Revised Common Lectionary (Complementary)
Salmo 54 (53)
Es Dios quien me ayuda
54 Al maestro del coro. Con instrumentos de cuerda. Poema para David. 2 Cuando vinieron los de Zif y dijeron a Saúl: “¿No está escondido David entre nosotros?”.
3 ¡Oh Dios, por el honor de tu nombre sálvame,
con tu poder defiende mi causa!
4 ¡Escucha, oh Dios, mi oración,
estate atento a mis palabras!
5 Se alzan contra mí extranjeros,
gente cruel desea mi muerte
sin tener presente a Dios. [ Pausa]
6 Pero es Dios quien me ayuda,
mi Señor está con los que me protegen.
7 Que el mal se vuelva contra mis rivales
y tú, por tu fidelidad, hazlos perecer.
8 Te ofreceré sacrificios voluntarios,
alabaré tu nombre, Señor, porque es bueno.
9 Él me ha librado de todas mis angustias
y he visto a mis enemigos derrotados.
Gedeón y Abimélec (6—9)
Israel oprimido por los madianitas
6 Los israelitas hicieron lo que desagrada al Señor y el Señor los sometió durante siete años al dominio de Madián, 2 que oprimió duramente a Israel. Para librarse de Madián, los israelitas se refugiaron en las hendiduras de las montañas, en las cuevas y en las cumbres escarpadas. 3 Sembraba Israel, pero venía Madián con Amalec y los hijos de Oriente, atacaban a Israel, 4 acampaban en sus tierras y arrasaban las cosechas de la región hasta cerca de Gaza. No dejaban ser vivo en Israel: ni ovejas, ni bueyes, ni asnos. 5 Porque venían numerosos como plaga de langostas, con sus rebaños y sus tiendas y sus camellos que eran innumerables. Invadían el país y lo saqueaban, 6 quedando Israel reducido a una gran miseria por causa de Madián.
7 Suplicaron entonces los israelitas al Señor a causa de la opresión madianita y, ante su clamor, 8 el Señor les envió un profeta que les dijo:
— Esto dice el Señor, Dios de Israel: “Yo les hice subir de Egipto, les saqué de la casa de la esclavitud. 9 Les libré de la mano de los egipcios y de todos los que los oprimían. Los expulsé ante ustedes, les di sus tierras, 10 y les dije: Yo soy el Señor, su Dios. No veneren a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitan; pero ustedes no han escuchado mi voz”.
Pablo y su proclamación del mensaje en Corinto
2 Yo mismo, hermanos, cuando llegué a la ciudad, no les anuncié el proyecto salvador de Dios con alardes de sabiduría o elocuencia. 2 Decidí que entre ustedes debía ignorarlo todo, a excepción de Cristo crucificado; 3 así que me presenté ante ustedes sin recursos y temblando de miedo. 4 Mi predicación y mi mensaje no se apoyaban en una elocuencia inteligente y persuasiva; era el Espíritu con su poder quien los convencía, 5 de modo que la fe de ustedes no es fruto de la sabiduría humana, sino del poder de Dios.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España