielo. 24 Joab comenzó la labor del censo, pero nunca la terminó, porque la ira de Dios se desató sobre Israel; por consiguiente, el total final nunca se insertó en los anales del rey David.
Superintendentes del rey
25 Azmávet hijo de Adiel era el funcionario que tenía a su cargo las tesorerías del palacio, y Jonatán hijo de Uzías estaba a cargo de las tesorerías regionales a través de las ciudades, pueblos y fortalezas de Israel.
26 Ezri hijo de Quelub era el encargado de los agricultores que trabajaban en las fincas del rey.
27 Simí de Ramat tenía a su cargo la vigilancia de los viñedos del rey;
Zabdí de Sefán tenía la responsabilidad sobre la producción del vino y su almacenamiento.
28 Baal Janán de Guéder era responsable de las plantaciones de olivos y de los bosques de sicómoro del rey en los llanos, frente a la frontera con los filisteos.
Joás tenía a su cargo el abastecimiento de aceite de oliva.
29 Sitray de Sarón estaba a cargo del ganado en las planicies de Sarón.
Safat hijo de Adlay tenía a su cargo el ganado que estaba en los valles.
30 Obil, del territorio de Ismael, tenía a su cargo los camellos.
Jehedías de Meronot tenía a su cargo los burros.
31 Las ovejas estaban bajo el cuidado de Jaziz el agareno.
Los hombres antes mencionados eran administradores de los bienes del rey David.
32 Jonatán, tío de David, hombre sabio y bien preparado, era consejero del rey.
Jehiel, hijo de Jacmoní, estaba encargado del cuidado de los hijos del rey.
33 Ajitofel era también consejero oficial del rey.
Husay el arquita era su consejero privado.
34 Joyadá hijo de Benaías, y Abiatar, eran ayudantes de Ajitofel.
Joab era el jefe de todo el ejército israelita.
Instrucciones para la construcción del templo
28 Luego David citó a reunión a todos sus oficiales a Jerusalén: los jefes de las tribus, los jefes de las doce divisiones del ejército, los otros oficiales del ejército, los funcionarios a cargo de su finca y su ganado, y todos los otros hombres de autoridad en su reino. 2 Se levantó, y estando en pie delante de ellos, les dijo: «¡Hermanos míos y pueblo mío! Era mi deseo construir un lugar permanente para el cofre del pacto del Señor; un lugar en que nuestro Dios tuviera su trono. Ya tengo listos todos los elementos necesarios para la construcción, 3 pero Dios me dijo: “¡Tú no me construirás un templo para honrar mi nombre, porque has dirigido muchas guerras y has dado muerte a mucha gente!”.
4 »No obstante, el Señor, Dios de Israel, me ha escogido de entre toda la familia de mi padre para iniciar una dinastía que regirá a Israel para siempre; ha escogido a la tribu de Judá, y de entre las familias de Judá, a la familia de mi padre; y de entre sus hijos, el Señor, por su gracia, me favoreció y me hizo rey sobre todo Israel. 5 El Señor me ha dado muchos hijos, y de entre ellos ha escogido a Salomón para que sea mi sucesor en el trono de su reino de Israel. 6 En efecto, me ha dicho: “Tu hijo Salomón construirá mi templo; porque lo he elegido como mi hijo, y yo seré su Padre. 7 Y si él continúa obedeciendo mis mandamientos e instrucciones como hasta ahora, haré que su reino dure para siempre”.
8 »Aquí, delante del pueblo de Israel, que es el pueblo del Señor, y a la vista de nuestro Dios, les pido que obedezcan fielmente todos los mandamientos del Señor, para que puedan disfrutar de esta hermosa tierra que Dios les ha dado, y se la dejen a sus hijos para siempre».
9 Luego David se dirigió a Salomón y le dijo: «Salomón, hijo mío, dedícate a conocer al Dios de tus padres; adóralo y sírvele con un corazón limpio y una correcta disposición, porque el Señor ve todo corazón, y entiende y conoce todo pensamiento. Si tú lo buscas, lo encontrarás; pero si tú lo abandonas, él te desechará por completo. 10 Recuerda que el Señor te ha elegido para que le construyas un templo como su santuario. Así que ¡con todo ánimo ponte a trabajar!».
