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Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, Para perdón de sus pecados,
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Y él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados,
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Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.
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Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados.
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Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a cavilar, diciendo: ¿Quién es este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?
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¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?
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Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.
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Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?
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No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.
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Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman.
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Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo.
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Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto.
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Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: Este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores.
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Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;
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Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.
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Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.
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Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados.
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Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es este, que también perdona pecados?
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Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal.
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Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos?
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Parábola de la oveja perdida
(Mt. 18.10-14)
Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle,
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y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come.
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Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.
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Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.
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Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.