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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Deuteronomio 18:15-20

El profeta que ha de venir

15 El Señor tu Dios suscitará en medio de ti, entre tus hermanos, un profeta como yo; a él deberán escuchar. 16 Eso fue lo que le pediste al Señor tu Dios en Horeb, el día de la asamblea, cuando le dijiste: “No quiero escuchar más la voz del Señor mi Dios ni quiero volver a contemplar aquel terrible fuego, para no morir”. 17 Entonces el Señor me dijo: “Tienen razón”. 18 Por eso yo suscitaré entre sus hermanos un profeta como tú; pondré mis palabras en su boca, y él les comunicará todo lo que yo le mande. 19 Y todo aquel que no preste oído a las cosas que el profeta diga en mi nombre, yo mismo le pediré cuentas. 20 Pero si un profeta se atreve a decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado decir o habla en nombre de otros dioses, ese profeta morirá.

Salmos 111

Salmo 111 (110)

Dios, no te quedes callado

111 ¡Aleluya!
Alabaré al Señor de todo corazón,
en la reunión de los justos y en la asamblea.
Las obras del Señor son grandiosas,
cuantos las aman meditan sobre ellas.
Espléndido y majestuoso es lo que hace,
su justicia permanece para siempre.
Ha hecho prodigios memorables,
clemente y compasivo es el Señor.
Da alimento a quienes lo veneran,
recuerda eternamente su alianza.
El poder de sus obras muestra a su pueblo
al entregarles la heredad de las naciones.
Actúa con verdad y justicia,
son inquebrantables sus preceptos,
firmes por siempre jamás,
forjados de verdad y rectitud.
Dio la libertad a su pueblo,
estableció para siempre su alianza,
santo y venerable es su nombre.
10 Venerar al Señor es la esencia del saber,
los que así actúan son juiciosos.
Su alabanza permanecerá por siempre.

1 Corintios 8

La carne sacrificada a los ídolos

En cuanto a la carne ofrecida en sacrificio a los ídolos, todos conocemos el modo de proceder. Pero el conocimiento envanece; sólo el amor es verdaderamente provechoso. Si alguien presume de conocer alguna cosa, es que ignora todavía cómo hay que conocer. Pero si ama a Dios, entonces es objeto del conocimiento amoroso de Dios. En lo que se refiere a comer carne ofrecida en sacrificio a los ídolos, sabemos que los ídolos no significan nada en el mundo y que no hay más que un Dios. Existen, sí, esos a los que llaman dioses, sea en el cielo o en la tierra —y son, por cierto, muchos esos dioses y señores—. Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios: el Padre, de quien todo procede y a quien todos estamos destinados; y sólo hay un Señor: Jesucristo, mediante el cual han sido creadas todas las cosas y por quien vivimos también nosotros.

Pero no todos tienen este conocimiento. Algunos, acostumbrados a la idolatría hasta hace muy poco, comen pensando que es carne sacrificada a los ídolos, y su conciencia, que está poco formada, incurre en culpa. No será un alimento lo que nos haga estar más cerca de Dios; nada perderemos por dejar de comer, ni ganaremos nada por comer. Eso sí, procuren que esta libertad de que ustedes gozan no se convierta en ocasión de caída para los poco formados.

10 Porque vamos a suponer que alguien te ve a ti, que tienes la conciencia bien formada, tomando parte en un banquete en el que se sirve carne sacrificada a los ídolos. Su conciencia poco formada ¿no se dejará llevar de tu ejemplo y comerá de esa carne? 11 Y así, porque tú te las das de sabio, se perderá ese hermano poco formado todavía, pero por quien Cristo murió. 12 Con lo que, además de pecar contra los hermanos al hacer daño a su conciencia mal formada, pecan también ustedes contra Cristo. 13 Por eso, si tomar un alimento va a ser ocasión de pecado para mi hermano, jamás tomaré ese alimento, para no dar a mi hermano ocasión de pecar.

Marcos 1:21-28

Curación de un endemoniado (Lc 4,31-37)

21 Se dirigieron a Cafarnaún y, cuando llegó el sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar. 22 Todos quedaban impresionados por sus enseñanzas, porque los enseñaba como quien tiene autoridad y no como los maestros de la ley. 23 Estaba allí, en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu impuro, que gritaba:

24 — ¡Jesús de Nazaret, déjanos en paz! ¿Has venido a destruirnos? ¡Te conozco bien: tú eres el Santo de Dios!

25 Jesús lo increpó, diciéndole:

— ¡Cállate y sal de él!

26 El espíritu impuro, sacudiéndolo violentamente y dando un gran alarido, salió de él. 27 Todos quedaron asombrados hasta el punto de preguntarse unos a otros:

— ¿Qué está pasando aquí? Es una nueva enseñanza, llena de autoridad. Además, este hombre da órdenes a los espíritus impuros, y lo obedecen.

28 Y muy pronto se extendió la fama de Jesús por todas partes en la región entera de Galilea.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España