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La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
2 Crónicas 25-27

Reinado de Amasías (2 Re 14,2-14.17-20)

25 Amasías tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó durante veintinueve años. Su madre se llamaba Joadán y era de Jerusalén. Actuó correctamente ante el Señor, aunque no fue totalmente intachable. Cuando consolidó su soberanía, mató a los súbditos que habían asesinado a su padre, el rey. Pero no mató a sus hijos, de acuerdo con lo escrito en la ley de Moisés, promulgada por el Señor: “Los padres no morirán por las culpas de los hijos, ni los hijos por las culpas de los padres. Cada cual morirá por su propio pecado”.

Amasías reunió a Judá y lo organizó por familias paternas, al mando de jefes de millar y de cien para todo Judá y Benjamín. Hizo el censo de los mayores de veinte años y resultaron trescientos mil soldados escogidos, aptos para el ejército y armados de lanza y escudo. Reclutó también como mercenarios a cien mil guerreros de Israel por cien talentos de plata. Pero un profeta se presentó ante él y le dijo:

— Majestad, no te apoyes en el ejército israelita pues el Señor no está con Israel ni con los efraimitas. Y si vas así, creyéndote reforzado para la batalla, Dios te hará caer ante el enemigo, pues Dios tiene el poder de apoyar y hacer caer.

Amasías preguntó al profeta:

— ¿Y qué va a pasar con los cien talentos de plata que he entregado a la tropa de Israel?

El profeta le respondió:

— El Señor te los devolverá aumentados.

10 Entonces Amasías licenció a la tropa que había traído de Efraín para que se fuese a casa. Pero ellos se enfurecieron contra Judá y volvieron a sus casas muy enojados. 11 Amasías se armó de valor y al frente de su ejército marchó hacia el valle de la Sal, donde mató a diez mil hombres de Seír. 12 Los judaítas capturaron vivos a otros diez mil, los subieron a la cima de un peñasco, los arrojaron desde allí y los estrellaron a todos. 13 Mientras tanto, los mercenarios de la tropa licenciada por Amasías para que no lo acompañara en la batalla invadieron las ciudades de Judá entre Samaría y Bet Jorón, mataron a tres mil personas y capturaron un cuantioso botín.

14 Cuando Amasías regresó de derrotar a los edomitas, trajo consigo a los dioses de Seir y los convirtió en sus propios dioses, adorándolos y quemándoles incienso. 15 El Señor se enfureció contra Amasías y le envió un profeta a decirle:

— ¿Por qué recurres a unos dioses que no han podido salvar a su pueblo de tu poder?

16 Mientras hablaba, Amasías le interrumpió:

— ¿Quién te ha nombrado consejero del rey? ¡Cállate, si no quieres que te maten!

El profeta concluyó diciendo:

— Sé muy bien que Dios ha decidido aniquilarte, por actuar así y no escuchar mi consejo.

17 Amasías, rey de Judá, pidió consejo y envió a decir a Joás, el hijo de Joacaz y nieto de Jehú, rey de Israel:

— ¡Ven a que nos veamos las caras!

18 Pero Joás, el rey de Israel, mandó responder así a Amasías, el rey de Judá:

— El cardo del Líbano mandó esta embajada al cedro del Líbano: “Dale tu hija por esposa a mi hijo”. Pero pasó por allí un animal silvestre del Líbano y pisoteó el cardo. 19 Presumes de haber derrotado estrepitosamente a Edom y te has envalentonado por la fama conseguida. Pero ahora quédate en tu casa. ¿Por qué te empeñas en atraer la desgracia sobre ti y sobre Judá?

20 Pero Amasías no le hizo caso, porque Dios había decidido entregarlo en manos de Joás por haber recurrido a los dioses de Edom. 21 Entonces Joás, el rey de Israel, subió a verse las caras con Amasías, el rey de Judá, en Bet Semes, que está en territorio de Judá. 22 Judá cayó derrotado ante Israel y cada cual huyó a su casa. 23 Joás, el rey de Israel, hizo prisionero en Bet Semes a Amasías, el rey de Judá, hijo de Joás y nieto de Ocozías. Luego fue a Jerusalén y abrió una brecha de unos doscientos metros en su muralla, desde la puerta de Efraín hasta la Puerta de la Esquina. 24 Se apoderó, además, de todo el oro y la plata y de todos los objetos que había en el Templo al cargo de Obededón y en el tesoro del palacio real; tomó algunos rehenes y regresó a Samaría.

25 Amasías, el rey de Judá, sobrevivió quince años a Joás, el hijo de Ocozías, rey de Israel. 26 El resto de la historia de Amasías, de principio a fin, está escrito en el libro de los Reyes de Judá e Israel. 27 Algún tiempo después de que Amasías se apartara del Señor, tramaron contra él una conspiración en Jerusalén y huyó a Laquis. Pero enviaron gente a Laquis en su persecución y lo mataron allí. 28 Luego lo transportaron en caballos a Jerusalén y lo enterraron con sus antepasados en la ciudad de David.

