Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
7 1 El rey Asuero y Amán asistieron al banquete de la reina Ester, 2 y también en este segundo día, durante el brindis, dijo el rey a Ester:
— ¡Dime lo que deseas, y lo tendrás; aunque sea la mitad de mi reino!
3 La reina Ester respondió:
— Si me he ganado el favor del rey, y si esto le parece bien, mi petición y mi deseo es que el rey me conceda mi vida y la de mi pueblo. 4 Pues mi pueblo y yo hemos sido vendidos para ser exterminados, asesinados, aniquilados. Si hubiéramos sido vendidos como esclavos y esclavas, me habría callado, pues este no sería un motivo tan serio como para molestar al rey.
5 El rey Asuero le preguntó a la reina Ester:
— ¿Quién es y dónde está el que ha concebido tal cosa?
6 — ¡El enemigo y adversario es ese miserable de Amán! —respondió Ester—.
Amán, entonces, quedó aterrado ante el rey y la reina.
9 Y Jarboná, uno de los eunucos reales, dijo:
— En la casa de Amán está preparada una horca de veinticinco metros de altura, que él mandó levantar para Mardoqueo, aquel que denunció la conspiración contra el rey.
— ¡Pues cuélguenlo en ella! —ordenó el rey—.
10 Y Amán fue colgado en la horca que él había dispuesto para Mardoqueo, con lo que la ira del rey se aplacó.
IV.— INSTITUCIÓN DE LA FIESTA DE PURIM (9,20—10,3)
La fiesta de Purim
20 Mardoqueo consignó estas cosas por escrito y envió cartas a todos los judíos de todas las provincias del rey Asuero, tanto a las próximas como a las lejanas. 21 Ordenaba en ellas que cada año se celebrasen los días catorce y quince del mes de Adar 22 como los días en que los judíos se libraron de sus enemigos, y como el mes en que su aflicción se transformó en alegría y su dolor en fiesta. Por eso debían celebrarlos con festejos alegres e intercambiando regalos unos con otros, y dando limosna a los pobres.
Salmo 124 (123)
El Señor es nuestro auxilio
124 Cántico de peregrinación. De David.
Si el Señor no hubiese estado con nosotros,
—Israel es testigo—,
2 si el Señor no hubiese estado con nosotros
cuando los demás nos atacaban,
3 nos habrían devorado vivos
al estallar su ira contra nosotros;
4 nos habrían anegado las aguas,
una riada nos habría cubierto,
5 nos habrían cubierto
las impetuosas aguas.
6 ¡Bendito sea el Señor
que nos liberó de sus fauces!
7 Escapamos como el pájaro
de la trampa que le tienden:
se rompió la trampa y escapamos.
8 Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
13 ¿Sufre alguno de ustedes? Que ore. ¿Está gozoso? Que alabe al Señor. 14 ¿Ha caído enfermo? Que mande llamar a los presbíteros de la Iglesia para que lo unjan con aceite en el nombre del Señor y hagan oración por él. 15 La oración hecha con fe sanará al enfermo; el Señor lo restablecerá y le serán perdonados los pecados que haya cometido. 16 Reconózcanse, pues, mutuamente sus pecados y oren unos por otros. Así sanarán, ya que es muy poderosa la oración perseverante del justo. 17 Ahí tienen a Elías, un ser humano como nosotros: oró fervientemente para que no lloviese, y durante tres años y seis meses no cayó una gota de agua sobre la tierra. 18 Luego volvió a orar, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto.
Recomendación final
19 Hermanos míos, si uno de ustedes se aleja de la verdad y otro lo vuelve al buen camino, 20 sepan que aquel que convierte de su extravío a un pecador, lo salvará de la muerte y alcanzará el perdón para un sinfín de pecados.
Quien no está contra nosotros, está a nuestro favor (Lc 9,49-50)
38 Juan le dijo:
— Maestro, hemos visto a uno que estaba expulsando demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no es de los nuestros.
39 Jesús contestó:
— No se lo prohiban, porque nadie puede hacer milagros en mi nombre y al mismo tiempo hablar mal de mí. 40 El que no está contra nosotros, está a nuestro favor. 41 Y el que les dé a ustedes a beber un vaso de agua porque son del Mesías, les aseguro que no quedará sin recompensa.
Los que inducen al pecado (Mt 18,6-9)
42 A quien sea causa de pecado para uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que lo arrojaran al mar con una piedra de molino atada al cuello. 43 Si tu mano va a ser causa de que caigas en pecado, córtatela. Porque más te vale entrar manco en la vida eterna que con tus dos manos ir a parar a la gehena, al fuego que nunca se apaga, [44 donde el gusano que los roe no muere y el fuego no se extingue]. 45 Y si tu pie va a ser causa de que caigas en pecado, córtatelo. Porque más te vale entrar cojo en la vida eterna que con tus dos pies ser arrojado a la gehena, [46 donde el gusano que los roe no muere y el fuego no se extingue]. 47 Y si tu ojo va a ser causa de que caigas en pecado, arrójalo lejos de ti. Porque más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que con tus dos ojos ser arrojado a la gehena, 48 donde el gusano que los roe no muere y el fuego no se extingue. 49 Todo ha de ser salado al fuego. 50 La sal es buena, pero si se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? ¡Tengan sal en ustedes mismos y vivan en paz unos con otros!
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España