Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Salmo de David.
28 Te imploro que me ayudes, Señor, porque tú eres mi roca de salvación. Si no quieres responderme y guardas silencio, ¡prefiero mejor la muerte que la vida! 2 Señor, alzo mis manos hacia tu santuario e imploro tu ayuda. ¡Ay, escucha mi clamor!
3 No me arrastres junto con todos los malvados que hablan amablemente a su prójimo mientras planean maldad en sus corazones. 4 Dales el castigo que tan merecido tienen. Que el castigo corresponda a su maldad. Castiga todas sus perversidades. Dales una probada de lo que ellos le han hecho a otros. 5 A ellos nada les importa lo que el Señor ha hecho o ha creado; por lo tanto, los derribará y nunca jamás se levantarán de su ruina.
6 Bendito sea el Señor porque ha escuchado mi clamor. 7 Él es mi fuerza, el escudo que me protege de todo peligro. En él confié y él me ayudó. En mi corazón hay tanto gozo que prorrumpo en un cántico de alabanza a él. 8 El Señor protege a su pueblo y da victoria a su rey ungido.
9 Defiende a tu pueblo, Señor; defiende y bendice a tus elegidos, condúcelos como pastor y llévalos por siempre en tus brazos.
Contra falsas esperanzas
12 Luego me vino este mensaje del Señor:
13 «Hombre mortal, cuando la gente de esta tierra cometa infracciones contra mis instrucciones, yo los aplastaré con mi puño y suspenderé su sustento y les haré sufrir hambre tanto a las personas como a los animales. 14 Si Noé, Daniel y Job estuvieran hoy aquí, sólo ellos serían salvados debido su forma de vivir justa, pero yo destruiría el resto de Israel, dice el Señor Dios.
15 »Cuando yo envíe una invasión de peligrosos animales salvajes para acabar con la población y dejar la tierra en completa desolación, 16 aun si estos tres hombres justos estuvieran allí, el Señor Dios jura que no cambiaría la situación, pues no salvaría a la gente de la destrucción que ha decidido provocar. Sólo estos tres se salvarían, pero la tierra y sus habitantes serían devastados.
17 »O cuando yo traiga guerra contra la tierra y mande a los ejércitos del enemigo a venir y destruir todo, 18 aunque estos tres hombres estuviesen sobre la tierra, el Señor Dios declara que sólo ellos se salvarían.
19 »Y cuando yo dé rienda suelta a mi cólera enviando una epidemia a la tierra y la plaga mate tanto a las personas como a los animales, 20 aunque Noé, Daniel y Job vivieran allí, el Señor Dios dice que sólo ellos se salvarían a causa de su forma justa de vivir.
21 »Y el Señor agrega: Cuatro grandes castigos aguardan a Jerusalén para destruir toda vida: guerra, hambre, fieras y plaga. 22 Y si después hubiera sobrevivientes y vinieran aquí para unirse a ustedes como exiliados en Babilonia, verían con sus propios ojos cuán perversos son ustedes, y sabrían que fue justo que yo destruyera a Jerusalén. 23 Estarán de acuerdo, cuando se encuentren con ellos, de que con toda razón se están haciendo todas estas cosas a Israel».
Dos ciegos reciben la vista
29 Al salir de Jericó, los seguía un inmenso gentío. 30 Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al escuchar que Jesús iba a pasar por allí, se pusieron a gritar:
―¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
31 La gente los mandó callar, pero ellos gritaron todavía con más fuerza. 32 Cuando Jesús pasó junto a donde estaban, les preguntó:
―¿En qué puedo servirles?
33 ―Señor —le dijeron—, ¡queremos ver!
34 Jesús, compadecido, les tocó los ojos. Al instante pudieron ver; y siguieron a Jesús.
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