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Read the Bible from start to finish, from Genesis to Revelation.
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La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Job 32-34

III.— INTERVENCIÓN DE ELIHÚ (32—37)

Introducción

32 Aquellos tres hombres ya no respondieron a Job, convencidos de que se consideraba inocente. Pero Elihú, hijo de Baraquel, del clan de Ram, natural de Buz, se indignó contra Job, porque pretendía tener razón frente a Dios. También se indignó contra los tres compañeros, porque, al no encontrar respuesta, habían dejado a Dios por culpable. Elihú había esperado en silencio mientras hablaban con Job, porque eran mayores que él; pero, al ver que ninguno de los tres daba una respuesta convincente, Elihú, hijo de Baraquel el buzita, intervino molesto en los siguientes términos:

Exordio

Yo soy joven, ustedes ya viejos;
por eso, intimidado, he evitado
exponerles todo lo que sé.
Yo pensaba: “Que hable la edad,
los muchos años enseñan sabiduría”.
Pero lo que hace perspicaz al ser humano,
es el espíritu que infunde el Todopoderoso;
pues los años no dan sabiduría,
ni la vejez procura discernimiento.
10 Por eso les pido que me escuchen,
pues quiero exponerles mi saber.
11 He esperado mientras hablaban,
escuchaba atento sus razones,
cómo afinaban los argumentos.
12 Me iba fijando con atención,
pero ninguno refutaba a Job,
ninguno desmentía sus cargos.
13 No digan: “¡Dimos con una sabiduría
que sólo Dios, no los humanos, puede refutar!”.
14 Como no ha argumentado contra mí,
no lo refutaré con las razones de ustedes.
15 Ahí están, perplejos, sin respuesta;
sus argumentos los han abandonado.
16 He esperado a que acabaran de hablar,
y ahí están, plantados, sin respuesta.
17 Pero quiero hacer mi aportación;
expondré mi saber, desde luego,
18 pues estoy repleto de palabras,
preñado de un aliento incontenible.
19 Mi vientre es un odre nuevo
que el vino sin escape revienta.
20 Hablaré y me quedaré tranquilo,
abriré mi boca y responderé.
21 Con nadie seré parcial,
a nadie voy a adular.
22 Primero porque no sé adular;
además mi Creador me destruiría.

Orgullo de Job

33 Escucha, Job, mis palabras;
presta oído a lo que digo:
Ya comienzo a abrir la boca;
mi lengua y mi paladar
empiezan a formar palabras.
Hablaré con corazón sincero,
mis labios dirán la pura verdad.
El soplo de Dios me formó,
el Todopoderoso me hizo vivir.
Contéstame, si eres capaz;
permanece firme frente a mí.
Para Dios, yo soy como tú;
modelado también con arcilla.
No te voy a llenar de terror,
ni pienso ensañarme contigo.
Tú declaraste ante mí
(yo mismo oí tus palabras):
“Soy puro, sin un delito;
soy inocente, sin culpa.
10 Es Dios quien busca excusas,
quien me tiene por enemigo
11 y pone cepos a mis pies
controlando todos mis pasos”.
12 Pues te digo que no tienes razón:
si es más grande Dios que el ser humano,
13 ¿por qué te atreves a acusarlo
de no responder a tus razones?
14 Dios habla de muchas formas,
aunque no sepamos verlo:
15 en sueños o visiones nocturnas,
cuando cae el sopor sobre nosotros
y el sueño nos invade en la cama.
16 Abre entonces el oído a las personas
e inculca en ellas sus advertencias:
17 para impedir que cometan maldad
y protegerlas del orgullo humano;
18 para impedirles que caigan en la fosa,
que su vida atraviese el Canal.
19 Prueba al ser humano en el dolor
con la agonía incesante de sus miembros,
20 hasta que acaba detestando la comida
y le repugna su manjar favorito.
21 Puedes ver cómo su cuerpo se consume,
sus huesos, antes ocultos, aparecen;
22 su existencia se acerca a la tumba,
su vida al lugar de los muertos.
23 Pero si tiene un ángel junto a él,
un mediador entre mil,
que pueda defender su honradez,
24 suplicará piedad en su favor:
“Líbralo de bajar a la fosa,
he encontrado quien rescate su vida”.
25 Entonces su cuerpo retoñará,
volverá a sus años lozanos.
26 Dios escuchará sus plegarias,
podrá ver su rostro con alegría,
pues le ha devuelto su integridad.
27 Luego proclamará delante de todos:
“Me equivoqué y pervertí el derecho,
pero no me ha pagado como merecía.
28 Me ha librado de bajar a la fosa,
mi existencia está abierta a la luz”.
29 Dios suele hacer todo esto
una y mil veces al ser humano,
30 para librar su vida de la fosa
e inundarlo de la luz de la vida.
31 Escucha, Job, presta atención;
calla mientras estoy hablando.
32 Si tienes argumentos, contéstame;
habla, que deseo darte la razón.
33 Pero, si no los tienes, atiende;
calla y te enseñaré sabiduría.