11 David procedió luego a entregar a Salomón los planos del templo y sus dependencias: las tesorerías, los aposentos altos, las salas interiores y el santuario para el propiciatorio. 12 También le dio a Salomón sus proyectos de planos para los patios del templo del Señor, los aposentos de afuera para los tesoros del mismo, y para guardar los utensilios sagrados y las ofrendas especiales. 13 El rey puso, asimismo, en manos de Salomón las instrucciones concernientes al trabajo de los diversos grupos de sacerdotes y levitas; e incluyó especificaciones para cada artículo que había de utilizarse en el templo del Señor para la adoración y el sacrificio. 14 Además, David le entregó gran cantidad de oro y plata con que se harían todos los utensilios del templo del Señor, 15 asimismo la cantidad precisa de oro para confeccionar los candelabros y lámparas, de acuerdo con el servicio que prestaría cada candelabro. 16 Luego pesó el oro para la mesa en que se colocarían los panes de la Presencia y para las otras mesas de oro, y pesó, asimismo, la plata para las mesas de plata. 17 También le entregó el oro para los tenedores, tazones y jarras. Igualmente le pesó el oro y la plata para las copas. 18 Finalmente, le pesó el oro refinado destinado a la construcción del altar del incienso y para hacer los querubines de oro con sus alas extendidas sobre el cofre del pacto del Señor.
19 «Cada parte de este plano —expresó David a Salomón— me fue dada por escrito de mano del Señor. 20 Sé enérgico y valiente y pon manos a la obra —añadió—. No te amedrentes por lo grande de la tarea, porque el Señor mi Dios está contigo, y no te abandonará, y él hará que cada detalle sea llevado a feliz término. 21 Y estos diversos grupos de sacerdotes y levitas servirán en el templo de Dios. Otros con habilidades de toda índole actuarán como voluntarios, y los oficiales y el pueblo entero estarán bajo tu mando».
Ofrendas para el templo
29 Entonces el rey David se volvió hacia la asamblea en pleno y dijo: «Mi hijo Salomón, a quien Dios ha escogido para que sea el próximo rey de Israel, es todavía joven y sin experiencia, mientras que el trabajo que deberá afrontar es enorme, ya que el templo que va a construir no es precisamente una construcción más: ¡Es el templo destinado para el Señor! 2 Haciendo uso de todos los recursos a mi alcance, he acumulado abundante material para su construcción: bastante cantidad de oro, plata, bronce, hierro, madera y grandes porciones de ónice, piedras preciosas de toda clase y mármol. 3 Y, fuera de todo esto, por amor al templo de Dios, ahora entrego todos mis tesoros privados para ayudar a la edificación. 4-5 Estas contribuciones personales consisten en cien mil kilos de oro de Ofir, y doscientos treinta mil kilos de plata pura destinada a recubrir las paredes de las edificaciones, y para los artículos de oro y plata, y para cualquier otro trabajo que se requiera. Ahora, pues, ¿quién seguirá mi ejemplo? ¿Quién, por amor al Señor, dará una ofrenda voluntaria para el templo?».
6-7 Entonces los dirigentes de clanes, los jefes de tribus, los oficiales del ejército y los funcionarios administrativos del rey hicieron entrega de ciento sesenta y cinco mil kilos y diez mil monedas de oro, trescientos treinta mil kilos de plata, seiscientos mil kilos de bronce y tres millones trescientos mil kilos de hierro. 8 También contribuyeron con grandes cantidades de joyas, las cuales fueron depositadas en la tesorería del templo del Señor, que estaba a cargo de Jehiel (descendiente de Guersón). 9 Todos estaban conmovidos y felices por esta oportunidad de servir, y al rey David lo invadió una grande alegría.
Oración de David
10 Mientras permanecía todavía en presencia de toda la asamblea, David dirigió así sus alabanzas al Señor:
«¡Señor, Dios de nuestro padre Israel, alabamos tu nombre ahora y para siempre! 11 Tuyos son la grandeza y el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Todo cuanto hay en los cielos y en la tierra es tuyo. También el reino te pertenece, y tienes el control de todo lo que existe. 12 La riqueza y el honor provienen de ti, y tú eres el gobernador de toda la humanidad; tu mano controla el poderío y la potestad, y de acuerdo con tu voluntad es que los hombres adquieren la fama y reciben de ti el vigor. 13 Dios nuestro, te damos gracias y alabamos tu glorioso nombre. 14 Pero, ¿quién soy yo y quién es mi pueblo para que se nos permita darte cosas? ¡Todo lo que tenemos ha venido de ti, y sólo te damos lo que ya es tuyo! 15 Porque estamos aquí sólo por un momento, somos extranjeros en la tierra, como lo fueron nuestros antepasados; nuestros días sobre la tierra son como una sombra, sin ninguna esperanza. 16 ¡Señor Dios nuestro, todo este material que hemos recolectado destinado a construirte un templo para tu santo nombre viene de ti! 17 Comprendo, Dios mío, que tú pruebas a los hombres para ver si son buenos. He hecho todo esto inspirado por buenos propósitos, y he observado a tu pueblo cómo ofrece sus obsequios alegremente y de buena voluntad.
