Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Libro I(A)
1 Dichoso es quien
no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los burladores,
2 sino que en la Ley del Señor se deleita
y día y noche medita en ella.
3 Es como el árbol plantado a la orilla de un río
que, cuando llega su tiempo, da fruto
y sus hojas jamás se marchitan.
Todo cuanto hace prospera.
4 En cambio, los malvados
son como paja arrastrada por el viento.
5 Por eso no se sostendrán los malvados en el juicio
ni los pecadores en la asamblea de los justos.
6 Porque el Señor cuida el camino de los justos,
mas la senda de los malvados lleva a la perdición.
Los cántaros rotos
12 »Diles también lo siguiente: “Así dice el Señor, el Dios de Israel: ‘Todo cántaro se llenará de vino’ ”. Y si ellos te dicen: “¿Acaso no sabemos bien que todo cántaro se debe llenar de vino?”, 13 entonces responderás que así dice el Señor: “Haré que queden completamente borrachos todos los habitantes de este país: a los reyes que se sientan en el trono de David, a los sacerdotes, a los profetas y a todos los habitantes de Jerusalén. 14 Haré que se despedacen unos a otros, padres e hijos por igual. No les tendré piedad ni lástima, sino que los destruiré sin compasión”», afirma el Señor.
Advertencia oportuna
15 ¡Escúchenme, préstenme atención!
¡No sean soberbios,
porque el Señor mismo lo ha dicho!
16 Glorifiquen al Señor su Dios,
antes de que haga venir la oscuridad
y ustedes tropiecen contra los montes sombríos.
Ustedes esperan la luz,
pero él la cambiará en sombras mortales;
la convertirá en densa oscuridad.
17 Pero si ustedes no obedecen,
lloraré en secreto
por causa de su orgullo;
mis ojos llorarán amargamente
y se desharán en lágrimas,
porque el rebaño del Señor será llevado al cautiverio.
18 Di al rey y a la reina madre:
«¡Humíllense, siéntense en el suelo,
que ya no ostentan sobre su cabeza
la corona de gloria!».
19 Las ciudades del Néguev están cerradas
y no hay quien abra sus puertas.
Todo Judá se ha ido al destierro,
exiliado en su totalidad.
26 »Hermanos, descendientes de Abraham, y ustedes, los no judíos temerosos de Dios: a nosotros se nos ha enviado este mensaje de salvación. 27 Los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes no reconocieron a Jesús. Por tanto, al condenarlo, cumplieron las palabras de los profetas que se leen todos los sábados. 28 Aunque no encontraron ninguna causa digna de muerte, pidieron a Pilato que lo mandara a ejecutar. 29 Después de llevar a cabo todas las cosas que estaban escritas acerca de él, lo bajaron del madero y lo sepultaron. 30 Pero Dios lo levantó de entre los muertos. 31 Durante muchos días lo vieron los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén y ahora ellos son sus testigos ante el pueblo.
32 »Nosotros les anunciamos las buenas noticias respecto a la promesa hecha a nuestros antepasados. 33 Dios nos la ha cumplido plenamente a nosotros, los descendientes de ellos, al resucitar a Jesús. Como está escrito en el segundo salmo:
»“Tú eres mi Hijo;
hoy mismo te he engendrado”.[a]
34 Dios lo resucitó para que no volviera jamás a la corrupción. Así se cumplieron estas palabras:
»“Yo les daré las bendiciones santas y seguras prometidas a David”.
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