Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Libro I(A)
1 Dichoso es quien
no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los burladores,
2 sino que en la Ley del Señor se deleita
y día y noche medita en ella.
3 Es como el árbol plantado a la orilla de un río
que, cuando llega su tiempo, da fruto
y sus hojas jamás se marchitan.
Todo cuanto hace prospera.
4 En cambio, los malvados
son como paja arrastrada por el viento.
5 Por eso no se sostendrán los malvados en el juicio
ni los pecadores en la asamblea de los justos.
6 Porque el Señor cuida el camino de los justos,
mas la senda de los malvados lleva a la perdición.
20 Alcen los ojos y miren
a los que vienen del norte.
¿Dónde está el rebaño que te fue confiado,
el rebaño que era tu orgullo?
21 ¿Qué dirás cuando el Señor te imponga como jefes
a los que tú mismo enseñaste a ser tus aliados predilectos?
¿No tendrás dolores
como de mujer de parto?
22 Y si preguntas:
«¿Por qué me pasa esto?»,
¡por tus muchos pecados
te han arrancado las faldas
y han maltratado tu cuerpo![a]
23 ¿Puede el etíope cambiar de piel
o el leopardo quitarse sus manchas?
¡Pues tampoco ustedes pueden hacer el bien,
acostumbrados como están a hacer el mal!
24 «Los dispersaré como a la paja
que arrastra el viento del desierto.
25 Esto es lo que te ha tocado como recompensa,
la porción que he medido para ti»,
afirma el Señor,
«pues me has olvidado
y has confiado en la mentira.
26 ¡Yo te alzaré las faldas hasta cubrirte el rostro
y descubrir tu vergüenza!
27 He visto tus adulterios,
tus relinchos,
tu prostitución desvergonzada y tus abominaciones,
en los campos y sobre las colinas.
¡Ay de ti, Jerusalén!
¿Hasta cuándo seguirás en tu impureza?».
17 Ya que invocan como Padre al que juzga con imparcialidad las obras de cada uno, vivan con temor reverente mientras sean peregrinos en este mundo. 18 Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, 19 sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto. 20 Cristo, a quien Dios escogió antes de la creación del mundo, se ha manifestado en estos últimos tiempos en beneficio de ustedes. 21 Por medio de él ustedes creen en Dios, que lo resucitó y glorificó, de modo que su fe y su esperanza están puestas en Dios.
22 Ahora que se han purificado obedeciendo a la verdad y tienen un amor sincero por sus hermanos, ámense de todo corazón[a] los unos a los otros. 23 Pues ustedes han nacido de nuevo, no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera, mediante la palabra de Dios que vive y permanece. 24 Porque
«todo mortal es como la hierba
y toda su gloria como la flor del campo.
La hierba se seca y la flor se cae,
25 pero la palabra del Señor permanece para siempre».[b]
Y este es el mensaje de las buenas noticias que se les ha anunciado a ustedes.
2 Por lo tanto, abandonando toda maldad y todo engaño, hipocresía, envidias y toda calumnia,
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