Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Salmo de David.
25 A ti, Señor, elevo mi alma. 2 En ti confío, mi Dios. No permitas que me humillen. No dejes a mis enemigos que se alegren en mi derrota. 3 Nadie que tenga fe en ti, Dios mío, se avergonzará de haber puesto su confianza en ti. Pero los que engañan a otros serán avergonzados.
4 Enséñame la senda que debo seguir, Señor. Indícame el camino por donde debo andar. 5 ¡Guíame por medio de tu verdad, enséñame! Porque tú eres el Dios que me da salvación; en nadie sino en ti tengo esperanza todo el día. 6 Acuérdate, Señor, de tu misericordia y gran amor que siempre me has mostrado. 7 Pasa por alto los pecados de mi juventud, Señor; mírame con ojos de misericordia y perdón.
8 Bueno eres, Señor, y enseñas el camino recto a cuantos se extravían. 9 Tú diriges a los humildes en la justicia y les enseñas su camino. 10 Tú, Señor, guías con gran amor y fidelidad a quienes guardan tu pacto y obedecen tus decretos.
Daniel ora por su pueblo
9 «Había llegado el primer año del reinado del rey Darío, el hijo de Jerjes. Darío era medo, pero llegó a ser rey de los babilonios. 2 En ese primer año de su reinado yo, Daniel, estaba estudiando el libro del profeta Jeremías, donde el Señor le dice a Jeremías que Jerusalén debía permanecer destruida durante setenta años. 3 Así que rogué a Dios el Señor. Oré, ayuné y me vestí con ropas ásperas, sentándome en ceniza. 4 Oré al Señor mi Dios y le hice esta confesión:
»“Oh Señor, tú eres un Dios grande y maravilloso; tú siempre cumples tus promesas de misericordia hacia aquellos que te aman y viven según tus instrucciones. 5 Pero nosotros hemos actuado muy mal; nos hemos rebelado contra ti y hemos despreciado tus instrucciones. 6 No hemos hecho caso a tus servidores los profetas, quienes hablaron en tu nombre a nuestros reyes, príncipes, a nuestros antepasados y a todo el pueblo de esta tierra.
7 »”¡Oh Señor, tú eres justo, mientras que nosotros siempre estamos avergonzados porque sabemos que hemos actuado mal, tal como nos ves ahora! Sí, todos nosotros, los habitantes de Judá, el pueblo de Jerusalén y todo Israel, esparcidos por todas partes donde tú nos has echado a causa de nuestra deslealtad hacia ti.
8 »”¡Oh Señor, nosotros, nuestros reyes y príncipes, y padres estamos llenos de vergüenza a causa de nuestras malas acciones! 9 Pero tú, Señor, eres nuestro Dios, siempre misericordioso y dispuesto a perdonarnos aun cuando nos hemos rebelado contra ti.
10 »”Oh Señor, Dios nuestro, nosotros te hemos desobedecido; no hemos seguido las instrucciones que nos diste por medio de tus servidores los profetas. 11 Todo Israel ha desobedecido, nos hemos apartado de ti y no hemos hecho caso de tus consejos. Y así tu terrible juicio y castigo, escritos en la ley de Moisés tu servidor, han caído sobre nosotros, por causa de nuestras faltas.
12 »”Y tú has hecho exactamente como nos habías advertido que harías a nosotros y a nuestros gobernantes. Nunca en toda la historia ha habido un desastre semejante a lo que nos pasó en Jerusalén.
13 »”Cada maldición escrita contra nosotros en la ley de Moisés se ha cumplido; todos los males que él predijo nos han sobrevenido. Pero no te hemos buscado, Señor y Dios nuestro, ni hemos dejado nuestro mal obrar ni procurado vivir de acuerdo a tus sabias indicaciones.
14 »”Y por eso el Señor trajo sobre nosotros este desastre. Él es justo en todo lo que hace, pero nosotros no quisimos obedecer.
3 La predicamos a ustedes para que junto con nosotros participen también de la comunión que disfrutamos con el Padre y con Jesucristo, su Hijo. 4 Les escribimos esto para que nuestra alegría sea completa.
Caminemos en la luz
5 Este es el mensaje que Dios nos ha dado para ustedes: Dios es luz y en él no hay tinieblas. 6 Por lo tanto, si afirmamos que somos amigos suyos y seguimos viviendo en las tinieblas, mentimos y no estamos poniendo en práctica la verdad. 7 Pero si, al igual que Cristo, vivimos en la luz, entre nosotros habrá compañerismo, y la sangre de Jesucristo el Hijo de Dios nos limpiará de todo pecado.
8 Si decimos que no tenemos pecado, estamos engañándonos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. 9 Pero si confesamos a Dios nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad. 10 Si afirmamos que no hemos pecado, estamos diciendo que Dios es mentiroso, y eso muestra que su palabra no habita en nosotros.
Nueva Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.