Fracaso de los tres sabios amigos

34 Elihú continuó con su discurso:

Escuchen, sabios, mis palabras;
préstenme atención los doctos,
pues el oído distingue las palabras
lo mismo que la boca los sabores.
Pongámonos de acuerdo en lo que es justo;
aclaremos entre nosotros lo que es bueno.
Job ha dicho: “Soy inocente,
pero Dios anula mi derecho.
¿Voy a mentir sobre mi caso?
Me hieren de muerte sin culpa”.
¿Hay por ventura alguien como Job,
que beba sarcasmos como agua?
Anda acompañado de malhechores,
busca la sociedad de los malvados,
y dice: “Nada se consigue
buscando el favor de Dios”.
10 Escúchenme, quienes sean sensatos:
¡Lejos de Dios la maldad,
lejos del Todopoderoso la injusticia!
11 Paga a cada uno según sus acciones,
trata a los humanos según su conducta.
12 Está claro que Dios no actúa con maldad,
que el Todopoderoso no pervierte el derecho.
13 ¿Quién le encargó del cuidado de la tierra
y le confió la custodia del universo?
14 Si decidiera por propia voluntad
retirar su espíritu y su aliento,
15 perecerían todos los vivientes,
volverían los humanos al polvo.
16 Si tienes conocimiento, escucha;
presta atención a mis palabras.
17 ¿Podría gobernar quien odia la justicia?
¿Vas a condenar al que es justo y poderoso,
18 al que puede llamar a un rey “canalla”
o tratar de “bandidos” a los nobles?
19 ¿Al que no tiene preferencia por los príncipes,
ni favorece al grande contra el débil,
porque todos han sido creados por él?
20 Todos mueren de pronto, a medianoche;
se alborota la gente y desaparecen;
el tirano es derribado sin esfuerzo.
21 Dios vigila la conducta humana,
controla cualquier comportamiento;
22 no hay sombra ni densa tiniebla
que pueda ocultar al malvado.
23 No es el ser humano quien decide
cuándo ha de comparecer ante el Dios
24 que destruye a los poderosos sin indagar
y establece a otros en su lugar.
25 Como Dios conoce bien sus acciones,
de noche los trastorna y destruye;
26 les paga su maldad azotándolos
en un lugar donde la gente los vea,
27 por haberle sido desleales,
por haber ignorado sus designios,
28 provocando ante él el grito del pobre,
haciéndole oír el gemido del necesitado.
29 Si Dios guarda silencio,
¿quién condenará al malvado?
Si oculta su rostro, ¿quién podrá verlo?
Pero él vigila a personas y países,
30 para evitar que prevalezca un impío
y someta al pueblo a su capricho.
31 Si alguien reconoce ante Dios:
“Me he enorgullecido, no lo haré más;
32 enséñame tú lo que yo no puedo ver;
si algo malo he hecho, no reincidiré”,
33 ¿debería [Dios] castigar, en tu opinión,
cuando tú rechazas su criterio?
Eres tú quien debe decidir, no yo;
demuestra todo lo que sabes.
34 Si la gente sensata me escuchara,
si los sabios me oyesen, dirían:
35 “Job no argumenta con sensatez;
sus palabras carecen de sentido.
36 Debería ser examinado hasta el extremo,
pues responde igual que los malvados;
37 se empeña en seguir pecando,
se burla de nosotros,
multiplica sus palabras contra Dios”.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España