Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Salmo 99 (98)
Santo es el Señor
99 El Señor es rey,
que los pueblos se estremezcan;
sobre querubines tiene su trono,
que tiemble la tierra.
2 El Señor es grande en Sión,
sobre todos los pueblos se alza.
3 Que alaben tu nombre grande y temible:
¡Él es santo!
4 Rey poderoso que amas la justicia,
tú mismo estableciste la equidad;
la justicia y el derecho
tú instauraste en Jacob.
5 Alaben al Señor nuestro Dios,
póstrense ante el estrado de sus pies:
¡Él es santo!
6 De sus sacerdotes, Moisés y Aarón;
de los que invocaban su nombre, Samuel:
ellos llamaban al Señor y él les respondía.
7 Desde la columna de nube hablaba con ellos;
ellos respetaban sus mandatos
y la ley que les había dado.
8 Señor, Dios nuestro, tú les respondías;
tú eras para ellos el Dios que perdona
y quien castiga sus maldades.
9 Alaben al Señor nuestro Dios,
póstrense ante su santo monte,
porque santo es el Señor nuestro Dios.
Inauguración del servicio sacerdotal
9 Al octavo día Moisés llamó a Aarón, a sus hijos y a los ancianos de Israel; 2 y dijo a Aarón:
— Toma un novillo para ofrenda de purificación y un carnero para holocausto, ambos sin defecto alguno, y ofrécelos ante el Señor. 3 Y di a los israelitas: “Tomen un macho cabrío para la ofrenda de purificación, y tomen también un novillo y un cordero de un año, ambos sin defecto alguno, para holocausto; 4 tomen luego un toro y un carnero para sacrificio de comunión e inmólenlos en presencia del Señor, junto con una ofrenda de cereal amasada con aceite; porque el Señor se manifestará hoy a ustedes”.
5 Llevaron lo que había ordenado Moisés ante la Tienda del encuentro, se acercó toda la comunidad y se colocó en presencia del Señor. 6 Entonces Moisés les dijo:
— Hagan esto que ha ordenado el Señor para que la gloria del Señor se les manifieste.
7 Y dijo Moisés a Aarón:
— Acércate al altar y presenta tu ofrenda de purificación y tu holocausto. Haz de esta manera la expiación por ti y por el pueblo; presenta también la ofrenda del pueblo y haz la expiación por ellos, como ha ordenado el Señor.
8 Entonces se acercó Aarón al altar y degolló el novillo de su ofrenda de purificación. 9 Sus hijos sacerdotes le trajeron la sangre en la que mojó su dedo untando con ella los salientes del altar y derramando el resto de la sangre al pie del altar. 10 Quemó luego sobre el altar la grasa, los riñones y el lóbulo del hígado de la ofrenda de purificación, como el Señor había ordenado a Moisés; 11 la carne y la piel las quemó fuera del campamento.
Bendición y teofanía
22 Luego Aarón, alzando sus manos hacia el pueblo, lo bendijo; y después de hacer la ofrenda de purificación, el holocausto y el sacrificio de comunión, descendió del altar.
23 Moisés y Aarón entraron en la Tienda del encuentro; cuando salieron, bendijeron al pueblo y la gloria del Señor se manifestó a todo el pueblo. 24 Salió fuego de la presencia del Señor y consumió el holocausto y la grasa que estaba sobre el altar. Al verlo, todo el pueblo prorrumpió en gritos de júbilo y se postraron rostro en tierra.
Romper con una vida de pecado
4 Si Cristo padeció en su cuerpo, háganse a la idea de que también ustedes tienen que padecer, pues el que está sufriendo corporalmente se supone que ha roto con el pecado 2 para vivir el resto de su vida mortal conforme a la voluntad de Dios y no conforme a las pasiones humanas. 3 Porque bastante tiempo han pasado ustedes ya viviendo al estilo de los paganos, es decir, entregados al desenfreno y a la liviandad, a crápulas, orgías, borracheras y abominables cultos idolátricos. 4 Ahora, ellos se extrañan y los insultan porque ustedes no se lanzan junto con ellos a ese torrente desbordado de lujuria. 5 Pero tendrán que rendir cuentas al que está preparado para juzgar a vivos y muertos. 6 Por eso precisamente, también a los que ya murieron se les anunció el mensaje de salvación, a fin de que, juzgados como mortales, obtengan de Dios la vida del espíritu.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España