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Read the Bible from start to finish, from Genesis to Revelation.
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La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Amós 6-9

Contra el lujo y la euforia

¡Ay de quienes se sienten seguros en Sión
y viven tranquilos en la montaña de Samaría!
¡Los que presumen de jefes
de la nación más importante
y a los que acude el pueblo de Israel!
Pasen por Calné y observen;
vayan desde allí a Jamat, la grande,
y luego bajen a Gat de los filisteos.
¿Son ustedes mejores que esos reinos?
¿Es su territorio más extenso?
Pretenden alejar la desgracia,
pero hacen que reine la violencia.
Se acuestan en camas de marfil,
se recuestan en cómodos divanes,
comen los corderos del rebaño
y los terneros que sacan del establo.
Canturrean al son del arpa
y, siguiendo el ejemplo de David,
inventan instrumentos musicales.
Beben vino en grandes copas
y se ungen con olorosos aceites,
sin que les duela el desastre de José.
Por eso ahora irán al destierro
encabezando la fila de cautivos;
así acabará la orgía de tanto disoluto.

Ruina de la ciudad

El Señor Dios lo jura por sí mismo,
—oráculo del Señor, Dios del universo—:
Yo detesto la soberbia de Jacob
y aborrezco todos sus palacios;
por eso entregaré la ciudad al enemigo
con todo cuanto hay en ella.
Si en una casa quedan diez hombres,
morirán sin remedio los diez.
10 Y cuando el pariente saque de la casa
los cadáveres para quemarlos
y diga al que está en el fondo de la casa:
“¿Queda todavía alguien contigo?”,
el otro responderá: “no queda ninguno”.
Y añadirá: “Guarden silencio”,
pues no hay que mencionar el nombre del Señor.
11 Es el Señor quien da la orden
para que se resquebraje la casa grande
y se desplome la pequeña.
12 ¿Galopan los caballos sobre las rocas?
¿se ara con bueyes el mar?
¡Pues ustedes han convertido
el derecho en veneno
y la justicia en fruto amargo!
13 Se alegran por Lodebar y dicen:
¿No conquistamos Carnáin con nuestras fuerzas?
14 Pues bien, israelitas, suscitaré contra ustedes
—oráculo del Señor, Dios del universo—
una nación que los oprimirá
desde el paso de Jamat
hasta el torrente del Arabá.

II.— LIBRO DE LAS VISIONES (7—9)

Primera visión: las langostas

Esto me mostró el Señor Dios:
comenzaba a crecer la hierba,
la que brota a continuación
de la que se corta para el rey,
cuando [Dios] preparó una plaga de langostas.
Al verlas dispuestas a devorar
toda la hierba del país, dije:
“Perdona, te lo ruego, Señor mi Dios,
pues, ¿cómo podrá resistir Jacob,
siendo como es tan pequeño?”.
Se arrepintió de ello el Señor y dijo:
“Eso no sucederá” —aseguró el Señor—.

Segunda visión: el fuego

El Señor Dios me mostró otra visión:
convocaba el Señor Dios a un juicio por fuego;
[el fuego] había devorado al gran abismo
y amenazaba con devorar al territorio.
Entonces dije: “Señor Dios,
detente, te lo pido por favor;
pues, ¿cómo podrá resistir Jacob,
siendo como es tan pequeño?”.
Se arrepintió de ello el Señor y dijo:
“Tampoco eso sucederá”
—aseguró el Señor Dios—.

Tercera visión: la plomada

[El Señor] me mostró otra visión:
estaba mi Dios sobre una muralla,
sosteniendo con la mano una plomada.
El Señor preguntó: “¿Qué ves Amós?”.
Yo respondí: “Veo una plomada”.
Entonces mi Dios replicó:
“Pues yo aplicaré una plomada a Israel
y no le toleraré [un pecado] más.
Serán devastados los altozanos de Isaac,
arrasados los santuarios de Israel;
entonces pelearé espada en mano
contra la dinastía de Jeroboán”.

Amós y Amasías

10 Amasías, sacerdote de Betel, envió a decir a Jeroboán, rey de Israel: “Amós anda conspirando contra ti en medio de Israel y el país no puede tolerar más sus palabras, pues anda diciendo que 11 Jeroboán morirá a espada y todo Israel será deportado lejos de su tierra”.

12 Así que Amasías dijo a Amós:

— Vete, vidente, y ponte a salvo en el país de Judá donde puedes ganarte el pan profetizando allí. 13 Pero no vuelvas a profetizar en Betel porque aquí está el santuario del rey, el templo real.

14 Amós respondió a Amasías:

— Yo no soy un profeta de profesión. Yo estaba al cuidado del ganado y cultivaba higueras. 15 Pero el Señor me hizo dejar el rebaño y me dijo: Vete a hablar de mi parte a mi pueblo Israel. 16 Ahora pues, escucha la palabra del Señor: Tú dices: “¡No hables de parte de Dios contra Israel, no pronuncies oráculos contra la estirpe de Isaac!”. 17 Pues así habla el Señor: Tu mujer ejercerá de prostituta en plena ciudad; tus hijos e hijas sucumbirán a filo de espada; echarán a suertes tus tierras y tú morirás en un territorio impuro. Israel será deportado sin remedio lejos de su tierra.

