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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Salmos 97

97 ¡El Señor es rey!
    ¡Que se goce la tierra!
    ¡Que se alegren las costas más lejanas!
Nubes oscuras lo rodean.
    La rectitud y la justicia son el cimiento de su trono.
Fuego se extiende delante de él
    y calcina a todos sus enemigos.
Sus relámpagos destellan por el mundo;
    la tierra lo ve y tiembla.
Las montañas se derriten como cera delante del Señor,
    delante del Señor de toda la tierra.
Los cielos proclaman su justicia;
    toda nación ve su gloria.
Los que rinden culto a ídolos quedan deshonrados
    —todos los que se jactan de sus inútiles dioses—,
    pues todos los dioses tienen que inclinarse ante él.
¡Jerusalén[a] oyó y se alegró,
    y todas las ciudades de Judá están felices
    a causa de tu justicia, oh Señor!
Pues tú, oh Señor, eres supremo en toda la tierra,
    exaltado muy por encima de todos los dioses.

10 ¡Ustedes, los que aman al Señor, odien el mal!
    Él protege la vida de sus justos
    y los rescata del poder de los perversos.
11 La luz brilla sobre los justos,
    y la alegría sobre los de corazón recto.
12 ¡Que todos los justos se alegren en el Señor
    y alaben su santo nombre!

2 Reyes 17:7-20

Semejante desgracia ocurrió a los israelitas porque rindieron culto a otros dioses. Pecaron contra el Señor su Dios, quien los había sacado a salvo de Egipto y los había rescatado del poder del faraón, rey de Egipto. Habían seguido las prácticas de las naciones paganas que el Señor había expulsado de la tierra por delante de ellos, así como las prácticas que los reyes de Israel habían introducido. Los israelitas también habían hecho muchas cosas en secreto, que no eran agradables al Señor su Dios. Se construyeron santuarios paganos en todas las ciudades, desde el puesto de avanzada más pequeño hasta la ciudad amurallada más grande. 10 Levantaron columnas sagradas y postes dedicados a la diosa Asera en la cima de cada colina alta y debajo de todo árbol frondoso. 11 Ofrecieron sacrificios en todas las cumbres de las colinas, tal como lo hacían las naciones que el Señor había expulsado de la tierra por delante de ellos. Así que el pueblo de Israel había hecho muchas cosas perversas, con lo que provocó el enojo del Señor. 12 Efectivamente, rindieron culto a ídolos[a] a pesar de las advertencias específicas que el Señor les hizo repetidamente.

13 Una y otra vez el Señor envió a sus profetas y videntes para dar a Israel y a Judá la siguiente advertencia: «Apártense de sus malos caminos. Obedezcan mis mandatos y decretos, es decir, toda la ley que les ordené a sus antepasados que obedecieran y que les di a ustedes a través de mis siervos, los profetas».

14 Sin embargo, los israelitas no quisieron escuchar. Fueron tan tercos como sus antepasados, quienes se negaron a creer en el Señor su Dios. 15 Rechazaron sus decretos y el pacto que él había hecho con sus antepasados, y despreciaron todas sus advertencias. Rindieron culto a ídolos inútiles, por lo cual ellos mismos se volvieron inútiles. Siguieron el ejemplo de las naciones vecinas, desobedeciendo el mandato del Señor de no imitarlas.

16 Los israelitas rechazaron todos los mandatos del Señor su Dios e hicieron dos becerros de metal. Levantaron un poste dedicado a la diosa Asera y rindieron culto a Baal y veneraron a todas las fuerzas del cielo. 17 Hasta sacrificaron a sus hijos y a sus hijas en el fuego.[b] Consultaron con adivinos, practicaron la hechicería y se entregaron por completo al mal, con lo cual provocaron el enojo del Señor.

18 Como el Señor estaba muy enojado con los israelitas, los barrió de su presencia. Solo la tribu de Judá quedó en la tierra; 19 pero aun los de Judá se negaron a obedecer los mandatos del Señor su Dios, ya que siguieron las prácticas perversas que Israel había introducido. 20 El Señor rechazó a todos los descendientes de Israel. Los castigó entregándolos a sus agresores hasta expulsar a Israel de su presencia.

Juan 6:25-35

25 Lo encontraron al otro lado del lago y le preguntaron:

—Rabí,[a] ¿cuándo llegaste acá?

26 Jesús les contestó:

—Les digo la verdad, ustedes quieren estar conmigo porque les di de comer, no porque hayan entendido las señales milagrosas. 27 No se preocupen tanto por las cosas que se echan a perder, tal como la comida. Pongan su energía en buscar la vida eterna que puede darles el Hijo del Hombre.[b] Pues Dios Padre me ha dado su sello de aprobación.

28 —Nosotros también queremos realizar las obras de Dios—contestaron ellos—. ¿Qué debemos hacer?

29 Jesús les dijo:

—La única obra que Dios quiere que hagan es que crean en quien él ha enviado.

30 —Si quieres que creamos en ti—le respondieron—, muéstranos una señal milagrosa. ¿Qué puedes hacer? 31 Después de todo, ¡nuestros antepasados comieron maná mientras andaban por el desierto! Las Escrituras dicen: “Moisés les dio de comer pan del cielo”[c].

32 Jesús les respondió:

—Les digo la verdad, no fue Moisés quien les dio el pan del cielo, fue mi Padre. Y ahora él les ofrece el verdadero pan del cielo, 33 pues el verdadero pan de Dios es el que desciende del cielo y da vida al mundo.

34 —Señor—le dijeron—, danos ese pan todos los días.

35 Jesús les respondió:

—Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca volverá a tener hambre; el que cree en mí no tendrá sed jamás.

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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