18 »¡Señor, Dios de nuestros antepasados Abraham, Isaac e Israel, haz que tu pueblo siempre tenga el anhelo de obedecerte, y que el amor de ellos hacia ti nunca se modifique! 19 Concede a mi hijo Salomón un corazón bueno hacia ti, hasta tal punto que él quiera obedecerte, incluso en los menores detalles, y que le permitas llevar a cabo la construcción de tu templo, para el cual he reunido todos estos materiales».
20 Entonces David se dirigió a todo el pueblo y le dijo: «¡Alaben al Señor su Dios!». Ellos lo hicieron así, inclinándose a tierra delante del Señor y del rey.
Coronación de Salomón
21 Al día siguiente, le ofrecieron al Señor, por todo el pueblo de Israel: mil novillos, mil carneros y mil corderos para que fueran sacrificados y quemados en su honor. Junto con los animales, entregaron las respectivas ofrendas de vino. 22 Luego celebraron fiesta y bebieron delante del Señor con mucho regocijo.
Y nuevamente procedieron a coronar a Salomón, hijo del rey David, como rey de su pueblo. Lo ungieron delante del Señor como su gobernante, y a Sadoc lo ungieron como su sacerdote. 23 De esta manera Salomón se sentó en el trono, en lugar de su padre David, y tuvo mucho éxito. Y todo el pueblo de Israel le obedecía. 24 Los dirigentes de la nación, los oficiales, y los hijos del rey David le prometieron lealtad al rey Salomón.
25 Y el Señor le dio gran popularidad en todo el pueblo de Israel, y amasó aun mayores riquezas y conquistó más honores que su padre.
Muerte de David
26-27 Así David fue rey de la tierra de Israel por cuarenta años, siete de los cuales reinó en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén. 28 Murió a una avanzada edad, acaudalado y lleno de honores; y su hijo Salomón reinó en su lugar. 29 Se han escrito biografías detalladas del rey David en las crónicas del profeta Samuel, del profeta Natán y del profeta Gad.
30 Estos relatos dan cuenta de su reinado y poder, y de todo lo que le aconteció a él, a Israel y a los reyes de las naciones vecinas.
Salomón pide sabiduría
1 Salomón, hijo de David, llegó a ser un rey muy poderoso, porque contaba con la ayuda del Señor su Dios.
2-3 Salomón reunió en Gabaón a todos los oficiales del ejército, a los funcionarios del gobierno, a los jueces y a los jefes de las familias patriarcales de Israel. Los guio hacia la parte alta del cerro, donde estaba el antiguo santuario construido por Moisés, siervo del Señor, mientras el pueblo andaba por el desierto. 4 (Había otro santuario en Jerusalén, que David hizo construir para colocar allí el cofre de Dios, cuando lo trasladó desde Quiriat Yearín). 5-6 El altar de bronce que había hecho Bezalel hijo de Uri, y nieto de Jur, todavía se mantenía en pie frente al antiguo santuario del Señor. Por eso, Salomón y todos sus invitados se reunieron delante de él y ofrecieron al Señor mil ofrendas quemadas.
7 Aquella noche Dios se presentó a Salomón y le dijo:
―¡Pídeme cualquier cosa, y te la daré!
8 Salomón contestó:
―¡Señor, tú fuiste bondadoso y bueno con mi padre David, y ahora me has dado el reino! 9 Sólo una cosa puedo pedir, ya que has cumplido la promesa hecha a David mi padre y me has hecho rey sobre una nación tan numerosa como el polvo de la tierra. 10 Te suplico que me des sabiduría e inteligencia para gobernar correctamente, porque ¿quién sería capaz de gobernar por sí mismo a una nación tan grande como este pueblo tuyo?