Reinado de Ozías (2 Re 14,21-22; 15,1-3.5.7)

26 Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Ozías que tenía dieciséis años, y lo proclamaron rey en sustitución de su padre Amasías. Azarías reconstruyó Eilat y la devolvió a Judá, una vez que el rey, su padre, descansó con sus antepasados. Ozías tenía dieciséis años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén durante cincuenta y dos años. Su madre se llamaba Jecolías y era de Jerusalén. Actuó correctamente ante el Señor, como su padre Amasías.

Recurrió a Dios mientras vivió Zacarías, que lo educó en el respeto a Dios; y mientras recurrió al Señor, Dios le dio prosperidad. Salió a luchar contra los filisteos, derribó las murallas de Gat, Jabné y Asdod y edificó ciudades en la comarca de Asdod y en territorio filisteo. Dios lo ayudó contra los filisteos, contra los árabes de Gur Baal y contra los meunitas. Los amonitas le pagaban tributo y su fama se extendió hasta la frontera de Egipto, pues se había hecho muy poderoso.

Ozías construyó torres en Jerusalén: sobre la puerta de la esquina, sobre la puerta del valle, y sobre el ángulo, y las fortificó. 10 Construyó torres en el desierto y abrió muchos pozos, ya que tenía gran cantidad de ganado en la Sefela y en la llanura; también tenía agricultores y viñadores en los montes y en las huertas, pues le gustaba la agricultura. 11 Ozías tenía un ejército en pie de guerra, organizado en divisiones, según el censo elaborado por el escriba Jiel y el comisario Maseías, a las órdenes de Jananías, uno de los oficiales del rey. 12 El total de cabezas de familia era de dos mil seiscientos, guerreros valerosos 13 que tenían bajo su mando un ejército de trescientos siete mil quinientos guerreros esforzados, listos para socorrer al rey contra el enemigo. 14 Ozías armó a todo el ejército con escudos, lanzas, cascos, corazas, arcos y hondas. 15 En Jerusalén hizo construir catapultas inventadas por un experto para colocarlas sobre las torres y en los ángulos con capacidad para lanzar flechas y pedruscos. Su fama llegó lejos, pues recibió una ayuda portentosa hasta hacerse muy poderoso.

16 Pero en la plenitud de su poder el orgullo lo llevó a la perdición y se rebeló contra el Señor, su Dios, entrando al Templo del Señor para quemar incienso en el altar del incienso. 17 Tras él entró el sacerdote Azarías, acompañado de ochenta valerosos sacerdotes del Señor, 18 que se enfrentaron al rey Ozías y le dijeron:

— Ozías, no te corresponde a ti quemar incienso al Señor, sino a los sacerdotes descendientes de Aarón, consagrados para ello. Sal del santuario, porque has pecado y no mereces tal honor del Señor Dios.

19 Ozías con el incensario en la mano se encolerizó contra los sacerdotes y en ese momento le salió lepra en la frente allí mismo, ante los sacerdotes, en pleno Templo, junto al altar del incienso. 20 Cuando el sumo sacerdote Azarías y los demás sacerdotes lo miraron y se dieron cuenta de que tenía lepra en la frente, lo echaron inmediatamente de allí, y él mismo se apresuró a salir, consciente de que el Señor lo había castigado.

21 El rey Ozías siguió leproso hasta el día de su muerte, por lo que tuvo que vivir apartado en una casa, pues como leproso tenía prohibida la entrada en el Templo del Señor. Su hijo Jotán quedó al frente del palacio y gobernaba al pueblo. 22 El resto de la historia de Ozías, de principio a fin, fue escrita por el profeta Isaías, hijo de Amón. 23 Cuando Ozías murió fue enterrado con sus antepasados en un cementerio de propiedad real, por ser un leproso; su hijo Jotán le sucedió como rey.

Reinado de Jotán (2 Re 15,32-36.38)

27 Cuando comenzó a reinar Jotán tenía veinticinco años, y reinó en Jerusalén durante dieciséis años. Su madre se llamaba Jerusá y era hija de Sadoc. Jotán actuó correctamente ante el Señor, como su padre Ozías, sin profanar el Templo del Señor. Pero el pueblo seguía pervirtiéndose. Construyó la puerta superior del Templo del Señor e hizo otras muchas obras en la muralla del Ófel Edificó ciudades en la montaña de Judá, y fortalezas y torres en los bosques. Luchó contra el rey de los amonitas y lo venció; y aquel mismo año los amonitas le pagaron cien talentos de plata, dos mil doscientas toneladas de trigo y diez mil de cebada, lo mismo que le pagaron los dos años siguientes. Jotán se hizo poderoso, porque mantuvo una conducta correcta ante el Señor su Dios. El resto de la historia de Jotán, con todas sus guerras y andanzas, está escrito en el libro de los Reyes de Israel y Judá. Cuando comenzó a reinar tenía veinticinco años, y reinó en Jerusalén durante dieciséis años. Cuando Jotán murió, fue enterrado con sus antepasados en la ciudad de David y su hijo Ajaz le sucedió como rey.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España