Cuarta visión: la fruta madura

El Señor Dios me mostró una canasta de frutas maduras y me dijo:

— ¿Qué ves, Amós?

Yo respondí:

“Una canasta con fruta madura”.

El Señor me dijo:

“Mi pueblo Israel está maduro”,
no le toleraré [un pecado] más.
Ese día —oráculo del Señor Dios—
los cantos de palacio se volverán lamentos,
y serán innumerables los cadáveres
que serán desparramados en silencio.

Contra los explotadores

Escuchen esto, los que aplastan al pobre y quieren eliminar a la gente humilde del país diciendo: “¿Cuándo pasará la fiesta del novilunio para que podamos vender el cereal, y el sábado para dar salida al trigo? Usaremos medidas trucadas, aumentaremos el peso del siclo y falsearemos las balanzas. Compraremos al indigente por dinero y al pobre a cambio de un par de sandalias; incluso haremos negocio con el salvado del trigo”. Pues bien, el Señor ha jurado por el honor de Jacob que nunca se olvidará de esas acciones.

¿No se va a estremecer la tierra
a la vista de todo esto?
¿No harán sus habitantes duelo?
Toda ella crecerá como el Nilo,
crecerá y decrecerá como el río de Egipto.

Un terrible castigo

Aquel día —oráculo del Señor Dios—
haré que el sol se ponga a mediodía
y que, a pleno sol, se oscurezca la tierra.
10 Convertiré en duelo las fiestas de ustedes,
en lamentaciones sus cánticos.
Haré que todos se vistan de sayal
y tengan que raparse la cabeza.
Será como llanto por el hijo único
con un final preñado de amargura.
11 Vendrán días —oráculo del Señor Dios—
en que enviaré el hambre a este país;
no será hambre de pan ni sed de agua,
sino de oír la palabra del Señor.
12 Andarán errantes de mar a mar,
desde el septentrión hasta el oriente;
buscarán la palabra del Señor,
pero no lograrán encontrarla.
13 Aquel día desfallecerán de sed
las hermosas muchachas y los jóvenes;
14 y también los que juran
por el ídolo de Samaría, diciendo:
“Lo juro, Dan, por quien adoras como dios;
y lo juro también, Berseba, por tu dios”.
Caerán a tierra y no se levantarán.

Quinta visión: nadie escapará

De pie, junto al altar,
vi a mi Señor que decía:
Golpea los capiteles
hasta que se desplomen los dinteles;
destroza a los que van en cabeza,
que al resto les daré muerte a espada.
Ni uno entre ellos podrá escapar,
nadie logrará ponerse a salvo.
Si se esconden en el reino de los muertos
de allí los sacará mi mano;
si suben a lo más alto del cielo,
haré que desciendan de allí;
si se esconden en la cima del Carmelo,
los buscaré hasta sacarlos de allí;
si se esconden de mí en el fondo del mar,
mandaré a la Serpiente que los muerda;
si sus enemigos los llevan cautivos,
haré que la espada los degüelle.
¡Para mal y no para bien
los tendré siempre ante mi vista!

El Señor es Dios del universo

Soy Dios, el Señor del universo;
toco la tierra y la hago estremecer,
mientras todos sus habitantes hacen duelo.
Crece toda ella como el Nilo
y decrece como el río de Egipto.
Soy el que pone en el cielo su trono
y asienta sobre la tierra su bóveda;
el que convoca a las aguas del mar
y las derrama sobre la faz de la tierra.
Mi nombre es el Señor.

No habrá privilegios para Israel

Ustedes, israelitas, son para mí
como si fueran oriundos de Cus
—oráculo del Señor—
si yo saqué a Israel de Egipto,
también saqué a los filisteos de Creta
y a los arameos de la tierra de Quir.

Castigo de los culpables

Tengo clavados mis ojos
—[dice] el Señor Dios—
sobre este reino pecador:
lo borraré de la faz de la tierra,
aunque no destruiré totalmente
la descendencia de Jacob,
—oráculo del Señor—.
Voy a ordenar que la casa de Israel
sea zarandeada entre las naciones
como se zarandea [el grano] en la criba,
sin que ni un guijarro caiga al suelo.
10 A filo de espada morirán
todos los pecadores de mi pueblo,
los que dicen: “No se acercará,
no nos alcanzará la desgracia”.

Promesa de restauración

11 Reconstruiré aquel día
la choza caída de David,
repararé sus brechas,
levantaré sus ruinas
y la reconstruiré como antaño,
12 para que posean el resto de Edom,
además de todas las naciones
en las que se ha invocado mi nombre,
—oráculo del Señor, que lo cumplirá—.
13 Llegan días —oráculo del Señor—
en los cuales el que ara
seguirá de cerca al segador
y el que vendimia, al que siembra;
días en que destilarán mosto los montes
y se tambalearán todas las colinas.
14 Cambiaré la suerte de mi pueblo Israel:
reconstruirán las ciudades devastadas
y volverán a habitar en ellas;
plantarán viñas y beberán su vino,
cultivarán huertos y comerán sus frutos.
15 Yo los plantaré en su tierra
y jamás volverán a ser arrancados
de esa tierra que yo les regalé,
—dice el Señor, tu Dios—.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España