11 Dios le respondió:
―Por cuanto tu más grande anhelo es ayudar a tu pueblo, y no has pedido riqueza personal ni honores, ni me has pedido que maldiga a tus enemigos, ni has solicitado una larga vida, sino que has pedido sabiduría y conocimiento para guiar a mi pueblo en forma adecuada, 12 ¡te doy la sabiduría y el conocimiento que has pedido! ¡Y también te daré riquezas, bienes y honores como ningún rey antes de ti los ha tenido! ¡Jamás habrá otro rey tan grande en todo el mundo!
13 Salomón, entonces, salió del santuario que estaba en Gabaón, bajó del cerro, y regresó a Jerusalén para gobernar a Israel.
14 Salomón acrecentó el número de sus caballos y de sus carros de combate. Fue así como llegó a tener mil cuatrocientos carros y reclutó doce mil jinetes, los cuales mantenía en los lugares de acuartelamiento y en Jerusalén, cerca de él. 15 ¡Durante el reinado de Salomón, la plata y el oro eran tan abundantes en Jerusalén como las piedras en los caminos! ¡Y la costosa madera de cedro se utilizaba como cualquier sicómoro común! 16 Los comerciantes de la corte compraban en Egipto y Cilicia los caballos para el rey Salomón. 17 En esa época, un carro de combate traído de Egipto costaba seiscientas monedas de plata, y un caballo costaba ciento cincuenta monedas de plata. Muchos eran luego vendidos a los reyes de los hititas y de los sirios.
Preparativos para la construcción del templo
2 Salomón decidió construir un templo para el Señor, y su propio palacio real.
2 Para esto se necesitaba un personal de setenta mil obreros, ochenta mil obreros que cortaran piedras en las montañas, y tres mil seiscientos capataces. 3 Salomón envió un mensaje a Hiram, rey de Tiro, en el que le decía:
«Envíame, por favor, embarques de madera de cedro, similares a los que le enviaste a mi padre David, cuando construyó su palacio. 4 Estoy a punto de iniciar la construcción de un templo para el Señor mi Dios. Será un templo en el cual se quemará el incienso y especias aromáticas para el Señor, donde se colocará el pan especial del sacrificio, y donde el pueblo podrá ofrecer sus ofrendas quemadas todos los días en la mañana y en la tarde, y en los días de reposo, y en la celebración de la luna nueva, y otras fiestas dedicadas al Señor nuestro Dios. Porque Dios quiere que Israel celebre siempre estas ocasiones especiales.
5 »Va a ser un templo de grandes dimensiones, porque nuestro Dios es un Dios grande; tan grande como no hay otro. 6 Sin embargo, ¿quién podrá alguna vez edificarle un templo tan grande, si ni los más altos cielos poseen suficiente grandeza para contenerlo? Y, ¿quién soy yo para que se me permita edificar un templo para Dios? Pero va a ser un lugar para adorarlo.
7 »Envíame, pues, un experto en trabajos de oro, plata, hierro y bronce; que también sea experto en el arte de tejer la púrpura, la tela carmesí y el género azul; y que sea también perito grabador para trabajar junto a los artesanos de Judá y de Jerusalén, que fueron designados por mi padre David.
8 »Mándame, además, madera de cedro, ciprés y sándalo de los bosques del Líbano, por cuanto tus hombres son los mejores que hay para cortar estos árboles. Yo te enviaré trabajadores para que les ayuden. 9 Se va a necesitar una inmensa cantidad de madera, porque el templo que voy a edificar será de grandes proporciones e increíblemente hermoso. 10 En cuanto al salario, mi propósito es pagar a tus hombres con veinte mil cargas de trigo, veinte mil cargas de cebada, veinte mil medidas de vino, y veinte mil medidas de aceite de oliva».
11 El rey Hiram le contestó al rey Salomón: «¡Es porque el Señor ama a su pueblo, que te ha elegido como su rey! 12 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra, y que ha dado a David un hijo tan sabio, inteligente y entendido para edificar el templo del Señor y un palacio real.
13 »¡He procedido, pues, a enviarte nada menos que a Hiram Abí, mi famoso maestro en artesanía! Es un hombre brillante, 14 hijo de una mujer de la tribu de Dan, y de un hombre de Tiro. Es experto artífice en oro, en trabajos en plata, y también hace trabajo fino con bronce y hierro, y sabe todo lo relativo al trabajo en piedra y en madera. Trabaja, además, muy bien la púrpura, el lino y la escarlata. ¡Es grabador, y además es inventor! Va a trabajar con tus expertos en artesanía y con los que fueron designados por mi señor David, tu padre.
