Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Reflexiones sobre los actos de Dios
(1) Del maestro de coro. De Jedutún. Salmo de Asaf.
77 (2) A Dios clamo con fuerte voz
para que él me escuche.
2 (3) El día que estoy triste busco al Señor,
y sin cesar levanto mis manos
en oración por las noches.
Mi alma no encuentra consuelo.
3 (4) Me acuerdo de Dios, y lloro;
me pongo a pensar, y me desanimo.
4 (5) Tú, Señor, no me dejas pegar los ojos;
¡estoy tan aturdido, que no puedo hablar!
5 (6) Pienso en los días y los años de antes;
6 (7) recuerdo cuando cantaba por las noches.
En mi interior medito, y me pregunto:
7 (8) ¿Acaso va a estar siempre enojado el Señor?
¿No volverá a tratarnos con bondad?
8 (9) ¿Acaso su amor se ha terminado?
¿Se ha acabado su promesa para siempre?
9 (10) ¿Acaso se ha olvidado Dios de su bondad?
¿Está tan enojado, que ya no tiene compasión?
10 (11) Lo que más me duele es pensar
que el Altísimo ya no es el mismo con nosotros.
11 (12) Recordaré las maravillas
que hizo el Señor en otros tiempos;
12 (13) pensaré en todo lo que ha hecho.
13 (14) Oh Dios, tú eres santo en tus acciones;
¿qué dios hay tan grande como tú?
14 (15) ¡Tú eres el Dios que hace maravillas!
¡Diste a conocer tu poder a las naciones!
15 (16) Con tu poder rescataste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
16 (17) Oh Dios,
cuando el mar te vio, tuvo miedo,
y temblaron sus aguas más profundas;
17 (18) las nubes dejaron caer su lluvia,
y hubo truenos en el cielo
y relámpagos por todas partes.
18 (19) Se oían tus truenos en el torbellino;
el mundo se iluminó con tus relámpagos
y la tierra se sacudió con temblores.
19 (20) Te abriste paso por el mar;
atravesaste muchas aguas,
pero nadie encontró tus huellas.
20 (21) Dirigiste a tu pueblo como a un rebaño,
por medio de Moisés y de Aarón.
Elías sube al cielo
2 Cuando llegó el momento en que el Señor iba a llevarse a Elías al cielo en un torbellino, Elías y Eliseo salieron de Guilgal. 2 Y Elías le dijo a Eliseo:
—Quédate aquí, porque el Señor me ha enviado a Betel.
Pero Eliseo le contestó:
—Juro por el Señor, y por ti mismo, que no voy a dejarte solo.
Entonces fueron juntos hasta Betel. 3 Pero los profetas que vivían en Betel salieron al encuentro de Eliseo y le dijeron:
—¿Sabes que el Señor va a quitarte hoy a tu maestro?
—Sí, ya lo sé —contestó Eliseo—, pero ustedes no digan nada.
4 Después Elías le dijo a Eliseo:
—Quédate aquí, porque el Señor me ha enviado a Jericó.
Pero Eliseo le contestó:
—Juro por el Señor, y por ti mismo, que no voy a dejarte solo.
Entonces fueron juntos hasta Jericó. 5 Pero los profetas que vivían en Jericó salieron al encuentro de Eliseo y le dijeron:
—¿Sabes que el Señor va a quitarte hoy a tu maestro?
—Sí, ya lo sé —respondió Eliseo—, pero ustedes no digan nada.
6 Luego le dijo Elías:
—Quédate aquí, porque el Señor me ha enviado al Jordán.
Pero Eliseo le contestó:
—Te juro por el Señor, y por ti mismo, que no voy a dejarte solo.
Entonces fueron los dos. 7 Pero cincuenta profetas llegaron y se detuvieron a cierta distancia, frente a ellos; Elías y Eliseo, por su parte, se detuvieron a la orilla del río Jordán. 8 Entonces Elías tomó su capa, la enrolló y golpeó el agua, y el agua se hizo a uno y otro lado, y los dos cruzaron el río como por terreno seco. 9 En cuanto cruzaron, dijo Elías a Eliseo:
—Dime qué quieres que haga por ti antes que sea yo separado de tu lado.
Eliseo respondió:
—Quiero recibir una doble porción de tu espíritu.
10 —No es poco lo que pides —dijo Elías—. Pero si logras verme cuando sea yo separado de ti, te será concedido. De lo contrario, no se te concederá.
11 Y mientras ellos iban caminando y hablando, de pronto apareció un carro de fuego, con caballos también de fuego, que los separó, y Elías subió al cielo en un torbellino. 12 Al ver esto, Eliseo gritó: «¡Padre mío, padre mío, que has sido para Israel como un poderoso ejército!»
Después de esto no volvió a ver a Elías.
Eliseo sucede a Elías
Entonces Eliseo tomó su ropa y la rasgó en dos. 13 Luego recogió la capa que se le había caído a Elías, y regresó al Jordán y se detuvo en la orilla. 14 Acto seguido, golpeó el agua con la capa, y exclamó: «¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías?»
Apenas había golpeado el agua, cuando ésta se hizo a uno y otro lado, y Eliseo volvió a cruzar el río. 15 Los profetas de Jericó, que estaban enfrente, dijeron al verlo: «¡El espíritu de Elías reposa ahora en Eliseo!»
Fueron entonces a su encuentro, e inclinándose ante él 16 le dijeron:
—Mira, entre nosotros, tus servidores, hay cincuenta valientes. Deja que vayan en busca de tu maestro, no sea que el espíritu de Dios lo haya alzado y arrojado sobre alguna montaña o en algún valle.
Pero él dijo:
—No, no manden ustedes a nadie.
17 Sin embargo, fue tanta la insistencia de ellos que al fin los dejó que mandaran a aquellos cincuenta hombres, los cuales estuvieron buscando a Elías durante tres días, pero no lo encontraron. 18 Entonces regresaron a Jericó, donde se había quedado Eliseo, y éste les dijo:
—Yo les advertí que no fueran.
Instrucción sobre la fe(A)
20 A la mañana siguiente pasaron junto a la higuera, y vieron que se había secado de raíz. 21 Entonces Pedro, acordándose de lo sucedido, le dijo a Jesús:
—Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.
22 Jesús contestó:
—Tengan fe en Dios. 23 Pues les aseguro que si alguien le dice a este cerro: “¡Quítate de ahí y arrójate al mar!”, y no lo hace con dudas, sino creyendo que ha de suceder lo que dice, entonces sucederá. 24 Por eso les digo que todo lo que ustedes pidan en oración, crean que ya lo han conseguido, y lo recibirán. 25 Y cuando estén orando, perdonen lo que tengan contra otro, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.