Revised Common Lectionary (Complementary)
Salmo de agradecimiento.
100 ¡Aclamen con alegría al Señor, habitantes de toda la tierra!
2 Adoren al Señor con gozo.
Vengan ante él cantando con alegría.
3 ¡Reconozcan que el Señor es Dios!
Él nos hizo, y le pertenecemos;[a]
somos su pueblo, ovejas de su prado.
4 Entren por sus puertas con acción de gracias;
vayan a sus atrios con alabanza.
Denle gracias y alaben su nombre.
5 Pues el Señor es bueno.
Su amor inagotable permanece para siempre,
y su fidelidad continúa de generación en generación.
Esperanza para el pueblo de Dios
17 »Los israelitas son como ovejas
que han sido esparcidas por los leones.
Primero los devoró el rey de Asiria.
Después Nabucodonosor,[a] rey de Babilonia, les quebró los huesos».
18 Por lo tanto, esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales,
Dios de Israel:
«Ahora, castigaré al rey de Babilonia y a su tierra
de la misma manera que castigué al rey de Asiria.
19 Traeré a Israel de regreso a su hogar, a su propia tierra,
para comer en los campos de Carmelo y Basán,
y para quedar saciado una vez más
en la zona montañosa de Efraín y Galaad.
20 En esos días—dice el Señor—,
no se encontrará pecado en Israel ni en Judá,
porque perdonaré al remanente que yo guarde.
31 Una vez más, la gente tomó piedras para matarlo. 32 Jesús dijo:
—Bajo la dirección de mi Padre, he realizado muchas buenas acciones. ¿Por cuál de todas ellas me van a apedrear?
33 —No te apedreamos por ninguna buena acción, ¡sino por blasfemia!—contestaron—. Tú, un hombre común y corriente, afirmas ser Dios.
34 Jesús respondió:
—En sus propias Escrituras[a] está registrado que Dios les dijo a ciertos líderes del pueblo: “Yo digo que ustedes son dioses”[b]. 35 Y ustedes bien saben que las Escrituras no pueden ser modificadas. Así que, si a las personas que recibieron el mensaje de Dios se les llamó “dioses”, 36 ¿por qué ustedes me acusan de blasfemar cuando digo: “Soy el Hijo de Dios”? Después de todo, el Padre me separó y me envió al mundo. 37 No me crean a menos que lleve a cabo las obras de mi Padre; 38 pero si hago su trabajo, entonces crean en las obras milagrosas que he hecho aunque no me crean a mí. Entonces sabrán y entenderán que el Padre está en mí y yo estoy en el Padre.
39 Una vez más trataron de arrestarlo, pero él se escapó y los dejó. 40 Se fue al otro lado del río Jordán, cerca del lugar donde Juan bautizaba al principio, y se quedó un tiempo allí. 41 Y muchos lo siguieron. «Juan no hacía señales milagrosas—se comentaban unos a otros—, pero todo lo que dijo acerca de este hombre resultó ser cierto». 42 Y muchos de los que estaban allí creyeron en Jesús.
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