15 »Por consiguiente, envíame el trigo, la cebada, el aceite de oliva y el vino que mencionas, 16 y comenzaremos a cortar la madera de las montañas del Líbano, en la cantidad que necesitas, y a llevártela por mar, en balsas, hasta Jope, y desde allí tú te encargarás de conducirla hasta Jerusalén».
17 Salomón procedió a tomar el censo de los extranjeros existentes en el país (tal como su padre David lo había hecho). Según este censo, había ciento cincuenta y tres mil seiscientos extranjeros en Israel. 18 De ellos asignó setenta mil como cargadores, a ochenta mil los envió a las montañas a cortar piedras, y a tres mil seiscientos los puso como capataces.
Construcción del templo
3 Por fin se inició la construcción del templo del Señor. Su ubicación fue en Jerusalén, en la parte alta del monte Moria, donde el Señor se le apareció al rey David, padre de Salomón, es decir, en el terreno de Ornán el jebuseo. Ese fue el lugar que David escogió. 2 La construcción propiamente dicha comenzó el día dos del mes segundo del año cuarto del reinado de Salomón.
3 Los cimientos eran de veintisiete metros de largo por nueve de ancho. 4 Un pórtico de entrada, con techo, se extendía a lo largo de los nueve metros de largo, y nueve metros de alto. ¡Todo el interior del pórtico estaba recubierto de oro puro!
5 La parte principal estaba recubierta de madera de ciprés, sobre la cual colocó figuras de palmeras y cadenas de oro puro. 6 Además, las murallas tenían incrustaciones de piedras preciosas; el oro era de la más alta calidad, traído de Parvayin. 7 Todas las paredes, vigas, puertas y umbrales en todo el templo fueron enchapados con oro, con querubines tallados en las paredes.
8 Dentro del templo, a un extremo, hizo el aposento más sagrado, es decir, el Lugar Santísimo, cuya dimensión era de nueve metros de largo, por nueve de ancho. Lo recubrió completamente por dentro con veintitrés toneladas de oro puro. 9 Se usaron clavos de oro, y cada clavo pesaba medio kilo. Los aposentos altos también fueron enchapados en oro.
10 Dentro del recinto más sagrado, el Lugar Santísimo, Salomón hizo colocar dos esculturas de querubines enchapadas en oro, 11-13 las cuales estaban de pie sobre el piso, dando frente al recinto exterior, con las alas extendidas en tal forma que la punta del ala de uno tocaba la punta del ala del otro a través de la sala, de pared a pared. Las alas de estos querubines, extendidas, medían nueve metros. 14 De un lado a otro de la entrada a esta sala colocó una cortina de lino fino, azul, púrpura y carmesí, decorada con querubines.
15 En la fachada del templo había dos columnas de dieciséis metros de altura, rematadas por un capitel de dos metros veinticinco centímetros de alto. 16 Hizo confeccionar cadenas que se colocaron en el remate alto de las columnas, con cien granadas adheridas a las cadenas. 17 Posteriormente puso las columnas en la fachada del templo, una a la derecha y otra a la izquierda, y a cada una le dio un nombre: Jaquín (a la columna de la derecha), y Boaz (a la de la izquierda).
Mobiliario del templo
4 Salomón también hizo un altar de bronce de nueve metros de largo, por nueve de ancho y cuatro metros y medio de alto. 2 Hizo luego un enorme tanque redondo de hierro fundido, que medía cuatro metros y medio de diámetro. Desde el suelo hasta su orilla, la fuente medía dos metros veinticinco centímetros. Su circunferencia era de trece metros y medio. 3 Descansaba sobre dos hileras de bueyes de metal, separados por una distancia de cuatro o cinco centímetros. El estanque y los bueyes fueron moldeados y fundidos de una sola pieza. 4 Los bueyes eran doce, dispuestos cola a cola, tres de frente al norte, tres al poniente, tres al sur y tres al oriente. 5 Las paredes del tanque eran de unos ocho centímetros de espesor, y sus bordes eran como el cáliz de un lirio. Tenía una capacidad de sesenta y seis mil litros de agua.
6 Construyó también diez fuentes para lavar las ofrendas, cinco a la derecha del estanque grande y cinco a la izquierda. Para lavarse ellos mismos, los sacerdotes utilizaban el estanque y no las fuentes.
