Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
El Señor y su elegido
1 ¿Por qué se rebelan las naciones?
¿Por qué los pueblos hacen planes inútiles?
2 Los reyes y gobernantes se han unido
en contra del SEÑOR y del rey que él eligió.
3 Y dicen: «¡Cortemos las ligaduras que nos imponen
y liberémonos de sus ataduras!»
4 Pero el que está en el cielo se ríe;
el Señor se burlará de ellos.
5 Luego, les habla enojado
y en su furor los aterroriza, diciéndoles:
6 «Yo he consagrado a mi rey en Sion,
mi monte santo».
7 Y el rey elegido dice:
Déjenme explicarles el decreto del SEÑOR.
Él me dijo: «Tú eres mi hijo.
¡Hoy me he convertido en tu padre![a]
8 Sólo tienes que pedirlo,
y te daré por herencia las naciones.
El mundo entero será de tu propiedad.
9 Tú las golpearás con cetro de hierro
y las harás pedazos como ollas de barro».
10 Así que les digo a ustedes, reyes y líderes de la tierra,
despierten y escuchen mi consejo.
11 ¡Obedezcan al SEÑOR con temor y respeto!
Adórenlo con fervor.
12 Demuestren que son leales a su hijo[b] para que no tenga motivos de enojo.
Si no lo hacen, estarán perdidos.
Cambien pronto de actitud
y evitarán así su cólera.
Afortunados todos los que buscan protección de Dios.
20 Así que Elías fue a ver a Acab y cuando Acab lo vio, le dijo a Elías:
—De nuevo me has encontrado, enemigo mío.
Elías contestó:
—Sí, te encuentro de nuevo ya que estás dedicado completamente a obrar mal delante del SEÑOR. 21 Así que él te dice: “Yo te destruiré y te mataré junto con todos los varones de tu familia. 22 Haré con tu familia lo mismo que hice con la del rey Jeroboán hijo de Nabat y con la del rey Basá, porque me hiciste enojar y has hecho pecar a Israel”. 23 Y también el SEÑOR dice respecto a Jezabel: “Los perros devorarán a tu esposa Jezabel en la ciudad de Jezrel. 24 A cualquiera de tu familia que muera en la ciudad se lo comerán los perros, y a cualquiera que muera en el campo se lo comerán las aves de rapiña”.
25 Nadie se dedicó a obrar tan mal delante del SEÑOR como hizo Acab, incitado por su esposa Jezabel. 26 Lo más horrible que hizo Acab fue adorar las estatuas de madera, tal como lo hacían los amorreos, a quienes el SEÑOR les quitó su tierra para dársela a los israelitas.
27 Después de que Elías terminó de hablar, Acab se puso muy triste, se rompió la ropa, se vistió con ropas ásperas y no comió nada. Hasta dormía con ropas ásperas y andaba deprimido.
28 El SEÑOR le dijo a Elías, el profeta de Tisbé: 29 «Veo que Acab se ha humillado ante mí, así que no le causaré dificultades mientras viva. Esperaré hasta que su hijo sea rey en su lugar, entonces traeré desgracia a la familia de Acab».
9 Cuando estaban bajando de la montaña, Jesús les ordenó que no contaran nada de lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
10 Ellos guardaron el secreto pero discutían entre ellos qué significaría eso de «resucitar de entre los muertos». 11 Luego le preguntaron a Jesús:
—¿Por qué los maestros de la ley dicen que Elías debe venir primero?[a]
12 Él les respondió:
—Sí, Elías viene primero para poner todo en orden. Pero, ¿por qué está escrito que el Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser despreciado? 13 Pues les digo que Elías ya vino e hicieron lo que quisieron con él. Las Escrituras dicen que eso sucedería.
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