Revised Common Lectionary (Complementary)
10 “Alégrense con Jerusalén, y gócense con ella, todos los que la aman. Regocíjense, todos los que están de duelo por ella, 11 para que mamen y se sacien de los pechos de sus consolaciones, para que absorban y se deleiten a seno lleno”.
12 Porque así ha dicho el SEÑOR: “He aquí que yo extiendo sobre ella la paz como un río, y la gloria de las naciones como un arroyo que se desborda. Mamarán y serán traídos sobre la cadera, y sobre las rodillas serán acariciados. 13 Como aquel a quien su madre consuela, así los consolaré yo a ustedes. En Jerusalén serán consolados. 14 Ustedes lo verán, y se alegrará su corazón; sus huesos florecerán como la hierba. Se dará a conocer que la mano del SEÑOR está con sus siervos, pero su indignación está con sus enemigos.
Alabanza a Dios por sus hechos
66 Al músico principal. Cántico y salmo.
¡Aclamen a Dios con alegría
habitantes de[a] toda la tierra!
2 Canten a la gloria de su nombre; denle la gloria en la alabanza.
3 Digan a Dios:
“¡Cuán admirables son tus obras! Por tu gran poder se someterán a ti tus enemigos.
4 ¡Toda la tierra te adorará y cantará a ti! ¡Cantarán a tu nombre!”. Selah[b]
5 Vengan y vean los actos de Dios, admirable en sus hechos
para con los hijos del hombre.
6 Él convirtió el mar en tierra seca,
y por el río pasaron a pie[c].
¡Regocijémonos en él!
7 Se enseñorea con su poder
para siempre;
sus ojos observan a las naciones para que los rebeldes no se enaltezcan contra él.
Selah[d]
8 ¡Bendigan, oh pueblos, a nuestro Dios! Hagan que se escuche la voz
de su alabanza.
9 Él es quien preservó la vida
a nuestra alma
y no permitió que resbalasen nuestros pies.
La solidaridad cristiana
6 Hermanos, en caso de que alguien se encuentre enredado en alguna transgresión, ustedes que son espirituales restauren al tal con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. 2 Sobrelleven los unos las cargas de los otros y de esta manera cumplirán la ley de Cristo. 3 Porque si alguien estima que es algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña. 4 Así que, examine cada uno su obra, y entonces tendrá motivo de orgullo solo en sí mismo y no en otro; 5 porque cada cual llevará su propia carga.
6 El que recibe instrucción en la palabra comparta toda cosa buena con quien le instruye.
7 No se engañen; Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre siembre, eso mismo cosechará. 8 Porque el que siembra para su carne, de la carne cosechará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. 9 No nos cansemos, pues, de hacer el bien porque a su tiempo cosecharemos, si no desmayamos. 10 Por lo tanto, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.
Conclusión
11 Miren con cuán grandes letras les escribo con mi propia mano. 12 Aquellos que quieren tener el visto bueno en la carne les obligan a ser circuncidados solamente para no ser perseguidos a causa de la cruz de Cristo. 13 Pues ni los que son circuncidados guardan la ley; sin embargo, quieren que ustedes sean circuncidados para gloriarse en su carne. 14 Pero lejos esté de mí el gloriarme sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por medio de quien el mundo me ha sido crucificado a mí y yo al mundo. 15 Porque[a] ni la circuncisión ni la incircuncisión valen nada sino la nueva criatura.
16 Para todos los que anden según esta regla, paz y misericordia sean sobre ellos y sobre el Israel de Dios.
La misión de los setenta
10 Después de estas cosas, el Señor designó a otros setenta[a] a los cuales envió delante de sí de dos en dos a toda ciudad y lugar a donde él había de ir. 2 Y les decía: “A la verdad, la mies es mucha pero los obreros son pocos. Rueguen, pues, al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. 3 ¡Vayan! He aquí yo los envío como corderos en medio de lobos. 4 No lleven bolsa ni alforjas ni calzado; ni saluden a nadie por el camino.
5 “En cualquier casa donde entren, primeramente digan: ‘Paz sea a esta casa’. 6 Si hay allí un hijo de paz, la paz de ustedes reposará sobre él; pero si no, volverá a ustedes. 7 Posen en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que les den porque el obrero es digno de su salario. No anden de casa en casa. 8 En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les pongan delante. 9 Sanen a los enfermos que haya allí y díganles: ‘El reino de Dios se ha acercado[b] a ustedes’.
10 “Pero en cualquier ciudad donde entren y no los reciban, salgan a sus calles y digan: 11 ‘Aun el polvo de su ciudad que se ha pegado a nuestros pies lo sacudimos contra ustedes. Pero sepan esto: que el reino de Dios se ha acercado’[c].
16 El que los escucha me escucha a mí; el que los rechaza me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza al que me envió”.
El regreso de los setenta
17 Los setenta[a] volvieron con gozo, diciendo:
—Señor, ¡aun los demonios se nos sujetan en tu nombre!
18 Él les dijo:
—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. 19 He aquí, les doy autoridad de pisar serpientes, escorpiones y sobre todo el poder del enemigo; y nada les dañará. 20 Sin embargo, no se regocijen de esto, de que los espíritus se les sujeten, sino regocíjense de que sus nombres están inscritos en los cielos.
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