7 Cumpliendo minuciosamente las instrucciones de Dios, hizo diez candelabros de oro, y los colocó en el templo, cinco contra la pared de la derecha y cinco contra la de la izquierda. 8 Construyó, asimismo, diez mesas, y colocó cinco junto al muro de la derecha y cinco junto al de la izquierda, y moldeó cien tazones de oro sólido. 9 Construyó luego un atrio para los sacerdotes, y también un atrio para el público, y las puertas de estos atrios estaban revestidas de bronce. 10 La gran fuente estaba en la esquina derecha, que da hacia el sureste. 11 Hiram Abí hizo también las ollas, palas y palanganas necesarias para los sacrificios.
De esta manera dio por terminado el trabajo que le había señalado el rey Salomón:
12-16 La construcción de las dos columnas;
los dos capiteles sobresalientes en la parte alta de las columnas;
los dos juegos de cadenas sobre los capiteles;
las cuatrocientas granadas que colgaban de los dos juegos de cadenas que estaban sobre los capiteles;
los cimientos para las fuentes, y las fuentes mismas;
la gran fuente y los doce bueyes sobre los cuales descansaba;
los calderos, las tenazas, y los tenedores.
Todos estos utensilios para el templo del Señor, los hizo Hiram Abí de bronce pulido, tal como el rey Salomón le encomendó. 17-18 El rey mandó fundirlos en moldes de arcilla en el valle del Jordán, entre Sucot y Saretán. Era tan grande la cantidad de bronce que se utilizó, que no se pudo determinar su peso.
19 Salomón también mandó a hacer todos los demás utensilios que se usarían en el templo de Dios. De oro puro se hicieron: el altar, la mesa para los panes de la Presencia, 20 los candelabros con sus lámparas, para encenderlas en frente del Lugar Santísimo, tal como está estipulado; 21 las figuras de flores, las lámparas y las tenazas, igualmente de oro puro; 22 las despabiladeras, los aspersorios, las cucharas, los incensarios; la entrada del templo, la puerta principal y las puertas interiores que conducen al Lugar Santísimo y la puerta de la entrada principal del templo. Todo esto fue hecho de oro puro.
5 Una vez terminada la construcción del templo del Señor, Salomón trajo los obsequios dedicados al Señor por su padre, el rey David, y los guardaron en la tesorería del templo de Dios.
El cofre del pacto
2 Salomón procedió a reunir en Jerusalén a todos los dirigentes de Israel, jefes de tribus y clanes, para la ceremonia del traslado del cofre desde el santuario que está en la ciudad de David, conocida también como Sion. 3 Esta ceremonia tuvo lugar en el mes séptimo, que es la fecha en que se celebra la fiesta de los Tabernáculos. 4-5 Mientras los dirigentes de Israel miraban, los levitas levantaron el cofre y lo sacaron del santuario, junto con los demás utensilios sagrados. 6 ¡El rey Salomón y la congregación sacrificaron ovejas y bueyes delante del cofre en tanta cantidad que nadie logró llevar la cuenta!
7 Los sacerdotes llevaron el cofre a la sala interior del templo, que es el Lugar Santísimo, y lo colocaron bajo las alas de los querubines. 8 Los querubines con sus alas extendidas cubrían el cofre y las varas que se usaban para transportarlo. 9 Esas varas eran tan largas que sus extremos se podían ver desde el Lugar Santísimo, aunque no desde afuera. El cofre estaba todavía allí en el momento de escribirse esto. 10 En el cofre sólo estaban las dos tablas de piedra que Moisés había puesto en ella, cuando estaban en el monte Horeb, donde el Señor hizo un pacto con los israelitas, después de que salieron de Egipto.
11-12 Todos los sacerdotes allí presentes, sin importar su rango o grupo, participaron en el rito de purificación. Por su parte, los levitas cantores, es decir, Asaf, Hemán, Jedutún, junto con sus hijos y parientes, estaban de pie en el lado oriental del altar, vestidos con túnicas de lino fino, y portando címbalos, arpas y liras. Junto a ellos había ciento veinte sacerdotes que tocaban la trompeta. Cuando los sacerdotes salieron del Lugar Santo, 13-14 los trompetistas y los cantores comenzaron a alabar y a dar gracias al Señor, acompañados de trompetas, címbalos y demás instrumentos musicales. Y cuando entonaron a una voz el coro: «Den gracias al Señor, porque él es bueno, y su amor y su bondad son para siempre», una nube cubrió el templo del Señor. Debido a esta nube, los sacerdotes no pudieron continuar la ceremonia.
