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Revised Common Lectionary (Complementary)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with thematically matched Old and New Testament readings.
Duration: 1245 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Levítico 19:1-2

Llamada a la santidad (19,1-37)

Obligaciones religioso-cultuales

19 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

— Habla a todos los israelitas y diles: Sean santos, porque yo el Señor, su Dios, soy santo.

Levítico 19:15-18

15 No procederás injustamente en los juicios, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al poderoso; juzgarás con justicia a tu prójimo. 16 No andarás difamando a los de tu pueblo. No pondrás en peligro la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor.

17 No guardarás odio a tu hermano en tu corazón; reprenderás a tu prójimo y así no participarás de su pecado.

18 No serás rencoroso ni vengativo con tus compatriotas, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.

Salmos 1

Salmo 1

Dichoso quien se complace en la ley del Señor

Dichoso quien no sigue el consejo de los malvados,
ni en la senda de los pecadores se detiene,
ni en compañía de los necios se sienta,
sino que se complace en la ley del Señor
sobre la que reflexiona día y noche.
Es como un árbol plantado junto al arroyo:
da fruto a su tiempo y no se secan sus hojas;
consigue todo cuanto emprende.
No ocurre así a los malvados,
paja que el viento arrastra.
No vencerán los malvados en el juicio,
ni los pecadores en la asamblea de los justos
pues el Señor protege la senda de los justos
mientras la senda de los malvados se desvanece.

1 Tesalonicenses 2:1-8

I.— MINISTERIO DE PABLO EN TESALÓNICA (2—3)

Recordando la evangelización de Tesalónica

Saben, hermanos, que nuestra estancia entre ustedes no fue infructuosa. Al contrario, recientes aún los sufrimientos y los ultrajes que, como están enterados, tuvimos que padecer en Filipos, llenos de confianza en nuestro Dios, les anunciamos su mensaje evangélico en medio de una fuerte oposición. Nuestra exhortación, en efecto, nunca se ha basado en el engaño, en turbios motivos o en el fraude; si hablamos, es porque Dios nos ha juzgado dignos de confiarnos su buena noticia. Y no tratamos de complacer a la gente, sino a Dios, que examina lo más profundo de nuestro ser. Dios es testigo, y bien lo saben, de que jamás nos hemos valido de palabras aduladoras, ni hemos buscado astutamente el provecho propio. Como tampoco hemos buscado glorias humanas, ni de ustedes ni de nadie. Y aunque, como apóstoles de Cristo, podíamos habernos presentado con todo el peso de la autoridad, preferimos comportarnos entre ustedes con dulzura, como una madre que cuida de sus hijos. Sentíamos tal cariño por ustedes que estábamos dispuestos a entregarles no sólo el mensaje evangélico de Dios, sino incluso nuestra propia vida. ¡Hasta ese punto había llegado nuestro amor!

Mateo 22:34-46

El mandamiento más importante (Mc 12,28-34, Lc 10,25-28)

34 Cuando los fariseos oyeron que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en torno a él 35 y uno de ellos, doctor en la ley, le preguntó con intención de tenderle una trampa:

36 — Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?

37 Jesús le contestó:

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu inteligencia. 38 Este es el primer mandamiento y el más importante. 39 Pero hay un segundo mandamiento que es parecido a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 En estos dos mandamientos se resume toda la ley de Moisés y la enseñanza de los profetas.

¿De quién es hijo el Mesías? (Mc 12,35-37; Lc 20,41-44)

41 Jesús abordó a los fariseos cuando se hallaban reunidos, y les preguntó:

42 — ¿Qué piensan ustedes acerca del Mesías? ¿De quién es hijo?

Le contestaron:

— De David.

43 Jesús les replicó:

— Entonces, ¿cómo es que David, inspirado por el Espíritu, lo llama Señor, cuando dice:

44 Dijo el Señor a mi Señor:
“Siéntate a mi derecha
hasta que yo ponga a tus enemigos
debajo de tus pies”?

45 Pues si David lo llama Señor, ¿cómo puede el Mesías ser hijo suyo?

46 A esto nadie supo qué contestar. A partir de aquel día, ninguno se atrevió ya a plantearle más preguntas.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España