Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Cántico de los peregrinos.
121 A las montañas levanto mis ojos;
¿de dónde ha de venir mi ayuda?
2 Mi ayuda proviene del Señor,
creador del cielo y de la tierra.
3 No permitirá que tu pie resbale;
jamás duerme el que te cuida.
4 Jamás duerme ni se adormece
el que cuida de Israel.
5 El Señor es quien te cuida,
el Señor es tu sombra protectora.[a]
6 De día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
7 El Señor te protegerá;
de todo mal protegerá tu vida.
8 El Señor te cuidará en el hogar y en el camino,[b]
desde ahora y para siempre.
Salvación eterna para Sión
51 «Vosotros, los que vais tras la justicia
y buscáis al Señor, ¡escuchadme!
Mirad la roca de la que fuisteis tallados,
la cantera de la que fuisteis extraídos.
2 Mirad a Abraham, vuestro padre,
y a Sara, que os dio a luz.
Cuando yo lo llamé, él era solo uno,
pero lo bendije y lo multipliqué.
3 Sin duda, el Señor consolará a Sión;
consolará todas sus ruinas.
Convertirá en un Edén su desierto;
en huerto del Señor sus tierras secas.
En ella encontrarán alegría y regocijo,
acción de gracias y música de salmos.
Exhortación a la fidelidad
3 Al recordarte de día y de noche en mis oraciones, siempre doy gracias a Dios, a quien sirvo con una conciencia limpia como lo hicieron mis antepasados. 4 Y, al acordarme de tus lágrimas, anhelo verte para llenarme de alegría. 5 Traigo a la memoria tu fe sincera, la cual animó primero a tu abuela Loida y a tu madre Eunice, y ahora te anima a ti. De eso estoy convencido. 6 Por eso te recomiendo que avives la llama del don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos. 7 Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.
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