6 Entonces Salomón exclamó:
«Señor, tú dijiste que vivirías en una nube oscura; 2 ¡pero yo he hecho un templo para ti, Señor, para que vivas en él para siempre!».
3 Luego el rey volvió el rostro hacia la congregación, que permanecía de pie para recibir su bendición. El rey dijo:
4 «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que le habló a mi padre David, y que acaba de cumplir la promesa que le hizo al decir: 5-6 “Desde que traje a mi pueblo desde la tierra de Egipto, nunca había escogido una ciudad en Israel para la ubicación de un templo en el cual estuviera mi nombre; y nunca antes había elegido un guía para mi pueblo Israel. Pero ahora he escogido a Jerusalén para residir en ella, y a David como rey”.
7 »Mi padre David deseaba construir un templo para el Señor, Dios de Israel, 8 pero el Señor le dijo: “Tu deseo de construirme una casa para honrarme es bueno, 9 pero no serás tú quien me la construya. Será uno de tus hijos el que me edifique una casa para honrar mi nombre”.
10 »Y el Señor ha cumplido lo que había prometido, porque he llegado a ser rey como sucesor de mi padre, y he podido construir el templo para el Señor Dios de Israel, 11 y en su interior he colocado el cofre. Y en el cofre se encuentra el pacto entre el Señor y el pueblo de Israel».
Oración de Salomón
12-13 Mientras hablaba, Salomón estaba de pie delante del pueblo sobre una plataforma en el centro del atrio exterior, frente al altar del Señor. La plataforma estaba hecha de bronce, y era de dos metros con veinte centímetros por cada lado, y un metro con treinta centímetros de alto. Luego, mientras la gente lo observaba, Salomón se arrodilló, levantó los brazos hacia el cielo, y elevó esta oración:
14 «Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú en todo el cielo y la tierra. Tú cumples tus bondadosas promesas a todos los que te obedecen y están dispuestos a hacer tu voluntad. 15 Tú has cumplido la promesa que hiciste a mi padre David, y aquí tenemos la evidencia de su cumplimiento.
16 »Ahora, Dios de Israel, cumple también la otra promesa que le hiciste a mi padre, cuando le dijiste: “Si tus descendientes obedecen mis leyes, como tú lo has hecho, te prometo que siempre habrá un descendiente tuyo que ocupe el trono de Israel”. 17 Señor, Dios de Israel, te ruego que cumplas también esta promesa.
18 »Pero, ¿vivirá realmente Dios en la tierra con los hombres? Si aun el cielo, y el cielo de los cielos no pueden contener tu grandeza, ¡cuánto menos este templo que yo he construido! 19 ¡Acepta mis oraciones y súplicas, Señor, mi Dios! ¡Escucha la oración que hoy dirijo a ti! 20-21 Mira favorablemente este templo día y noche, este lugar sagrado donde dijiste que pondrías tu nombre. Te ruego que oigas y contestes las oraciones que siempre elevaré a ti al estar frente a este lugar. Escucha mis oraciones y las de tu pueblo, Israel, siempre que oremos vueltos hacia este lugar de tu morada; sí, óyenos desde el cielo, y cuando escuches, danos el perdón.
22 »Cuando alguien cometa un delito contra su prójimo, y se le pida que jure su inocencia delante de este altar, 23 te pedimos que oigas desde el cielo y lo castigues en caso de que esté mintiendo, y que de lo contrario, lo declares inocente.
24 »Si tu pueblo Israel es derrotado por sus enemigos, por haber pecado contra ti, y se vuelven a ti, y proclaman que son pueblo tuyo, y oran en este templo, 25 escúchalos desde el cielo y perdónales sus pecados y devuélveles esta tierra que diste a sus padres.
26 »Cuando los cielos se cierren y no haya lluvia debido a nuestros pecados, si luego oramos hacia este lugar, confesándote nuestros pecados y pidiéndote perdón por ellos, 27 por favor, escúchanos desde el cielo y perdona los pecados de tus siervos y de tu pueblo, y enséñales lo recto, y envía lluvias sobre esta tierra que has dado a tu pueblo como de su exclusiva propiedad.
