Revised Common Lectionary (Complementary)
Lamento del profeta
7 Me persuadiste[a], oh Señor, y quedé persuadido[b];
fuiste más fuerte que yo y prevaleciste(A).
He sido el hazmerreír cada día(B);
todos se burlan de mí(C).
8 Porque cada vez que hablo, grito;
proclamo: ¡Violencia, destrucción(D)!
Pues la palabra del Señor ha venido a ser para mí
oprobio y escarnio(E) cada día.
9 Pero si digo: No le recordaré(F)
ni hablaré más en su nombre,
esto se convierte dentro de mí[c] como fuego ardiente
encerrado en mis huesos;
hago esfuerzos por contenerlo(G),
y no puedo(H).
10 Porque he oído las murmuraciones de muchos:
¡Terror por todas partes(I)!
¡Denunciadle, denunciémosle(J)!
Todos mis amigos de confianza[d](K),
esperando mi caída, dicen:
Tal vez será persuadido[e], prevaleceremos contra él
y tomaremos de él nuestra venganza(L).
11 Pero el Señor está conmigo como campeón temible;
por tanto, mis perseguidores tropezarán y no prevalecerán(M).
Quedarán muy avergonzados, pues no han triunfado(N),
tendrán afrenta perpetua que nunca será olvidada(O).
12 Oh Señor de los ejércitos, que pruebas al justo,
que ves las entrañas[f] y el corazón,
vea yo tu venganza sobre[g] ellos(P),
pues a ti he encomendado mi causa(Q).
13 Cantad al Señor, alabad al Señor(R),
porque ha librado el alma del pobre
de manos de los malvados(S).
7 Pues por amor de ti he sufrido vituperio(A);
la ignominia ha cubierto mi rostro(B).
8 Me he convertido en extraño para mis hermanos,
y en extranjero para los hijos de mi madre(C).
9 Porque el celo por tu casa me ha consumido(D),
y los vituperios de los que te injurian han caído sobre mí(E).
10 Cuando lloraba afligiendo con ayuno mi alma(F),
eso se convirtió en afrenta para mí.
11 Cuando hice de cilicio mi vestido(A),
me convertí en proverbio para ellos(B).
12 Hablan de mí los que se sientan a la puerta(C),
y soy la canción[a](D) de los borrachos.
13 Pero yo elevo a ti mi oración, oh Señor, en tiempo propicio(E);
oh Dios, en la grandeza de tu misericordia(F),
respóndeme con tu verdad salvadora[b].
14 Sácame del cieno(G) y no dejes que me hunda;
sea yo librado de los que me odian(H), y de lo profundo de las aguas(I).
15 No me cubra la corriente de las aguas(J),
ni me trague el abismo,
ni el pozo cierre sobre mí su boca(K).
Muertos al pecado
6 ¿Qué diremos, entonces(A)? ¿Continuaremos en pecado para que la gracia abunde(B)? 2 ¡De ningún modo(C)! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él(D)? 3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados(E) en Cristo Jesús(F), hemos sido bautizados en su muerte? 4 Por tanto, hemos sido sepultados con Él por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos(G) por la gloria del Padre(H), así también nosotros andemos en novedad de vida(I). 5 Porque si hemos sido unidos[a] a Él en la semejanza[b] de su muerte(J), ciertamente lo seremos también en la semejanza de su resurrección, 6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre(K) fue crucificado con Él(L), para que nuestro cuerpo de pecado(M) fuera destruido[c], a fin de que ya no seamos esclavos del pecado; 7 porque el que ha muerto, ha sido libertado[d] del pecado(N). 8 Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con Él(O), 9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos(P), no volverá a morir; ya la muerte no tiene dominio sobre Él(Q). 10 Porque en cuanto Él murió, murió al pecado de una vez para siempre; pero en cuanto vive, vive para Dios. 11 Así también vosotros, consideraos muertos para el pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús[e](R).
Palabras de aliento a los doce
24 Un discípulo[a] no está por encima del maestro, ni un siervo por encima de su señor(A). 25 Le basta al discípulo llegar a ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al dueño de la casa(B) lo han llamado Beelzebú(C), ¡cuánto más a los de su casa! 26 (D)Así que no les temáis, porque nada hay encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que no haya de saberse(E). 27 Lo que os digo en la oscuridad, habladlo en la luz(F); y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas(G). 28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel(H) que puede hacer perecer[b] tanto el alma como el cuerpo en el infierno[c](I). 29 ¿No se venden dos pajarillos[d] por un cuarto[e](J)? Y sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin permitirlo vuestro Padre. 30 Y hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados(K). 31 Así que no temáis; vosotros valéis más que muchos pajarillos[f](L). 32 Por tanto, todo el que me[g] confiese delante de los hombres, yo también le[h] confesaré delante de mi Padre que está en los cielos(M). 33 Pero cualquiera que me niegue delante de los hombres(N), yo también lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos.
El costo del discipulado
34 (O)No penséis que vine a traer[i] paz a la tierra; no vine a traer[j] paz, sino espada. 35 Porque vine a poner al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra(P); 36 y los enemigos del hombre serán los de su misma casa(Q). 37 El que ama al padre o a la madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a mí, no es digno de mí(R). 38 Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí(S). 39 El que ha hallado su vida, la perderá; y el que ha perdido su vida por mi causa, la hallará(T).
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