Revised Common Lectionary (Complementary)
97 ¡Oh, cuánto amo tu ley! Pienso en ella todo el día. 98 Me hace más sabio que mis enemigos, porque siempre está conmigo. 99 Sí, tengo más entendimiento que mis maestros, porque siempre medito en tus normas. 100 Soy más sabio que los ancianos, porque he obedecido tus mandamientos.
101 He rehusado seguir la senda del mal porque permaneceré obediente a tu palabra. 102 No, no me he apartado de tus leyes, porque tu me has enseñado bien. 103 Qué dulces son tus palabras a mi paladar; son más dulces que la miel. 104 Por tus mandamientos tengo entendimiento; por eso aborrezco todas las formas equivocadas de vivir.
Invitación de la sabiduría y de la necedad
9 La sabiduría ha construido su casa con siete columnas. 2 Ha preparado un banquete, mezcló los vinos y puso la mesa. 3 Ha enviado a sus criadas a lo más alto de la ciudad para que griten: 4 ¡Vengan conmigo los inexpertos! —les dice a los faltos de juicio—. 5 Vengan a mi banquete y beban los vinos que he mezclado. 6 Abandonen su necedad y vivirán; aprendan a ser sabios!
7 Si corriges al burlón sólo conseguirás que te insulte; si corriges al malvado sólo conseguirás que te lastime. 8 No corrijas al burlón pues terminará odiándote; corrige al sabio, y te amará. 9 Enseña al sabio, y será más sabio; enseña al justo, y aprenderá más. 10 Lo primero que hay que hacer para adquirir sabiduría es honrar al Señor; conocer al Santo es tener inteligencia. 11 La sabiduría aumentará tus días y añadirá años a tu vida. 12 Si eres sabio, tu recompensa será la sabiduría; si eres desvergonzado, tú serás el único que sufra.
13 La mujer necia es escandalosa; es ignorante y ni siquiera lo sabe. 14 Se sienta a la puerta de su casa, en lo más alto de la ciudad, 15 llama a los que pasan por allí, a los que andan por el buen camino. 16 ¡Vengan conmigo los inexpertos! —les dice a los faltos de juicio—. 17 El agua robada es más refrescante; y el pan que se come a escondidas sabe mejor! 18 Pero ellos no se dan cuenta que allí está la muerte, y que sus invitados ahora están en el fondo de la fosa.
2 Hijitos míos, les digo esto para que no pequen; pero si alguno peca, tenemos un abogado ante el Padre: a Jesucristo el justo. 2 Él es el sacrificio que fue ofrecido por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
3 ¿Cómo podemos saber que conocemos a Dios? Si obedecemos sus mandamientos. 4 Si alguno dice: «Yo conozco a Dios», pero no obedece sus mandamientos, miente y no dice la verdad. 5 En cambio, el amor a Dios se demuestra cuando obedecemos lo que él manda. Así estamos seguros de que estamos unidos a Dios. 6 El que afirma que está unido a Dios, debe vivir como Jesucristo vivió.
Nueva Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.