28 »Si hay hambre en la tierra, o epidemias, o plagas que afecten los productos agrícolas, o invasiones de langostas o de gusanos, o si los enemigos de tu pueblo están en la tierra asediando nuestras ciudades, cualesquiera que sean las dificultades, 29 escucha la oración que cada israelita, en medio de su dolor, te haga reconociendo su pecado, y extendiendo sus manos hacia este templo. 30 Oye desde el cielo donde tú vives, y perdona, y da a cada uno lo que realmente merece, porque sólo tú conoces los pensamientos del ser humano. 31 Así todos te adorarán y servirán, y estarán dispuestos a vivir según tu voluntad todos los días que habiten en la tierra que les diste a nuestros antepasados.
32 »Y cuando haya extranjeros que al oír hablar de tu poder, vengan desde tierras distantes a adorar tu grandioso nombre, y a orar en este templo, 33 óyelos desde el cielo donde tú vives, y concédeles lo que te pidan. Así todos los pueblos de la tierra se enterarán de tu fama y te reverenciarán como lo hace tu pueblo Israel; y sabrán que este templo lo he construido para honrar tu nombre.
34 »Si tu pueblo sale bajo tu mando a pelear contra sus enemigos, y oran en dirección de esta ciudad de Jerusalén que tú has elegido, y de este templo que hemos construido a tu nombre, 35 oye sus oraciones desde el cielo y dales la victoria.
36 »Y si ellos pecan contra ti (porque, ¿quién es aquel que nunca ha pecado?), y te enojas con ellos, y dejas que sus enemigos los derroten y se los lleven de aquí cautivos a alguna nación extranjera, cercana o lejana, 37-38 si en el destierro se vuelven a ti otra vez, y si en su corazón se tornan hacia esta tierra que tú diste a sus padres, y a esta ciudad y al templo que yo te he construido, y te suplican con todo su corazón que los perdones, 39 óyelos desde el cielo donde vives y ayúdalos, y perdona a tu pueblo que ha pecado contra ti.
40 »Dios mío, te pido que estés vigilante y atento a todas las oraciones dirigidas a ti en este lugar. 41 Y ahora, Señor Dios, levántate y entra en este lugar de descanso que es tuyo, donde ha sido colocado el cofre de tu poder. Haz que tus sacerdotes, Señor Dios, sean revestidos de salvación, y haz que tus santos se regocijen en tus bondadosas proezas. 42 Señor Dios, no te desentiendas de mí; no apartes tu rostro de mí, que soy tu ungido. Señor, recuerda tu amor por David y tu benevolencia hacia él».
Dedicación del templo
7 Cuando Salomón terminó de orar, cayeron del cielo ráfagas de fuego y consumieron el holocausto y los sacrificios. 2 Y la gloria del Señor llenó el templo del Señor de tal manera que los sacerdotes no podían entrar. 3 Cuando los israelitas vieron que el fuego caía y que la gloria del Señor llenaba su templo, se arrodillaron hasta tocar el piso con la frente y adoraron al Señor, diciendo: «¡El Señor es bueno, y su amor y bondad son para siempre!».
4-5 El rey y todo el pueblo procedieron a consagrar el templo mediante el sacrificio de veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas, que fueron entregados por el rey Salomón. 6 Los sacerdotes estaban de pie en sus lugares de desempeño de sus deberes, y los levitas tocaban su cántico de acción de gracias: «Su amor y su bondad son para siempre», con los instrumentos musicales que el rey David mismo había hecho y había utilizado para alabar al Señor. Cuando los sacerdotes tocaron las trompetas, el pueblo se puso de pie otra vez. 7 Salomón consagró también el atrio interior del templo, para que en esta ocasión se usara como lugar de sacrificio, porque en el altar de bronce no cabían tantos animales sacrificados.
8 Durante los siete días siguientes celebraron la fiesta de los Tabernáculos, y multitudes vinieron de todas partes de Israel, desde los que vivían en Lebó Jamat hasta los que vivían en las cercanías del río Nilo, en Egipto. 9 El octavo día se llevó a efecto una solemne asamblea, pues habían celebrado la consagración del altar durante siete días, y la fiesta de los Tabernáculos durante otros siete días. 10 El día veintitrés del mes séptimo, el rey despidió a toda la gente. Así que todos regresaron a sus pueblos y a sus casas, muy alegres por lo bueno que el Señor había sido con David, con Salomón y con su pueblo Israel.
Nueva Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.