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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
Version
Salmos 146

146 ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
    Alaba, alma mía, al Señor.
Alabaré al Señor toda mi vida;
    mientras haya aliento en mí, cantaré salmos a mi Dios.

No pongáis vuestra confianza en gente poderosa,
    en simples mortales, que no pueden salvar.
Exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
    y ese mismo día se desbaratan sus planes.

Dichoso aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob,
    cuya esperanza está en el Señor su Dios,
creador del cielo y de la tierra,
    del mar y de todo cuanto hay en ellos,
    y que siempre mantiene la verdad.
El Señor hace justicia a los oprimidos,
    da de comer a los hambrientos
    y pone en libertad a los cautivos.
El Señor da vista a los ciegos,
    el Señor sostiene a los cansados,
    el Señor ama a los justos.
El Señor protege al extranjero
    y sostiene al huérfano y a la viuda,
    pero frustra los planes de los impíos.

10 ¡Oh Sión, que el Señor reine para siempre!
    ¡Que tu Dios reine por todas las generaciones!

¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!

Isaías 59:9-19

Por eso el derecho está lejos de nosotros,
    y la justicia queda fuera de nuestro alcance.
Esperábamos luz, pero todo es tinieblas;
    claridad, pero andamos en densa oscuridad.
10 Vamos palpando la pared como los ciegos,
    andamos a tientas como los que no tienen ojos.
En pleno mediodía tropezamos como si fuera de noche;
    teniendo fuerzas, estamos como muertos.
11 Todos nosotros gruñimos como osos,
    gemimos como palomas.
Esperábamos la justicia, y no llegó;
    ¡la liberación sigue lejos de nosotros!

12 Tú sabes que son muchas nuestras rebeliones;
    nuestros pecados nos acusan.
Nuestras rebeliones no nos dejan;
    conocemos nuestras iniquidades.
13 Hemos sido rebeldes; hemos negado al Señor.
    ¡Le hemos vuelto la espalda a nuestro Dios!
Fomentamos la opresión y la traición;
    proferimos las mentiras concebidas en nuestro corazón.
14 Así se le vuelve la espalda al derecho,
    y se mantiene alejada la justicia;
a la verdad se le hace tropezar en la plaza,
    y no damos lugar a la honradez.
15 No se ve la verdad por ninguna parte;
    al que se aparta del mal lo despojan de todo.

El Señor lo ha visto, y le ha disgustado
    ver que no hay justicia alguna.
16 Lo ha visto, y le ha asombrado
    ver que no hay nadie que intervenga.
Por eso su propio brazo vendrá a salvarlos;
    su propia justicia los sostendrá.
17 Se pondrá la justicia como coraza,
    y se cubrirá la cabeza con el casco de la salvación;
se vestirá con ropas de venganza,
    y se envolverá en el manto de sus celos.
18 Les pagará según sus obras;
    a las costas lejanas les dará su merecido:
furor para sus adversarios,
    y retribución para sus enemigos.

19 Desde el occidente temerán el nombre del Señor,
    y desde el oriente respetarán su gloria.
Porque vendrá como un torrente caudaloso,
    impulsado por el soplo del Señor.

Hechos 9:1-20

Conversión de Saulo(A)

Mientras tanto, Saulo, respirando aún amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco. Tenía la intención de encontrar y llevar presos a Jerusalén a todos los que pertenecieran al Camino, fueran hombres o mujeres. En el viaje sucedió que, al acercarse a Damasco, una luz del cielo resplandeció de repente a su alrededor. Él cayó al suelo y oyó una voz que le decía:

―Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

―¿Quién eres, Señor? —preguntó.

―Yo soy Jesús, a quien tú persigues —le contestó la voz—. Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer.

Los hombres que viajaban con Saulo se detuvieron atónitos, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, pero cuando abrió los ojos no podía ver, así que lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco. Estuvo ciego tres días, sin comer ni beber nada.

10 Había en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor llamó en una visión.

―¡Ananías!

―Aquí estoy, Señor.

11 ―Anda, ve a la casa de Judas, en la calle llamada Derecha, y pregunta por un tal Saulo de Tarso. Está orando, 12 y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista.

13 Entonces Ananías respondió:

―Señor, he oído hablar mucho de ese hombre y de todo el mal que ha causado a tus santos en Jerusalén. 14 Y ahora lo tenemos aquí, autorizado por los jefes de los sacerdotes, para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre.

15 ―¡Ve! —insistió el Señor—, porque ese hombre es mi instrumento escogido para dar a conocer mi nombre tanto a las naciones y a sus reyes como al pueblo de Israel. 16 Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi nombre.

17 Ananías se fue y, cuando llegó a la casa, le impuso las manos a Saulo y le dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo». 18 Al instante cayó de los ojos de Saulo algo como escamas, y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado; 19 y, habiendo comido, recobró las fuerzas.

Saulo en Damasco y en Jerusalén

Saulo pasó varios días con los discípulos que estaban en Damasco, 20 y en seguida se dedicó a predicar en las sinagogas, afirmando que Jesús es el Hijo de Dios.

Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)

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