Revised Common Lectionary (Complementary)
Salvación de Israel
51 «Escúchenme ustedes,
los que se esfuerzan por actuar con justicia,
los que buscan al SEÑOR.
Miren a la roca de la que fueron cortados;
a la cantera de donde los sacaron.
2 Piensen en su antepasado Abraham,
y en Sara, quien los dio a luz.
Cuando lo llamé él no tenía hijos,
pero lo bendije y se multiplicó».
3 El SEÑOR verdaderamente tiene compasión de Sion.
Él se compadecerá de sus ruinas.
Convertirá en un jardín sus tierras secas,
y el desierto como el jardín del SEÑOR.
El pueblo estará muy feliz, mostrará su alegría,
dará gracias y cantará alabanzas.
4 »Pueblo mío, escúchame.
Atiende a lo que te digo, nación mía.
Porque les enseñaré
y mi justicia resplandecerá como luz a las naciones.
5 Mi justicia salvadora se acerca,
ya llega la salvación de parte mía.
Gobernaré a las naciones con poder.
Los países lejanos tienen puesta su esperanza en mí
y confían en mi poder.
6 Levanten los ojos al cielo
y miren abajo a la tierra.
Porque los cielos se desvanecerán como el humo.
La tierra se desgastará como un vestido
y los que viven en ella morirán como moscas.
Pero mi salvación será eterna
y mi justicia salvadora nunca se acabará.
Te alabo de todo corazón
Canción de David.
1 Yo te alabo de todo corazón;
te entonaré canciones de alabanza delante de los dioses.
2 Dios mío, me inclinaré hacia tu santo templo
y alabaré tu nombre, tu fiel amor y tu lealtad.
Tu nombre está por encima de todos,
porque tú cumples lo que prometes.
3 Dios mío, cuando te pedí ayuda,
tú me respondiste;
me diste ánimo
y renovaste mis fuerzas.
4 SEÑOR, todos los reyes de la tierra te alabarán
cuando escuchen tus palabras.
5 Entonarán canciones que hablarán de lo que hace el SEÑOR,
porque la gloria del SEÑOR es muy grande.
6 El SEÑOR ocupa el lugar más alto por encima de todos los demás,
pero aun así, él nunca abandona a los humildes.
Él siempre sabe lo que hacen los soberbios
y se mantiene alejado de ellos.
7 Dios mío, aunque esté angustiado por los problemas,
tú me salvarás;
me protegerás de la furia de mis enemigos.
8 SEÑOR, tú cumplirás lo que has prometido hacer para mí.
SEÑOR, tu fiel amor es para siempre;
por eso sé que no abandonarás a quienes tú mismo creaste.
Así es la Nueva Vida
12 Por eso hermanos, puesto que Dios nos ha mostrado tanta misericordia, les ruego que entreguen todo su ser como sacrificio vivo a Dios. Esa ofrenda que es su vida debe estar dedicada solamente a Dios para poder agradarle. Esta clase de adoración es la que realmente tiene sentido. 2 No vivan según el modelo de este mundo. Mejor dejen que Dios transforme su vida con una nueva manera de pensar. Así podrán entender y aceptar lo que Dios quiere y también lo que es bueno, perfecto y agradable a él.
3 Por el favor que Dios me ha mostrado, les pido que ninguno se crea mejor que los demás. Más bien, usen su buen juicio para formarse una opinión de sí mismos conforme a la porción de fe que Dios le ha dado a cada uno. 4 Todos tenemos un cuerpo formado de muchas partes y cada una tiene una función distinta. 5 Así pasa con nosotros, somos muchos, pero todos formamos un solo cuerpo en nuestra relación con Cristo. Como parte de ese cuerpo, cada uno pertenece a los demás.
6 Pero Dios en su generoso amor le ha dado a cada uno dones diferentes. Si uno tiene el don de la profecía, que lo use de acuerdo con la fe que tiene. 7 El que recibió el don de servir, que se dedique a servir. El que recibió el don de enseñar, que se dedique a enseñar. 8 El que recibió el don de animar a otros, que se dedique a animarlos. El que recibió el don de dar, hágalo con el sincero deseo de ayudar. El que recibió el don de dirigir, hágalo lo mejor posible. El que recibió el don de ser compasivo con otros, hágalo con alegría.
Pedro dice que Jesús es el Mesías
(Mr 8:27-30; Lc 9:18-21)
13 Cuando Jesús vino a la región de Cesarea de Filipo, les preguntó a sus seguidores:
—¿Quién dice la gente que soy yo, el Hijo del hombre?
14 Ellos contestaron:
—Algunos creen que eres Juan el Bautista, otros dicen que eres Elías y otros que eres Jeremías o uno de los profetas.
15 Jesús les dijo:
—Y ustedes, ¿quién creen que soy yo?
16 Simón Pedro le respondió:
—Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente.
17 Jesús le dijo:
—Simón, hijo de Jonás, qué afortunado eres porque no fue un ser humano el que te lo reveló, sino mi Padre que está en el cielo. 18 También te digo que tú eres Pedro, y construiré mi iglesia sobre esta roca.[a] Las fuerzas de la muerte[b] no la derrotarán. 19 Te daré las llaves del reino de Dios. Si tú juzgas a alguien aquí en la tierra, Dios lo juzgará en el cielo. A quien perdones aquí en la tierra, Dios también lo perdonará en el cielo.[c]
20 Entonces Jesús les advirtió a sus seguidores que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
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