Revised Common Lectionary (Complementary)
23 »Oh, que mis palabras fueran grabadas;
oh, que quedaran escritas en un monumento,
24 talladas con cincel de hierro y rellenas de plomo,
y labradas en la roca para siempre.
25 »Pero en cuanto a mí, sé que mi Redentor vive,
y un día por fin estará sobre la tierra.
26 Y después que mi cuerpo se haya descompuesto,
¡todavía en mi cuerpo veré a Dios![a]
27 Yo mismo lo veré;
así es, lo veré con mis propios ojos.
¡Este pensamiento me llena de asombro!
Oración de David.
17 Oh Señor, oye mi ruego pidiendo justicia;
escucha mi grito de auxilio.
Presta oído a mi oración,
porque proviene de labios sinceros.
2 Declárame inocente,
porque tú ves a los que hacen lo correcto.
3 Pusiste a prueba mis pensamientos y examinaste mi corazón durante la noche;
me has escudriñado y no encontraste ningún mal.
Estoy decidido a no pecar con mis palabras.
4 He seguido tus mandatos,
los cuales me impidieron ir tras la gente cruel y perversa.
5 Mis pasos permanecieron en tu camino;
no he vacilado en seguirte.
6 Oh Dios, a ti dirijo mi oración porque sé que me responderás;
inclínate y escucha cuando oro.
7 Muéstrame tu amor inagotable de maravillosas maneras.
Con tu gran poder rescatas
a los que buscan refugiarse de sus enemigos.
8 Cuídame como cuidarías tus propios ojos;[a]
escóndeme bajo la sombra de tus alas.
9 Protégeme de los perversos que me atacan,
del enemigo mortal que me rodea.
Acontecimientos previos a la segunda venida del Señor
2 Ahora, amados hermanos, aclaremos algunos aspectos sobre la venida de nuestro Señor Jesucristo y cómo seremos reunidos para encontrarnos con él. 2 No se dejen perturbar ni se alarmen tan fácilmente por los que dicen que el día del Señor ya ha comenzado. No les crean, ni siquiera si afirman haber tenido una visión espiritual, una revelación o haber recibido una carta supuestamente de nosotros. 3 No se dejen engañar por lo que dicen. Pues aquel día no vendrá hasta que haya una gran rebelión contra Dios y se dé a conocer el hombre de anarquía,[a] aquel que trae destrucción.[b] 4 Se exaltará a sí mismo y se opondrá a todo lo que la gente llame «dios» y a cada objeto de culto. Incluso se sentará en el templo de Dios y afirmará que él mismo es Dios.
5 ¿No se acuerdan de que les mencioné todo esto cuando estuve con ustedes?
Los creyentes deben permanecer firmes
13 En cuanto a nosotros, no podemos más que agradecerle a Dios por ustedes, queridos hermanos, amados por el Señor. Siempre estamos agradecidos de que Dios los eligió para que estén entre los primeros en experimentar[a] la salvación, una salvación que vino mediante el Espíritu—quien los hace santos—y por creer en la verdad. 14 Él los llamó a la salvación cuando les anunciamos la Buena Noticia; ahora pueden participar de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
15 Con todo esto en mente, amados hermanos, permanezcan firmes y sigan bien aferrados a las enseñanzas que les transmitimos tanto en persona como por carta.
16 Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, quien nos amó y por su gracia nos dio consuelo eterno y una esperanza maravillosa, 17 los conforten y fortalezcan en todo lo bueno que ustedes hagan y digan.
Discusión acerca de la resurrección
27 Después se acercaron a Jesús algunos saduceos, líderes religiosos que dicen que no hay resurrección de los muertos. 28 Le plantearon la siguiente pregunta:
—Maestro, Moisés nos dio una ley que dice que si un hombre muere y deja a una esposa sin haber tenido hijos, su hermano debe casarse con la viuda y darle un hijo para que el nombre del hermano continúe.[a] 29 Ahora bien, supongamos que había siete hermanos. El mayor se casó y murió sin dejar hijos. 30 Entonces el segundo hermano se casó con la viuda, pero él también murió. 31 Luego el tercer hermano se casó con ella. Lo mismo sucedió con los siete, quienes murieron sin dejar hijos. 32 Por último, la mujer también murió. 33 Entonces dinos, ¿de quién será esposa en la resurrección? ¡Pues los siete estuvieron casados con ella!
34 Jesús respondió:
—El matrimonio es para las personas aquí en la tierra; 35 pero en el mundo que vendrá, los que sean dignos de ser levantados de los muertos no se casarán, ni se darán en casamiento, 36 ni volverán a morir. En este sentido, serán como ángeles. Ellos son hijos de Dios e hijos de la resurrección.
37 »Ahora bien, en cuanto a si los muertos resucitarán, hasta Moisés demostró esto cuando escribió acerca de la zarza ardiente. Mucho después de que Abraham, Isaac y Jacob murieron, él se refirió al Señor[b] como “el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”[c]. 38 Por lo tanto, él es Dios de los que están vivos, no de los muertos, porque todos están vivos para él.
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