Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
No hay otro Dios
SALMO 99 (98)
99 Pueblos de toda la tierra:
¡pónganse a temblar!
¡Dios es nuestro rey,
y reina entre los querubines!
2 La grandeza de nuestro Dios
está por encima de Jerusalén
y de todos los pueblos.
3 ¡Dios es grande y poderoso!
¡No hay otro Dios!
4 Dios nuestro,
tú eres un rey poderoso
que ama la justicia;
has establecido la igualdad;
has actuado en Israel
con rectitud y justicia.
5 ¡Alaben a nuestro Dios!
¡Inclínense a adorarlo!
¡No hay otro Dios!
6 Moisés y Aarón fueron sus sacerdotes;
Samuel estuvo a su servicio.
Todos ellos llamaron a Dios,
y él los escuchó;
7 les habló desde una nube,
y ellos cumplieron fielmente
las órdenes que les dio.
8 Dios nuestro,
tú atendiste a su llamado,
y aunque castigaste su maldad
también los perdonaste.
9 ¡Alaben a nuestro Dios!
¡Adórenlo en su propio templo!
¡No hay otro Dios!
El pueblo vuelve a rebelarse
41-43 Al día siguiente, todo el pueblo se reunió y empezó a acusar a Moisés y a Aarón. Querían hacerles daño y les decían: «¡Por culpa de ustedes se está muriendo el pueblo de Dios!»
Entonces ellos dos entraron en el santuario, y la nube los cubrió. Allí Dios se presentó con toda su gloria, 44 y le dijo a Moisés: 45 «Aléjense de esta gente, porque la voy a destruir ahora mismo».
Moisés y Aarón se tiraron de cara al suelo, 46 y Moisés le dijo a Aarón: «Dios está muy enojado, y está castigando a la gente. Así que toma el brasero, ponle carbones encendidos del altar, y échale incienso; ve luego a donde están los israelitas, y pídele a Dios que los perdone».
47 Aarón hizo lo que Moisés le dijo, y fue a donde estaba el pueblo. Al ver que Dios los estaba castigando, empezó a quemar incienso y a pedirle a Dios que los perdonara. 48 Aarón, por su parte, se paró entre la gente que ya estaba muerta y la que todavía estaba viva, y así detuvo el castigo de Dios.
49 Ese día murieron catorce mil setecientas personas, sin contar a las que habían muerto junto con Coré.
50 Cuando dejó de morir la gente, Aarón regresó al santuario para reunirse con Moisés.
El servicio a los demás
7 Ya se acerca el fin del mundo. Por eso, sean responsables y cuidadosos en la oración.
8 Sobre todo, ámense mucho unos a otros, porque el amor borra los pecados.
9 Reciban en su casa a los demás, y no hablen mal de ellos, sino hagan que se sientan bienvenidos.
10 Cada uno de ustedes ha recibido de Dios alguna capacidad especial. Úsela bien en el servicio a los demás. 11 Si alguno sabe hablar bien, que anuncie el mensaje de Dios. Si alguno sabe cómo ayudar a los demás, que lo haga con la fuerza que Dios le da para hacerlo. De este modo, todo lo que ustedes hagan servirá para que los demás alaben a Dios por medio de Jesucristo, que es maravilloso y poderoso para siempre. Amén.
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