Revised Common Lectionary (Complementary)
Para el director del coro: salmo[a] de David, acerca de cuando los zifeos fueron a decirle a Saúl: «Sabemos dónde se esconde David». Acompáñese con instrumentos de cuerda.
54 ¡Ven con tu gran poder, oh Dios, y rescátame!
Defiéndeme con tu poder.
2 Escucha mi oración, oh Dios;
presta atención a mi ruego.
3 Pues me atacan desconocidos;
gente violenta trata de matarme.
No les importa Dios en lo más mínimo. Interludio
4 Pero Dios es mi ayudador;
¡el Señor me mantiene con vida!
5 Que los planes malvados de mis enemigos se tornen en su contra;
haz lo que prometiste y acaba con ellos.
6 Sacrificaré una ofrenda voluntaria a ti;
alabaré tu nombre,
porque es bueno, oh Señor.
7 Pues me libraste de mis dificultades
y me ayudaste a triunfar sobre mis enemigos.
Gedeón, juez de Israel
6 Los israelitas hicieron lo malo a los ojos del Señor. Entonces el Señor los entregó a los madianitas durante siete años. 2 Los madianitas eran tan crueles que los israelitas hicieron escondites en los montes, en las cuevas y en lugares fortificados. 3 Cada vez que los israelitas sembraban sus cultivos, venían saqueadores de Madián, de Amalec y del pueblo del oriente, y atacaban a Israel. 4 Acampaban en territorio israelita y destruían las cosechas hasta la región de Gaza. Se llevaban todas las ovejas, las cabras, el ganado y los burros, y dejaban a los israelitas sin qué comer. 5 Estas multitudes enemigas, que venían con sus animales y sus carpas, eran como una plaga de langostas; llegaban en numerosas manadas de camellos, imposibles de contar, y no se iban hasta que la tierra quedaba desolada. 6 Así que Israel se moría de hambre en manos de los madianitas. Entonces los israelitas clamaron al Señor por ayuda.
7 Cuando clamaron al Señor a causa de Madián, 8 el Señor les envió un profeta, quien dijo al pueblo de Israel: «Esto dice el Señor, Dios de Israel: “Yo te saqué de la esclavitud en Egipto. 9 Te rescaté de los egipcios y de todos los que te oprimían. Expulsé a tus enemigos y te di sus tierras. 10 Te dije: ‘Yo soy el Señor, tu Dios. No debes rendir culto a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ahora vives’. Pero no me hiciste caso”».
Pablo y su mensaje de sabiduría
2 Amados hermanos, la primera vez que los visité, no me valí de palabras elevadas ni de una sabiduría impresionante para contarles acerca del plan secreto de Dios.[a] 2 Pues decidí que, mientras estuviera con ustedes, olvidaría todo excepto a Jesucristo, el que fue crucificado. 3 Me acerqué a ustedes en debilidad: con timidez y temblor. 4 Y mi mensaje y mi predicación fueron muy sencillos. En lugar de usar discursos ingeniosos y persuasivos, confié solamente en el poder del Espíritu Santo. 5 Lo hice así para que ustedes no confiaran en la sabiduría humana sino en el poder de Dios.
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