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Revised Common Lectionary (Complementary)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with thematically matched Old and New Testament readings.
Duration: 1245 days
Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Hechos 16:9-15

Esa noche Pablo tuvo una visión. Puesto de pie, un hombre de Macedonia—al norte de Grecia—le rogaba: «¡Ven aquí a Macedonia y ayúdanos!». 10 Entonces decidimos[a] salir de inmediato hacia Macedonia, después de haber llegado a la conclusión de que Dios nos llamaba a predicar la Buena Noticia allí.

En Filipos, Lidia cree en Jesús

11 Subimos a bordo de un barco en Troas, navegamos directo a la isla de Samotracia y, al día siguiente, desembarcamos en Neápolis. 12 De allí llegamos a Filipos, una ciudad principal de ese distrito de Macedonia y una colonia romana. Y nos quedamos allí varios días.

13 El día de descanso nos alejamos un poco de la ciudad y fuimos a la orilla de un río, donde pensamos que la gente se reuniría para orar, y nos sentamos a hablar con unas mujeres que se habían congregado allí. 14 Una de ellas era Lidia, de la ciudad de Tiatira, una comerciante de tela púrpura muy costosa, quien adoraba a Dios. Mientras nos escuchaba, el Señor abrió su corazón y aceptó lo que Pablo decía. 15 Ella y los de su casa fueron bautizados, y nos invitó a que fuéramos sus huéspedes. «Si ustedes reconocen que soy una verdadera creyente en el Señor—dijo ella—, vengan a quedarse en mi casa». Y nos insistió hasta que aceptamos.

Salmos 67

Para el director del coro: cántico. Salmo, acompáñese con instrumentos de cuerda.

67 Que Dios tenga misericordia y nos bendiga;
    que su rostro nos sonría con favor. Interludio

Que se conozcan tus caminos en toda la tierra
    y tu poder salvador entre los pueblos por todas partes.
Que las naciones te alaben, oh Dios;
    sí, que todas las naciones te alaben.
Que el mundo entero cante de alegría,
    porque tú gobiernas a las naciones con justicia
    y guías a los pueblos del mundo. Interludio

Que las naciones te alaben, oh Dios;
    sí, que todas las naciones te alaben.
Entonces la tierra dará sus cosechas,
    y Dios, nuestro Dios, nos bendecirá en abundancia.
Así es, Dios nos bendecirá,
    y gente de todo el mundo le temerá.

Apocalipsis 21:10

10 Así que me llevó en el Espíritu[a] a una montaña grande y alta, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, desde la presencia de Dios.

Apocalipsis 21:22-22:5

22 No vi ningún templo en la ciudad, porque el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero son el templo. 23 La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna, porque la gloria de Dios ilumina la ciudad, y el Cordero es su luz. 24 Las naciones caminarán a la luz de la ciudad, y los reyes del mundo entrarán en ella con toda su gloria. 25 Las puertas nunca se cerrarán al terminar el día porque allí no existe la noche. 26 Todas las naciones llevarán su gloria y honor a la ciudad. 27 No se permitirá la entrada a ninguna cosa mala[a] ni tampoco a nadie que practique la idolatría y el engaño. Solo podrán entrar los que tengan su nombre escrito en el libro de la vida del Cordero.

22 Luego el ángel me mostró un río con el agua de la vida, era transparente como el cristal y fluía del trono de Dios y del Cordero. Fluía por el centro de la calle principal. A cada lado del río crecía el árbol de la vida, el cual produce doce cosechas de fruto,[b] y una cosecha nueva cada mes. Las hojas se usaban como medicina para sanar a las naciones.

Ya no habrá más maldición sobre ninguna cosa, porque allí estará el trono de Dios y del Cordero, y sus siervos lo adorarán. Verán su rostro y tendrán su nombre escrito en la frente. Allí no existirá la noche—no habrá necesidad de la luz de lámparas ni del sol—porque el Señor Dios brillará sobre ellos. Y ellos reinarán por siempre y para siempre.

Juan 14:23-29

23 Jesús contestó:

—Todos los que me aman harán lo que yo diga. Mi Padre los amará, y vendremos para vivir con cada uno de ellos. 24 El que no me ama no me obedece. Y recuerden, mis palabras no son mías; lo que les hablo proviene del Padre, quien me envió. 25 Les digo estas cosas ahora, mientras todavía estoy con ustedes. 26 Sin embargo, cuando el Padre envíe al Abogado Defensor como mi representante—es decir, al Espíritu Santo—, él les enseñará todo y les recordará cada cosa que les he dicho.

27 »Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo. 28 Recuerden lo que les dije: me voy, pero volveré a ustedes. Si de veras me amaran, se alegrarían de que voy al Padre, quien es más importante que yo. 29 Les he dicho estas cosas antes de que sucedan para que, cuando sucedan, ustedes crean.

Juan 5:1-9

Jesús sana a un hombre cojo

Después Jesús regresó a Jerusalén para la celebración de uno de los días sagrados de los judíos. Dentro de la ciudad, cerca de la puerta de las Ovejas, se encontraba el estanque de Betesda,[a] que tenía cinco pórticos cubiertos. Una multitud de enfermos—ciegos, cojos, paralíticos—estaban tendidos en los pórticos.[b] Uno de ellos era un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio y supo que hacía tanto que padecía la enfermedad, le preguntó:

—¿Te gustaría recuperar la salud?

—Es que no puedo, señor—contestó el enfermo—, porque no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando se agita el agua. Siempre alguien llega antes que yo.

Jesús le dijo:

—¡Ponte de pie, toma tu camilla y anda!

¡Al instante, el hombre quedó sano! Enrolló la camilla, ¡y comenzó a caminar! Pero ese milagro sucedió el día de descanso,

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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