Ragüel le contestó: —Quédate, hijo, quédate conmigo. Yo enviaré a tu padre Tobit unos mensajeros que le lleven noticias de ti. Pero Tobías respondió: —De ninguna manera. Te ruego que me dejes volver a casa de mi padre.
Pero Ragüel le contestó: —Hijo mío, quédate conmigo. Yo enviaré un mensajero a tus padres, para que les diga que estás bien. Sin embargo, Tobías insistió: —¡No, no! ¡Por favor, déjame regresar a casa de mi padre!