Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
El Señor es tu protector
Cántico gradual.
121 Elevo mis ojos a los montes;
¿de dónde vendrá mi socorro?
2 Mi socorro viene del Señor,
creador del cielo y de la tierra.
3 El Señor no dejará que resbales;
el que te cuida jamás duerme.
4 Toma en cuenta que nunca duerme
el protector de Israel.
5 El Señor es tu protector;
el Señor es como tu sombra:
¡siempre está a tu mano derecha!
6 Ni el sol te fatigará de día,
ni la luna te agobiará en la noche.
7 El Señor te librará de todo mal;
el Señor protegerá tu vida.
8 El Señor te estará vigilando
cuando salgas y cuando regreses,
desde ahora y hasta siempre.
Consagración de los primogénitos
13 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
2 «Conságrame todo primogénito. Todo el que abra matriz entre los hijos de Israel, lo mismo de los hombres como de los animales, me pertenece.»(A)
3 Moisés le dijo al pueblo:
«Tengan presente este día, en que han sido liberados de la esclavitud de Egipto. El Señor los ha sacado de aquí con mano fuerte, Por lo tanto, no deben comer pan leudado. 4 Ustedes salen hoy en el mes de Aviv. 5 Y en este mismo mes harán esta celebración, cuando ya el Señor los haya introducido en la tierra que destila leche y miel, es decir, en la tierra de los cananeos, hititas, amorreos, jivitas y jebuseos, la cual prometió a los padres de ustedes que les daría. 6 Durante siete días comerán pan sin levadura, y el séptimo día será de fiesta en honor del Señor. 7 Durante esos siete días se comerán panes sin levadura, y en ninguna parte de su territorio debe verse nada leudado, ni levadura. 8 Cuando llegue ese día, les contarán esto a sus hijos. Les dirán: “Esto se hace por lo que el Señor hizo con nosotros cuando nos sacó de Egipto.” 9 Y será para ustedes como una señal en su mano, y como un recordatorio delante de sus ojos, de que ustedes deben tener en los labios la ley del Señor, pues el Señor los sacó de Egipto con mano fuerte. 10 Por lo tanto, ustedes deben celebrar esta ceremonia cada año, en su momento debido.
La higuera estéril(A)
18 Cuando Jesús volvió a la ciudad por la mañana, tuvo hambre. 19 En eso, vio una higuera cerca del camino y se acercó a ella; pero al no hallar en ella nada más que hojas, le dijo: «¡Nunca más vuelvas a dar fruto!» Y al instante, la higuera se secó. 20 Cuando los discípulos vieron ésto, decían asombrados: «¿Cómo es que la higuera se secó tan pronto?» 21 Jesús les respondió: «De cierto les digo, que si ustedes tuvieran fe y no dudaran, no sólo harían esto a la higuera, sino que a este monte le dirían “¡Quítate de ahí y échate en el mar!”, y así se haría.(B) 22 Si ustedes creen, todo lo que pidan en oración lo recibirán.»
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