Revised Common Lectionary (Complementary)
Salmo 100 (99)
Acudid con gozo a su presencia
100 Salmo de acción de gracias.
Aclama al Señor, tierra entera,
2 servid al Señor con alegría,
acudid con gozo a su presencia.
3 Sabed que el Señor es Dios:
él nos ha hecho y a él pertenecemos;
somos su pueblo, el rebaño que apacienta.
4 Cruzad sus puertas dando gracias,
sus atrios con alabanzas;
dadle gracias y bendecid su nombre,
5 porque el Señor es bueno,
su bondad perdura por siempre,
su fidelidad por generaciones.
David, rey de Israel (1 Cr 11,1-3)
5 Todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David y a decirle:
— Nosotros somos de tu misma raza. 2 Ya antes, aunque Saúl era nuestro rey, eras tú el que dirigías a Israel. Además, el Señor te dijo: “Tú pastorearás a mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel”.
3 Todos los ancianos de Israel llegaron a Hebrón ante el rey, y David hizo con ellos un pacto ante el Señor en Hebrón. Luego ungieron a David como rey de Israel. 4 David tenía treinta años cuando comenzó a reinar y reinó durante cuarenta años: 5 en Hebrón reinó durante siete años y medio sobre Judá, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre Israel y Judá.
La consolidación del reino unificado (5,6—8,18)
Conquista de Jerusalén (1 Cr 11,4-10; 14,1-2)
6 El rey y sus hombres marcharon hacia Jerusalén, contra los jebuseos, habitantes de la región. Estos le dijeron:
— No entrarás aquí. Hasta los ciegos y los cojos te lo impedirán.
Pues pensaban que David no entraría. 7 Pero David conquistó la fortaleza de Sión, la llamada Ciudad de David. 8 Aquel mismo día había dicho:
— El que quiera matar al jebuseo, incluidos los ciegos y los cojos que son enemigos de David, que se acerque por el canal.
Y de ahí viene el dicho: “Ni ciegos ni cojos entrarán en el Templo”. 9 David se instaló en la fortaleza y la llamó Ciudad de David. Luego construyó un muro alrededor, desde el terraplén hasta el palacio. 10 David iba haciéndose cada día más poderoso, pues el Señor, Dios del Universo estaba con él.
11 Jirán, rey de Tiro, envió emisarios a David con madera de cedro, carpinteros y canteros, para construirle un palacio. 12 Entonces David comprendió que el Señor lo había consolidado como rey de Israel y que hacía prosperar su reino por amor a su pueblo Israel.
Parábola de la oveja perdida (Mt 18,12-14)
15 Todos los recaudadores de impuestos y gente de mala reputación solían reunirse para escuchar a Jesús. 2 Al verlo, los fariseos y los maestros de la ley murmuraban:
— Este anda con gente de mala reputación y hasta come con ella.
3 Jesús entonces les contó esta parábola:
4 — ¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y se le pierde una de ellas, no deja en el campo las otras noventa y nueve y va en busca de la que se le había perdido? 5 Cuando la encuentra, se la pone sobre los hombros lleno de alegría 6 y, al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos y les dice: “¡Alegraos conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido!”. 7 Pues yo os digo que, igualmente, hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesiten convertirse.
La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España